Hay quienes mienten por conveniencia, para ocultar un delito o por defecto morboso de su personalidad. En todo caso, son despreciables y deben ser sometidos al peso de la ley si la infringen. Pero el problema sube de punto si el mentiroso congénito llega al poder y hace de la mentira una política de Estado.
Tal parece ser el caso de Barack Hussein Obama. Inquilino por más de seis años en la Casa Blanca y nadie sabe dónde nació ni cómo obtuvo su tarjeta de Seguridad Social (base de la Cédula de Identidad) o la beca que dicen que obtuvo de la Fundación Fulbright para estudiantes extranjeros.
El caos del Medio Oriente, destrozado por el terrorismo musulmán que él jamás quiso evitar, se lo entiende mejor gracias a los documentos de la Inteligencia Militar que comienzan a salir a la luz. Los expertos, ahora se sabe, le advirtieron que Irak no debía quedar desprotegida en el 2011, cuando Obama ordenó de todos modos el retiro total de tropas.
Los documentos prueban que para entonces Obama fue informado de que Al Qaida estaba en pleno vigor y vigencia, tal como lo estaba su líder Osama Bin Laden. Éste murió en un operativo de comandos en mayo del 2011. Los documentos secuestrados allí confirman lo que el criterio militar decía sobre el peligro terrorista y las mentiras subsiguientes de Obama al respecto.
Más de un millón de documentos fueron colectados por los navyseals de la residencia pakistaní en que estaba oculto Bin Laden. Apenas 120 se publican, con la noticia de que nadie había revisado ninguno de ellos en más de un año (¿por orden de quién?). En los pocos conocidos se ratifica que Bin Laden tenía el control pleno del operativo global del terror en el globo, hasta en los más mínimos detalles.
Hussein Obama justificó el retiro de tropas del Irak en el 2011 indicando que el gobierno de Maliki era autosuficiente para defenderse. Lo decía convencido de lo contrario. Dijo también que con la muerte de Bin Laden se sellaba el fin de Al Qaida. Tenía en sus manos las notas de sus asesores, que sostenían lo contrario.
Ahora se sabe que Bin Laden planeó las insurrecciones musulmanas en el África del Norte y el Oeste, así como en Siria y el Irak.También queda muy en claro que el régimen autocrático del Ayatola del Irán trabajaba y trabaja en íntima conexión con Al Qaida, reiterando la teoría de que, en último término, sunnis y chiitas son lo mismo en cuanto a la exhortación “Death to America” (muerte a los Estados Unidos) proferida por el Ayatola.
Dentro del marco de la mentira como política de Estado, aterra concluir que la masacre de Benghazi pudo evitarse. Inteligencia Militar advirtió con diez días de anticipación al gobierno Obama que se planeaba un ataque terrorista en el consulado libanés, exactamente para el 11 de septiembre del 2012 y para conmemorar el 9/11 del 2001.
Obama y Hillary Clinton le mintieron al pueblo norteamericano y al mundo al decir que la reacción de ese día fue espontánea, debida a un video anti islámico difundido por Internet. Hillary llegó cínicamente a prometer a familiares de los cuatro asesinados en Benghazi en el funeral, que “se haría justicia” capturando “al autor del video”.
Obama ordenó a la entonces embajadora en Naciones Unidas Susan Rice que fuese a los canales de TV un domingo subsiguiente a la catástrofe de Benghazi, para continuar con la mentira de que el acto terrorista no fue tal, sino una protesta espontánea ocasionada por un video que nadie recuerda haberlo visto.
Se trataba del 2012, vísperas de las elecciones de noviembre para la reelección y Obama quería seguir mintiendo a los electores sobre una supuesta derrota al terrorismo. En ello le ayudó su opositor republicano Mitt Romney, quien en una entrevista de TV evitó hacerle preguntas clave sobre el tema. Fui allí que Romney perdió para siempre la batalla.
¿Por qué el embajador Christopher Stevens estaba en Libia? El ex Sub Director de la CIA, Mike Morell, en entrevista para FoxNews, admitió que el gobierno Obama conocía que se tramitaba un envío de armas a AlQaida de Siria desde Benghazi. Evitó ser explícito sobre el papel de la CIA en ese negocio, pero negó que en el ataque terrorista haya influído ningún video.
