Monday, December 28, 2015

TODOS CONTRA TRUMP


Por lo menos un mérito tendrán que reconocer sus enemigos al candidato presidencial republicano Donald Trump: su “milagrosa” capacidad para unir en su contra a la dirigencia (establishment) de los dos partidos y a los más “sabios” analistas de los medios audiovisuales y escritos.
Desde que Trump anunció su aspiración a la nominación por el GOP el 15 de junio pasado, los más connotados columnistas y mayores expertos en política y politología advirtieron que su candidatura no duraría sino pocas semanas, porque se trataba de un payaso insustancial, que no sabía otra cosa que vociferar, insultar y hacer piruetas de circo.
Han pasado seis meses y desde el primer día del anuncio, toda encuesta de opinión lo coloca en el primer puesto. Los analistas se deconciertan pero no se dan por vencidos y ahora han optado por acusar a quienes siguen a Trump de  idiotas, impresionables e ignorantes, que al momento de votar reflexionarán para rechazar al “payaso”.
La acusación aparte de ofender a los partidarios del candidato, revela falta de agudeza de los analistas. Arguyen que Trump insulta y elude ir a la sustancia de los temas en debate. Pero no observan que él jamás ha iniciado el diálogo ríspido, sino que siempre lo hecho como respuesta a los insultos gratuitos que ha recibido, sin motivación alguna.
Curiosamente, todos los pre candidatos que comenzaron de esa manera sus diatribas contra Donald, cayeron bruscamente en las encuestas hasta verse obligados a renunciar. Otros luchan por sobrevivir con 3 puntos o menos, como Jeb Bush, que inicialmente figuraba como puntero en la campaña y favorito del establishment del GOP.
Ciertamente que la oratoria de Trump es distinta, pero no es vacía. Dice lo que tiene que decir de modo directo, sin tapujos, con color, calor y humor y a momentos con sátira. Y lo que dice es lo que la mayoría de ciudadanos quiere oir de un líder con fuerza, de un “macho alfa” que promete no “la transformación” del país, como Obama, sino su recuperación.
Comenzó su incursión en la política denunciando una de las peores formas de destrucción del país: la virtual abolición de las fronteras para permitir la libre inmigración no solo de latinoamericanos sino sobre todo de árabes musulmanes para profundizar la “islamización” de los Estados Unidos en la que se halla empeñado Obama desde el 2009.
El asunto, que los “sabios” analistas dijeron que acabaría con la candidatura de Trump antes de que se afianzara, es ahora uno de los principales temas de discusión de la campaña, sobre todo tras los actos terroristas de París y San Bernardino y la gris reacción del jefe de la Casa Blanca. En Europa también se habla de acabar con el mito de la abolición de fronteras.
Correlativamente, Trump proclamó la necesidad de una moratoria para el ingreso de árabes a los Estados Unidos, hasta que se perfeccionen los métodos de investigación tanto para los que quieren llegar como para los que ya están aquí de primera, segunda o tercera generaciones. La medida es lógica, pues el islamismo radical tiene declarada la guerra a este país.
Jamás ha habido denuncias de musulmanes, residentes o no en los Estados Unidos, de atentados en ciernes que los servicios policiales hubiesen podido detectar y evitar a tiempo. Urge, por tanto, que se levante la orden de Obama que impide vigilar a mezquitas y organizaciones musulmanas potencialmente jihadistas. (Así no habría habido la tragedia de San Bernardino)
Los atacantes de Trump insinúan que sus expresiones sobre Putin delatan que, si triunfa, su gobierno sería tan autoritario como el del líder ruso. Es una más de las distorsiones de los analistas. Con sentido pragmático, lo que el candidato dijo es que Putin ha hecho en esa zona lo que Obama no hizo o no quiso hacer: derrotar a los terroristas en Siria y demoler al ISIS. ¿Por qué, pues, no apoyarlo?
En materia económica, jamás Trump ha dicho que gobernaría como dictador como Obama con el Obamacare y los Decretos Ejecutivos para modificarlo sin consentimiento del Congreso, o para legislar en materia de inmigración o a través de las agencias para legislar sobre medio ambiente y minería y banca e innumerables otras materias, sobre las cuales el Congreso ha abdicado en los últimos años.
Lo que ha impulsado a Trump a dejar sus multibillonarias empresas para lanzarse a la política, es la preocupación por la audacia de una minoría “progresista” que se ha aferrado al poder para ir deshaciendo la esencial grandeza de este país, que reside en la división de poderes y contrapeso entre si, conforme a las normas y doctrina de quienes fundaron esta nación en el siglo XVIII.
La Constitución de 1789, inspirada en la doctrina de la Declaración de la Independencia de 1776, no son documentos obsoletos como pretenden los progresistas, sino que están más vívidos y radiantes que nunca. Son los “progresistas” los que quieren marchitarlos, habiendo logrado ya que el Congreso y la Corte Suprema cedan gran parte de sus atribuciones.
Mientras más se debilite la Constitución, más posibilidades existen de que crezca un Ejecutivo dictatorial. Los fundadores de la nación la diseñaron para evitarlo. Los seguidores de Trump así lo creen, por eso lo respaldan y no por espejismo circense. Solo una maniobra siniestra de sus enemigos, como un atentado terrorista, podría impedir su nominación y victoria final.

