Monday, March 31, 2008

Y CORREA SIGUE CON RESPALDO

Casi al tiempo que la delegación ecuatoriana ante la Asamblea de la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa) reunida en Venezuela, declaraba que las relaciones de los medios con el presidente Rafal Correa habían mejorado tras la “buena cobertura” de los incidentes con Colombia, el gobierno de ese país se lanzaba en improperios contra los periodistas.
El Gobierno en el Ecuador es ahora uno solo. La división en las tres ramas clásicas y autónomas del sistema democrático dejó de existir con el nuevo régimen. Ahora las funciones legislativa, judicial y electoral no son independientes: todas responden a los dictados de Correa.
Pues bien, en su perorata radial del sábado pasado, Correa calificó de apátridas a los periodistas que difunden noticias sobre el hallazgo de documentos que prueban que el grupo narcoterrorista de las FARC recibieron y siguen recibiendo ayuda económica, táctica y política del presidente venezolano Hugo Chávez. Y que el grupo contribuyó con 100.000 dólares a la campaña que le llevó a la presidencia a Correa.
La Asamblea Constituyente, que sustituyó a un Congreso borrado del mapa por Correa, se negó a tratar el tema de las acusaciones que vinculan a las FARC con Correa y alguna de sus diputadas. “No haremos el juego a los perros uribistas”, dijo el vicepresidente Cordero, que nada tiene de cordero.
Por su parte, el ministro de Anticorrupción, Alfredo Vera, afirma que los periodistas que divulgan noticias sobre ese tema son “corruptos” y que, por lo mismo, serán sujetos a un enjuiciamiento como tales. Si hubo alguna decisión corrupta es la de nombrar a Vera para un cargo que no se justifica y que, por cierto, no irá a ninguna parte como otros ministerios inútiles, el de la Costa, por ejemplo o el de Seguridad Interna.
Aparte de esa consideración, admira que Vera pretenda asumir la posición de juez del periodismo y los periodistas. Quizás está en su mente el modelo cubano que tanto admira, en el cual no hay libertad de expresión. El diario oficial y único que no admite réplica ni debates allí es el Granma (apócope de Grandmother, abuela, anglicismo inexplicable en un medio tan anti yanqui, aún cuando se refiera al barco en que navegaron los futuros dictadores).
Vera, que al igual que su suegro Osvaldo Guayasamín y su ex empleador Rodrigo Borja, es un furioso defensor del tirano caribeño, acaso busque, con el apoyo de Correa, debilitar y asfixiar el ejercicio de la libre expresión en el Ecuador para hacer del diario El Telégrafo (otrora tan respetable antes del zarpazo gubernamental) una réplica del Granma.
¿Cuáles son los delitos de lesa patria que el gobierno ecuatoriano achaca a determinados medios de comunicación y comunicadores en su país? Pues nada más ni nada menos que tratar de cumplir con el deber profesional de informar a lectores y radioyentes y televidentes de los hechos de interés público. El ataque al campamento de narcoterroristas por fuerzas militares colombianos era, por supuesto, un hecho de interés público que había que difundir.
Los medios así lo hicieron. Pero también tenían que divulgar y tendrán que seguir divulgando hechos conexos, como el contenido de los discos duros de las tres computadoras capturadas a los narcoterroristas sorprendidos en su refugio en suelo ecuatoriano. Los detalles son sorprendentes y si callasen los medios, o los redujesen o minimizaren, allí si serían condenables.
Para no irritar al mandatario, dos medios ecuatorianos no publicaron artículos de dos conocidos columnistas latinoamericanos, que hacían análisis precisamente de las serias implicaciones de esos documentos, en contra tanto de Chávez como de Correa. Los columnistas “censurados” esta vez, fueron Carlos Alberto Montaner, cubano radicado en Madrid y que tiene un espacio regular en El Comercio y Andrés Oppenheimer, argentino que vive en Miami, acogido por el diario Hoy.
Quizás esas omisiones halaguen a Correa, pero no a quienes tienen acceso a esos columnistas en otros medios. La sola compensación que se espera es que desoigan las amenazas gubernamentales y continúen, sin desmayo, en su tarea de informar todo lo que convenga, no a quien está de manera transitoria en el poder, sino al público y al país.
El diario The New York Times acaba de publicar un reportaje analítico acerca del contenido de los documentos de las computadoras. El corresponsal lo hizo en base a una veintena de documentos facilitados por las fuerzas de seguridad de Colombia. Es una mínima fracción de documentos, que suman 16.000 y que están siendo investigados científicamente por expertos de la INTERPOL y de los Estados Unidos.
El presidente Álvaro Uribe entregó ya copia de los primeros documentos a Hugo Chávez (no a Rafael Correa, porque éste se empecina “patrióticamente” en no reanudar relaciones diplomáticas con Colombia). Sería insensato suponer que Uribe, que ha demostrado calma, serenidad y absoluta seguridad en todas sus acciones, incurra en el error de esa entrega, si los documentos fueren falsos.
