Saturday, March 30, 2019

ES HORA DEL CASTIGO

Ha llegado el momento para que los conspiradores de la farsa de la "colisión" rusa, diseñada dizque para elegir con fraude a Trump en lugar de Hillary Clinton, sean descubiertos y expuestos los detalles de su plan, a fin de que la justicia imponga las sanciones con el máximo rigor de la ley.
Daban por descontado que Hillary, la candidata de Obama y del partido demócrata y la mayoría de los medios de comunicación sería la ganadora y cuando se anunció que Trump fue quien ganó en noviembre del 2016, los "perdedores perdieron" la cabeza y optaron por sostener que debió haber habido intervención de Putin para manipular las elecciones.
Esta fantasía era difícil de aceptar, dado que Putin había sido director de la KGB en el esplendor de la URSS y Trump era todo un magnate de Manhattan, antípoda del comunismo. En contraste Hillary había dado un vuelco a la izquierda en su vida estudiantil como discípula de Saul Alinsky, uno de los mayores propaladores del marxismo en las universidades del país.
Aunque Putin se volvió duro crítico del comunismo y manifestó su deseo de entablar buenas relaciones con Occidente y de apartura con Trump, ésta se frustró por la campaña malévola de los demócrata progresistas por la supuesta colusión. Se nombró una comisión especial con Bob Mueller, ex Director del FBI que contrató a l7 abogados y gastó entre 25 y 40 millones de dólares en interrogar y hostilizar a millares de personas por más de dos años.
El Congreso designó otras comisiones bipartidistas y ninguna de ellas halló el menor indicio de colisión, esto es, de confabulación o inflitración rusa en las elecciones del 2016 que hubiera podido influir en alguna forma en los resultados de los comicios. Sin embargo, en el curso de casi tres años, no cesó el embate de los políticos y los medios de oposición de acosar al Presidente y su entorno de una posible "traición" para llegar a la Casa Blanca.
En realidad no hubo crimen que justifique el nombramiento de niunguna comisión, ni siquiera la principal de Mueller que acaba de concluir liberando de cargos a Trump. La sola acusación fue un "dossier" elaborado por un ex-agente británico pagado por Hillary sobre supuestas obcenidades cometidas por Trump en un hotel ruso, acusación que resultó falsa. Mueller debió rechazar la comisión ipso facto por esa circunstancia.
La trama fue urdida con el concurso de los más altos dirigentes de la Fiscalía General, CIA y FBI en las postrimerías del régimen de Barack Hussein Obama. Obviamente que este personaje, cuya partida de nacimiento aún está cuestionada, es el principal implicada en esta fracasada coartada para deponer a un Presidente limpia y legítimemente elegido por el pueblo.
Coartada en la que cooperaron diarios de tanta envergadura como The New York Times y The Washington Post, que recibieron uno y otro el Premio Pulitzer por Altos Méritos Periodísticos al divulgar urbi et orbi notas y comentarios sobre la colisión de Trump para usurpar la Casa Blanca. Trump está pidiendo al Comité que otorga estos Premios, que los revoque en este caso.
Una vez que se ha confirmado la ninguna justificación de las acusaciones sobre la "coalición rusa", el Presidente Donald Trump ha dicho que se siente libre (sin temor a que se lo acuse de "obstrucción" de la justicia) para hacer públicos los documentos que prueban cómo los mencionados funcionarios se confabularon para debilitar e inducior a la destitución de su presidencia via interpelación. Es evidente que con la lectura de esos documentos surgirán conexiones que delaten a Obama.
Colateralmente, se revivirá el caso latente del injustificado perdón a Hillary por la destrucción de más de 30.000 emails que despachó desde su domicilio privado cuando era Secretaria de Estado, en abierta violación de las leyes de seguridad nacional. Y otras inmoralidades como la venta ilícita de uranio a los rusos y donaciones obtenidas para la Fundación Clinton a cambio de favores de gobierno, etc. 
Mientras tanto, se viene el cierre de fronteras con México. Los demócratas y el presidente mexicano López Obrador quieren fronteras abiertas y Trump se apega a la Constitución para impedirlo. México tiene las leyes de inmigración más severas, pero permite el tránsito sin impedimento de decenas de miles de individuos de toda América Latina y otros continentes para que invadan a los Estados Unidos por la frontera sur.
Si no los frena, advierte Trump, cierro la frontera indefinidamente. López contesta que la respuesta tiene que ser que Trump cree más empleos...en los sitios de donde se ven forzados a emigrar los ilegales. Ante semejante tozudez del lado demócrata y del lado mexicano es obvio que habrá que cerrar la frontera hasta que se construya el muro de contención, que finalmente continuará gracias al decreto de emergencia que se impuso sobre la traidora oposición demócrata.

