Sunday, August 31, 2008

UNA JUGADA MAESTRA

El candidato presidencial por el partido republicano de los Estados Unidos, John McCain, acaba de orquestar un golpe maestro de estrategia política al designar a la gobernadora de Alaska, Sarah Palin, como candidata a la vicepresidencia.
Desde el punto de vista del “suspense” periodístico, fue admirable cómo supo imponer una total reserva a su equipo íntimo de colaboradores acerca del nombre de la persona escogida. Todos los medios impresos y audiovisuales y por los “blogers” se enfrascaron en un intenso combate por adelantarse con la primicia del nombre, sin conseguirlo.
Acaso el canal FOX TV fue el primero en enunciar el nombre de Sarah temprano en la mañana del viernes pasado con cierta seguridad, pero casi de inmediato se retractó por ciertos indicios en contrario. No obstante, hacia el mediodía de ese mismo día, la noticia se confirmó.
Acto continuo reverberaron las conjeturas, juicios, condenas, aplausos acerca de la selección. Aún continúa y continuará el debate, no solo entre los demócratas sino igualmente entre los republicanos y los independientes, así como entre los periodistas y comentaristas de todos los matices.
Todo lo cual confirma lo acertado de la decisión de McCain tanto por la calidad de la persona escogida, como por la forma de hacerlo. McCain, como todos señalan, es un “maverick”, vocablo inglés que originalmente se refiere a los becerros sin marca o apartados de la vaca madre y que, en el lenguaje corriente, significa independiente.
No independiente con respecto a un bagaje de principios, que McCain los tiene y bien arraigados como republicano, sino independiente en cuanto a discrepar con regulaciones u orientaciones rígidas de partido, que no comparte por considerar que no son adecuadas.
McCain, por ejemplo, discrepó con la estrategia militar del presidente GWBush, que se apoyó en sus comandantes y le recomendó que incremente el número de tropas en Irak para derrotar el enemigo. Bush atendió a su insinuación y ahora el terrorismo musulmán se halla allí en retirada.
También McCain se opuso a la tendencia radical del partido republicano en el manejo del problema de casi 12 millones de inmigrantes ilegales. Para él, como en este caso también para Bush, la solución era y es abrir las vías para que los actuales inmigrantes opten por la legalidad y para que los inmigrantes del futuro lleguen a este país temporal o permanentemente ajustados también a la ley.
El proyecto, bipartidista, no fue aprobado por el Congreso Federal. Pero lo será en la próxima administración, cualquiera que fuere electo en las elecciones presidenciales del 4 de noviembre venidero. La utopía de la muralla infinita en la frontera o la expulsión colectiva de los 12 o más millones de ilegales es impráctica y es contraproducente a los intereses nacionales.
Sarah Palin, de 44 años de edad, reúne condiciones muy similares de “maverick” como lo ha demostrado en Alaska. De profundas condiciones republicanas en lo atinente a política fiscal de reducción de impuestos y austeridad en el gasto, así como en su actitud contraria al aborto (se negó a abortar a su último hijo, al cual se le detectó el síndrome Down) y al matrimonio gay, se opuso a la corrupción de funcionarios republicanos, los derrotó en comicios y fue firme como edil y gobernadora. Goza del 80% de aprobación en Alaska.
Tiene otros atractivos como mujer y ejecutiva. Madre de 5 hijos, casado con un campeón de carrera sobre nieve con trineos arrastrados por perros esquimales (él mismo tiene ¼ de sangre esquimal), ha participado en la pesca comercial de salmones (tarea en extremo peligrosa, al punto que sufrió un percance en sus dedos) para la empresa que tienen con su marido y es una formidable oradora, como lo demostró el viernes pasado al agradecer por su nominación.
