Thursday, January 29, 2009

HUMILLARSE ANTE EL ENEMIGO

Durante la pasada campaña presidencial en los Estados Unidos, uno de los bumper stickers o leyendas para colocar en la parte trasera de los automóviles decía: “Give Al Qaeda a Chance: Vote for Obama”. Es decir: “De un chance a Al Qaeda: vote por Obama”.
La insinuación parecía exagerada, pero las primeras decisiones del nuevo gobernante están probando lo contrario. Más aún, el citado sticker luce ahora premonitivo. Barack Hussein Obama parece haber cancelado la lucha contra el terrorismo.
A 48 horas de asumir el mando, BHO dijo que cerrará la prisión de Guantánamo donde están criminales terroristas capturados en los campos de batalla y dictó la suspensión de los juicios que estaban en curso por parte de las cortes militares.
Los árabes y los enemigos de los Estados Unidos celebraron con júbilo la doble decisión, que significa echar por la borda el sacrificio de más de 4 mil soldados norteamericanos (y muchos más de las fuerzas de coalición) caídos en la lucha contra los terroristas.
Acto continuo BHO anunció que dialogará y hará las paces con el líder de Irán, Mahmoud Ahmedinejad, sobre quien pesa una condena del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas por negarse a suspender sus planes para desarrollar armas nucleares.
Les ha dicho a él (y a los dirigentes del mundo árabe) que su intención es mejorar las relaciones con los seguidores de Alá y Mahoma, dado que él conoce y aprecia las bondades del culto islámico, pues vivió su infancia y adolescencia en Indonesia y su padre (fallecido) y parientes paternos (que viven en Kenya) son musulmanes.
¿Por qué no resucitamos las buenas relaciones que entre nosotros había hace 20 o 30 años? preguntó. Y les exhortó a desechar la idea de que los norteamericanos sean enemigos del mundo árabe. Pero si los terroristas atacaron (y seguirán atacando, no cabe duda) a los norteamericanos, es porque consideran enemigos a los infieles (los no musulmanes), a quienes hay que convertir o asesinar.
Los dos ataques a las Torres Gemelas de la ciudad de Nueva York, que en un segundo fueron pulverizadas con más de 3.000 muertes inocentes, no se hicieron en acto de retaliación por alguna agresión de los Estados Unidos. Fue una acción más dentro del “jihad” o lucha del mundo árabe contra el mundo judeo cristiano, cuya mayor potencia es los Estados Unidos.
Si los árabes no considerasen enemigos a los norteamericanos ¿por qué los atentados y las alusiones siempre injuriosas contra esta nación y su cultura y contra todos los que comparten su cosmovisión judeo cristiana?
La furia árabe se esparece por el orbe sembrando terror y muerte, siempre para afectar a los “infieles”: en Gran Bretaña, Francia, Indonesia, España, Argentina, Yemén, Filipinas, Chechnia, Tailandia, Holanda, Sudán, Somalia, Italia y, por supuesto, Israel.
La consigna ancestral del islam es convertir o eliminar a los infieles. En ese sentido no es una religión: es un culto y una propuesta política para sustituir el sistema democrático por el califato, en sus varias formas que en suma implican autocracia.
Ahmadinejad reaccionó de inmediato al anuncio de rendición de BHO pero le advirtió que tiene que pasar de las palabras a los hechos para creerle. Le fija lo que tiene que hacer para merecerlo y lo primero es, obvio, que repudie al “zionismo”, es decir a Israel.
No sería sorprendente que en el curso de su gobierno BHO termine por complacer al lider iraní en ese tema. En declaraciones sobre el Oriente Medio ha sido ambiguo y ha terminado por juzgar en igualdad de derechos a los asesinos de Hamas y a los soldados israelíes que defienden a Israel frente los constantes ataques terroristas con cohetes y suicidas.
Tampoco ha sido claro Obama en cuanto a Irak. En el discurso inaugural apenas dedicó una oración corta y no elogiosa al sacrificio de las fuerzas armadas de los Estados Unidos y de la Coalición por instaurar en ese país una democracia estable, tras 30 años de la tiranía de Saddam Hussein.
Lo que quiere Obama es un inmediato retiro de las tropas militares y si no ha forzado para que así sea será por razones logísticas y la oposición de los mismos iraquíes.
Si de todos modos se precipitase el retiro sobrevendría el caos. Al Qaeda recuperaría posiciones perdidas y se volvería más violento con la ayuda ahora no disimulada de Irán y Siria. La ofensiva árabe/terrorista se aceleraría por todo el orbe a medida que los líderes del mundo libre se tornen más débiles y complacientes, como Obama.
Los musulmanes se están esparciendo como cáncer y allí donde logran mayoría implantan regímenes opresivos, donde la disensión no existe: en Líbano, Filipinas, Somalia y otros numerosos países africanos. En donde son todavía minoría, se valen del sistema democrático para lograr avances en favor de su cultura antidemocrática, como en Europa y los Estados Unidos.
George W. Bush, Tony Blair y otros líderes occidentales, aún cuando fueron claros en su condena al terrorismo árabe, erraron cuando afirmaban que el islamismo “es una religión de paz”. No lo es, porque la prédica de Mahoma y el Corán exhortan a luchar a muerte contra cristianos, judíos y de otras religiones, a menos que terminen por convertirse.