Wednesday, December 16, 2015

EL TEMA DE LA INSEGURIDAD


El tema que absorbió el debate en CNN entre los nueve aspirantes a la candidatura presidencial por el partido republicano anoche fue cómo volver a garantizar la seguridad interna y externa del país, alterada tras siete años de gobierno del presidente demócrata Barack Hussein Obama.
Hubo variantes, pero se confirmó que la tónica de la campaña pre electoral que culminará en noviembre próximo ha sido dada por Donald Trump, a quien el “establishment” del GOP lo dio por liquidado a poco de anunciar su candidatura en junio pasado. Las invectivas y presagios se han ido con el viento y su candidatura es hoy la más sólida de todas.
Trump puso a discusión el problema de la inseguridad al momento mismo de proclamarse candidato, al denunciar que era infame que Obama fomente la inmigración ilegal por la frontera sur, no solo de mexicanos y latinos en general, sino de árabes, chinos y de otras nacionalidades. 
Afirmó que entre los ilegales se filtraban criminales narcotraficantes y violadores y otros delincuentes que ya habían sido expulsados del país. Su discurso fue distorsionado y se lo caliificó de racista y xenófobo, pero paulatinamente la denuncia se la aceptó por real y pasó a ser tema del debate de campaña.
Luego de los atentados terroristas en París y San Bernardino, Trump volvió a dar la voz de alarma sobre la vinculación que existe entre el terrorismo y la inmigración ilegal. Dijo que había que prohibir temporalmente la libre entrada de los musulmanes hasta que las autoridades aclaren la situación real de los los que aquí residen y los que estén por venir.
Su propuesta desató otra ola de insultos. Se la tachó de xenófoba e inconstitucional. Se la debatió anoche y el consenso fue que, en verdad, el sistema de información para la admisión de extranjeros, sobre todo de países conflictivos, es deficiente y urje reformarlo por razones de seguridad nacional. 
Los debatientes, en respaldo de Trump, coincidieron en que la seguridad se ha convertido en la principal preocupación de los ciudadanos, según lo confirman las encuestas. Desplazó al tema del alto desempleo y la deuda de casi 20 trillones de dólares. Se observó, sin embargo, que sin solidez económica, no existe seguridad interna ni externa.
Si bien el desempleo y la incertidumbre sobre la economía son frustrantes, es la sensación de inseguridad la que está creando una atmósfera de miedo, acentuada por un gobernante que ha dado muestras de aliarse con los promotores del terrorismo y no con los que lo eligieron dos veces como Presidente. 
Fue el pre candidato presidencial y gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, quien dijo al iniciar su debate anoche que el país se ha sentido traicionado por un mandatario incapaz de garantizar la seguridad nacional. No lo dijo pero ¿cómo se califica al autor de esa traición?
Obama ha dado repetidas muestras de su alineamiento con el Islam, cuya religión y doctrina inspiran al ala radical que planea y ejecuta los actos de terror, dentro y fuera de los Estados Unidos. Los atentados comenzaron con Mahoma en el siglo VII y se prolongan hasta nuestros días. Pero el actual presidente insiste en desligar al terrorismo islámico del Islam.
En Fort Hood, cuando un oficial musulmán mató a 13 soldados al grito de Alahu Akbar, Obama ordenó abstenerse de calificar al acto de terrorista y lo circunscribió a “incidente de trabajo”. Similares atentados han recibido trato similar. En San Bernardino, tan pronto como la pareja msulmana mató a 14 personas e hirió a 21, dispuso que se omita el adjetivo “terror”.
Por fortuna, el jefe del FBI, James Comie, que no es de libre remoción,  hizo caso omiso del veto presidencial y hacia la noche anunció lo obvio: que las muertes en San Bernardino habían sido planeadas y ejecutadas por un par de musulmanes terroristas. Luego se supo que la masacre pudo evitarse, a no ser por obstrucciones presidenciales.
En efecto, si bien Syed Farook era nacido en Illinois, su mujer Tashfeen Maleek vino como novia desde Pakistán. Ambos anunciaban en Facebook sus inclinaciones por el islamismo radical pero los agentes de investigación estaban impedidos de acceder a los medios sociales (por motivos religiosos o raciales), por instrucciones superiores. Pero si lo hubieran hecho, la visa a Maleek habría sido negada y Farook puesto en la lista roja.
Para atacar a Trump se arguye que el islamismo radical no es el Islam, porque la religión islámica "es moderada". No hay prueba de ello, Farook y su cónyuge serían islámicos comunes en Pakistán y en cualquier otro sitio donde rige el Corán, que aboga por la ley Sharia y la condena a toda otra religión.
La religión Católica y sus derivaciones protestantes, asi como la Judía, creen que la suya es la religión verdadera. Pero el Cristianismo es misional y busca la conversión de los no creyentes por la persuasión. El islamismo es diferente, no busca persuadir a los infieles sino destruirlos. (Ver nota al pie del BLOG)
Nunca antes como con Obama ha habido tan libre flujo de musulmanes en los Estados Unidos. Miembros del CAIR y de Muslim Brotherhood están en la Casa Blanca. Las mezquitas se mutiplican, asi como las escuelas madrasas, que cuentan con billonario respaldo financiero de Arabia Saudita.
Ahora Obama quiere admitir a un número ilimitado de musulmanes sirios en fuga de un país al cual él contribuyó en crear el caos. Trump y los demás pre candidatos republicanos buscan frenarlo. Pero las elecciones presidenciales serán en noviembre y mientras tanto algo tiene que hacer el Congreso, con mayoría republicana en las dos cámaras.
Chris Christie dijo que el país ha sido traicionado. ¿Por qué no interpelar al traidor, para impedirle que siga despedazando a esta nación? 