¿De qué se le acusa a esta dama, que además fue reina del pequeño pueblo en que creció y luego compitió por el título de Alaska? Los dardos le vienen sobre todo por su supuesta falta de experiencia, particularmente en política externa, lo que le perjudicaría al considerar que, si fallece McCain (tiene 72 años de edad), ella se convertiría automáticamente en la primera Presidenta de la nación más poderosa del planeta.
Quienes tal sostienen dicen que ello anula las críticas del lado de McCain a la falta de experiencia de Barak Hussein Obama, el candidato de los demócratas. Del lado republicano contestan que argüir así es admitir que Obama es, en efecto, inexperto. Pero además los republicanos contrastan la fructífera práctica ejecutiva de Sarah con la ninguna de Obama, que solo exhibe su paso por el Senado federal, al que ha asistido apenas 123 días en 4 años.
Si se combina las edades de los binomios, se observa que el de McCain apenas supera con 2 años al de Obama. En todo caso, lo que se elegirá en noviembre no es al vicepresidente, sino al presidente. Entre Obama y McCain las diferencias en experiencia, solidez y firmeza son siderales. Igual contraste se halla, por añadidura, entre los dos candidatos vicepresidenciales.
Joe Biden, de 65 años de edad, ha estado 34 años en el Senado y ha presidido el comité de relaciones exteriores en varios períodos. Pero su récord no es nada recomendable: se opuso a la primera guerra contra Hussein de Irak, en la guerra del Golfo y luego a la segunda. También se opuso, como Obama, al incremento de tropas que han conducido a la victoria en la segunda guerra contra Irak y, por otro lado, ha hecho campaña para que se divida a ese país en tres, una región para cada una de las tres facciones sunitas, shitas y kurdos, lo cual es receta para la disolución nacional.
Sarah Palin, en contraste, tiene ideas claras sobre cómo administrar asuntos de política interna y externa. Visualiza sin titubeos la presencia del enemigo en Irak, Afganistán y los Estados protectores del extremismo musulmán como Irán, Siria y, aunque no lo menciona todavía, los de reciente data como Venezuela.
Para una persona con mente lúcida y convicción de principios, la asimilación de las interioridades de la política foránea no será ni lenta ni tortuosa. Tendrá como su principal maestro al propio McCain, con quien tiene coincidencia plena en la cosmovisión y, además, los asesores que serán nombrados a su turno. Lo que importa es poseer buen criterio, buen juicio y ella lo tiene.
Es, además, optimista como firme partidaria de la cultura de la vida, no de la muerte como su rival. Anhela la victoria para las fuerzas militares en combate, no la derrota y su retirada, como su rival (su hijo mayor se enlistó en el Ejército y partirá en los próximos días al Irak). Cree en el valor de la individualidad, no en más interferencia del gobierno para la solución de todos los problemas.
Obama transpira resentimiento social, acaso por la penosa vida que llevó a poco de su nacimiento de un padre negro y una madre blanca, que pronto se divorció, casó con un indonesio, fue a vivir con él en Indonesia y luego entregó a Barak al cuidado de sus abuelos en Hawaii. Su padre negro, de Kenya, murió alcohólico
Obama y Michelle, su mujer, son muestra formidable de la superación de la barrera racial en los Estados Unidos, al haberse graduado ambos en las mejores universidades de Harvard y Princeton y llegar, con derecho, a tener una vida muy holgada y exitosa. Pero no lo reconocen y se han unido a predicadores que culpan de todos los males del mundo a los Estados Unidos, omitiendo sus propios logros y lo que este país ha hecho a favor de pueblos oprimidos por las tiranías, con sacrificio de incontables vidas.
McCain y Palin cantan otra canción. Es de alegría y confianza en el futuro y en la permanente defensa de los principios que alientan a este país desde los albores de su fundación en 1776. Obama acaso inspire compasión por su atormentada niñez y juventud, pero esos no son méritos suficientes para encumbrarlo a la presidencia de un país que premia la capacidad, la gratitud y que ha difundido y defenderá su libertad a cualquier costo individual y colectivo.