Cada vez es más evidente que Chávez ha cooperado con las FARC y que Correa ha hecho lo propio, en otra dimensión. El ministro de Defensa ecuatoriano Sandoval se enreda en la entrevista concedida a El Comercio (por la fotografía que se publica se advierte un parecido impresionante con su abuelo Andrés F. Córdova). No acierta a explicar porqué el campamento Angostura, bombardeado por los colombianos, no fue previamente desmantelado por las fuerzas militares ecuatorianas. Nadie le cree cuando dice que nunca supieron de su existencia, hasta la noticia del bombardeo.
Correa pretende ahora “hacer creer” que las fuerzas de seguridad “nada le contaron” de este campamento y que exigirá por ello una investigación para descubrir a los responsables y sancionarlos. Quiere castigar también a quienes difundieron los datos sobre el campamento y el ecuatoriano aliado a las FARC, muerto en el ataque y se conoce era rastreado por los organismos de seguridad de ambos países…desde el 2003!
En lugar de rendir cuentas, Correa continúa con sus amenazas contra Uribe y, como le es usual, contra los periodistas. Amenaza, inclusive (¡qué susto!) con movilizar a las fuerzas armadas si el presidente colombiano persiste en su “campaña mediática” contra el Ecuador. Pero no para atacar a Colombia, como sería propio de un bravucón como él…sino… para replegarlas de la frontera!
Curiosa manera de hacerle la guerra al enemigo: retirando los ejércitos. Claro que su explicación, igualmente tonta, es que así los guerrilleros, que él califica de insurgentes, podrán cruzar sin obstáculos la frontera hacia el Ecuador ya que Colombia tiene dicha frontera…desguarnecida. Si hay una invasión al Ecuador desde el norte ¿toca a los militares colombianos detenerla o a los militares ecuatorianos?
Pero los narcoterroristas cruzan fronteras de cualquier modo. Uribe ha hecho advertencias por 16 ocasiones de que eso está ocurriendo a países como Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, México, Costa Rica. Varios de estos países han cooperado para evitar la extensión de la peste terrorista y han hecho capturas significativas. Pero no el Ecuador, cuyo presidente defiende al terrorista ecuatoriano muerto en el asalto en Angostura, llamándolo “compañero” y ofreciendo revindicar su memoria.
Lo escalofriante es observar que la mayoría de ecuatorianos continúa firme tras de su líder Rafael Correa, pese a todas las evidencias de su pernicioso paso por el gobierno. El porcentaje de sus adeptos algo bajó debido al deterioro constante de la economía, pero volvió a recuperarse tras su “patriótica” defensa de la seguridad nacional, amenazada por el “enemigo secular” (¡Oh!, no, ese era el calificativo de moda para referirse al Perú hasta que la tesis de la “reivindicación territorial” fue a parar en el tacho de la basura de la historia).
El respaldo a Correa ha vuelto, pues, a casi el 80%. ¿Será acaso culpa también de los Estados Unidos que los ecuatorianos “sean tan así”? Porque los gringos son culpables de todos los males del mundo según Fidel Castro y discípulos tan aprovechados como Chávez, Correa, Morales, Ortega a más de los fanáticos en sus respectivos países.
Que en el Ecuador llegan al 80% de los encuestados…

Friday, March 21, 2008

EL PARTIDO DEMÓCRATA EMPANTANADO

El partido demócrata de los Estados Unidos se halla en una encrucijada de la cual nadie puede predecir cómo saldrá ni cuáles serán los daños que a la postre le signifique el caos interno en el que se halla sumergido.
Cuando surgió la candidatura de Hillary Clinton a comienzos del año pasado, los analistas y encuestadores (tan certeros como economistas y meteorólogos en sus predicciones) dijeron unánimemente que nada ni nadie la detendría para obtener la nominación presidencial.
A lo sumo advertían, más bien un como factor favorable para los republicanos, que Hillary ostentaba uno de los porcentajes más altos de reacción negativa en la historia de este país, cercano al 50%. Lo cual quiere decir que muchos votantes no votarían por Hillary en ninguno de los casos posibles.
Esta realidad de las encuestadoras no tardó en reflejarse en las primarias iniciales, complejo proceso para seleccionar al candidato presidencial mediante voto popular y acumulación de delegados. Los delegados son, en definitiva, los que determinan al nominado en las convenciones finales de los dos partidos.
Hillary, cónyuge del controvertido Bill que se libró de la censura del Congreso por muy poco (la Cámara de Representantes lo condenó, pero el Senado lo absolvió), comenzó a flaquear mientras Barak Hussein Obama despuntó. En estos momentos, Obama lleva una ligera ventaja tanto en votos populares como en suma de delegados.
Pero el asunto está lejos de resolverse y los expertos se dividen en opinar sobre cuál de los dos podría llevarse la victoria. Concuerdan eso si en señalar que si la maquinaria política Clinton maniobra para que los superdelegados voten a favor de Hillary, aún si Obama tiene más votos, podría estallar una especie de segunda guerra civil por la rebelión de los negros descontentos.