¿Por qué, si es de otro modo, no ha habido una condena abierta, firme y reiterada de los árabes “buenos y “amantes de la paz” regados por los 5 continentes, cada vez que se registran horrendos atentados terroristas en Israel, Europa y otros lares? Cuando Bush o Blair hablan de árabes “buenos” probablemente estén refiriéndose a árabes que dejaron el Islam. La tolerancia no figura en ningún versículo del Corán, como tampoco la persuasión: solo la imposición de su credo “por la fuerza de la espada”.
Es el absolutismo que apoyan en la era actual los modernos autócratas como Hugo Chávez de Venezuela, Evo Morales de Bolivia, Rafael Correa de Ecuador, los Castro de Cuba, Humberto Ortega de Nicaragua. Chávez y Morales cortaron relaciones con Israel tras la represalia contra Hamas ¿por qué no lo ha hecho Correa?
Los israelíes fueron sabios al lanzar la ofensiva contra Gaza semanas antes de la posesión de BHO. Si hubiesen esperado al cambio de régimen para consultar con Obama habría equivalido a que Álvaro Uribe de Colombia hubiese consultado a Correa antes de atacar el campo terrorista de Angostura. El golpe nunca se habría dado.
El futuro de Israel es incierto, sin duda. El premier Olmert debe estar arrepentido de no haber pulverizado (como en el Irak de Hussein) las centrales nucleares de Irán pues, según se ha filtrado, no obtuvo la venia de la Casa Blanca. Pero él o su sucesor tendrán que hacerlo más temprano que tarde por la supervivencia de Israel, ya que Ahmedinejad no cesa en amenazar con reducir a cenizas a ese país.
Al tiempo que Obama ha resuelto bajar las armas frente al terrorismo, se ha pronunciado también en favor del aborto. Ha levantado la prohibición de que se usen fondos fiscales para financiar la muerte de seres inocentes en el vientre materno de las naciones pobres. El líder de los pobres, el líder de la esperanza, se ha erigido así en el líder protector de la muerte en el campo del terrorismo y el aborto.
En lo económico sigue dispuesto a continuar destruyendo el sistema de libre empresa que ha engrandecido a los Estados Unidos. Lo que él llama “estímulo” para reactivar a la economía nacional y del mundo no es sino un incremento delirante del gasto fiscal (1.3 trillon o 1.3 miles de millones).
Con ello, si el Senado se suma a la Cámara de Representantes y aprueba el proyecto, se ahondará la crisis, sobrevendrá la inflación y habrá mayor desempleo y miseria. Aunque conseguirá el objetivo de extender las tenazas intervencionistas del Estado en todos los órdenes y niveles de una sociedad cada vez más cautiva. (Queda una esperanza: la Cámara de Representantes aprobó el proyecto, pero 11 demócratas y todos los republicanos votaron en contra).
Los resultados negativos de esa tendencia ya experimentaron los mismos Estados Unidos con Franklin D. Roosevelt en el decenio de 1930. La recesión de entonces no cedió: se agudizó. La situación cambió con el ingreso del país a la II Guerra Mundial que dio un vuelco a la capacidad de producción y empleo de la nación.
Los efectos del estatismo se han dado en otras épocas y en otros países con el nazismo y el fascismo y con autócratas como Chávez, los Castro, Corea del Norte y demás. Rafael Correa marcha firme en esa dirección y parece que tendrá para largo pues según las encuestas será reelecto y acaso para siempre, en los comicios de febrero.
Correa organizó el sainete de “primarias” para seleccionar a los candidatos de lo que él llama su “partido”, País. El proceso fue sinietro pero a la postre consiguió lo que deseaba: los votos le favorecieron en un 85%.
El único consuelo sería que se constate que hubo fraude en las primarias y que habrá fraude en las elecciones generales. Porque si también en estas últimas gana con tan amplio margen sin fraude, entonce habría que admitir que los ecuatorianos son tan.....que bien se merecen tener a Correa como a su califa.

Sunday, January 18, 2009

LA POSESIÓN DEL MESÍAS

Los norteamericanos de piel negra o los de piel “liberal” (o izquierdista o izquyierdosa), están extasiados con la perspectiva de la posesión de Barack Hussein Obama como Presidente de esta nación, este martes.
Obama dista de presentarse como un estadista. Ha preferido la opción de actor, al menos por el momento. Quienes lo observan con objetividad en estas horas previas a su investidura, tienen (tenemos) la impresión de que está “actuando”, esto es, está tratando de aparecer como presidente.
Ahí está la comedia de llegar en tren desde Filadelfia a Washington, como lo hiciera Abraham Linconln a mediados del siglo XIX. Ha hecho paradas en cada pueblo, ha salido a la tarima del vagón presidencial, ha extendido los brazos en alto y ha agradecido, bendecido más bien, a sus “fans”.
“I love you back”, dijo a una mujer negra que lloró como si estuviese en trance al verlo tan cerca y decirle “We love you!”. Tardó horas  en llegar a la capital pero ya antes habían comenzado los festejos con luminarias de la farándula y de Hollywood, que lo adoran.