Friday, August 22, 2008

OBAMA/CORREA

¿Existe alguna similitud entre Barak Hussein Obama, el mulato candidato a la presidencia de los Estados Unidos por el partido demócrata y Rafael Correa, el montubio que ejerce actualmente la presidencia en el Ecuador?
Muchos dirían que aparte de la apariencia física y la oratoria hueca, no habría otro elemento de identificación entre los dos. Después de todo ¿qué hay de común entre un líder que aspira a gobernar a la nación más próspera y libre del mundo y el otro que está ya al mando de uno de los países más pobres?
Pues bien, algo que les enlaza es su visión gris y pesimista de la vida. Obama y su mujer Michelle (ella si negra completa) han dicho en repetidas ocasiones que Estados Unidos es una nación cuajada de defectos y ha pedido perdón por ello a los que así piensan dentro y fuera del país, prometiendo enmiendas de conducta para satisfacerlos.
Es lo que dijo en Berlín, ante una muchedumbre delirante ante la cual confesó no ser un orgulloso norteamericano, sino un ciudadano del mundo dispuesto a reducir las diferencias que aventajan a USA en el planeta. No era el auditorio más propicio para hacerlo. Si bien hay quienes detestan a USA, la mayoría en Europa da gracias a la potencia que los liberó de la hegemonía germana en dos oportunidades y, en la II Guerra Mundial, del Eje expansivo nazi fascista.
Como bien dijo el general Collin Powell, los norteamericanos fueron a Europa en plan de liberación, no de conquista. Los pedazos de tierra que aceptó fueron las de Normandía para enterrar allí a los sacrificados el Día D que marcó el inicio de la victoria aliada sobre el nazi fascismo.
Obama no se cansa de citar los supuestos defectos de los Estados Unidos. Acaba de justificar a Rusia por invadir a Georgia, diciendo que los Estados Unidos no pueden objetar la invasión a causa de Irak. Nada más alejado de la verdad: la invasión rusa fue sorpresiva, brutal y unilateral. La de Irak se dio luego de agotar la mediación de las Naciones Unidas y tras un pacto acordado entre 34 naciones para actuar.
Los atletas que participan en la Olimpiada de Beijing han tenido un desempeño espectacular. Los medallistas norteamericanos se han envuelto en la bandera de las estrellas de franjas azules y blancas con orgullo. Han declarado que USA es el mejor país de la tierra y han rendido homenaje a los militares que luchan en varios frentes para garantizar la libertad y seguridad interna de esta nación.
Obama parece no sentir el mismo orgullo. Se refirió más bien al éxito de Beijing en la organización de los juegos olímpicos, diciendo que el régimen autocrático chino ha funcionado como un reloj, como si se tratara de una corporación. Hizo pública así su preferencia por ese sistema que coarta las libertades, que por el democrático capitalista del país en que nació.
Es probable que Obama no esté pensando en implantar en los Estados Unidos un sistema como el chino, rígidamente autoritario. Pero si quiere y así lo dice en todos sus discursos y debates, que las supuestas falencias del capitalismo en este país se corregirán con un giro hacia el socialismo.
Y es aquí donde comienzan a surgir las similitudes de pensamientos y actitudes entre las dos figuras. Correa no quiere al Ecuador. Todo lo que hasta aquí ha existido en el país es, según su criterio, abominable, rechazable y tiene que ser arrasado y sustituido por “un nuevo país”, según el slogan de su movimiento.
Obama detesta que en los Estados Unidos haya oportunidades y alternativas para que cualquiera con capacidad, inventiva y vocación triunfe y, como efecto de ese triunfo, gane más dinero. Ello ha ocurrido hoy, ayer y siempre en este país y la mayoría no se queja de ello. Al contrario, el líder en cualquiera de las actividades que sobresalga recibe la admiración y gratitud de los demás. Bill Gates no es denostado, como tampoco lo es el astro Cobe, ambos varias veces multimillonarios.
En otras palabras, no es la envidia lo que cosechan los individuos exitosos. Claro, hay excepciones y hay quienes atizan el resentimiento social con fines políticos, como Obama. Él habla de quitar el dinero a los ricos para repartirlo entre los pobres, mediante impuestos y confiscaciones. La opción Robin Hood atrae a algunos resentidos pero es imposible de cumplir sin dictadura.
Correa va por el mismo andarivel. Pese a que tuvo oportunidad de estudiar en buenas universidades de Bélgica y Estados Unidos, sus conocimientos no lo han guiado a proponer cambios para corregir los errores de la sociedad en la que nació y creció, sino para avasallar a los ricos y a quienes discrepan con él.