Los superdelegados son una distorsión que solo existe en el partido demócrata y consiste en dar votos extra y definitorios a determinados ejecutivos del partido y a determinados altos funcionarios, como gobernadores demócratas. Usualmente éstos han pasado desapercibidos, pues siempre han favorecido al más votado.
Encuestas últimas revelan, además, que 1 de cada 5 potenciales votantes demócratas no votarían por Hillary si perdiese su candidato preferido, Obama y viceversa. Los encuestados dijeron que preferirían votar por John McCain frente a esa disyuntiva. McCain tiene asegurada la nominación republicana.
En suma, el caos e indefinición que sacuden al partido demócrata básicamente se explicaría por el rechazo generado por el cónyuge de Hillary. Ella habla con insistencia en ser superior a su rival por la experiencia adquirida por haber vivido 8 años en la Casa Blanca y antes otros 8 años en la casa de la gobernación de Arkansas, aparte de sus últimos años como senadora de Nueva York. Obama no completa aún su primer periodo de 6 años como senador por Illinois.
Pero la supuesta experiencia de Hillary por cónyuge no es muy bien avenida. Ha sido severamente cuestionada por Obama y los críticos del bando político opuesto. El precandidato republicano Huckabee, por ejemplo, dijo que no podría él sostener que tiene experiencia en partos solo haber asistido a los partos de su mujer.
Muchos encuentran detestable que Hillary aspire a la presidencia basada en el poder seductor de su marido, que enloquece a las mujeres y en general a los jóvenes de ambos sexos. La desprecian por su falta de integridad al perdonar y tolerar las infidelidades de Bill, especialmente luego del incidente con Mónica, la del sexo oral en la Oficina Oval de la Casa Blanca.
Los registros de las actividades de Hillary en la Casa Blanca, que finalmente se hicieron públicos tras insistentes pedidos de políticos y periodistas, indican que Hillary estuvo en sitios próximos durante ese acto y en los otros numerosos encuentros sexuales de la pareja en el mismo recinto. La relación de Bill con Mónica, que inicialmente Bill Clinton negó bajo juramento, se prolongó por varios meses, según los registros.
El alto porcentaje de negatividad que despierta Hillary explica porqué no alcanzó votaciones significativas cuando aún había 9 precandidatos como predijeron los analistas y encuestadores. La votación, para eludir a Hillary, se dispersó entre Obama, Edwards, Richardson y los restantes. Cuando a la postre solo quedaron los dos finalistas, la barrera de rechazo a Hillary no ha cedido y es improbable que sea superada.
Obama por su parte ha experimentado un deterioro espectacular en los últimos días debido a la divulgación de videos de su pastor y guía espiritual Jeremiah Wright que tienen una carga racista y antisemita abominable. Obama ha querido desligarse de su pastor de años, al que dio decenas de miles de dólares como contribución y que lo casó con Michelle y bautizó a sus dos hijas y acaso solo sus fanáticos lo creen, o porque aceptan a Wright
Wright sostiene que los Estados Unidos no deben recibir bendiciones de Dios sino su condena, porque ha oprimido a los negros, les ha contagiado del Sida y busca el exterminio de los árabes palestinos para favorecer a los judíos. Califica a este país como USKKKA, en alusión al Klu Klux Klan que se creó para tratar de imponer la supremacía blanca sobre los negros, inclusive con linchamientos.
Obama no es negro “puro”. Su padre, musulmán, si lo era y nació en Kenya pero su madre era de raza blanca. Al parecer, por razones políticas, Obama ha optado por no referirse a su dualidad racial y no solo eso, sino alinearse con la corriente ideológica de un segmento de la población negra que busca una revancha para resarcirse de la esclavitud de sus ancestros.
Para el común de los norteamericanos, una campaña presidencial sustentada en el odio y el revanchismo está condenada al fracaso. Las elecciones se realizarán el martes 4 de noviembre y hasta entonces ese sentimiento con seguridad irá ahondándose, peor si a la postre Obama es el nominado.
La esclavitud, como dijo él, es el pecado original de esta nación, aunque no sea exclusiva de ella. Para lavar ese pecado un Presidente blanco, Abraham Lincoln, emprendió la crudelísima guerra civil para acabar con el esclavismo. Su obra quedó inconclusa tras ser asesinado, pues la integración total de la negritud a la sociedad norteamericana quedó sin definirse.
El sucesor de Lincoln, el general Ulyses Grant, tuvo la feroz oposición de los sureños demócratas para aplicar el plan republicano de la Reconstrucción. Éste, en lo esencial, quería como Lincoln que los negros gozasen de todos los derechos y obligaciones del resto de la población. Pero los ex confederados bloquearon el derecho al voto a los negros y se impusieron para con el precepto de “juntos pero no iguales” con los de esa raza, que perduró hasta un siglo más tarde cuando la discriminación racial fue finalmente extinguida a nivel federal.
