Sunday, July 27, 2008

ACERCA DE LA REFUNDACIÓN

El presidente ecuatoriano Rafael Correa dice que la nueva Constitución que será sometida a referendo el próximo 28 de septiembre le permitirá al país conquistar “una segunda independencia”.
Como para aclarar tal vaticinio, un asambleísta, eufórico como todos sus demás colegas oficialistas en la ceremonia de entrega del documento, ha dicho que con la nueva Carta Política el Ecuador dejará de ser colonia de los Estados Unidos.
Son dos disparates que se vinculan entre sí. La nueva independencia a la que se refiere Correa debe ser, pues, la independencia del “imperio” yanqui, puesto que la primera se supone fue la que libró al Ecuador del imperio español.
Pero si se examina el fondo de la nueva Constitución de 444 artículos y otros 30 provisionales, el giro que podría dar el país si se la aprueba no es hacia una nueva independencia, sino hacia el pasado.
Los peregrinos que llegaron al norte del continente americano lo hicieron para dejar atrás un sistema monárquico absolutista, con un sistema de estratificación social rígida y una clase dominante con todos los privilegios frente a una vasta población empobrecida.
En América del Norte los peregrinos buscaban libertad, tolerancia a sus credos religiosos y oportunidad para labrar su propio destino mediante el trabajo y el esfuerzo individual. Las colonias se multiplicaron a 13 y crecieron y fortalecieron bajo la tutela y dominio del Reino Unido.
Cuando los intereses chocaron con la hegemonía imperial de Londres se inició la protesta que unió a las 13 colonias en una Revolución Americana que selló el fin del colonialismo británico. Los líderes de entonces, de calidad intelectual y visión incomparables, idearon entonces una República para impedir que pudiese sobrevivir cualquier forma de absolutismo en esa región de América.
Mientras en América Latina los conquistadores reprodujeron el sistema vigente en España, las Colonias norteamericanas rompieron lo negativo del sistema derrotado. Pero no echaron al cesto todo, como por ejemplo el sistema jurídico y financiero sino que lo reforzaron e innovaron. Al sur del continente los conquistadores basaron su riqueza en la explotación de los indígenas, no en su propio trabajo remedando los vicios de la vieja Europa.
La principal preocupación de los fundadores de la Unión norteamericana fue y sigue siendo defender un sistema de equilibrio de poderes, que evite que surjan y se perpetúen autócratas, a semejanza de las monarquías que precisamente obligó a los peregrinos a emigrar.
Ese ideal está plasmado en la Constitución de los Estados Unidos. Con ella, los reyes o emperadores quedan excluidos. Los presidentes se eligen popularmente y, a partir de mediados del siglo pasado, no pueden ser reelectos sino una sola vez. George Washington, que comandó militarmente la Revolución Americana, fue el primer presidente. Era idolatrado y se lo quiso forzar a que acepte la presidencia vitalicia. Se negó.
El Congreso es bicameral. El Senado lo integra 2 senadores por cada uno de los 50 Estados federados y son elegidos por 6 años con opción a una reelección indefinida. La Cámara de Representantes tiene un número variable de diputados según la población de cada Estado y pueden ser reelectos indefinidamente.
La Corte Suprema de Justicia la componen 9 magistrados vitalicios propuestos por el jefe de Estado y confirmados o no por el Senado. Igual sistema rige para cada Estado, tanto en lo concerniente a la Justicia como al Congreso. El sistema ha funcionado bien. La Constitución no ha sido rota jamás y ha tenido solo 27 enmiendas aprobadas siguiendo un complejo proceso.
Lo que está impulsando Correa en el Ecuador es diametralmente lo opuesto y ello refleja su modo de gobernar antidemocrático en año y medio de gestión. Disolvió el Congreso, canceló a autoridades de elección popular, las reemplazó por otras de su conveniencia y forjó una Asamblea Constituyente que ha hecho lo que él ha pedido: ratificar sus quiebras constitucionales y crear una nueva Constitución que concentre todos los poderes en él.
En los Estados Unidos la prosperidad es resultado del obedecimiento a los principios constitucionales y el respeto a las leyes concordantes. Éstas reflejan un principio inmutable: el poder creativo está en el pueblo, no en el gobierno. El gobierno arbitra a través de sus tres ramas las inevitables quiebras de la ley, pero no interfiere ni obstruye las libertades individuales y empresariales.
La riqueza la crean los individuos, no los gobiernos. Para ello se garantiza una plena y libre acción de las fuerzas del mercado, dentro de reglas claras de juego que impidan los abusos.
Paralelamente hay una constante búsqueda y aplicación de reglas para igualar no los resultados, sino las oportunidades de todos a la consecución del bienestar y la felicidad, como consta en la Declaración de Independencia. De ahí que aquí los grandes inventores y empresarios son reverenciados, no vituperados como lo hace Correa repetitivamente.
Es propio de la condición humana el ser diferentes. Unos tienen más talento que otros en las distintas disciplinas. Algunos descuellan en el arte, la literatura, el deporte, la política, la gestión empresarial. Quienes triunfan no son envidiados sino que son reconocidos con gratitud por la comunidad.