Correa tiene un campo más fértil en el Ecuador para sembrar el rencor y la lucha de clases. En muchos aspectos, esa sociedad no ha cambiado en su estructura cultural y mental. Prevalece el sentido hacendario de mirar la vida y, junto a él, una resignación a la fatalidad muy bien descrito en este artículo que publicó el Diario El Comercio hace pocos días.
La historia del Ecuador está plagada de injusticias. El indio ha sido un virtual esclavo que no se redimió cuando fueron redimidos los negros a mediados del siglo XIX. No fueron redimidos porque no eran considerados esclavos, aunque fueron tratados como tales hasta muy entrado el siglo XX. Mas la suerte de los indígenas no se decidirá con nuevas constituciones, como quieren Correa y los suyos, sino con una efectiva apertura de las oportunidades para todos los ciudadanos, incluidos ellos, los indios.
Obama quiere castigar a los ricos por ser ricos, no estimular ni adecuar las condiciones para que los pobres sean menos pobres. A las petroleras las quiere asfixiar, no liberar de prohibiciones para que exploren más dentro y fuera de las costas, como se empecinan los demócratas. Para ofrecer salud a todos, rehúsa perfeccionar el sistema privado y quiere reemplazarlo con más ingerencia del Estado, como en Europa, cuyo sistema está por ello en crisis.
Correa no quiere desatar las fuerzas del mercado para crear más prosperidad para más gente. Quiere aherrojarlas e incrementar el control estatal en todos los órdenes de la vida, no solo en lo económico, sino en lo social, moral, educativo. Quizás piense, como Obama y Rodrigo Borja, que lo ideal es una dictadura como en China, manejada por él y su círculo. Ricardo Patiño ya lo dijo, como hablando por Correa, que está bien que el gobierno se fortalezca como lo estipula la nueva Constitución, porque ellos serán “dictadores buenos”.
Las posibilidades de triunfo para Obama en las elecciones presidenciales del 4 de noviembre próximo se debilitan con el paso de los días. ¿La razón? Cada vez más la gente lo conoce mejor. Este hecho, como alguien lo dijo, genera un efecto visual opuesto: mientras más se lo ve de cerca, más se achica.
Obama, como Correa, no tiene pasado político válido. Ha sido 4 años senador, pero solo ha estado presente 123 días y siempre se ha abstenido o votado por las posiciones de extrema izquierda, esto es, a la izquierda de la posición más radical de los aquí llamados “liberals”, cuya vocación es más control estatal y menos libertad empresarial.
Correa fue profesor de la Universidad San Francisco y de allí pasó a ministro de Finanzas de Alfredo Palacio. Siempre estuvo a la izquierda de la izquierda y en ese contexto, compitió con Álvaro Noboa en las elecciones presidenciales y las ganó, acaso porque su rival, defensor del sistema de libre mercado, carecía de fuerza de persuasión entre los electores.
La victoria de Obama en las primarias del partido republicano se explica porque su principal rival, Hillary Clinton, despertaba demasiadas pasiones en su favor y en contra. Muchos votaron por Obama, un mulato desconocido y para algunos de buena presencia, por votar en contra de Hillary. El fenómeno podría repetirse ahora entre Obama y McCain, ya que el primero está despertando demasiadas animosidades con sus pronunciamientos racistas y clasistas y, sobre todo, de menosprecio a la nación y sus instituciones militares.
John McCain, en contraste, es monolítico e imperturbable en su marcha hacia la victoria. Su valor primigenio es la vocación de servicio a su país (con 5 años y medio en las cárceles del Vietcong y más de 20 en el Senado). A McCain nadie le diría, como a Obama o Correa, que es un improvisado orador de barricada, o que es inconsistente. Alguien compara a McCain con Harry S. Truman, cuyos méritos no eran la oratoria, sino precisamente una convicción a rajatabla en sus principios, que explica que no vacilar en ordenar atacar a Hiroshima y Nagasaki para acabar con la resistencia suicida del emperador japonés.
El prestigio de Correa también se ha reducido un tanto en el Ecuador. Pero las encuestas, o al menos algunas de ellas, predicen que triunfará en el referendo por él convocado para ratificar o no su proyecto de Constitución. Si tal ocurre, se reeditará lo ocurrido en 1934 en Alemania, cuando Hitler triunfó en sus intentos de asumir los poderes absolutos: el referendo le favoreció 9 a 1.

