Nadie esperaba que la Fiscal de Baltimore, Stephanie Rawlings-Blake, anunciara hoy su opinión sobre los hechos que rodearon a la muerte del ciudadano “afro”americano Freddie Gray. Ni menos que acusara a seis de los policías de homicidio, premeditado en el caso de uno de ellos.
Se suponía que el caso habría requerido de una detenida investigación, como en los incidentes registrados antes en Ferguson y Long Island, en los cuales también fallecieron individuos de la raza negra por resistirse a la orden de detenerse dada por los policías.
Acaso la celeridad se explique por lo que dijera ayer la alcaldesa de la ciudad, Marilyn Mosbey, cuando confirmó que el informe de la Policía sobre el incidente estaba en manos de la Fiscal y que ésta hablaría a la prensa al día siguiente, o sea hoy. Mosbey adelantó que esta vez si se le haría justicia a Freddie Gray.
Si no es ahora, dijo, que tenemos un alcalde, un jefe de policía y una fiscal afrocamericanas en la ciudad ¿cuándo podríamos administrar justicia? Con ello quiso decir justicia “para los negros”, pues en su criterio y el de los que como ella piensan (liberales y progresistas) la justicia del sistema en vigencia perjudica a las minorías, sobre todo negra.
Puesto que la Policía es la institución que por mandato de la Constitución debe velar por la seguridad interna con aplicación indiscriminada de la ley, el progresismo propone minarla y desprestigiarla. La justicia tradicional tiene que ser sustituída por un nuevo concepto, el de la justicia social encuadrada dentro del marco de la transformación radical del sistema, según ellos.
La Fiscal Mosbey, nueva en sus funciones, apareció firme y convencida en lo que dijo frente a las cámaras. Los reporteros le pidieron que respaldase con pruebas algunas de sus graves acusaciones, pero se negó aduciendo que ello será parte del proceso ulterior. Dichas pruebas las obtuvo, dijo, con la ayuda de un grupo de investigadores, independiente del que elaboró el informe policial.
Según la Fiscal, Gray fue apresado sin motivo. No se lo sujetó al asiento de la furgoneta con cinturón de seguridad, que es mandatario. Y no se le asistió cuando pidió ayuda médica al sentir malestar. Dijo que pidió un inhalador para respirar, como si tuviera asma. No ofreció detalles sobre si el daño en la espina dorsal se produjo en la furgoneta y cómo, o si existía con anterioridad.
Muchos de los momentos últimos de la vida de Gray, de 25 años de edad, parecen contados a viva voz y grabados por la propia Mosbey o uno de sus investigadores. Y como que la furgoneta tenía cámaras de vigilancia por todo lado, capaces hasta de grabar post mortem el pensamiento de la víctima, según se desprende de las conclusiones de la Fiscal.
Ésta y Al Sharpton, enviado por Obama y la nueva Fiscal General Loretta Lynch para asesorarla, tendrán que explicar por qué la Policía no mató a Freddie Gray en las innumerables veces anteriores en las que lo capturó por vender cocaína. Desde la cima en la Casa Blanca hasta las bases se propala que la meta de la Policía ha sido y es cazar y matar negros.
La doctora Mosbey confesó en su intervención que su padre y madre fueron policías en Baltimore y que su abuelo fue el primer negro policía en Massachusetts. ¿Acaso sus padres y abuelo estaban exentos de asistir a las lecciones en las cuales se enseñaba a los policías blancos cómo salir de cacería de negros?
La Asociación de Policías de Baltimore difundió un comunicado mesurado de protesta por el arrebato de la Fiscal, reiterando que los uniformados no hicieron sino cumplir con su deber. Alegan, además, que existe conflicto de intereses entre la Fiscal y el abogado defensor de Gray, por lazos de parentesco.
El caso dista de haber concluído. La Policía se defenderá como institución y los seis involucrados podrían hacerlo de modo individual. Se ha pedido un Investigador Independiente. Luego se nombrará un jurado, como en Ferguson. Desde ya resulta ridículo acusar a uno de los policías de homicidio premeditado (eso es asesinato en segundo grado en las leyes de Maryland), por no haber atado al reo con un cinturón de seguridad.
Tendrán que exhibirse las pruebas de médicas y de autopsia que revelen las causas reales de la muerte de Gray, de su rotura de cuello y espina dorsal, los golpes dentro de la cabina de la furgoneta, las causales de su apresamiento, si hubo o no violencia policial antes y después de arrestarlo y muchos más detalles.
Lo que no necesita más demostración es propósito existente de corroer el sistema que ha regido en los Estados Unidos desde 1776/1778. A la Constitución se la viola a diario, las Fuerzas Armadas están carcomidas y desmoralizadas y ahora le toca el turno a la institución policial, a la que quieren “federalizarla”, es decir extraerla del control estatal y ponerla en manos de Washington.
Los servicios de salud, manejados por el sector privado, han sido los mejores del mundo y los pioneros en innovación científica y tecnológica. Con la puesta en marcha del Obamacare va camino de la “federalización”. ¿Luego será la policía y la administración de justicia? El país en su conjunto parece hallarse en tránsito hacia un deterioro sin retorno.
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