Al gobierno se lo ve con recelo, porque es proclive al abuso y a la corrupción. El segmento de la población que quiere cada vez menos ingerencia gubernamental en la vida diaria, es el ala republicana o conservadora. Los demócratas aspiran al mayor control de un ejecutivo fuerte, robustecido por impuestos cada vez más altos. Hay matices en uno y otro bando, pero los más radicales entre los demócratas (“liberals”) se confunden con los socialistas y fascistas de la historia europea y del mundo.
Correa está ubicado en el lado socialista, por propia confesión. La Constitución que ordenó fabricar quiere aplicar en el Ecuador el “socialismo del siglo XXI” propuesto por el presidente venezolano Hugo Chávez, quien a su vez lo tomó de labios y órdenes de los hermanos Castro de Cuba. ¿En qué consiste?
La respuesta está dada en la nueva Constitución y se reduce a perpetuar la anulación de la división y contrapeso de las funciones del Estado, que de hecho se ha impuesto en su administración. No habrá Congreso sino Asamblea y ésta podrá ser disuelta a su capricho y la Corte Suprema queda supeditada a una Corte Constitucional con miembros elegidos por él. Las políticas fiscal y monetaria pierden la autonomía que existía con el Banco Central: en adelante él las manejaría a su entero capricho.
Quienes han demostrado capacidad empresarial son vejados con insultos de ganguero o pandillero. Incita al pueblo a votar por el Si en el referendo porque sugiriendo que ello sería una victoria de los pobres sobre los ricos. Da a entender que hay que asfixiar el esfuerzo individual y empresarial y dejar en manos exclusivas del Estado la creación y distribución de la riqueza.
Lo cual es una falacia. El Estado es mal administrador y no crea riqueza, sino que la obstruye. Petroecuador, Ferrocarriles y decenas de empresas que han caído en manos de los gobiernos son ahora virtuales cementerios. Cuba pasó de ser el más próspero y dinámico país de América Latina antes de Castro, a ubicarse al mismo nivel de Haití entre los más pobres.
Correa, en su amenaza contra los “ricos”, propone elevar los impuestos que pesan ya con exceso contra las empresas. Esos impuestos van a las arcas fiscales, no a los pobres. Los pobres no crean empleo, lo buscan y los empleos vienen de las empresas eficientes…de los “ricos”. El actual presidente de los Estados Unidos cortó los impuestos y el empleo creció y la recaudación fiscal se multiplicó por 3 veces: los ricos generaron el 76% de esa recaudación.
Si se quiere “chupar” a los ricos, dicen los economistas, la mejor manera es bajarles los impuestos. En el Ecuador la economía se agrava mientras Correa sigue en el gobierno. Para estimularla, debería cortar los impuestos y reducir el tamaño del gobierno limitando al máximo el gasto fiscal que lo ha multiplicado en año y medio de gestión.
Desalientan las diferencias de ingreso en países como el Ecuador. Pero la solución no es aumentar el poder sin control del gobernante, ni reducir el número de ricos: la respuesta es crear las condiciones para que los pobres sean menos pobres mediante oportunidades para progresar en libertad.
Correa parece estremecerse y delirar de odio y envidia ante los ricos y estimula ese sentimiento bajo en la multitud. Su mensaje contiene solo tintes negativos contra lo existente y su propuesta de segunda independencia o de refundar la República tiene el tufillo castrista y chavista de revancha. No es la promesa para mejorar la República, sino para triturar a los ricos, Así no aumentará la riqueza social, sino que multiplicará y generalizará la pobreza.
Ecuador no es colonia norteamericana. Los Estados Unidos han triunfado en dos conflagraciones mundiales y pudo haber impuesto un imperio mayor que el británico, más extenso que el soviético. Ha entrado a las guerras no para la conquistar territorios, sino para defender su sistema de vida amenazado por los caudillos fascistas/socialistas que, como Correa, creen que el gobierno es la respuesta a todo y no el esfuerzo y creatividad individual dentro de un marco de libertad, tolerancia y respeto a la ley.
Ecuador ha imitado el sistema norteamericano pero a medias y ello explica el fracaso de lo que se ha mal denominado “neoliberalismo”. Si lo hubiera hecho bien, Ecuador estaría próspero como prósperos están todos aquellos países que han practicado el principio sencillo, a veces difícil de entender que las naciones crecen más y mejor en libertad, con un capitalismo claro, transporten y regulado con sentido común para evitar los excesos que puedan darse dentro del sistema.
Cuando los pueblos caen seducidos por caudillos fascistas, “la larga noche” del caudillismo y la corrupción es inevitable. Negarlo es tratar de rehacer la historia para probar lo imposible. Con la noche del caudillismo se agudiza la pobreza y la sola salida de ella muchas veces se da con la violencia.

Saturday, July 19, 2008

LA MÁS DEMOCRÁTICA DEL MUNDO

La nueva Constitución para el Ecuador “está preciosa” ha comentado hoy el presidente Rafael Correa en su alocución radial de los sábados. Seguramente está preciosa para él y sus esbirros, pero para nadie más.
Y es, ha dicho, “la más democrática del mundo”. ¿Cómo puede ser democrático algo nacido de un proceso completamente antidemocrático? ¿Cómo calificar de democrático a un documento que borra la división del poder en tres instancias, que mutuamente se contrapesen para evitar excesos de autoridad?
Correa pulverizó el sistema democrático vigente al asumir el poder. Clausuró al Congreso y lo sustituyó por una Asamblea Constituyente de la que se valió no solo para diseñar otra Constitución a su gusto, sino para cubrir de supuesta legalidad sus arbitrariedades administrativas, la destitución y nombramiento de autoridades y la expedición de leyes mediante edictos o mandatos.