Sunday, August 17, 2008

LA SITUACIÓN ESTÁ CLARA

A un mes y algo más del referendo mediante el cual se decidirá ratificar o no el proyecto de nueva Constitución en el Ecuador, la situación se clarifica para los votantes: quienes estén por el Si es porque desean que se consolide el régimen dictatorial de Rafael Correa. Y viceversa.
El ministro acaso más influyente del Presidente, Ricardo Patiño, encargado de la extraña Cartera de Coordinador de la Política, ha terminado por aceptar que el proyecto en realidad vulnera la esencia democrática de división de los poderes en sus tres funciones clásicas.
Pero el pueblo, ha dicho a renglón seguido, puede estar tranquilo por cuanto los que van a ejercer el poder omnímodo, esto es, Rafael Correa y sus escogidos, lo harán tan bien que el recuerdo del sistema democrático tradicional será solo una pesadilla lejana para los ecuatorianos.
Si el Si triunfa el 28 de septiembre se registraría la extraña circunstancia de que la mayoría de ciudadanos legalice con su voto a un gobierno arbitrario que antes de la aprobación ya ha vulnerado el equilibrio democrático de los tres poderes, al arrasar con la independencia de las ramas legislativa y judicial de hoy.
Con la nueva Constitución, esa arbitrariedad se acentuará y no habría lugar a la protesta pues sus acciones serían legales y constitucionales. ¿Cree la gente que respalda a Correa que una dictadura le beneficiaría más que una democracia, aún si ésta es imperfecta como lo ha sido en el Ecuador?
Ecuador no ha prosperado precisamente porque nunca se ha aplicado en el país un sistema democrático real, estable y duradero. Hay lapsos de excepción, pero han sido efímeros lo que ha inducido a muchos a pensar que los defectos del sistema, con la perpetuación de la pobreza y la injusticia, han sido fruto de esa “democracia”.
Piensan, como ahora y en otras ocasiones similares, que la respuesta es fortalecer más al Ejecutivo. La tendencia de la hora, en el Ecuador y otros países como Bolivia, Venezuela y Nicaragua, es a reforzar al Ejecutivo para derramar la felicidad a manos llenas con el “socialismo bolivariano” del siglo XXI.
Es, claro, palabrería. De lo que se trata es de implantar una dictadura más como tantas que se han sucedido en la región, solo que ahora se la afianzaría con el voto popular y no con las armas, como antaño. Pero los resultados, ahora, ayer y siempre serán los mismos: más corrupción, menos libertades y mayor pobreza en los segmentos de suyo empobrecidos.
Correa y Patiño afirman que la Constitución recuperará el poder perdido para el Ejecutivo, que sucumbió ante la presión de las oligarquías peluconas protegidas durante la “larga noche del neoliberalismo”. Pero el Estado ecuatoriano, con o sin neoliberalismo, ha sido intervencionista desde la época colonial.
El modelo hacendario sigue vigente en las entrañas de la cultura popular. Cuando la gente respalda a Correa, piensa en las dádivas del amo o patrón de hacienda. No en el fruto de su propio trabajo sino de un mesías que promete la abundancia y el empleo. Si para ello exprime o extingue a los ricos, tanto mejor, pues ello ceba su resentimiento social.
Por desgracia, esa fórmula es inaplicable. Lejos de reforzar la influencia del Ejecutivo en las actividades privadas, hay que restringirla y limitarla a lo que es propio del gobierno: garantía de la seguridad interna y externa del país y respeto y aplicación de la ley. La nueva Constitución no quiere eso sino el control directo de las ramas legislativa y judicial y la ingerencia en las actividades económicas privadas bancarias, agrícolas, industriales, educativas o artísticas mediante una planificación rígida del desarrollo a la que nadie podrá sustraerse ni oponerse.
Esta modalidad copia los sistemas socialistas/comunistas/fascistas, cuyas economías están centralmente planificadas. Para aplicarlas por la fuerza, en la ex Unión Soviética Stalin sacrificó a más de 20 millones de seres humanos que se resistieron a la confiscación de grandes y pequeñas fincas. En Cuba, en Corea del Norte, el sistema ha generado paredón y hambruna.