El costo de la fiesta de cuatro días, tan prolongada como las fiestas de antaño en haciendas y pueblos del Ecuador, será de 150 millones de dólares, sin contar los costos fiscales de seguridad. Es la cifra más alta de la historia (al ser reelecto George W Bush, hace 4 años, el costo fue de 10 millones de dólares, que se cubrió con donaciones. 
Los demócratas y “liberals” condenaron con los peores adjetivos a Bush por los gastos incurridos en las ceremonias del primero y segundo términos. Hoy no solo nada censuran el alto costo con Obama, sino que lo alaban y justifican, “porque es para relievar la defensa de los principios que inspiran a esta nación (¿?)”.
Cuando Woodrow Wilson se posesionó en medio de la I Guerra Mundial no hubo ceremonia por respeto a los soldados combatientes en el frente de batalla y cuando Franklin D Roosevelt asumió por cuarta vez la presidencia en 1944, la sobriedad respetuosa se reflejó en el limitado número de invitados y en un menú con solo ensalada con presas frías de pollo.
Estados Unidos está en guerra con el terrorismo internacional y en dos frentes específicos de batalla, Irak y Afganistán. Pero eso no cuenta para Barack Hussein. Ni tampoco el hecho de que al país está afectado por una de las peores crisis económicas de su historia, con repercusiones en el mundo entero. Se trata de ungir al mesías y todo y cualquier gasto es bienvenido para los demócratas.
Lo que apena, sobre todo por los negros, es que Obama es una ficción. Obama pretende convertirse en la reencarnación de Lincoln e inclusive de Martin Luther King Jr., pero las diferencias con uno y otro son abismales. Para comenzar, Obama es un político desconocido, un improvisado. Ganó las primarias del partido demócrata porque su rival, Hillary Clinton, tenía igual o más oposición que respaldo. Y superó a John McCain por ser un candidato anodino, sin atractivo entre republicanos y demócratas. Los que votaron por él lo hicieron no porque lo apoyaban, sino en rechazo a Obama)
Adicionalmente, no es un negro norteamericano auténtico. La mayoría negra (negroes) de los Estados Unidos descende de esclavos traídos a la fuerza desde África. La mayoría, además, es negra por las vías materna y paterna. El padre de Barack Hussein fue un ciudadano libre de Kenya que libremente llegó a los Estados Unidos a estudiar en una de sus mejores universidades.
Allí conoció a una dama blanca, “hippy”, de Kansas, con quien lo procreó. Ella tiene ancestro de quienes tuvieron esclavos. Se separó, volvió a casar con un indonesio y juntos llevaron a Barack a Jakarta para que se eduque en una madrassa o escuela islámica fundamentalista.
El “afroamericano” que hoy adoran los negros en los Estados Unidos, no es, pues, un negro puro auténtico. Es mulato y tiene más de africano que de norteamericano, pues no solo que su niñez y adolescencia la pasó en el exterior, sino que no ha podido exhibir su partida de nacimiento en Hawaii: hay pruebas de que nació en Kenya. Según la Constitución, no calificaría para presidente por no ser norteamericano por nacimiento.
En cuanto a Lincoln, hay gente negra y culta que lo aborrece porque lo consideran débil frente a las retaliaciones que debió ejercer contra los blancos en compensación por sus pecados esclavistas. Pero, además, fue el líder que comandó y triunfó en una muy cruenta guerra civil para defender la unión americana y terminar con la esclavitud. Lo hizo por creer en los valores sustantivos que dieron origen a esta nación sin vacilar para ello en tomar decisiones conflictivas.
Obama repudia, o ha repudiado, las acciones militares y civiles que se han adoptado en este país para defenderlo de los ataques terroristas. Y es muy complaciente e inclinado a dialogar sin condiciones con los enemigos de esta nación, ofreciendo el desarme nuclear unilateral, aún con el claro peligro de que Irán y otros países busquen desarrollar y almacenar ese y otro tipo de armas de destrucción masiva.
Martin L. King Jr. fue un apóstol del ideal de llegar algún día a contar con una sociedad en la que los ciudadanos sean apreciados y valorados, no por el color de su piel, sino por los atributos de su personalidad. Barack Hussein, en contraste, ha dicho en sus libros que la barrera racial es insuperable y ha ignorado y derspreciado, acaso por ello, la parte blanca de su ancestro. Se asoció por más de 20 años, además, a un líder religioso que abomina de los blancos y de los valores sustantivos de este país y que ha achacado al “imperio” todos los males del planeta.
Pero los “liberals” también se engañan y ya han comenzado a entenderlo. Creían que BHO cumpliría al pie de la letra sus promesas extremistas, pero ello es y será un imposible, a menos que haga algo impropio y la población no reaccione a tiempo para detenerlo (como ha ocurrido con Correa en el Ecuador).
El presidente electo dijo en la campaña que ordenará, por ejemplo, el retiro inmediato de las tropas en Irak. Hoy afirma que la fecha inicial de retirada, fijada por Bush con el premier iraquí Maliki es razonable: 16 meses, si las condiciones lo permiten. Es lo que Bush ha prometido: las tropas de la coalición, lideradas por USA abandonarán Irak así su gobierno se sienta capaz de asumir por si solo el control completo de la seguridad interna y externa del país.