La mayoría de negros es demócrata, pero ignora la historia. Con el presidente Lyndon B Johnson, un demócrata texano rico en acciones y expresiones racistas los negros alcanzaron el fin legal y teórico de la discriminación racial. Lo cual no implica que ha dejado de existir.
Los demócratas idearon una alternativa equivocada para tratar de acelerar el proceso de integración. Se trata de la Affirmative Action, por la cual se obliga a universidades e instituciones y empleadores a aceptar cuotas de negros, más allá de sus méritos y por el solo hecho del color de su piel. Se estableció así un racismo injusto y discriminatorio, al revés.
Muchas universidades, para cumplir con las cuotas, redujeron el estándar de exigencia para la admisión de estudiantes. El concepto falsamente protectivo se extendió también a las mujeres. En universidades y en las fuerzas armadas el nivel cayó por idénticas razones. La institución militar se “feminizó”.
Pero los negros no se han integrado mejor con esa fórmula. Puesto que sus niveles de preparación eran mínimos, o fueron menospreciados por los blancos y de otras etnias, o por complejo de inferioridad se encerraron en sus propios círculos de amistades, como en un ghetto.
La verdadera integración de los negros vendrá por otras vías. Una más humana aunque compleja consistente en hacerles comprender que dejen de sentirse afroamericanos y ser más americanos, esto es, ciudadanos como todos con prescindencia del color de la piel. La superación, como para todos, debe nacer no de complacencias ni privilegios sino del propio esfuerzo y lucha contra las adversidades. Lo que si tiene que ser tema de presión constante es la lucha por alcanzar la igualdad de oportunidades -para todos.
Con talento y oportunidades, el camino se abre a la integración y al usufructo de los méritos en prestigio, dinero y posición social. El ejemplo lo están dando los mismos Michelle y Barak Hussein Obama, ambos brillantes abogados que lograron títulos en las prestantes universidad de Yale, Harvard y Princeton. Hasta antes de la divulgación de los videos, la gente los apreciaba no por ser negros víctimas del sistema, sino por sus méritos profesionales y políticos.
Persistir en la condena a los blancos por la esclavitud que es ahora un recuerdo en la historia, es inútil y es vengativo e injusto. /De la condena, además, no podrían excluir a los mismos negros, pues fueron negros los que alimentaron de negros a los mercaderes blancos para que los negocien en los mercados de Norte y Sur América. En Sudán todavía hay esclavitud de negros con negros. Los árabes han sido esclavistas consuetudinarios y la gente navegaba por el Mediterráneo temía con horror sus asaltos. Los blancos eran convertidos en esclavos y vendidos en mercados árabes).
En suma, los Estados Unidos no es una nación de blancos, ni de negros, ni de latinos, ni de indios: es una amalgama de todas las razas del mundo que se han convocado aquí para gozar de libertad para elegir su propio destino en base a sus propios méritos. No es una sociedad perfecta, no la hay ni la habrá jamás en la tierra, pero es la más abierta al cambio en búsqueda de amplias y variadas oportunidades de felicidad para la mayoría de sus ciudadanos.
El racismo como revancha, el considerarse víctima por ser negro, no tiene futuro en este país. Por lo mismo, es probable que a última hora algo ocurra en votos y delegados y Hillary gane la nominación de buena ley. Con ella el fantasma del racismo estilo Wright y Obama podría desvanecerse. La lucha claro está, será distinta con ella debido al cúmulo de contradicciones y flaquezas de su carácter. Faltan 8 meses para que se esclarezca el enrarecido panorama electoral.

Saturday, March 15, 2008

¿QUÉ QUISO DECIR CORREA?

El golpe militar asestado por Colombia a los narcoterroristas en territorio ecuatoriano el 1 de este mes tiene desconcertados a los mandatarios de Ecuador y Venezuela. En efecto y en su orden, Rafael Correa y Hugo Chávez no saben ahora qué decir ni cómo actuar.
La muerte del cabecilla “Raúl Reyes” y otra veintena de narcoterroristas era ya en si un rudo golpe al terrorismo protegido por los dos. Pero el golpe de gracia provino realmente de los documentos contenidos en las computadoras capturados tras el asalto y que revelan que ambos estaban comprometidos con las FARC.
Chávez supo de ello horas antes de la reunión de cancilleres del Grupo de Río en Santo Domingo, República Dominicana y, al verse descubierto, cambió de actitud. De acusador furibundo del presidente colombiano Álvaro Uribe, pasó a “gran pacificador”. Porque su intención era, evidentemente, tratar de aplacar la hoguera por él desatada y “no hacer olas”.
El presidente dominicano Leonel Fernández, apoyado por la presidenta argentina, captó el mensaje y concretó la pacificación, induciendo a los líderes de Ecuador, Venezuela y Colombia al estrechón de manos y un abrazo. ¿Asunto concluido? De ninguna manera, sino lo contrario.