El Eje del nacional socialista llevó al mundo a la II Guerra Mundial y con ello se inmoló a millones de personas. Las naciones derrotadas quedaron en escombros y solo se recuperación merced al apoyo político y financiero de los Estados Unidos, puntal en la victoria aliada.
La URSS se mantuvo en el poder por cerca de 70 años, gracias al desvío de cuantiosos recursos al armamentismo, con desmedro de la calidad de la vida de sus ciudadanos. Tras la caída del imperio soviético y la hegemonía de Moscú en 1989, las naciones liberadas y la propia Rusia se volcaron hacia la economía social de mercado y ahora son prósperas.
En Rusia, por desgracia, Putin quiere revivir al imperio y cuenta para ello con la cuantiosa riqueza generada por los excedentes petroleros, como en Venezuela. Ha invadido Georgia y aspira a expandir su influjo no se sabe hasta qué límites. Entre los primeros en sumarse a la protesta figuran Lituania, Estonia y otros ex satélites de la URSS abiertos a la economía de mercado y a la democracia y por ello en constante crecimiento y prosperidad.
Chávez se ha adherido a Putin. Le ha comprado armas, da la bienvenida a los navíos de guerra en plan de visitar a Cuba y Venezuela y quiere conformar una alianza con Rusia e Irán. ¿Qué les une aparte del petróleo? El común rechazo al sistema democrático y a su principal promotor en el mundo, los Estados Unidos. Correa no quiere quedarse atrás y si bien abrirá una embajada en Teherán, aún no ha imitado a Chávez en inculpar a los Estados Unidos por la crisis de Georgia. Nada improbable que no tarde en hacerlo.
En Venezuela complace observar que la resistencia a Chávez, derrotado en las urnas en diciembre pasado cuando pretendió que se vote por la presidencia vitalicia para él, crece con el paso de los días. La rebeldía la originaron los estudiantes universitarios y ahora se extiende a otros sectores de la comunidad.
En el Ecuador, también, parece que va tomando cuerpo una parecida resistencia a Correa y a su proyecto de Constitución. Los universitarios han dado la primera clarinada al rechazar la presencia del presidente en la Universidad Católica de Guayaquil (su alma Mater). La Policía los reprimió con brutalidad.
Falta un mes y medio para el referendo. Hay tiempo para que la gente reflexione antes de consignar su voto. No tiene sentido continuar divagando sobre los 444 artículos del funesto proyecto. Es inútil e infructuoso. Hay que ir al fondo del problema: votar por el Si, sería votar por la consagración de la dictadura correísta. ¿Es eso lo que quiere la mayoría de ecuatorianos?

Tuesday, August 12, 2008

LOS PELIGROS DEL ISLAM

Es falsa la idea que se tiene de que si bien hay musulmanes extremistas también puede haber musulmanes moderados.

Si en realidad existen musulmanes moderados, o sea los que potencialmente no comparten la lucha violenta contra Occidente y las culturas judeo cristianas que propician paz y democracia, entonces es porque han dejado de ser musulmanes.

La raíz de la violencia musulmana está en el Corán. Allí claramente se estatuyen los mandatos para el exterminio de los infieles que se resisten a la conversión al islamismo.

El Corán es documento clave y obligatorios para los islámicos. No seguir sus mandamientos es apartarse del Corán. Equivale a la Biblia para los cristianos, con la diferencia de que ésta invoca una cultura de la vida, no de la muerte y no es excluyente. El Corán pide la muerte de los infieles, la Biblia condena el exterminio de los seres humanos, desde el momento de su concepción.

El cineasta holandés Geert Wilder ha producido un documental elocuente e irrefutable sobre estos temas. Ahora es perseguido por los musulmanes, debido a lo cual está siendo protegido por los servicios de seguridad holandeses para evitar que lo asesinen, como asesinaron a otro compatriota y colega suyo, Van Gogh.