Con respecto a los problemas de Abu Ghraib, la prisión para los detenidos del régimen de Saddam Hussein, BHO se hizo eco de las invectivas del mundo en contra de Washington por las supuestas torturas y adelantó que ordenará el cierre de la prisión de Guantánamo para probar que los enemigos de los Estados Unidos, incluidos los más avezados terroristas, serán tratados como delincuentes comunes protegidos por el Habeas Corpus.
Dice que cumplirá lo prometido al posesionarse. Con la aclaratoria, eso si, de que ejecutar esa orden “tomará tiempo” dada la delicadeza del tema. Ahora reflexiona que a estos terroristas, que no vacilan en sacrificar sus propias vidas o las de sus hijos para matar a inocentes pro Israel y pro USA, no cabe tratarlos como contraventores comunes que se pasan una luz roja. Y que, además, nadie los quiere de vuelta en sus países de origen ni en ninguna ciudad de USA si se clausura Guantánamo.
En lo económico el mesías es menos ambiguo: está encantado con el operativo rescate tramitado por su predecesor  y pide más para “estimular” la economía en recesión mediante aumento del gasto fiscal. No importa que 350.000 millones de dólares de rescate en manos de los bancos no hayan tenido efecto positivo, como no lo tendrán los 350.000 más del paquete de 700.000 millones de dólares que aprobó el Congreso.
Ahora Barack quiere más plata, 1 trillón, quizás más (1 millón de millones de dólares) para crear dizque, primero 2.5 millones ahora 4 millones de nuevos empleos. ¿Cómo? En obras públicas, como lo hizo su otro “ídolo”, el presidente FDR.
La fórmula equivale a echar más gasolina a una hoguera o a darle tragos a un alcohólico. Para ganarse a los republicanos, se ingenia en proponer juntamente una reducción de impuestos...pero no general, sino limitada a los ciudadanos de ingresos medios y bajos. No a los “ricos”, a los que quiere castigar con más impuestos, como Correa en el Ecuador.
Pero ocurre que quienes crean riqueza no son los pobres, sino los ricos, los burgueses a los que Correa quiere ver exiliados del Ecuador. En los Estados Unidos, pese a su economía, si se aumenta el gasto fiscal y se dificulta el ahorro y la inversión, la consecuencia será mayor recesión, mayor desempleo y mayor pobreza. Como ocurrió con FDR hasta antes de la II Guerra Mundial que movilizó realmente las fuerzas productivas de esta nación.
USA está gastando más de lo que produce, recibe y ahorra. La diferencia se está temporalmente superando con endeudamiento externo. Pero ese factor no es indefinido y cualquier momento estalla con la devaluación del dólar y y el derrumbe de toda la estructura que está detrás de ese símbolo. La única opción es una moderar el gasto con un reajuste disciplinario en las prioridades y, sobre todo, con un real estímulo al ahorro y la inversión.
El lema de BHO ha sido el cambio. Si el solo cambio que pudiera aplicar fuera en el campo tributario, con un “flat tax” o impuesto único, por ejemplo, la economía del país reflotaría y con ella la del mundo entero. Por desgracia, su objetivo, como el de Correa, es castigar a los “burgueses”, “pelucones” y ricos en general (aún cuando él esté como tanto demócrata charlatán en el nivel de la gente con más altos ingresos en este país) y aparecer caritativo con los pobres.
La ceremonia de “inmaculización” (como dice el popular analista de radio Rush Limbaugh) de Barack el mesías será este martes y no hay persona que no perciba desde ya olor a incienso por doquier. La ilusión durará poco. La “negritud” y los “liberals” no tardarán en darse cuenta que BHO, el enigma, el mito, es solo eso y nada más. Como ha ocurrido con tantas otras utopías de la izquierda en todos los tiempos y latitudes.

Sunday, January 11, 2009

RAFAEL CORREA AL DESCUBIERTO

Fidel Castro, cuando derrocó a Batista, jamás dijo que su verdadera ideología era la comunista. Al contrario, habló de que no le interesaba el poder y que su objetivo era convocar a elecciones libres lo antes posible, para que en Cuba hubiese una transición inmediata de la dictadura a la democracia.
Han transcurrido 50 años y esas promesas se las llevó el viento. La Cuba de Batista se convirtió en la Cuba de Fidel. Las elecciones libres nunca llegaron y la oposición a la nueva férrea dictadura fue combatida a sangre y fuego. Nada en esa isla otrora próspera se hace o dice sin la venia del caudillo.
Fidel enfermó gravemente y desde hace un par de años ha dejado de presentarse en público. Pero sigue gobernando tras de bastidores a través de su hermano menor Raúl, a quien designó por su sola voluntad a que lo represente “en vivo” como gobernante.
Si bien Fidel ocultó su ideología hasta que asumió el mando sin oposición, su sucesor condicionado no tuvo necesidad de ello. Desde muy temprano estuvo afiliado a las juventudes comunistas de Cuba y es obvio suponer que lo hacía con el conocimiento y autorización de su dominante hermano mayor.