Cuando la Asamblea aplazó el estudio de la Constitución para satisfacer las órdenes del mandatario en menesteres que no le correspondían, Correa se impacientó y destituyó Alberto Acosta de la presidencia para reemplazarlo con alguien más dócil para acelerar la aprobación de artículos, sin discusión ni oposición.
Cuando el tiempo se estrechaba aún más Correa viajó a Manta para arriar a los asambleístas personalmente, figurativamente con un látigo, obligándoles a una aprobación contra reloj. Sus virtudes como domador dieron resultado y esta madrugada sus “corderos” finalmente le obsequiaron los 494 artículos de su Constitución terminados.
Inicialmente, el presidente Acosta había prometido que la institución, que inútil y costosamente se instaló en Montecristi, sería un modelo de independencia del Ejecutivo y que se limitaría a cumplir exclusivamente lo que por el voto popular tenía que hacer: otra Constitución. Pocas horas más tarde y pronto Correa les ordenó clausurar el Congreso y cometer otras ilegalidades similares. Acosta y sus súbditos se doblegaron.
Correa, hoy, ha dicho que el Si a la Constitución será aplastante en el referendo del 28 de septiembre próximo. No parece tan segura esta vez su predicción. Ha habido manifestaciones populares en las calles de Guayaquil y de Quito y es probable que se multipliquen. Paralelamente, cada vez se publican más y más análisis en los distintos medios de comunicación sobre las contradicciones y falencias del documento y, especialmente, sobre la imposibilidad de poder ser aceptado y votado como democrático y renovador.
Los ecuatorianos, que equivocadamente votaron repetidamente por él, quizás no reincidan. Basta observar cómo otros pueblos están reaccionando con entereza para rectificar similares equivocaciones en Argentina, Venezuela, Nicaragua. Inclusive en Cuba Raúl Castro trata de salir de la caverna del caudillismo marxista con ciertas tibias medidas liberales.
En el Ecuador, lo que propone Correa no es un saneamiento de la democracia que le precedía antes de que asumiera el poder, sino marchar hacia la caverna de los Castro. ¿Será posible que los ecuatorianos voten otra vez por él, por quien precisamente ve como sus arquetipos a los Castros, Chávez, Ortegas y Morales? Correa lo dijo hoy con claridad meridiana: la nueva Constitución “nos permitirá salir del liberalismo para llevar al país hacia el socialismo”. Si no es al socialismo cubano/venezolano ¿a cuál?
Otra demostración del sentido democrático del presidente Correa se ha dado con la confiscación de más de 200 empresas de la familia Isaías, incluidos tres canales de televisión. Ha quebrantado todo respeto a la ley aunque, claro y como siempre, con el aval de su Asamblea de incondicionales. ¿Por qué impide el derecho de los acusados a la defensa?
En este aspecto, es reprochable también el periodismo ecuatoriano. ¿Por qué no hubo la iniciativa para un reportaje de investigación a fondo del problema, que no solo refleje la perspectiva oficialista, sino también la de los acusados. Se ha acusado a las TV de Isaías de haberse parcializado con los propietarios, pero el no abrir espacios a que se defiendan es igualmente censurable.
El Diario The Sentinel, de Fort Lauderdale, Florida, tiene una edición semanal de los sábados en español, El Sentinel. En su edición de hoy inserta en su primera plana un diálogo con el principal del grupo Isaías, Roberto. La entrevista se la puede leer accediendo al siguiente vínculo o link:
http://southflorida.elsentinel.com/noticias/sfl-flelam0719ecuadortvbrjul19,0,2555165.story
En otra muestra de su espíritu liberal y democrático, Correa ha concretado un acuerdo para construir “en algún lugar” de Manabí una refinería de petróleo a un costo de entre 6.000 y 10.000 millones de dólares, para refinar unos 300.000 barriles diarios de crudo. A la ceremonia asistieron los presidentes de Venezuela y Nicaragua, Hugo Chávez y Daniel Ortega.
El comentarista de TV Jaime Bayly dijo que Chávez, quien desbarró por más de una hora en Montecristi, lucía como si fuera el presidente de Ecuador y Correa como su vicepresidente. Bayly también divulgó el discurso de Ortega la víspera desde el balcón de Carondelet, en el que dijo que Correa era el presidente de Corea, lapsus acaso atribuible a su permanente estado alcohólico. Destacó también los gestos feminoides de Corra, resaltados por su camisa con bordados que recuerdan las blusas de las (ellas si simpáticas) indias bordadoras de Zuleta.
La refinería no se sabe dónde se construirá. Se ignora de dónde vendrá el petróleo http://www.eluniverso.com/2008/07/20/0001/21/72359D59C7DE47D5984AD21CF3105B9A.html. Si del Ecuador, tendría entonces que incrementarse la producción nacional y tender otro oleoducto desde la región oriental. Si de Venezuela o Irán, los costos serían un obstáculo para el mercadeo de refinados, pues se supone que habrá que venderlos a alguien, ya que el Ecuador no tiene capacidad para consumirlos. ¿Por qué no hubo licitación internacional para presentar proyectos y luego un concurso de ofertas para la construcción?