La somalí Ayaan Hirsi Ali, que se refugió en Holanda, renegó del Islam tras comprender la crueldad de su doctrina y escribió el libro autobiográfico "Infidel" (Infiel), que debería ser leído por todo ciudadano de Occidente en duda sobre los peligros del Islam. La autora fue igualmente protegida por la seguridad holandesa y terminó radicándose en Washington, D.C.

El presidente Rafael Correa acaba de enviar a la ministra de Relaciones Exteriores Isabel Salvador a Teherán para concluir las gestiones para establecer relaciones diplomáticas y comerciales con Irán. Su par iraní Ahmadinejad y su gobierno han sido sancionados por las Naciones Unidas por favorecer el terrorismo islámico contra Occidente y armarse nuclearmente.

¿Acaso no es coincidente que Correa, junto con su Vicepresidente Lenín Moreno y otros áulicos arremetan contra la Iglesia Católica y se mofen por sus reparos contra un proyecto de Constitución que podría favorecer, entre otros asuntos condenables, al aborto?

La situación mundial se ensombrece con la actitud de Putin de Rusia y la invasión a Georgia, cuyo gobierno democrático se alinea con Occidente. Si cae Georgia, se fortalece Irán y peligra el proceso de democratización de Irak y el Medio Oriente. ¿De qué lado está Correa?

El documental de Wilder puede verse accediendo a este link o enlance:

Sunday, August 10, 2008

INACEPTABLE INVITACIÓN A DIALOGAR

El gobierno del presidente Rafael Correa quiere terminar sus divergencias con la Iglesia Católica, la cual teme que la nueva Constitución pudiera legalizar el aborto y el matrimonio homosexual, con una invitación a dialogar.
El jefe de la Iglesia en el Ecuador se ha negado. Y hace bien, pues el texto de la nueva Constitución no puede modificarse hasta que sea sometido a referendo el 28 de septiembre venidero. Y además porque los temas a discutirse, para la Iglesia, no son negociables.
Correa ha hablado en su infaltable perorata radial que él se lamenta que los obispos critiquen el proyecto de Constitución, “solo” por 4 artículos y que no se deshagan en alabanzas por los restantes 440 artículos, sin contar con las 30 o más disposiciones transitorias.
Lo aseverado por él refleja su carácter. Pues no se trata de que sean “solo” 4 los artículos que la Iglesia y quienes se oponen al aborto y al matrimonio entre seres del mismo sexo sean oscuros, ambiguos y por tanto objetables al punto de que debería inclinar el voto por el No en el referendo. No es asunto de número, es de fondo.
“Ahora hablan de la defensa de la vida y de la familia. ¡Qué asco!” acaba de decir Correa en su intervención de ayer. Lo que extraña e irrita es que continúe auto calificándose de católico al tiempo que insulta y ridiculiza a los obispos. Si ellos querían artículos redactados en otra forma, dijo además ¿por qué no se presentaron como candidatos a la Asamblea?
¿Acaso Correa aspira al diálogo para llegar a una transacción con los obispos sobre estos temas? ¿Quizás quisiera que la Iglesia acepte el aborto dentro de ciertos lapsos desde la concepción? Por ejemplo, que sea malo después de 3 meses o más ¿pero no antes?
En cuanto al matrimonio homosexual, no cabe imaginar en qué términos el gobierno pudiera plantear una negociación con la Iglesia. El Papado ha dicho invariablemente que la defensa de la vida y el matrimonio integrado por un hombre y una mujer no son instituciones sujetas de cambio, no se pueden modificar por capricho de modas pasajeras.
La pugna entre la Iglesia y quienes defienden el aborto y el paralelismo moral entre matrimonios heterosexuales y homosexuales, no amaina: se agudiza con las acerbas e irrespetuosas observaciones de Correa. Acaso la más grotesca es la proferida ayer, cuando revela que le produce asco oír a quienes defienden la vida y el núcleo familiar tradicional.
Tales divagaciones inducen a revisar el pasado y el presente familiar del líder, en búsqueda de explicaciones. Lo que se encuentra no es ciertamente grato. Su vida familiar fue irregular. Y ahora parece tener en poca estima a su cónyuge, de nacionalidad belga. En contradicción con la costumbre ancestral en el Ecuador, jamás se la ve a ella en actos de tipo institucional, protocolario o social. Correa la ignora por completo.
Su historia familiar, ya en su madurez, es escabrosa. A su padre lo capturan por tráfico de drogas en los Estados Unidos y es sentenciado a 5 años y 6 meses de prisión, que cumple casi en la totalidad. Lo que se ignoraba es que, 2 años después de quedar libre y ser deportado, se suicidó.
Las informaciones se sustentan en documentos públicos de las cortes de los Estados Unidos. No han sido reveladas por los medios de comunicación del Ecuador, sino por un ciudadano particular, Temístocles Hernández, quien ha logrado copias de las actas de los cargos y sentencias de los tribunales de justicia de USA. Por problemas técnicos tales documentos no se transcriben directamente ni por link en este BLOG. Pero se los está enviando vía email a los suscriptores simultáneamente.
Las desgracias ajenas no halagan. Lo que genera rechazo es la mentira y la manipulación de la verdad. Quien miente intencionalmente, es repudiable. El presidente Bill Clinton mintió bajo juramento sobre su affaire con Mónica Lewinsky. La opinión pública lo ha condenado no tanto por su debilidad sexual e infidelidad y quebranto de la respetabilidad de sus funciones, sino por perjuro. En parecido trance está ahora el ex candidato presidencial John Edwards.
Se especula que Correa, que estudió 4 años en los Estados Unidos detesta a este país porque nunca perdonó la condena judicial a su progenitor. Lo que explicaría, también, por qué ordenó a la Asamblea Constitucional que libere a más de mil convictos de las cárceles ecuatorianas acusados de narcotráfico, “por cantidades menores”.
Como en el caso del aborto y el homosexualismo, no caben términos medios para afrontar el delito del narcotráfico. Es igualmente condenable el que trafica como “mula” por 1 gramo que por 1 kilo o miles de kilos de la droga. Pues el efecto es pavorosamente envilecedor en las víctimas del vicio. Lo que si debería ser susceptible de cambio es cómo tratar al drogadicto.
En un programa de TV hispana, que dirige el peruano Jaime Bayly, un periodista español entrevistado declaró que para él, Correa es un caudillo populista mucho más peligroso que Hugo Chávez y, claro, que Evo Morales de Bolivia u Ortega de Nicaragua. A Chávez lo considera un bufón con muchos petrodólares, pero a Correa más hábil e inteligente para el mal.
Quizás tenga la razón. Pero si el pueblo lo vuelve a respaldar con el Si en el referendo que se aproxima, ya no qudaría la menor duda.
Addendum: Correa ha hecho declaraciones adicionales sobre el tema, antes de haberse redactado el texto anterior. Confirman, desde luego, las apreciaciones vertidas al respecto. A continuación el link o enlace con la nota periodística del presidente, tomada del diario El Comercio de hoy:
http://www.elcomercio.com/noticiaEC.asp?id_noticia=213090&id_seccion=3