El actual presidente ecuatoriano Rafael Correa también ha ocultado su verdadera ideología hasta época reciente, luego de dos años de gobernar al país e imponerse autoritariamente al punto de derruir todo el sistema institucional democrático y abrir camino a una abierta dictadura.
En su visita a Cuba en estos días, Correa ha agotado el léxico de adjetivos para alabar al sistema dictatorial castrista. Ha dicho que ese sistema es “profundamente democrático” y admirable “por su respeto a los derechos humanos” entre los cuales destacó los de la libertad e independencia. Como para enfatizar su devoción por la dictadura visitó reverente la tumba del Che Guevara, como antaño solía hacerlo todo comunista que se auto respetaba a las tumbas de Lenín y Stalin.
Quien así se expresa y actúa, es obvio que comparte una ideología que exalta el caudillismo, el culto a la personalidad y el mesianismo y que, por lo mismo, rechaza los sistemas antípodas basados en la alternabilidad responsable de los gobernantes, elegidos en comicios libres, abiertos y periódicos.
En suma, a Correa finalmente se le ha caído la careta. Su verdadero rostro es el del autócrata que quiere controlarlo todo, que quiere humillar y acaso encarcelar también a quienes no piensan como él, sean líderes del sector empresarial privado, incluídos las empresas periodísticas y los periodistas que informan, opinan y critican.
Correa es una réplica de Hugo Chávez de Venezuela, el cual a su vez es un guignol que los hermanitos Castro manejan desde La Habana. Es a ellos y a servidores menores como Ortega y Morales, que el presidente ecuatoriano rinde pleitesía. Y cuando califica de democracia ejemplar a lo hay en Cuba, es porque considera que es un ejemplo que hay que imitar en el Ecuador.
Cuba tenía el nivel de vida más alto de América Latina, con anterioridad a la toma del poder de Castro en 1959. Ahora tiene uno de los más bajos de la región, similar al de Haití. Es probable que el analfabetismo haya bajado, pero ha bajado en compensación la calidad de la educación primaria, secundaria y universitaria.
Los apologistas de los Castro hablan de los logros en medicina, pero en el mejor de los casos ello se refiere tangencialmente a la atención primaria, esto es, vacunación y primeros auxilios. Pero a otros niveles faltan medicamentos, cuartos, quirófanos, salvo que se trate de atender a los pacientes/turistas extranjeros, que dejan las tan necesitadas divisas.
Inclusive si fueran ciertas esas conquistas ¿se justificaría por ello la pérdida de las libertades humanas? En el proceso de afianzamiento de la “revolución”, Castro y el Che Guevara asesinaron en el paredón a cerca de 20.000 disidentes y aún hay en las cáceles centenares de presos políticos.
El sistema policíaco ni siquiera permite la resistencia pasiva o comentarios privados entre familiares y amigos cercanos debido a la delación constante de infiltrados. La radio, la TV y los medios escritos son todos estatales e inclusive el acceso a audiciones externas y al Internet están prohibidos o muy restringidos.
¿Es eso lo que Correa califica como algo “profundamente democrático”?
Quizás por ello es que no cesa en acosar a los periodistas y a los medios de comunicación todavía independientes en el Ecuador. En La Habana tildó al diario El Universo de Guayaquil de pasquín y amenazó con tomar medidas porque realmente “sus dueños son extranjeros”. Citó cifras, nombres e incluso dijo que los dueños son originarios de las Islas Caimán.
Confiscó, sin derecho a la defensa, las propiedades de la familia Isaías y entre ellas estaciones de TV y radio. Antes lo ha hecho con otras radios y con el diario El Telégrafo, también de Guayaquil. Fundó una TV estatal con dólares de Chávez y está en proceso el reforzamiento de la moribunda Radio Nacional del Estado.
Correa quiere controlarlo todo, como los Castro, Chávez, Lenin, Mao, Kim y todos los de esa estirpe, Hitler y Mussolini no son excepción. Y lo está consiguiendo aceleradamente con la venia de casi el 70% de la población, según últimas encuestas. No hay que sorprenderse. En el Egipto de Nasser, su popularidad era del 95% y Hitler ganó los comicios en 1933 hasta con el voto de los judíos.
Esos hechos históricos no prueban ni que las dictaduras comunistas o fascistas sean benéficas, porque asi lo crean y deseen en determinadas circunstancias ciudadanos frustrados por múltiples motivos. Ni que ninguna dictadura sea solución a problemas de la democracia, por graves que fueren.
Nadie en sano juicio podría argüir que dado el descalabro de los Castros, sería preferible el retorno de un Batista. Pero tampoco cabe sostener que una dictadura estilo Batista, Trujillo o Somoza merecen respaldo frente al potencial peligro de una dictadura comunista.
Los extremos son deplorables. La sensatez, el sentido común, el estudio de la historia aconsejan que los defectos de la democracia tienen que ser rectificados con más democracia, no con menos democracia. No porque un Gutiérrez, Palacio e inmediatos antecesores en el gobierno ecuatoriano fueron ineptos, ha de decirse que la democracia falló y que hay que ensayar una dictadura para mejorarla.