¿Qué va a pasar cuando Chávez caiga del poder y los venezolanos revisen todos los despilfarros del caudillo bolivariano dentro y fuera de Venezuela, como este de la refinería. El proyecto se iría al tacho de basura. Pero igual destino tendía el proyecto si triunfa el No de la sensatez en septiembre y en el Ecuador comienza un proceso de retorno a la democracia, sistema dentro de la cual no caben tamaños excesos de arbitrariedad como el de la refinería.

Sunday, July 13, 2008

CORREA BUSCA UN ASESOR

El presidente Rafael Correa ha dicho que contratará a un asesor en política internacional para que mejore la imagen del Ecuador en los Estados Unidos, seriamente deteriorada, según él, por los “lobistas” o cabilderos colombianos en Washington.
El deterioro obedece principalmente, dice Correa, a que su homólogo Álvaro Uribe de Colombia ha divulgado la noción de que él favorece a las FARC, que les ha tolerado en territorio ecuatoriano y que les ha ofrecido respaldo moral y político. Pero, de lo que se sabe, no ha sido Uribe quien lo ha dicho sino Raúl Reyes.
Raúl Reyes es el alias del líder más importante de las FARC, luego de Tiro Fijo Marulanda, que murió junto con otra veintena de terroristas en el campamento de Angostura, asentado en territorio ecuatoriano en la frontera oriental y que fue bombardeado por los militares colombianos el 1de marzo pasado.
Ocurre que tras el ataque, las fuerzas terrestres encontraron en el campamento 3 computadoras portátiles con valiosa documentación que revelaba que Correa y Hugo Chávez, el presidente de Venezuela, estaban en estrecho contacto con las FARC.
Chávez y Correa recibieron dinero del grupo terrorista para sus campañas presidenciales y Chávez, más tarde, compensó a sus financistas con la oferta de un préstamos de 300 millones de dólares para que continúen en su campaña de muerte. El asedio de Uribe había reducido sus ingresos por narcotráfico.
El bombardeo a Angostura acabó con el proyecto financiero y también con la ayuda política de Chávez, que se sintió descubierto y anulado. Con realismo, él decidió suspender el respaldo a las FARC y les exhortó a que liberen a los 700 o más rehenes aún en su poder, sin condiciones.
Chávez acaba de recibir en Caracas a Uribe y juntos han resuelto consolidar las relaciones diplomáticas y comerciales entre los dos países. Chávez dejó atrás los insultos de mentiroso, mafioso y guerrerista que le endilgó a Uribe luego del ataque a Angostura. Correa, en contraste, sigue obstinado en mantener rotas las relaciones con Bogotá “hasta que haya allí un gobierno decente” con el cual pueda conversar.
Uribe, como siempre, ha mantenido compostura, se ha negado a comentar esta nueva demostración de tozudez de Correa y ha reiterado su saludo cordial al pueblo ecuatoriano. Implícita está su convicción de que ese pueblo no merece un mandatario tan poco decente. El gobernante no decente, Uribe, ha visto su popularidad al 85%.
Uribe no necesitaba de “lobistas” o cabilderos para que la imagen del Ecuador en Washington y en los medios de comunicación de este país se deteriore. Esa imagen refleja los hechos de su gobierno. Correa, aún cuando vivió cuatro años en Estados Unidos y obtuvo un título de economista que no le ha servido para nada, ha sido uno de los gobernantes ecuatorianos que más despectivamente se ha referido a esta nación.
Ahora quiere mejorar la imagen, aunque se suponía y lo ha dicho, que no le importa la opinión de los Estados Unidos. Ahora si está preocupado, no se sabe a ciencia cierta por qué. El primer consejo gratuito que se le daría es que renuncie y se refugie en Venezuela, Cuba o en el Irán. Automáticamente el prestigio del Ecuador subiría y los ecuatorianos quedarían aliviados.
Como eso no ocurrirá, otro consejo gratuito (¿cuánto cobrará el asesor?) sería que gobierne de conformidad con la ley, que es la cualidad primera que halagaría a los Estados Unidos, no el adulo ni la incondicionalidad. Correa ha arrasado con la Constitución y las leyes desde que asumió el mando y eso no está bien visto ni aquí ni en ningún país democrático.
Abolió el Congreso y en su lugar manipuló y sigue manipulando a una Asamblea Constituyente para que redacte una nueva Carta a su antojo y para que legisle, le respalde en la destitución de autoridades y el nombramiento de otras y para subyugar a otras funciones del Estado como la de Justicia y la Electoral. La clásica división y equilibrio de poderes se extinguió.
En un último acto despótico, ha cometido otro atropello contra la libertad de expresión al confiscar una radio y tres estaciones de TV. Lo hizo antes de que concluya un complejo proceso jurídico contra ex propietarios de esas y otras varias decenas de empresas, a las que militarizó. La confiscación de medios de comunicación no crea una imagen favorable en ninguna parte.
Envalentonado por la falta de una reacción firme de los demás medios a esta intervención y por el descarado respaldo de muchos periodistas de opinión en el propio país, Correa ordenó a la Asamblea que bloquee o “blinde” la defensa de las víctimas con un mandato que amenaza con la cárcel a los jueces que se aventuren a recibir sus alegatos.
Aquí, en los Estados Unidos y en cualquier otro país de cultura democrática, la negativa al derecho de defensa no se saluda, se condena. La Corte Suprema de los Estados Unidos ha llegado al extremo de calificar a los terroristas capturados en combate a que se los considere delincuentes comunes con acceso al Habeas Corpus en los tribunales ordinarios. Tal es el celo llevado al absurdo se explica por el celo a favor del derecho a la defensa.