Correa, pese a esa supuesta agilidad mental reflejada en su irrefrenable verborrea, actuó y sigue actuando con lentitud. No le sigue el paso a su mentor, no lo entiende por lo cual sería bueno que le pida consejos para lograrlo. No reanuda relaciones diplomáticas con Colombia, las continúa aplazando como niño emperrado “hasta que la OEA” le de la chupeta que quiere: una condena a ese país por violar la soberanía ecuatoriana.
Los cancilleres de la OEA se reunirán este próximo lunes en su sede en la capital del “imperio” que tanto odia Correa. Es imposible, como lo quiere Correa, que vuelva a abrir el debate sobre el incidente fronterizo y peor que rehaga la resolución no condenatoria que ya adoptó anteriormente.
El 80% “patriota” de los ecuatorianos está con Correa por la “victoria diplomática” que él alcanzó en Santo Domingo. Si hubo tal victoria cabría preguntar para qué diablos insiste en la condena de la OEA. Esa victoria, por lo demás, no fue de Correa, sino en todo caso del bocón Chávez que súbitamente ordenó sustituir los tanques por los abrazos. ¿Quién no celebra cambios así?
El diario El País publicó un excelente reportaje sobre los incidentes, narrando con claridad y documentos la complicidad de Correa y Chávez con las FARC. Poco faltó para que el presidente ecuatoriano y su canciller, hija de Canciller, declararan la guerra no solo al diario español sino a España. No obstante, le amenazan al diario (¡Qué susto!) con enjuiciarle por calumnias o injurias.
Son tonterías, ha dicho un ejecutivo de El País y que si la demanda llega pasará al departamento jurídico para el trámite correspondiente, uno más de los muchos que se inician por quejas similares de quienes acusan al mensajero por sentirse afectados con un mensaje sustentado en la realidad. No es nueva esta actitud en Correa. Su rechazo a los medios de comunicación en el Ecuador ha sido persistente y grosero por esa causas desde el mismo día de gobierno.
Pero Correa va más allá en su “tontería”. Con respecto a El País, ha pedido a Zapatero que envíe tropas a la frontera para controlar la violencia narcoguerrilla. ¿Qué tiene que ver el gobierno español con lo que diga o escriba un diario independiente, que goza además de reputación internacional? Pero el pedido de envío de tropas no se limita solo a la Madre Patria sino que se extiende a la “madre” de todos los imperios, los Estados Unidos de Norteamérica.
El origen está en las declaraciones oficiales de Washington que indican lo obvio, que se seguirá con detenimiento la evolución de las investigaciones sobre los documentos que fueron hallados en el campamento de los narcoterroristas. Si se comprueba que las FARC tienen la protección de Ecuador y Venezuela, no solo los Estados Unidos sin las Naciones Unidas están en la obligación de aplicar sanciones.
El terrorismo y los terroristas, así como los que dan amparo a sus actividades, están muy claramente condenados por la ONU, la UE, la OEA y todo gobierno democrático. Una acción unilateral o multilateral para castigar a los transgresores de esos acuerdos tendría graves consecuencias para los dos países, como lo comprendió Chávez ipso facto.
Pero Correa es lento. Peor aún, dice que no tiene ni ha tenido nada que ver con las FARC y que los combatirá si son sorprendidos en territorio ecuatoriano. ¿Con tanta eficiencia como la comprobada con el campamento de Angostura? Y añadió, no sabe con qué intención ni propósito: señor Bush, mande sus tropas a la frontera, ponga sus muertos para defenderla y si no, cállese la boca…
Si realmente Correa ha cambiado de actitud y ahora no está con las FARC sino en contra de las FARC, deberá comenzar por calificarlos como lo que son, terroristas y no “fuerzas irregulares”. Es así como las califica últimamente, luego de haberlas tildado antes de “insurgentes” o “luchadores por la libertad”. De todas maneras ¿cómo define a las fuerzas irregulares? ¿En qué se diferencia de las regulares o de las terroristas?
Cuando llame a las FARC por el verdadero apelativo con las que son conocidas por la ONU y la UE, la etapa siguiente será sumarse en el combate contra el terrorismo y en consonancia con el país vecino Colombia o con Brasil o Estados Unidos. Correa acusó de cantinflada a ciertas expresiones de Uribe en torno al conflicto pero lo que es cantinflada insistir en que el Ecuador nada tiene que ver con el narcoterrorismo de Colombia. Lo del 1 de marzo lo contradice.
Correa y sus gallardos aliados anti imperialistas cerrarán la base de Manta el próximo año pero antes la someterán a investigación para aclarar si respaldó o no el operativo de Angostura. Pero al propio tiempo Correa está pidiendo ayuda a esos mismos gringos que detesta para vigilar militarmente la frontera. ¿Dónde la sindéresis de su pensamiento? Si pide ayuda a gringos y españoles, de otro lado, es porque siente que las fuerzas armadas del Ecuador son impotentes para garantizar la seguridad nacional en las fronteras.