Sunday, August 3, 2008

CORREA, CATÓLICO PRACTICANTE

El problema fundamental del presidente ecuatoriano Rafael Correa es que no cree en la ley o, dicho mejor, que él se cree la ley. Lo ha demostrado en varias oportunidades cuando ha despreciado y violado no solo leyes secundarias, sino la principal, la Constitución del Estado.
Disolvió al Congreso legítimamente elegido, comenzó a gobernar y lo sigue haciendo con decretos de emergencia que le liberan de responder por sus acciones y contrataciones y reorganizó a los organismos de control a su antojo, ahora inclusive la Corte Suprema de Justicia.
Pisoteó la ley y los acuerdos que permitieron, forzadamente, que se convoque y reúna una Asamblea para revisar o rehacer la Constitución y la manipuló para dar un tinte de legalidad a todos sus abusos jurídicos. Finalmente intervino de modo directo y desembozado para que los asambleístas aprueben un texto constitucional como él lo ideó y diseñó, haciendo añicos todo remedo de acción democrática para imponer su criterio.
Nada sorprendente, pues, que ahora se lance contra la Iglesia Católica, pese a que ha declarado ser un católico practicante. El motivo de su iracundia es el pronunciamiento de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana contra la ambigüedad del texto constitucional sobre el aborto y el matrimonio entre individuos del mismo sexo.
La Iglesia Católica es clara en este aspecto desde tiempo inmemorial. En cuanto al aborto y las prácticas anticonceptivas los condena, por considerar que la vida humana es sagrada y tiene que ser protegida desde la concepción hasta la muerte natural. La mujer tiene la misión trascendental de creación de la vida y la modalidad óptima para ello es a través del núcleo familiar entre un hombre y una mujer.
El aborto y los anticonceptivos pervierten la feminidad, pues convierten a la mujer en instrumento no de creación de la vida, sino de recreación efímera para provecho del hombre, semental perpetuo en su fase de virilidad. La mujer sin la defensa natural de defender su condición de madre potencial frente al asedio sexual del hombre, se condena a si misma a sufrir la conducta irresponsable de su pareja, que si la embaraza o la abandona a su suerte o la fuerza al aborto, antes de reemplazarla por otra presa fácil de su género.
La Iglesia ecuatoriana dice que los textos sobre estos temas son ambiguos (y lo son), por lo cual no solo está en su derecho sino que es su obligación advertir a sus feligreses y a la población en general sobre los peligros que sobrevendrían en el caso de ser aprobados como parte de la Constitución.
Correa prometió al Episcopado que aceptaría su posición en contra del aborto y el matrimonio gay. Pero no cumplió la promesa. El articulado al respecto habría sido tan simple como decir en pocas palabras: “se garantiza la vida humana desde el momento de la concepción” y “el único matrimonio válido es entre un hombre y una mujer”. Pero la Constitución tiene un lenguaje nebuloso.
Es, en efecto, la que más artículos tendría en el mundo (444, más 30 adicionales como disposiciones transitorias). Le sigue la de India, con 395 artículos, Colombia con 380, Venezuela con 350. La de Estados Unidos tiene 7 (es la misma que rige desde 1776 más 27 enmiendas), Filipinas 18, Indonesia 37 y el Reino Unido… 0.
¿Acaso la intención de los asambleístas oficialistas al aprobar textos brumosos y retóricos en la Constitución fue dejar la interpretación final e inapelable al Gran Jefe, Correa, a quien se han propuesto dejarle el camino expedito para una presidencia perpetua?
Correa, si es católico practicante, no debió acusar al Episcopado ecuatoriano de ser mentiroso e hipócrita por cuestionar la Constitución que permitiría el aborto legal y el matrimonio homosexual en las mismas condiciones que el matrimonio heterosexual. La Iglesia Católica es jerárquica y no democrática, en el sentido político del término.
El Magisterio es el oficio instructor de la Iglesia compuesta por el pleno de los obispos, cuyo líder es el Papa. Representa a los 12 apóstoles y a Jesucristo. El artículo 862 reza: “Así como el oficio que el Señor confió solo a Pedro como el primero entre los apóstoles y que estaba destinado a ser transmitido a sus sucesores, es un oficio permanente. Igualmente perdurable es el oficio recibido por los apóstoles de pastorear a la Iglesia como encargo destinado a ser ejercido sin interrupción por la orden sagrada de obispos. Por lo tanto la Iglesia enseña que los obispos por institución divina tomaron el lugar de los apóstoles como pastores de la Iglesia, de modo que quien les escucha a ellos escucha a Cristo y quien les desprecia a ellos, desprecia a Cristo y a Aquel que envió a Cristo”.
Las enseñanzas de la Iglesia tienen que ser acatadas por quienes profesan la fe católica. Si hay desacato a dichas enseñanzas, hay, pues, desacato a los apóstoles y a Cristo. Y si hay rechazo a la fe, habría apostasía y en uno y otros casos, existe la posibilidad de la excomunión.
Correa podría ser excomulgado si persiste en sus ataques a la catequesis de la Iglesia Ecuatoriana, a menos que voluntariamente se separe de la Iglesia. No caben términos medios, no caben los insultos, no caben las posiciones medias sobre temas “no negociables” como la defensa de la vida y del núcleo familiar integrado por un hombre y una mujer.
Si Correa duda de estas aseveraciones, puede leer, o volver a leer si ya lo ha hecho, el artículo 862 del Catecismo de la Iglesia Católica, Depósito de la Fe, conocido como la Constitución Apostólica. Pero su costumbre es violar la ley, violar la Constitución. Ahora quiere emprenderlas contra la Ley Divina. ¿O talvez quiere convocar a una convención de obispos ranclados, elegidos a dedo, su dedo, para rehacerla a su gusto?
En los Estados Unidos, desde que se legalizó el aborto en 1973, ha habido el sacrificio por esta vía de 50 millones de seres inocentes. Es el mayor genocidio de la historia. Paralelamente, el uso generalizado de anticonceptivos de todas las formas ha humillado a la mujer, ha destruido el núcleo familiar tradicional y ha multiplicado los conflictos sociales de niños crecidos en hogares de solo una madre sin el complemento estabilizador del padre.
(Hay abortistas que sostienen que el aborto se justifica para evitar que tantas madres pobres tengan tantos niños pobres…Pero la solución no es matar a esos niños antes de que nazcan sino aplicar medidas para que esas madres y esos niños salgan de la pobreza y que no son por cierto las que propicia Correa con su Constitución. Los abortistas son también partidarios de la eutanasia. Con seguridad no se inmutaron al saber que las FARC mataron a dos ancianos, marido y mujer, capturados como rehenes hace 8 años, porque ya no podían resistir las caminatas forzosas por la selva…)
Se trata de una de las aberraciones de la cultura norteamericana, admirable en tantos otros sentidos. Correa detesta a los Estados Unidos, pero quiere imitar lo más detestable de este país. Los mismos Estados Unidos, como Europa, Rusia y otras naciones que han seguido ese cauce, se están despoblando y estarían en crisis profunda, de no mediar la inmigración.
Lo sustantivo, en Correa, es su personalidad atrofiada, arrogante y totalitaria. Su actitud contra la Iglesia Católica es otro resultado peligroso de su carácter. El Diario El Comercio, al final de su editorial de hoy en que comenta sobre el tema, dice algo lapidario y ¿profético?: La Iglesia (Católica del Ecuador) es agredida conceptualmente…Pueden ser los últimos vestigios de una libertad, ideológica o pastoral, que se puede ejercer en el Ecuador”.