El Director de Homeland Security, Jeh Johnson, se presentó ayer en varios canales de TV para denunciarlo, mas no en FoxNews, seguramente para evitar la pregunta obvia que cualquier reportero independiente le habría hecho: ¿no dijo su jefe Obama que el ISIS (o ISIL) era un inocente grupo de jóvenes no radicales?
Ahora el ISIS/ISIL se ha apoderado de casi todo Irak, dista poco de Bagdad y avanza en Siria. Va camino de consolidar el primer Califato del siglo XXI y sus líderes abiertamente han declarado que formarán otra teocracia musulmana, como la de Irán. Obama niega al ISIS su identidad islámica, al tiempo que negocia con Irán.
El ISIS ha declarado estar en guerra continua con Estados Unidos, al igual que el Irán y anuncia que pronto habrá más ataques terroristas en su suelo y más atentados cibernéticos. La masacre en Texas del domingo pasado se frustró por la acción de un policía de tránsito que mató a los dos asesinos islámicos antes de que activaran sus AK47.
A Johnson se le hubiera podido recordar, también, que la guerra del 2003 contra Irak y Afganistán, aprobada por el Congreso tras el ataque islámico terrorista del 2001, lo decidió George W. Bush para “combatir al enemigo en su territorio”, a fin de no tener que hacerlo más tarde en el nuestro. La estrategia Obama de repliegue está consiguiendo lo contrario.
Lo de ISIS (Texas), la liberación de los asesinos talibanes de Guantánamo, la resistencia a aceptar que el terrorismo islámico es islámico por que así lo definen sus autores, no dejan duda de que la actitud de Obama es insana. El radicalismo islámico está en pie de guerra contra los Estados Unidos y la mejor respuesta que tiene para el enemigo es negociar con el peor, el Ayatola.
De todos modos ¿es solo el islamismo radical lo que debe preocupar a Occidente? Algunos calculan que hay unos 1.500 millones de musulmanes en el mundo y que los radicales no pasan de 200 o 300. Si así es, serían demasiados. No todos los alemanes fueron nazis, pero la minoría terminó por imponerse forzadamente en las urnas, primero, por las armas después.
Son musulmanes los terroristas que degüellan, violan, decapitan a infieles y todas sus “hazañas” satánicas las publican instantáneamente por la TV. Negar que sean musulmanes que asesinen a nombre del profeta no tiene sentido como no lo tiene atribuir sus actos a una abstracta “ideología del terror”. Ésta no existe. Siempre el terror ha obedecido a una ideología y a una doctrina o religión concretas.
Un periodista español (de Institutos de Nueva York y Madrid) entrevistó a un jihadista compatriota suyo que se radicó en el ISIS, casó y tuvo allí un primer hijo de ancestp español nacido en el Califato. El entrevistado revela por qué asesina y degüella a infieles y cómo lo justifica basado en el Corán y en versículos específicos que cita. He aquí su link:
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Mientras Michelle Obama, en un discurso de graduación, mentía a quienes la escuchaban acerca de su pasado de oprobio por haber nacido negra, en un canal de de TV otro ciudadano de la misma etnia, Ben Carson, daba un tono de optimismo a su raza, a su destino y al orgullo de sentirse nacido en tierra norteamericana.
Carson es uno de los pre candidatos a la presidencia de la República por el partido republicano. Es un neurocirujano pediartra de fama internacional, que creció en un hogar abandonado por un padre que había ocultado ser bígamo. La madre, que acaso esté ahora en sus últimos días, nunca tuvo una actitud de víctima y dedicó todo sus esfuerzos para que sus hijos se superen.
Michelle Obama, por su parte, expresó a los estudiantes que el hecho de nacer negro en este país automáticamente lo hace inferior, se lo mira con recelo, se lo menospecia y relega. Ella misma, dijo, aún como Primera Dama, ha tenido que soportar esa sensación de hostilidad. Lo que revela que tiene o un enfermizo complejo de inferioridad o que miente con algún propósito.
Quizás haya excepciones en algún pueblo remoto de Nueva Inglaterra o del Medio Oeste Americano en que la población negra sea muy escasa, pero en el resto del país la discriminación recelosa a la que alude Michelle es falsa. Desde luego que si alguien luce mal trajeado en un almacén, calle o restaurante, en el bús o el metro, con tatuajes por toda la piel, huele a alcohol y tabaco, la gente la gente prefiere hacerse a un lado. Pero lo hace no importa si es negro, azul, blanco o mestizo.
Barack Hussein y Michelle evidentemente están dispuestos a atizar el odio racial. Él fue elegido y reelegido por blancos y de otras etnias, no solo por negros y todos esperaban que con él desaprecieran o se redujeran los rezagos racistas de la Colonia. Ha ocurrido lo contrario y ahora es Michelle la que se suma a esa campaña infame.
Ben Carson, como Martin Luther King, busca algo distinto: acabar con la noción de que los negros no son iguales a los demás seres humanos, que son más débiles y que por tanto necesitan de mayor protección y subsidio del Estado. Lo que logran con ello, dice Benson, es acentuar la dependencia de los negros, liberados de la esclavitud tras la guerra de 1863.
Demócratas como los Obama fueron los que se opusieron al terminar con la esclavitud en el siglo XIX y los que negaron la plenitud de sus derechos una vez terminada la Guerra Civil. Fueron los creadores de la ley Jim Crow que perpetuó la discriminación racial hasta 1964, cuando Lyndon Johnson se vió forzado a instaurar los Derechos Civiles.
De paso, los racistas sureños instauraron el Ku Klux Klan que se dedicó a linchar negros en los árboles de los parques. Ahora los demócratas son los campeones de los derechos de los negros, pero la pobreza y el desempleo entre ellos ha aumentado desde la Guerra Contra la Pobreza de 1964. Y una de las “conquistas” liberales, el aborto, afecta más a esa raza que a las demás.
Una última estadística oficial indica que el 37% del total de abortos es de la raza negra y que, en una sola semana, se producen más muertes de “afroamericanos” que en toda la historia de linchamientos registrados en el Sur de los Estados Unidos.
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