During the Civil War most of the  nurses were nuns. 

    Even if you are not Catholic, this  is eye opening: 

    when the Catholic Church was founded, there were no hospitals. Today, one out of five people in this Country receive their medical care at a Catholic hospital. 

    

    When the Catholic Church was  founded, there were no schools. Today, the Catholic Church teaches 3  million students a day, in its more than 250 Catholic Colleges and Universities, in its more than 1200 Catholic High Schools and its more than 5000 Catholic grade schools. Every day, the Catholic Church feeds, clothes, shelters and educates more people than any other organization in the world. 

    

    The new Obama Health Mandate could end all this and the tax payers would have to make up  the loss.  Also, all Catholic adoption services will come to an end...a human disaster. 

    

    There are more than 77 million Catholics in this country. It takes an estimated 50 million Catholic votes to elect a president. 

    

    I am asking all of you to go to the polls in 2016 and be united in replacing all Senators and Reps with someone who will respect the Catholic Church, all Christians, and all Religions with the exception of  Islam. 

    

    Mr. President, you said, "The USA  is not a Christian Nation." You are wrong - we are a Christian Nation founded on Judeo-Christian values allowing all religions in America to  worship and practice freely.... something that Islam will never  do. 

    
ASK YOURSELF!!
    Oh, by the way, on MUSLIM HERITAGE IN America .... Have you ever been to a Muslim hospital, heard a Muslim orchestra, seen a Muslim band march in a parade, know of a Muslim charity, ever seen Muslims shaking hands with a Muslim Girl Scout, or ever seen a Muslim Candy Striper volunteering in a hospital?  Have you ever  seen a Muslim do much of anything that contributes positively to the  American way of life? 