Muchos terroristas de Guantánamo, con las nuevas disposiciones de la Corte, van a ser deportados. Lo que detiene la orden es el temor a que los países anfitriones le nieguen el derecho a la defensa. En estas condiciones ¿quién puede suponer que los Estados Unidos extraditen a los hermanos Isaías, que son acusados y no convictos ni terroristas?
El problema sustantivo de Correa y de quienes piensan como él, es el desprecio al cumplimiento de la ley. El Filanbanco de los Isaías llegó al borde la quiebra por incumplir la ley en las operaciones bancarias off-shore, mediante las cuales quiso fraudulentamente compensar pérdidas accionarias y de liquidez por otros motivos. El presidente de entonces, Jamil Mahuad, en lugar de presionar a la Superintendencia de Bancos a que aplique la ley, intervenga en el Filanbanco y adopte acciones para recuperarlo o subastarlo, prefirió iniciar una operación de salvataje que a la postre implicó absorción fiscal de la deuda privada.
El costo fue inmenso según unos por valor de 6.000 millones de dólares. En todo caso, fue el Estado el nuevo propietario y fue Mahuad el principal responsable de la acción. Ésta, en lugar de evitar el efecto dominó del sistema, agravó las finanzas, la inflación se disparó a 4 dígitos y la única opción a la mano fue la dolarización. Se produjo el cierre bancario y miles de ahorristas ecuatorianos perdieron grandes, medianas y pequeñas fortunas.
El juicio contra la familia Isaías no ha concluido, pero Correa se adelantó con la confiscación de los medios, uno de los cuales copaba el 40% de la tele audiencia nacional. Ahora están bajo control estatal y junto con la TV que le obsequiara Chávez y el diario El Telégrafo que se tomó abusivamente, más la propaganda asfixiante por todos los otros medios, Correa se lo ve dispuesto a hipnotizar (¿idiotizar?) al pueblo para inducirlo a votar por él en el referendo de septiembre próximo.
¿Qué podrá hacer el pobre asesor de Correa para mejorar la imagen en tales circunstancias? Aquí la libre expresión es derecho ancestral y los medios y las personas pueden decir lo que se les antoje, excepto si incurren en injurias, para lo cual hay procedimientos jurídicos de sanción. Es lo que existía también en el Ecuador de antaño. Hoy hay un gañán que silencia e injuria él sí a la oposición y a los periodistas que le critican, con impunidad total.
Con respecto a las FARC, le será difícil al asesor modificar la realidad en cuanto a las preferencias de Correa por el grupo. Aún ahora que habla de su desapego por las FARC, se niega a calificarlos de terroristas. Hasta hace poco ha preferido llamarlos revolucionarios, rebeldes, luchadores por la libertad, como Chávez. ¿Y cómo negar que les diera protección en suelo ecuatorianos, si él mismo autorizó a su ministro Larrea a que dialogue con Reyes en Angostura? Este mismo fue quien autorizó la conferencia en Quito de los aliados de las FARC, financiada por Chávez para acordar estrategias de difusión de la “revolución bolivariana” por el continente, auspiciada en un principio por Fidel.
Cómo negar, tampoco, que Larrea conocía del viaje de varios asistentes a la conferencia de Quito al campamento Angostura, a donde llegaron horas antes del providencial ataque colombiano. Colombianos y mexicanos sobrevivientes y recuperados más tarde en hospitales militares de Quito viajaron a Nicaragua con salvoconductos de Correa, en lugar de ser detenidos y juzgados en las cortes por atentar contra la seguridad nacional.
Hay otra “perla” que no seducirá precisamente en los Estados Unidos y es el perdón de Correa a los narcotraficantes que transportaban hasta “solo” 4 kilos de cocaína. Podría argüirse que en algunos casos las penas a los drogadictos sean duras, que cabría en algunas instancias la opción de la desintoxicación, pero jamás cabe admitir el perdón a los traficantes, bajo ninguna consideración. ¿Cabe perdonar a quien mate con un balín y que sean sancionables solo quienes lo hagan con balas de más alto calibre?
En suma, la imagen del Ecuador mejorará el instante en que haya en el país un gobierno “decente”, que respete la ley y la democracia. En ese sentido, el actual no es “decente” sino lo contrario. Mientras ello continúe así ningún asesor, ni el más genial podrá conseguir mejorar la imagen del Ecuador de hoy. Lo único que logrará eso si es un jugoso sueldo pagado por el contribuyente ecuatoriano.

Friday, July 11, 2008

OTRA INSÓLITA CONFISCACIÓN

Casi no quedan vestigios de gobierno constitucional y democrático en el Ecuador. Rafael Correa, el presidente autócrata, acaba de confirmarlo con la confiscación arbitraria de dos canales de televisión y una radiodifusora.
Lo deplorable es que haya habido periodistas que aplaudan la decisión y que la reacción de los medios escritos más importantes haya sido tibia y ambigua. Un tardío comunicado de la AEDP, que agrupa a los propietarios de los diarios, no contiene ningún mensaje de preocupación para el gobernante.