Los caudillos estilo Correa, Chávez o Castro se rodean exclusivamente de esbirros para gobernar. Siempre éstos están prontos a alabar todos sus ex-abruptos e impertinencias. Porque al menor asomo de crítica, caen en desgracia y son expulsados del clan, cualquiera sea su rango.
Nadie, en su círculo, le hizo ver la idotez de pelearse con Lula del Brasil en torno a pagos de un préstamo para una hidroeléctrica. Estuvo desafiante hasta último momento, hasta que se entrevistó con Lula y agachó la cerviz. El embajador en Quito, retirado en protesta, regresará tras el pago de la primera cuota del crédito en diciembre pasado.
Tampoco nadie objetó su asalto a los fondos del IESS. Con los primeros 700 millones de dólares, ha pagado 350 millones de dólares de otras deudas externas y el resto lo empleará para sueldos de una burocracia que ha crecido perniciosa y obscenamente. El monto de estos pagos llega a 4.500 millones de dólares, la mitad del Presupuesto estatal.
El gasto público, por tanto, permance inalterado, pese a que los ingresos se han reducido significativamente por la caída de los precios del petróleo y las remesas de emigrantes. Y pese a la crisis, sigue expulsando a empresas petroleras extranjeras como la Perenco de Francia y Agip de Italia, solo por su capricho de continuar en la OPEP y reducir la producción ordenada por el cartel.
Al propio tiempo continúa en sus diatribas contra el presidente Uribe de Colombia, con quien no quiere reanudar las relaciones diplomáticas que él suspendió por el ataque al campamento de Angostura, en marzo pasado. El líder colombiano le proponía, por enésima vez que se deje de lamentar por el ataque a los terroristas, que reanude las relaciones y se sume a la lucha contra las FARC.
Correa montó en cólera y dijo que seguirá combatiendo a las FARC (¿?), pero se negó a tildarlos de “terroristas”, como la Unión Europea y Estados Unidos. Si no son terroristas ¿son “luchadores por la libertad”? Así fue como Correa los llamaba afectuosamente hasta antes del 1 de marzo. Ahora esa frase parece que toma actualidad, justo en consonancia con las alabanzas que acaba de hacer a Cuba y su sistema de terror.
La visión está ahora bastante clara al respecto. Le ha dolido a Correa el ataque a Angostura, no porque se violó el territorio ecuatoriano en una estrecha franja de frontera, sino porque allí murieron terroristas, entre ellos el líder Reyes y se capturó información de computadoras que revelan sus nexos con las FARC.
Gustavo Larrea anuncia que renunciará al ministerio de Seguridad para postularse para la Asamblea (antes Congreso). Si rigiera un Estado de Derecho, este señor debería renunciar al ministerio para ir a la cárcel, por colaborar con las FARC en Angostura, sitio al que visitó con frecuencia. Él autorizó la presencia de ese campamento en territorio ecuatoriano , lo cual eso si viola la soberanía nacional.
Eliminar terroristas en ese sitio no es violar la soberanía, es acción de limpieza contra quienes quieren afectar a la democracia por métodos violentos. Lo ideal habría sido que Uribe y Correa realizaran esa operación conjunta de limpieza. Pero ello era imposible, dado que los servicios de inteligencia colombiana probablemente le advirtieron a Uribe sobre las verdaderas inclinaciones ideológicas de Correa, protectivas de las FARC.
Uribe actuó como Israel está actuando en Gaza. Con los terroristas no cabe negociación, hay que eliminarlos antes de que ellos nos eliminan a nosotros. Israel quizo bombardear las centrales nucleares de Irán, como lo hizo antes con la central nuclear de Irak, pero no hubo respaldo de GW Bush.
Si Bush fue renuente ¿qué cabría esperar de Obama? Omert, que falló en la respuesta militar a Líbano, no vaciló esta vez. Ordenó el ataque con toda la fuerza para pulverizar a Hamas que no había cesado en disparar cohetes a Israel y enviar suicidas en misiones inenarrables contra seres inocentes. Si Israel no actuaba pronto, no podría, no hubiera podido actuar jamás contra Hamas en tiempos de Obama...
Si Uribe consultaba a Correa antes del golpe en Angostura, este golpe no ocurría nunca y los terroristas escapaban. Ahora Correa condena a Israel por “genocidio”, pero nunca dijo nada por los ataques constantes de Hamas contra este país, única democracia en Medio Oriente y entre las más prósperas de las naciones en lo económico, cultural, científico y militar.
Hamas llegó al gobierno por elección popular. Pero no gobernó para mejorar las condiciones de vida de los palestinos, sino para absorber recursos propios y de Irán y Siria para armarse y atacar a Israel. Ahora claman los anti israelíes como Correa por una tregua, tregua que existía y que fue quebrantada por Hamas.
Las treguas son pausas que han servido para el rearme de Hamas. Los millones de dólares de todas partes del mundo para la rehabilitación de los palestinos víctimas de la guerra, han servido para el rearme. Alguien decía que Truman puso en marcha el Plan Marshall para reconstruir a la Europa devastada por la II Guerra Mundial, pero no para recrear al Reich.