Thursday, December 10, 2015

DE LO "POLÍTICAMENTE CORRECTO"


Las revelaciones de la Policía acerca de la trama que rodea a la masacre de San Bernardino, California, perpetrada por islamistas radicales árabes, confirma que las medidas protectoras del presidente Obama hacia el Islam están llevando al país hacia el caos.
El atentado fue planeado por lo menos con dos años de anticipación con la coordinación y financiación de fuerzas terroristas extranjeras. La pareja que actuó directamente no lo hizo de modo aislado, como mintió la Fiscal General Loretta Lynch, vísperas de las declaraciones del FBI.
Syed Farook, el terrorista nacido en Illinois, contrajo matrimonio con Tashfeen Malik, una pakistaní adiestrada en terrorismo jihadista en Arabia Saudita. Todo indica que el enlace fue concertado por los superiores de la organización terrorista, para que actúen no solo en San Bernardino sino en otros lugares del país.
La masacre ocasionó 14 muertos y 21 heridos. No hubo más víctimas pues hubo fallas en el detonante de tres bombas colocadas en el centro de asistencia a minusválidos de California, donde se celebraba una fiesta navideña con casi un centenar de personas.
Malik llegó de Arabia Saudita con visa de novia comprometida con Farook hace más de un año y de inmediato pusieron el plan en marcha, junto con la madre de Farook, otros familiares y amigos. La casa de un barrio de clase media se convirtió en un arsenal y laboratorio para el ensamblaje de bombas.
La Policía jamás detectó sospecha alguna de conducta impropia, menos de terrorismo en ciernes. Algunos vecinos confiesan, luego de producido el atentado, que habían observado movimientos extraños en casa de Farook, como la repetida entrega nocturna de bultos, pero dicen se inhibieron de presentar denuncias por temor a ser tachados de “islamofobia”.
La “islamofobia” es, para Obama y Lynch, el peor de los pecados que un ciudadano puede cometer en este país. Luego de la tragedia en California, la Fiscal General amenazó con sancionar y encarcelar a quienes profieran insultos contra esa religión. Obama, en su discurso del domingo pasado, dedicó más tiempo a prevenir ese peligro que a condenar al terrorismo.
Con esa mentalidad se ha quebrado a los sistemas de inteligencia de los Estados Unidos. De un plumazo, Obama prohibió el “profiling”, o sea el uso de perfiles de los grupos con alto porcentaje de criminalidad para adelantar y acelerar escrutinios e investigaciones, sea en aeropuertos o en calles y lugares de concentraciones públicas.
Si los atentados terroristas son cometidos casi sin excepción por árabes que profesan el Islam y que matan al grito de Alá, es obvio que haya mayor prevención en el examen de documentos con gente de esa etnia, que con alguien de otra raza. Igual ocurre con individuos de la raza negra, no por prejuicio racial sino porque el mayor número de delitos los comete gente de esa etnia.
Por actuar dentro de lo “políticamente correcto”, a Malik seguramente no se le hizo investigación especial, pese venir de Arabia Saudita y cubrirse con burka. Si el investigador cumplía su deber, habría constatado que dio  una dirección domiciliaria falsa y que omitió decir que acababa de terminar un curso en jihadismo.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, tan de izquierda como Obama, se ha dedicado también a quebrar la autoridad policial. A más del “profiling”, ha prohibido que se haga el registro corporal a sospechosos, con lo cual los delinciuentes de cualquier etnia pueden pasear por las calles de la metrópolis sin temor a ser molestados con un arsenal de “trabajo” a bordo.
Israel no podría sobrevivir, rodeado como está de musulmanes, si imperase allí la misma mentalidad “políticamente correcta” que aquí existe. Las reglas de ingreso son extremadamente rigurosas, basadas en el “profiling” y antecedentes para cualquier individuo, sin importar su rango. En contraste en los Estados Unidos hay quienes creen que los inmigrantes deben entrar sin cortapisas, a cambio de convertirse en votantes demócratas.
Se necesitaba alguien con la personalidad fuerte y sin mancha de Donald Trump, pre candidato presidencial republicano, para denunciar a los cuatro vientos la corrupción del sistema y anunciar que lo desterrará una vez que logre la candidatura y gane las elecciones en noviembre venidero. Frente al repliegue de Obama y Lynch, Trump acaba de proponer una moratoria al ingreso de musulmanes, “hasta que se aclare la situación”.
La moratoria obviamente estará dirigida a todos los musulmanes y no con sospechas de vínculos con el terrorismo. La “aclaración” se refiere a poner en vigencia todas las técnicas de inteligencia para detectar a los sospechosos ya ingresados en el país, para registrarlos y encarcelarlos y deportarlos si se comprueba que son jihadistas.
No se trata, como han dicho algunos, de declarar la guerra al Islam, sino de responder a una guerra que ellos tienen declarada a Estados Unidos y Occidente desde hace mucho tiempo, como ya lo advertían Thomas Jefferson y John Adams en 1786 (cuando eran embajadores en Londres, según nota al pie del BLOG). Fue un error de George W. Bush, tras el 9/11, pedir que la gente vaya a los malls en lugar de convocar al Congreso para una declaratoria formal de guerra.
El “establishment” o dirigencia de los partidos demócrata y republicano se ha unido para condenar a Trump por su pedido de moratoria, pero las encuestas en su favor han crecido de manera espectacular. Es de sentido común esperar respaldo a quien busca bloquear al enemigo, interno y externo, no a quien busca protegerlo.
En el BLOG anterior se incluyen enlaces o links a documentos en los que se transcriben versículos del Corán contra los infieles y el trato que hay que darles. Los musulmanes, árabes y no árabes, que renuncian a dichos mandatos y a los de la ley Sharia, con regulaciones y penalidades del Medioevo, son bienvenidos en los Estados Unidos y no tienen nada que temer a Trump.
Solo queda un interrogante. Sin esos versículos y sin Sharia ¿el Islam sigue siendo Islam? Queda la duda. Pero lo que si está claro, con Trump y la mayoría que lo respalda, es que el islamismo radical y los musulmanes que lo socapan, no tienen ni tendrán cabida en este país. Porque espanta pensar que aquí ocurra lo de Europa.