Correa, desafiante y grotesco como de costumbre, dice que cerrar los medios de comunicación no es atentar contra la libertad de expresión y que es una tontería que haya quienes sostengan lo contrario. Ni el más rudo dictador militar podría haberse atrevido a lanzar tal disparate luego de una clausura.
El Presidente justifica esta nueva acción dictatorial, perpetrada por una agencia subalterna, basado en un juicio iniciado hace diez años contra los hermanos Isaías, dueños entonces de Filanbanco. Este banco contradijo las regulaciones y se sumergió en operaciones fraudulentas, que amenazaban con quebrarlo.
El presidente de entonces, Jamil Mahuad, convencido (sin fundamento) de que si se dejaba quebrar al Filanbanco sobrevendría un efecto dominó que afectaría a todo el sistema, instrumentó un plan de salvataje que le costó al contribuyente entre 3 mil y 6 mil millones de dólares.
Según documentos históricos, los bienes bancarios de la familia Isaías pasaron a control del Estado, pero algunas de las empresas del grupo siguieron funcionando en algunos casos transferidas a otros propietarios. Tal parece ser el caso de la TV Centro o Canal 10 y Gamavisión, aparte de Cabel Centro que funcionaban de manera independiente, lo cual por cierto implicaba una posición crítica al gobierno.
El litigio de la agencia AGD para recuperar las pérdidas ocasionadas por el salvataje de Mahuad ha sido largo y tortuoso. Y no ha concluido desde el punto de vista jurídico, pues no se ha llegado a establecer a plenitud ni la cuantía ni la identidad y responsabilidad de los bienes involucrados.
Pero a Correa eso le importa poco, como no le ha importado nunca cumplir con la ley y la Constitución. Decidió clausurar primero los medios de comunicación no amistosos, para luego establecer responsabilidades. Para respaldar su tesis de que la confiscación no atenta a la libertad de expresión, permite que los canales continúen enviando señales (no la Radio Sucre), pero bajo escrutinio y visto bueno de un censor oficial (ex empleado de Canal 10).
Ahora el gobierno de la revolución ciudadana controla el 35% de las emisiones de televisión en el país. Está incluido el canal estatal financiado por el jefe de gobierno de Venezuela, Hugo Chávez y el diario El Telégrafo, confiscado por la misma agencia gubernamental en un proceso contra el Banco El Progreso.
Portavoces de la familia Isaías afirman que los canales 10 y Gamavisión no les pertenecen y que Filanbanco pasó hace mucho tiempo a poder y manejo del Estado. En todo caso, si ello fuere cuestionable, lo obvio habría sido que concluya el trámite procesal y se arribe a una sentencia condenatoria, antes de arribar a la confiscación.
Galo Plaza, antípoda de Correa, era víctima constante de ataques e injurias por parte del movimiento populista CFP comandado por Carlos Guevara Moreno, a través del semanario Combate. En lugar de pensar en clausuras, prisiones o confiscaciones, como lo hace Correa, al enterarse de que la revista había dejado de circular por falta de papel, ordenó a la imprenta del Registro Oficial que les envíe varias bobinas gratuitamente para que reanuden la publicación.
Correa, por alguna razón síquica o social, es impermeable a la concepción de la democracia, la tolerancia y respeto a la opinión ajena. Cuando se discutía el asalto a los medios, una noche en Palacio, su ministro de Economía discrepó de la medida, sugiriendo probablemente que no se viole la ley. Correa le obligó a renunciar y esa noche no durmió hasta las 5 de la madrugada, hasta enterarse de que la policía se había apoderado de los canales.
Los propietarios, gerentes, abogados y empleados de los medios afectados han protestado. Los abogados han anunciado que presentarán recursos legales para impugnar la confiscación. ¿Cómo ha respondido Correa? Ordenando a sus 130 sumisos integrantes de la Asamblea Constitucional que expidan un “mandato” según el cual cualquier juez que acepte un alegato en contra de lo dispuesto por el caudillo, será destituido.
Carlos Vera, la estrella de TV, se ha alegrado por esta medida. La familia Isaías lo contrató para Canal 10 y allí consolidó su carrera hacia la celebridad. Se lee en el diario Hoy al columnista Carlos Cabrera Arcos, en un panegírico a Correa por su acción y sostiene que es tardía, que debió adoptarla al día siguiente de su posesión. Hay otros columnistas que de una u otra manera aprueban lo ocurrido.
Al coro de alabanzas se sumaron las organizaciones de los periodistas, UNP y Confederación Nacional. Sin tener facultad para ello, también habló en ese tono el director de CIESPAL, que se supone es un organismo académico neutral. Unos y otros parecen estar concordar con Correa en que los medios no deben ser propiedad de banqueros ni de gente con poder económico, sino de quienes los escriben.
Una empresa de comunicación demanda grandes inversiones y profesionalismo no solo en el área de la comunicación, sino en la gerencial. No caben diletantes o aficionados románticos que pululan en colegios. La única alternativa a contar con un medio sólido, es por la vía de la empresa estatal. Pero, por supuesto, con el sacrificio de la independencia y el profesionalismo.
En la URSS había dos grandes diarios dominantes, Pravda e Izvestia, ambos bajo el control del buró comunista (Correa ha creado su propio buró con el que se escudó para destituir de la presidencia de la Asamblea a Alberto Acosta). En Cuba hay un solo diario oficial, Granma. En el Ecuador Correa tiene ya a El Telégrafo y la TV de Chávez, más TV Centro y Gamavisión. ¿Tiene la mirada puesta acaso en los restantes canales y diarios en caso de que cambiaran el tono complaciente y esquivo que ahora tienen para enjuiciar a su gobierno?