En medio de tanto lío de comunicaciones ¿qué paso con la telefonía en el Ecuador? ¿No funcionan los celulares del presidente Correa? No se explica, si están operando bien, que Chávez no le haya dicho a su pichón que se corrija, que no haga ni diga tantos disparates y que haga lo que él: rápida reanudación de relaciones diplomáticas con Colombia y, por sobre todo, que trate de echar tierra al asunto de las FARC porque al haber sido pescados ambos in fraganti, ya nadie les cree en su retórica revolucionario bolivariana y socialista del siglo XXI.

Sunday, March 9, 2008

Y TODOS CONTENTOS?

El presidente Rafael Correa amenazó con echar al tacho de basura a la OEA si no le complacía en condenar a Colombia por la muerte de una veintena de guerrilleros en territorio ecuatoriano. La OEA no le complació.
Hizo una rápida gira por Perú, Brasil, Venezuela y Panamá para buscar respaldo a su pedido de condenar a Colombia, con anterioridad a la conferencia de presidentes del Grupo de Río que se iba a realizar en Santo Domingo, República Dominicana.
La conferencia de Río concluyó y tampoco Correa logró su objetivo. Nadie condenó al presidente Álvaro Uribe por la incursión en si, reiterando simplemente algo obvio: que acciones militares en territorios extranjeros violan la soberanía.
Uribe probó con documentos que Correa y su mentor, el presidente venezolano Hugo Chávez, protegen, amparan e inclusive financian a los grupos narcoterroristas que desde 1964 tratan de imponer una dictadura comunista en Colombia. Pidió perdón por haber bombardeado el campamento terrorista en Angostura, Ecuador y prometió que no repetiría tales acciones si no hay motivo para ello.
El presidente colombiano se acogió así al único recurso que le quedaba en su combate al narcoterrorismo, cuando éste halla refugio en el Ecuador: es mejor disculparse que pedir autorización. El plan era demasiado preciso y fructífero como para arruinarlo si notificaba previamente a Correa, quien reiteradamente se ha negado a cooperar.
El campamento de los narcoterroristas en Angostura data de algún tiempo de asentado, según relatos de militares ecuatorianos y colombianos. Allí se encontraron corrales para cerdos y gallinas, dos generadores eléctricos a gasolina, pantallas plasma de TV y antena satelital, dos laboratorios para procesar alucinógenos, 400 libras de TNT y 65 granadas, aparte de fusiles y otras armas de fuego. Había, además, aulas para la enseñanza de tácticas guerrilleras y de explosivos, con discípulos inclusive de otras nacionalidades.
Es imposible suponer que un campamento de tales características no haya sido detectado por los militares o policías ecuatorianos, por denuncia de los pobladores de sitios aledaños alertados por el ruido de los generadores y por el tránsito de los extraños, por tierra y ríos. O por los radares…que se apagan por las noches…
¿Por qué el silencio de Correa y las autoridades militares y de seguridad? Uribe dice que en varias notas diplomáticas le advirtió que “Raúl Reyes”, uno de los más altos jerarcas de la FARC abatido en el ataque del sábado antepasado, estaba en algún lugar del Ecuador, según informes de inteligencia. Correa desoyó, como en otras ocasiones de similares denuncias.
Los militares colombianos, tras el bombardeo, llegaron al campamento, se hicieron del cadáver de “Reyes” y, además, de 4 computadoras con datos invalorables acerca de los vínculos de los terroristas con los gobiernos de Ecuador y Venezuela y con terroristas internacionales. Expertos de la INTERPOL de Australia, Corea del Sur y Singapur analizarán los informes y darán fe de su autenticidad.
En el Ecuador los “patriotas” están felices con Correa y su victoria diplomática en Santo Domingo. El propio presidente, al retornar a Quito, dijo henchido de orgullo que “por primera vez en la historia no se le ha despedazado al Ecuador en una mesa de negociaciones”. ¿Talvez estaba pensando en Tiwinza y el acuerdo de paz con Perú que terminó la disputa unilateral del Ecuador de nulidad del Protocolo de Río (nuevamente Río) de Janeiro de 1942? ¿Qué obtuvo a cambio?
Y en la cita del Grupo de Río ¿cuál fue la victoria ecuatoriana y cuál la derrota del “imperio” como dicen al unísono Chávez y Correa? Desde luego es edificante que los mandatarios de la refriega la hayan concluido con un abrazo y apretón de manos, por mediación del presidente de la República Dominicana, Leonel Fernández (nacido ¡horror! en la ciudad de Nueva York). Pero la refriega no debió producirse jamás si prevalecía el sentido común en el dueto Chávez/Correa.
Los apretones de mano y abrazos no han restaurado automáticamente las relaciones normales con Ecuador (Venezuela está a punto de hacerlo, Nicaragua ya lo hizo). El mandatario ecuatoriano ha dicho al diario El Clarín de Buenos Aires que quiere que la OEA o la ONU envíen fuerzas militares internacionales para que vigilen la frontera ecuatoriano colombiana.