(From a March 28, 1786, letter written by John Adams and Thomas Jefferson, who were American diplomats at the time, to U.S. Secretary of Foreign Affairs John Jay reporting on their conversation in London with the ambassador from Tripoli regarding piracy by the Barbary States:
We took the liberty to make some enquiries concerning the ground of their pretensions to make war upon nations who had done them no injury, and observed that we considered all mankind as our friends who had done us no wrong, nor had given us any provocation.
The Ambassador answered us that it was founded on the laws of their Prophet; that it was written in their Koran; that all nations who should not have acknowledged their authority were sinners; that it was their right and duty to make war upon them wherever they could be found, and to make slaves of all they could take as prisoners; and that every Mussulman [Muslim] who was slain in battle was sure to go to Paradise.)



Monday, December 7, 2015

¿DE QUÉ LADO ESTÁ OBAMA?


Obama defraudó una vez más con su discurso de anoche, dicho en tiempo preferencial en TV para referirse al nuevo ataque terrorista ocurrido en esta ocasión en San Bernardino, California, con 14 muertos y 21 heridos, víctimas de una pareja árabe musulmana.
Unos pensaban que anunciaría un cambio en su actitud pro islámica y que finalmente se decidiría por responder, con todo el poder militar de esta nación, al reto de la guerra declarada hace mucho tiempo por el Islam contra los Estados Unidos y Occidente.
Aunque otros anhelaban que se ratificase en su teoría de que el terrorismo y la violencia, que se han acercentado durante sus siete años de gobierno, se debe a la libertad que existe para adquirir armas de fuego en el mercado, garantizada por la II Enmienda de la Constitución.
Aunque este tema tocó en su discurso de 12 minutos, Obama sin embargo no amenazó lo que quisiera, confiscar las armas de fuego en manos de los ciudadanos y prohibir totalmente las ventas. No lo hizo porque la mayoría rechaza su posición, como lo prueba el aumento de ventas de armas a raíz de los últimos atentados terroristas aquí y en Europa.
El Presidente insistió en su pretensión de desligar al Islam del terrorismo radical islámico, que se ha convertido en tesis oficial de esta administración. Si bien admitió que lo de San Bernardino fue un acto terrorista, se abstuvo de atribuirlo al radicalismo islámico, pese a las pruebas en contrario.
Obama, Hillary Clinton (su Secretaria de Estado, ahora candidata por los demócratas a la Presidencia), el canciller John Kerry y demás funcionarios sostienen que el uso de la expresión “radical Islam” hiere a la mayoría de quienes practican esta “religión de la paz”, por lo cual prefieren utilizar el calificativo de “extreme jihadists” o jihadistas extremistas, “que han usurpado el Islam para cometer actos de terror”.
La gente se pregunta ¿qué es el jihad? y cualquier diccionario le responde: es la “guerra santa” del Islam contra los infieles. ¿Y qué son los jihadistas extremistas? Son todos, pues no hay jihadistas que prefieran degollar “con moderación” y otros “sin moderación” a cristianos, judíos y musulmanes “apóstatas” (opuestos a su visión radical de conducta). ¿Hay jihadistas que no sean musulmanes? No.
Dentro del galimatías verbal en que se sumerjen Obama y sus seguidores, figura el intento de aislar al Islam del ISIS, al que lo llaman ISIL (no por capricho: esconde un propósito y una meta. ISIS involucra solo a Irak y Siria, mientras que el ISIL a Levante, incluídos Israel...e Irán). Es el ISIS y no el Isil, dicen (¿?) el que fomenta a los terroristas en Europa, África, los Estados Unidos, Asia.