Paralelamente, Correa sigue de luto por la muerte de Raúl Reyes y la veintena de narcoterroristas que lo acompañaban cuando fueron bombardeados en el campamento de Angostura, que operaba impune en territorio ecuatoriano. Al saber que Ingrid Betancourt justificó el ataque, dijo sentirse “dolido” por sus expresiones. ¿Dolido por qué? Ella que ha vivido por seis años la pesadilla de vivir con las FARC, no podía menos que sentirse complacida por ese asalto del 1 de marzo, sin el cual probablemente su liberación reciente no se habría cumplido de modo tan impecable.
Lo que quizás quería Correa era que ella condene el asalto, acaso con la esperanza de que revivan en Ingrid sus tendencias izquierdistas que la habían hecho partidaria de las FARC antes del secuestro, según lo confesó en la entrevista con Larry King en CNN. Ingrid rechaza ahora la violencia guerrillera, aunque ha dicho que no renuncia a su lucha por lograr para Colombia una sociedad igualitaria… como lo predican Chávez, Morales y Correa.
La sociedad igualitaria no existe, no se ha dado más allá de lo que lograron los kibutz en Israel o los jesuitas en el Paraguay de la Colonia. Son utopías de los adolescentes o de los adolescentes que no logran llegar a la madurez. La meta no está en alcanzar la igualación de los resultados, sino la igualación de las oportunidades para que todos tengan derecho a la prosperidad en un ambiente de libertad y tolerancia.
Correa no va tras de este ideal. ¿Tal vez la sociedad igualitaria? No se sabe, no lo aclara. Habla de “revolución ciudadana”, pero tampoco la explica y tiende más a convertirse en la del atropello ciudadano. Ya no hay medida autoritaria que resulte ilícita o contraria a la historia y la cultura. Si quedan dudas, éstas se sellan con un “mandato” de su servil asamblea constitucional.
El referendo para ratificar la nueva Constitución se aproxima, faltan poco más de dos meses. ¿Triunfará el Si, Correa dará con ello una nueva “paliza” al sentido común? Si el pueblo vota en su favor, pese a tantos atropellos y señales de autoritarismo, habría que revisar el diccionario para hallar adjetivos apropiados para mejor juzgar tamaña decisión.

Saturday, July 5, 2008

QUÉ FALTA DE CLASE

Las reacciones del presidente Rafael Correa de Ecuador a espectacular rescate de la ex candidata presidencial colombiana Ingrid Betancourt y otros 14 cautivos de las FARC, que el mundo ha aplaudido sin reservas, prueban la mezquindad de su alma envidiosa.
Afirma que se alegra por la noticia, pero lo que realmente trasluce es frustración por este nuevo éxito del presidente Álvaro Uribe. No lo ensalza, como hasta la propia Ingrid lo ha hecho y lo vuelve a denigra. Minimiza la destreza y la astucia de la inteligencia militar colombiana y se irrita por las “tonterías” cometidas por los terroristas, debido a las cuales ha aumentado el prestigio de Uribe.
Correa ha insistido en repetidas ocasiones que a Uribe lo había derrotado en el campo diplomático, luego de su gira por varios países de América Latina y de Europa para buscar respaldo de rechazo a la incursión militar colombiana en el campo narcoterrorista de Angostura, en territorio ecuatoriano.
La verdad era otra entonces y es mucho más palpable ahora tras la hazaña del rescate. Uribe ha magnificado su prestigio internacional y ha puesto en evidencia la hipocresía y doblez de Rafael Correa y Hugo Chávez, que con anterioridad al asalto de Angostura eran defensores y financiadores de las FARC.
Chávez, a quien Correa siempre imita, tentaron mediar para el rescate de Ingrid y otros rehenes prominentes y aunque a comienzos de este año salieron libres algunos de ellos por influjo de Chávez, la cautiva clave seguía en prisión. La mediación del venezolano fue autorizada inicialmente por Uribe, pero luego se la revocó porque violó reglas convenidas. Uribe jamás pidió ni recibió autorización ninguna de Correa.
La acción militar que demolió el campamento Angostura, segando la vida de “Raúl Reyes” y una veintena de guerrilleros a su mando, cambió por completo el esquema mental y estratégico de Chávez frente a las FARC, debido a que los documentos encontrados en computadoras portátiles revelaban su vinculación estrecha con el grupo terrorista.
Chávez, según los documentos, recibió dinero de las FARC para financiar su campaña electoral y, más tarde en compensación éste tramitaba un préstamo de 300 millones de petrodólares a Marulanda a cambio de asesoramiento en guerra de guerrillas al ejército venezolano. Los documentos revelan también que Correa obtuvo más de 100.000 dólares para su propia campaña, pero la indagación sobre el tema fue bloqueado por la Presidencia y los organismos electorales sumisos en el Ecuador.
Chávez cambió de tono y actitud y retirando el apoyo a las FARC, les conminó a que abandonen la lucha armada, repudien el secuestro y liberen sin condiciones, a todos los rehenes. Correa ha sido lento y torpe en imitar a su mentor, pero tras el rescate de Ingrid ya ha dicho lo que dijo Chávez: que todos los 700 o más secuestrados por las FARC “deben quedar libres sin condiciones”.