Se alegra de que el conflicto haya terminado hasta el momento de manera pacífica, pero lamenta una vez más la pérdida de vidas humanas…de los terroristas infiltrados. Se queja con pasión por la violación de la soberanía ecuatoriana, pero no se refiere a los narcoterroristas acampados en Angostura, sino a la acción de las fuerzas armadas colombianas para exterminarlos.
Ni la OEA ni el Grupo de Río han condenado esa acción, porque juzgaron que era justa en sus objetivos. La incursión militar no iba dirigida contra militares ecuatorianos, o para conquista de territorio o para desestabilizar a Correa. Se la organizó exclusivamente contra narcoterroristas refugiados en la frontera ecuatoriana, liderados por un criminal con orden de captura con decenas de cargos y por cuya captura se ofrecía 5 millones de dólares.
Uribe ha rechazado la idea de una fuerza internacional de paz, con los “cascos azules” o de cualquier otro color. No se necesita ni se justifica. Lo que cabe es que Correa reflexione y se sume a la lucha contra el terrorismo internacional y que, lejos de ocultar su presencia en territorio ecuatoriano, la denuncie y emprenda acciones conjuntas con fuerzas similares de Colombia para erradicarlos. Esta fuerza binacional bastaría para terminar con los estragos terroristas a uno y otro lado de la frontera.
Las FARC, aunque aún duren años en su sabotaje contra la democracia, están en retirada. Lo prueba el asesinato de otro de los jerarcas del grupo, “Ríos”, a manos de su guardaespaldas. Éste quería desertar pero sabía que si lo descubrían en el intento, lo ejecutaban. Optó por adelantarse, mató a “Ríos” y a su amante, cercenó la mano de su jefe como prueba y se llevó consigo identidades, notas y una computadora.
Son síntomas de implosión de las FARC, dicen los entendidos. Ha habido más de 9.000 desertores en años recientes y el número de los que quedan ha bajado a 10.000. La superioridad de las fuerzas regulares es inmensa, con casi medio millón de soldados y armamento y pertrechos sin parangón, más el asesoramiento táctico y financiero de los Estados Unidos.
Miles de terroristas han sido muertos y capturados. Las FARC, por su lado, mantienen a no menos de 700 rehenes que liberarlos por dinero o para intercambiarlos con los terroristas presos. Mas la mayoría de éstos se niega al trueque para no retornar a las FARC, según versiones de la prensa internacional.
En todo caso, Correa ha dicho también que no restablecerá relaciones diplomáticas con Colombia sin antes consultar con Hugo Chávez. Éste viajó de Santo Domingo a Cuba para consultar a su vez con los Castro. De regreso a Caracas, anunció el repliegue de las tropas enviadas a la frontera y dijo que la ruptura diplomática con Colombia no fue formal y que la deshará tal como la hizo. ¿Qué espera Correa para actuar en armonía con su mentor?
Tras la “victoria” de Tiwinza traducida en el Acuerdo de Paz con el Perú, el comercio por la frontera con ese país creció en nueve años de 50 millones de dólares a 1.400 millones de dólares. Este hecho refleja lo que quieren los pueblos: paz para producir y comerciar, no bravatas y poses virulentas de estadistas improvisados e ineptos y menos por supuesto presencia de terroristas que asesinan, secuestran y extorsionan a seres inocentes, escudados por el anonimato y las sombras.

Friday, March 7, 2008

Correa y Uribe

El presidente Álvaro Uribe acaba de explicar lo que ya sospechábamos quienes no estamos infectados con el virus del patrioterismo ecuatoriano: que no le advirtió a Rafael Correa acerca del operativo militar antiterrorista del sábado pasado, simplemente para no frustrarlo.
En otras palabras, si Uribe le confiaba el plan, Correa se habría dado modos para que el grupo narcoterrorista se entere y fugue. Porque Correa ha dado muestras de su afecto por las FARC: los llama insurgentes o luchadores por la libertad y les da amparo en territorio ecuatoriano cuando huyen del asedio de los militares colombianos.
Uribe ha dicho, con documentos, que había informado a Correa que "Raúl Reyes" (segundo a bordo de las FARC muerto el sábado pasado), se encontraba en el Ecuador. Probablemente le señaló con coordenadas el posible lugar del campamento, como lo había hecho en el caso de otros campamentos detectados, sobre todo en la amazonía ecuatoriana.
La presencia de los narcoterroristas en esa zona la conocen los habitantes. Muchos de ellos pasan subrepticiamente o mediante sobornos la frontera, para escapar de los ataques de las fuerzas regulares colombianas, para recuperarse de heridas y enfermedades o simplemente para descansar y entretenerse. El campamento que fue bombardeado el sábado pasado no era reciente, pues allí se vió que los terroristas cultivaban frutos y criaban cerdos y gallinas, según las evidencias.
Resulta incomprensible, pues, que el grupo de "Reyes" haya pasado desapercibido por parte de las patrullas militares y policiales del Ecuador. Si de todos modos fuere así, sería otro motivo para agradecer la intervención de las fuerzas colombianas. Ellos hicieron el trabajo que los soldados ecuatorianos no hicieron en defensa de la seguridad nacional. ¿O fue que no quisieron hacerlo o recibieron órdenes superiores para ignorarlos?