Es teoría que se destruye por si misma. Desde la aparición de Mahoma en el siglo XII el Islam ha buscado expandirse a sangre y fuego, en contra de otras religiones y los musulmanes apóstatas. La pretensión globalista islámica es similar a la de las ideologías dictatoriales del nazifascismo y el comunismo de Stalin y Mao.
La táctica expansionista islámica tomó un nuevo giro con Obama. En el 2011 el terrorismo islámico había sido doblegado en el Irak y allí regía un gobierno democrático parlamentario que necesitaba del respaldo militar de los Estados Unidos para consolidarse. Pero el nuevo líder del “mundo libre” ordenó el desmantelamiento de más de 100.000 tropas y el abandono del armamento. 
Los jihadistas resurgieron y formaron un ejército de unos 50.000 hombres con equipo norteamericano gratuito y millonarios yacimientos petrolíferos para financiar los operativos terroristas en la región y fuera de ella. Se formó el califato en Irak y Siria que ha causado tantos estragos y que solo a partir de la intervención militar inicial de Putin ha comenzado a resquebrajarse.
Pero si desaparece el ISIS o ISIL, el radicalismo islámico seguirá vigente en cualquiera de sus denominaciones, para continuar organizando directa o indirectamente atentados terroristas en cualquier lugar del mundo y que serán de inenarrables consecuencias cuando comience a funcionar la maquinari nuclear mortífera de Irán.
Todos los terroristas recientes han sido musulmanes. Ello no quiere decir que todos los musulmanes sean terroristas. Pero la mayoría calla, sea por respaldo o temor a represalias. Farouk y su mujer eran extremadamente radicales, pero lucían pacíficos y devotos. Los servicios de inteligencia nunca los tuvieron en la mira.
Allí radica la raíz del problema. Los terroristas no van a pasearse por calles y plazas con turbantes y fajas cargadas de bombas para la inmolación suicida. Están inmersos en la población como ciudadanos comunes, listos para actuar en el momento que ellos por si mismos o por órdenes superiores lo determinen. ¿Cómo identificarlos?
El escrutaje en los puertos de entrada es insuficiente. Muchos islámicos entran legalmente, otros ilícitamente por la frontera, otros son nacidos aquí como en el caso de Farouk. La solución la da el candidato Donald Trump: hay que abrir un registro de todo musulmán que resida e ingrese a los Estados Unidos y a cada uno de ellos, previa investigación, se le exigirá una declaración juramentada de respeto a la Constitución y las leyes de los Estados Unidos. 
Porque muchos de ellos, en Michigan y Texas, por ejemplo, pugnan porque se les acepte vivir aislados bajo la ley Sharia, que se opone a la Constitución y que aplica normas de conducta del Medioevo. Son los musulmanes que inmigran a este país los que tienen que adaptarse a sus leyes y costumbres, no viceversa. Porque “inmigración sin asimilación es invasión”.
Raymond Ibrahim, un profesor musulmán de la Universidad Prager, dice que en el mundo hay unos 1.500 millones de musulmanes de los cuales al 10% los tilda de “islamistas”, que practican el Sharia, o sea 150 millones. De éstos, dice, no menos del 2% son terroristas, o sea 3 millones de personas. Es mucha gente. 
En los dos atentados de París de este año, el número de asesinos no fue de más de 10, en San Bernardino fue una pareja, en Boston dos hermanos y en Malí y Chad igualmente muy pocos. Están en reserva 3 millones. Y hay el Califato y en perspectiva un Irán nuclear. 
Súmese a todo ello la evidencia de que por primera vez en la Casa Blanca está alguien que no se sabe si está en favor o en contra de los Estados Unidos y se comprenderá por qué la gente siente miedo, por qué quiere armarse, por qué desconfía de un Presidente que no dice la verdad se refugia en una melosa telaraña verbal que solo a pocos podrá engañar.