¿Acaso olvida la gente que Correa se negó desde su campaña electoral a calificar a las FARC de narcoterroristas? Siempre sostuvo que eran rebeldes, luchadores por la libertad, ejército irregular. A los terroristas sobrevivientes del bombardeo de Angostura, llevados a Quito y curados en hospitales militares no los apresó para enjuiciarlos por violación de las leyes de seguridad: les dio salvoconducto para que otro protector de las FARC, Daniel Ortega, les lleve como asilados políticos a Nicaragua en un avión militar de este país.
Tras el operativo “Jaque”, ejecutado en su integridad por colombianos con el apoyo táctico israelí y norteamericano, Correa se lamenta de que no se hubiese hecho algo igual en Angostura. La comparación es pueril, pues en ese campamento no había rehenes, sino asesinos con decenas de órdenes legales para su captura. Uribe tuvo que actuar por cuenta propia, pues Correa no solo se habría negado a colaborar sino que habría alertado a los guerrilleros para que fuguen.
Chávez y Correa, por denuncia del venezolano, convinieron en permitir el asentamiento del campamento para alojar temporalmente allí a rehenes cuya liberación los dos planeaban tramitar. Para ello, Gustavo Larrea, el ministro de Seguridad de Correa fue delegado para dialogar con Raúl Reyes, hasta que éste sucumbió en el ataque colombiano.
El operativo “Jaque”, planeado hasta el más mínimo detalle desde hace 3 o más años, se aceleró con el golpe maestro de Angostura. Tras la revelación de los documentos, se incrementaron las deserciones de las FARC, murió el líder principal Marulanda, otros cayeron acribillados por sus propios compañeros. Más aún, las FARC quedaron sin el apoyo de Chávez ni el respaldo de menor cuantía de Correa.
Chávez, Correa, el presidente francés Sarkozy e inclusive los familiares de Ingrid y principalmente su madre, Yolanda Pulecio, se dedicaron a atacar a Uribe acusándolo de no querer negociar con las FARC para la libertad de los rehenes sin una acción militar. Uribe estaba en lo cierto: la negociación con los terroristas solo consigue fortificarlos.
Ingrid y Sarkozy no se han retractado en sus posiciones. Ahora pretenden decir que Uribe les dio oído y que por ello el operativo del rescate se hizo sin in solo disparo. Ello fue así porque la estratagema resultó perfecta. Mas nadie en las fuerzas armadas descartaba la opción de un yerro, de un paso en falso, por lo cual por tierra y aire se tenía prevista una acción militar inmediata para doblegar por la fuerza si se producía una reacción armada de los terroristas.
Por fortuna ello no fue necesario acaso por las “tonterías” de los terroristas y no por la destreza de los militares colombianos, según insinua Correa. Si viviese el “Che” Guevara, dice Correa (al Che lo ha exaltado en numerosas ocasiones), él se reiría de lo sucedido y habría dicho que un movimiento revolucionario “que se respete” no “comete secuestros”. Claro que no, el Che prefería fusilar a todo opositor a la revolución castrista que ha sumido a Cuba en la miseria.
Sarkozy ha llamado por teléfono a Correa para agradecerle su interés en la liberación de Ingrid y más tarde lo hará personalmente. También visitará a Chávez con igual objetivo. Pero ¿cuál era el móvil de ambos para mediar con las FARC? No otro que debilitar a Uribe y probar que su decisión de liquidar a la narcoguerrilla por la vía militar era equivocada. Se ha demostrado que fue y es todo lo contrario: sin la acción militar para acechar, capturar o matar a los terroristas donde quiera que se encuentre, sin la acción militar en Angostura y sin la acción militar tipo Entebbe para liberar a Ingrid y a otras 14 personas, el movimiento subversivo que desde hace media centuria trata de acabar con la democracia en Colombia, no estaría moribundo como lo está ahora.
Mientras tanto, Correa insiste en que no reanudará las relaciones diplomáticas que rompió, mientras en Colombia “no haya un gobierno decente”. El pedido de que las reanude ha venido de la OEA, del Grupo Carter, de la propia Ingrid, de la mayoría de ecuatorianos que no ve razón para el distanciamiento con un país con el cual hay intensas relaciones comerciales y una tradicional amistad.
“Déjennos en paz” ha dicho Correa cuando se le toca el tema. Insiste en que el pecado capital de Uribe fue el ataque de Angostura, pese a que el mandatario colombiano ha presentados excusas formales, aunque no arrepentimiento. El bombardeo no fue al Ecuador, ni a sus fuerzas armadas ni a civiles, fue a una guarida de maleantes tolerada en territorio ecuatoriano.
Uribe ya no tendrá necesidad de una nueva votación para desvanecer la inculpación de que su periodo presidencial fue ampliado con fraude. La Corte Suprema acaba de revalidarlo. No busca una nueva reelección, aunque le sería fácil conseguiría, dada su popularidad creciente.
Frente a él, la personalidad moral e intelectual chata de Correa está reclamando ser castigada por los mismos que se equivocaron en elegirlo como presidente. Ese castigo deberá venir con un No rotundo en el referendo de septiembre próximo, cuando se llame a ratificar o rechazar la nueva Constitución, que es el documento más antidemocrático y retardatario de que se tenga memoria en la historia no solo ecuatoriana sino de la América Latina toda.