Hay una versión no confirmada pero verídica de que los militares conocían del asentamiento de los narcoterroristas pero que prefirieron no notificar de su presencia a Correa ni a sus ministros de defensa Larrea o Sandoval, sino al presidente Álvaro Uribe. Si se confirma esta información, hay que dar un respiro de alivio pues indicaría que las Fuerzas Armadas del Ecuador no están del todo sumisas a los designios pro terroristas del comandante en jefe.
Si este jefe fuera un ser normal y demócrata, las relaciones entre Colombia y Ecuador marcharían espléndidamente, como ha ocurrido en el pasado, acaso con la sola excepción del problema limítrofe que involucró el triángulo de Leticia. Si Correa hubiese sido cuerdo, habría hecho causa común con Uribe en la lucha contra el enemigo común que es el narcoterrorismo.
En esas condiciones, el intercambio de información entre los servicios de inteligencia de ambos países con respecto al rastreo y localización de los narcoterroristas habría sido fluída, permanente y eficaz. Y, para el caso del grupo de "Reyes", habría significado una acción bélica conjunta para cercarlos, capturarlos o liquidarlos. Pero la realidad es otra. Correa no ha querido sumarse a la "guerra colombiana" porque "no es nuestra", según ha dicho.
Los hechos le desmienten. Los narcoterroristas ya no solo colombianos sino al parecer también vascos y mexicanos, entran y salen del Ecuador como si se tratara de su propia casa. Llegan allá y negocian la compra de armamento, explosivos, ingrdientes para el procesamiento de drogas y para planear y comunicarse entre si con libertad. En ocasiones, ejecutan a socios inconsecuentes o a jueces que pretenden condenarlos. Los secuestros son cosa de todos los días. Los hechos de ese tipo registrados en el Ecuador lo prueban de modo irrefutable.
Los narcodólares, igualmente, se han regado por todo el Ecuador, infestando y afectando a la sanidad de la economía y multiplicando la corrupción. Esta realidad es "vox populi", pero el mandatario y sus seguidores sostienen que el país es inmune al narcoterrorismo, que la guerra en Colombia es solo colombiana...
Correa, casi con lágrimas en sus verdes ojos, se ha lamentado de que la acción militar del sábado pasado fue una masacre pues muchos cadáveres fueron encontrados en paños menores. ¿Iguales lamentos le causan el recuerdo de los actos terroristas como el bombardeo al Palacio de Justicia en Bogotá, que mató a decenas de altos jueces y más seres inocentes? ¿O el secuestro, tortura o muerte de centenares de ciudadanos que son aherrojados y guardados como si fueran lingotes de oro para sacarlos al mercado cada vez que decaen los ingresos por el tráfico de droga o la extorsión a finqueros y hacendados?
La devolución de los 4 secuestrados por mediación de Chávez engrosó en 300 millones las arcas de los terroristas, por generosa donación del presidente venezolano. Correa afirma que también estaba dispuesto a imitar el buen corazón de su mentor y gestionar la liberación de la ex candidata presidencial Betancourt, sin contarle nada de esto ni a Uribe ni a nadie. La negociación la realizaba el ministro Larrea con "Reyes", gran canciller de las FARC, hasta que murió acribillado.
Con los secuestradores terroristas no cabe negociar. Hay que liquidarlos en cuanto se presente la oportunidad, aún a riesgo de que haya víctimas entre los secuestrados que se trata de liberar. Las gestiones estilo Chávez/Correa no hacen sinon justificar a los secuestradores y convencerlos de que su acción criminal es lucrativa por lo cual hay que seguirla cultivando.
El peor ejemplo de "negociador" fue Jimmy Carter, acaso el peor presidente de los Estados Unidos de los últimos tiempos. En lugar de aplicar la fuerza contra los que asaltaron a la embajada en Teherán y mantuvieron secuestrados a decenas de ciudadanos estadounidenses por 444 días, prefirió negociar y negociar...sin resultado alguno salvo la humillación. El presidente Ronald Reagan, de la línea política contraria, también tuvo el craso error de replegarse frente al ataque terrorista en Líbano por parte del grupo Hamas, qúe causó la muerte de casi 300 soldados norteamericanos. Las flaquezas en esa dos experiencias explican el auge actual del terrorismo internacional.
Pero el ejemplo de Correa es distinto: él no considera criminal el tráfico de drogas, pide reducir o eliminar las penas a los narcotraficantes presos. Y en cuanto a los terroristas, gruñe y protesta junto con Chávez cuando éstos mueren a manos de las fuerzas regulares y pide más bien que se condene a Colombia, víctima por casi media centuria del azote inmisericorde del terrorismo.
Pero, aparentemente, no lo va a conseguir si en el ámbito latinoamericano prima la sensatez y no la virulencia demencial de los Chávez, Correas y Ortegas.