Obama y Hillary mienten como si fuese una función natural en ellos, como la de respirar. Es aplastante la montaña de mentiras de Hillary sobre los centenares de millones de dóles recibidos como coimas para la Fundación Clinton, de los cuales ni el 15% destina a obras caritativas. Rush Limbaugh califica a esa fundación como la Clinton Crime Family Foundation.
Hillary tiene como constante maestro en la mentira a su cónyuge Bill. Degradó a la Oficina Oval de la Casa Blanca cuando forzó a Monica Lewinsky, joven que hacía una pasantía, a practicar con él sexo oral. Fue denunciado por otra víctima de su acoso sexual, negó sistemáticamente, pero a la postre hubo pruebas DNA del delito y el Congreso le inició el proceso de interpelación.
John F. Kennedy fue un incontenible sexual, tuvo muchas relaciones con damas inclusive en el lecho conyugal de la Casa Blanca (según relató después una de ellas), pero nunca fue enjuiciado políticamente como Bill Clinton. Claro que el juicio no propsperó. No lo echaron del cargo por perjuro y más bien Bill siguió tan campante y tan popular o más (y sexy) que antes.
La mujer no se sintió es traicionada. Aprovechó que la “aventurilla” de Bill le aumentó su popularidad para medrar en su favor y a poco de dejar la Casa Blanca, decidió conquistar la senaduría de Nueva York y lo consiguió con la mayor facilidad. Con esa misma facilidad está dispuesta a retornar a la Casa Blanca, pero como Presidenta.
La corrupción del gobierno de Obama, compartida por Hillary, parece no alterar a los demócratas. Recientes encuestas indican que la popularidad de Obama no baja del 60%. En otra señal, todos los que asistieron a un encuentro demócrata con Hillary dijeron que votarían por ella, pese a que ninguno de ellos pudo decir qué logro destacable había en su gestión.
Para Rush Limbaugh la explicación estaría en que el votante, sobre todo de las generaciones jóvenes, está convencido de que gente como Obama y Clinton tiene buenas intenciones, pero que lo que no funciona es el país. En escuelas y colegios, más los medios de comunicación, dice, se les bombardea constantemente con la prédica de que son los Estados Unidos la causa de todos los males.
La academia y los medios infestan la atmósfera con mentiras acerca de la causa y los remedios para la desigualdad de los ingresos, la “crueldad y el racismo” de la policía, la “perversidad del militarismo colonialista yanqui” y la necesidad de transformar de raíz a la nación, mediante la redistribución de la riqueza y el freno al “abusivo uso” de las libertades.
Como ejemplo del mal uso del poder militar, insisten en la errónea decisión de invadir Irak y deponer a Hussein. Ni el propio hermano de George W. Bush, Jeb, ha sido capaz de rebatir los argumentos falsos. La columnista Ann Coulter lo precisa, aunque no mencione que incluso el no hallazgo de armas de destrucción masiva es discutible, pues si las hubo. El informe sobre dichas armas no fue sino uno de los factores que motivaron la invasión muiltinacional, dice Coulter.
Obamacare nació con maniobras desleales y sobre argumentos también falsos. El acuerdo con Irán avanza con la autorización del Congreso, pese a que se trata de un régimen tan anfitrión de AlQaida como lo fue Afganistán en el 2001. El actual Presidente rompe intermitentemente la Constitución y el Congreso cada vez más cede sus poderes, que originalmente primaban sobre las del Ejecutivo y Judicial.
¿Qué opinarían los Federalistas acerca de la evolución de la idea que tuvieron de la República, allá en el siglo XVIII?
(A propósito de Jeb Bush y del auge de la mentira ¿nadie recuerda ya que el 9 de noviembre del 2013, al aniversario de la matanza de Benghazi, el ahora aspirante a la pesidencia de la República por el GOP le entregó la Medalla a la Libertad a Hillary Clinton y la llenó de elogios? ¿Qué esperan los pre candidatos que compiten con él para refrescar la memoria de los votantes? He aquí el clip de TV con las palabras de Jeb)
(A propósito de Jeb Bush y del auge de la mentira ¿nadie recuerda ya que el 9 de noviembre del 2013, al aniversario de la matanza de Benghazi, el ahora aspirante a la pesidencia de la República por el GOP le entregó la Medalla a la Libertad a Hillary Clinton y la llenó de elogios? ¿Qué esperan los pre candidatos que compiten con él para refrescar la memoria de los votantes? He aquí el clip de TV con las palabras de Jeb)
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