En Alemania, en toda Europa florecen la democracia y la prosperidad gracias a ese Plan Marshall. En Hamas, si la situación no varía, una nueva ayuda internacional a Gaza equivaldría a oxigenar a un grupo asesino, tan asesino y genocida como el de Hitler.
También en armonía con su ideología fascista, Correa se ha mostrado escéptico con Obama. Duda que esta vez un presidente norteamericano “se porte bien” con Cuba. Antes de estrecharle la mano, Correa quiere que Obama termine con el “bloqueo” a Cuba. ¿De qué bloqueo habla si él y cualquier otro ciudadano del mundo puede ir y venir y comerciar con Cuba?
El bloqueo a una isla como Cuba, supondría un acordonamiento de ese territorio por aire, mar y tierra, con fuerzas militares, acorazados, lanchas, helicópteros, intercepción de comunicaciones. Nadie podría entrar ni salir de la isla sin autorización de las fuerzas encargadas del bloqueo.
Nada de eso sucede. Lo que si hay es un embargo que se instauró tras las confiscaciones de empresas norteamericanas en la isla, sobre todo las azucareras, que eran y siguen siendo (aunque ahora bajo control estatal) la principal fuente de ingresos en Cuba (aparte de los 6.000 millones de dólares del subsidio soviético en tiempos de la URSS y del petróleo venezolano, hoy).
El embargo bloquea, si, pero al libre comercio entre Cuba y los Estados Unidos, aunque hay excepciones humanitarias y de otra índole. Y, por supuesto, controla el flujo de divisas a la isla, mientras mantiene suspensas las relaciones diplomáticas con el régimen cubano. ¿Hasta cuándo? No hasta que vuelva un Batista, sino hasta que en ese hermoso país se instaure la democracia. No la democracia “correista”, por cierto.

Saturday, January 3, 2009

LOS AMIGOS DEL PRESIDENTE CORREA

El presidente de los Estados Unidos, Dwight Eisenhower, hizo célebre el adagio que dicen es de origen árabe, cuando justificó el apoyo a ciertos dictadores de América Latina afirmando que "los enemigos de mi enemigo son mis amigos".
Estos dictadores, como Somoza de la República Dominicana, eran abiertamente anti comunistas y el peor enemigo de los Estados Unidos en esa época era la Unión Soviética, que quería propagar por el mundo el comunismo, sistema de concentración fascista del poder que implicaba la desaparición de la democracia occidental.
Debido al evidente rechazo a los movimientos comunistas y pro comunistas de tales dictaduras latinoamericanas, Washington veía con indiferencia esa otra forma de represión de la democracia y ofrecía apoyo económico, militar y táctico a los tiranos y tiranuelos a condición de que frenaran la propagación comunista.
Ahora se advierte que tal política era equivocada y se la ha rectificado, como es el caso del actual presidente George W Bush. El objetivo ahora de la "doctrina Bush" es propiciar la construcción de las democracias por todo el orbe y aunque la amenaza del comunismo casi ha desaparecido tras la caída y disolución de la URSS, el nuevo enemigo de la democracia es ahora el fundamentalismo musulmán.
El presidente ecuatoriano Rafael Correa es un economista que estudió 4 años de Economía en los Estados Unidos. No obstante, el lapso vivido en este país no le sirvió para entender mejor su cultura e historia. Al contrario, tan pronto asió el poder político en el Ecuador como Presidente (y antes como ministro de Finanzas del régimen previo) enfiló todas sus acciones a acomodar al país y sus instituciones a su ambición de gobernar como un fascista.
(La definición moderna del fascismo es, según el website YourDictionary: "...a system of government characterized by rigid one-party dictatorship, forcible suppression of opposition, private economic enterprise under centralized governmental control, belligerent nationalism, racism, and militarism, etc." lo que en español significa: "...sistema de gobierno caracterizado por una dictadura de rígido unipartidismo, supresión por la fuerza de la oposición, la empresa privada bajo control centralizado del gobierno, nacionalismo beligerante, racismo, militarismo, etc.")
Este estilo Correa está logrando de manera acelerada. La oposición ha desaparecido y no hay sino un solo partido político, el de Correa. Las funciones tradicionales de la democracia para frenar los excesos del ejecutivo han sido vandalizadas y las que han surgido de los escombros son sumisas por completo a la voluntad del dictador constitucional, como en la Venezuela de Hugo Chávez. Muchos medios de comunicación escritos y audiovisuales son ahora de propiedad del Estado y los privados que sobreviven son constantemente asediados y vejados por Correa, cuya incontinencia verbal no se diferencia en nada de la de los tiranuelos tradicionales.
En esa campaña permanente por destruir a sus opositores y absorber poderes, Correa ha hecho de los Estados Unidos y su forma de gobierno un anatema casi diario. La explicación es clara: los Estados Unidos y los países que comparten parecidos sistemas de gobierno son antípoda del fascismo y hay que combatirlos. No importa si la política ha variado y que el mundo ya no se divide tajantemente entre comunismo y pro comunismo frente al anticomunismo.
 Correa insulta a los Estados Unidos porque es antípoda de su concepción de gobernar. Él va en pos del fascismo concentrador de poder como ocurrió con la Alemania nazi y la URSS. Estas formas arcaicas han fracasado, fueron derrrotadas por las fuerzas militares de las democracias de Occidente, pero aún subsisten en Cuba, Corea del Norte y en las áreas árabes del Medio Oriente, Asia y África.
El contraste entre democracia/libertad y fascismo es obvio para cualquiera con sentido común y conocimiento de la historia. El absolutismo en todas sus formas humilla al ser humano y lo empobrece material y espiritualmente. Cuba, hasta 1959, era la nación con el más alto nivel de vida en América Latina. Con la dictadura de medio siglo de Fidel Castro, es ahora una de las más oprimidas y miserables. Corea del Norte tiene que recurrir al chantaje nuclear para proveerse de petróleo y alimentos para aliviar la hambruna de su pueblo.
Ciertamente que en Cuba pre Castro, como en el Ecuador y en todas las democracias del mundo, el sistema no era ni es perfecto,porque nada de lo humano es perfecto. Pero el fascismo, en sus variantes comunista, socialista o falangista, se auto califica de utopía perfecta y es todo lo contrario. Correa y sus coidearios Correa, Chávez, Evo Morales y el mentor Fidel Castro lo saben pero sostienen que el socialismo del siglo XXI es la respuesta a las imperfecciones de la democracia. La mentira la han disfazado con dádivas populistas financiadas por los excedentes en los precios petroleros, pero ya esa farsa comienza a evaporarse y el colapso económico está ad-portas.
Arrecian en consecuencias las diatribas contra los Estados Unidos y sus aliados y amigos. Esa tendencia se refleja en el giro que Correa ha dado a la política internacional que parece guiarse con una paráfrasis del adagio de Eisenhower: "todos los enemigos de mi enemigo son mis amigos". A lo que habría que añadir: "todos los amigos de mi enemigo son mis enemigos", como en el caso del presidente colombiano Álvaro Uribe. De ahí que en la lista de "fraternos" de Correa figuren Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y últimamente Irán y otros extremistas musulmanes. (Quiere incluir a Rusia y China, pero ese es otro error de visión de Correa)
El nuevo canciller ecuatoriano acaba de divulgar un comunicado mentiroso de respaldo al movimiento terrorista Hamas. Acusa a Israel, no a Hamas, de actos brutales y asesinos y se solidariza tácitamente con sus acciones de terror contra Israel. Y tácitamente también da su respaldo a Irán y Siria, que fomentan con armas y dinero dichas acciones terroristas en Israel, Irak, Líbano, Afganistán y, por extensión, en otras zonas distantes como Mumbai, Indonesia, Túnez, Madrid y, si pudieren, los Estados Unidos y otras áreas de Europa.
En su charla radial de los sábados, Correa ha dicho hoy que irá feliz de visita a Cuba esta próxima semana. "Es una gran deferencia que nos han hecho" al invitarnos a la celebración del 50 aniversario de la dictadura castrista, afirma. Se supone que utiliza el "nos" no como el Papa, sino en referencia a los ecuatorianos. ¿Los ecuatorianos se sienten realmente honrados de rendir pleitesía a una dictadura interminable, que se delega sin pudor de un hermano a otro y que mantiene subyugada a una mayoría que acaso da su apoyo en las encuestas porque no tiene otra opción?
A propósito de encuestas, sería interesante averiguar si la mayoría ecuatoriana está consciente y de acuerdo con la destrucción del sistema de empresa privada libre en el Ecuador, con la carga de insultos con los cuales pretende doblegar a banqueros y periodistas cada vez que alguno de ellos osa criticar sus medidas y sus acciones,  si concuerda con la alianza del Ecuador con las naciones terroristas. Y si les parece aceptable su inconsistencia en el manejo de la deuda externa, el asalto a los fondos del IESS (l.500 millones de dólares para gasto corriente, por la caída de los precios del crudo).
La insensata decisión de reafiliarse a la OPEP, en infantil suposición de que esta asociación petolera es enemiga de USA y Occidente, ahora le resulta inconveniente pues tiene que rebajar su ya magra cuota exportable en unos 40.000 barriles diarios de crudo. ¿Con qué viveza superará este dilema? Pues obligando a una empresa privada, la italiana AGIP, a que deje de producir en ese monto. ¿Cómo va ella a resarcirse de su inversión? Es problema de ellos, parece contestar Correa.
Casi simultáneamente a esta abusiva e irresponsable decisión, se anuncia que Petroecuador necesitará de 24.000 millones de dólares de inversión hasta el 2013 para que la producción se mantenga en el nivel de 200.000 b/d. El Estado está en quiebra. ¿Qué compañía inversora extranjera sería tan ingenua como para facilitar esa inversión en el Ecuador, ante tanta insensatez? Los chinos, a los cuales por algún momento Correa quería atraer, probablemente se sentirán ofendidos por el lenguaje empleado hoy en su perorata radial para reclamarles por un supuesto retraso en las obras portuarias de Manta. Las voy a patear (como a Odebrecht de Brasil) y desde ahora las obras portuarias pasan a control del Estado... dijo.
El arrogante líder, a este paso, corre peligro de quedarse sin amigos, sean o no amigos de los Estados Unidos.