Friday, March 22, 2019

CONTRA LA CONSTITUCIÓN Y LAS LEYES

Los pre candidatos del partido demócrata que aspiran a impedir la reelección del Presidente Donald Trump en las elecciones de noviembre del 2020 tienen propuestas que implican casi sin excepción reformas a la Constitución, lo cual demanda un proceso largo y complejo difícil de lograr.
En el fondo los demócratas, que se autocalifican de "progresistas", son todo lo contrario a progresistas pues su propósito, delineado desde los tiempos del Presidente Woodrow Wilson a comienzos del siglo XX, es "modernizar" la Carta Fundamental en favor de un Ejecutivo más fuerte e interventor para acelerar "la justicia social". Es, pues, un progresismo "regresista".
Les incomoda a los demócratas el uso pleno de las libertades individuales y la competencia de mercado en todos los órdenes de la actividad humana, por lo que proponen sustituir la igualdad de oportunidades que implícitamente se da en la Constitución, por una utópica igualdad de resultados que obviamente sería regulada por la burocracia estatal.
La imposición de la igualdad de resultados elimina las libertades y da paso a la intolerancia y la represión. Como sistema de gobierno adopta variantes del socialismo marxista o del fascismo que, en todo caso, se manifiesta como un control excesivo del poder por parte del ejecutivo, con opciones mínimas o nulas de participación de otras ramas gubernamentales.
Dos centurias atrás y algo más, ése era el régimen autoritrio que regía por estas tierras con el Rey Jorge III de Inglaterra, hasta que sus 13 Colonias se rebelaron y el 4 de Julio de 1776 decidieron independizarse. Luego de mucho debatir los hombres sabios de entonces convinieron en suscribir en 1778 una Constitución inspirada en la Declaración de la Independencia, que rige hasta la fecha y que ha probado ser insuperable.
No lo creen así los demócrata progresistas. En su obsesión por ganarle a Trump, quieren por ejemplo que se suprima la elección presidencial por Estados (Colegio Electoral) y que cuente solo el "voto popular" general. Les duele que Trump haya ganado las elecciones con 370 votos electorales pero que haya perdido con 3 millones de "votos populares" de Hillary Clinton.
Las 13 Colonias eran disímiles en tamaño y población. Para lograr la unidad y consenso se convino en que cada Estado elija proporcionalmente tantos diputados según sea su población (llamados representantes) y que éstos elijan a dos senadores por cada Estado (más tarde los dos senadores serían elegidos popularmente en cada Estado, decisión controvertible). Así Estados pequeños como Maine o Delaware no se sentían disminuídos por los estados grandes como Nueva York. 
El mismo concepto válido para entonces es válido para hoy, ya que no cabe que Estados como Nueva York o California arrasen en las votaciones generales contra el criterio generalmente diverso de estados más pequeños y rurales del Medio Oeste o del Sur del país. En todo caso, el mandato del Colegio Electoral está dado por la Constitución y para deshacerlo se requiere de la aprobación de los 2/3 de las legislaturas de cada Estado y de los 2/3 de los Estados.
La razón no escondida de los demócratas para los cambios propuestos es obstruir la victoria de Trump. No terminan por aceptar que ganó en el 2016 y para evitar su reelección, quisieran manipular para que si vuelven a fallar en los votos intervenga de algún modo la Corte Suprema de Justicia, que sumó dos jueces consevadores y cambió su tendencia "liberal". Qusieran ampliarla a quince, para insertar jueces antiTrump.
También los precandidatos están divulgando la idea de reducir la edad legal para votar de 18 a 16 años. Están seguros de que serían votos demócratas dada el intenso lavado cerebral al que son sometidos los niños y adolescentes de las escuelas públicas en contra de la historia real de los Estados Unidos y en pro de la "justicia social" que es imposición de la sociedad igualitaria mediante la igualación de resultados.
Paralelamente han acentuado la campaña antiTrump de asegurar la frontera sur, asediada por los invasores ilegales de Centro, Sudamérica y de otros continentes, entre los que se filtran narcotraficantes, otros delincuentes y traficantes de seres humanos. La Constitución obliga al Presidente a garantizar la seguridad de las fronteras, pero el Congreso con demócratas y algunos republicanos obstuyen la provisión de fondos para cumplir ese fin.
Otro mandato de la Constitución es la defensa de la vida, al que los demócratas se oponen. Repetidamente han vetado proyectos de ley para evitar que los infantes sobrevivientes de un aborto sean sacrificados por acuerdo entre madre y médico. Y frenan todo intento por abolir o reducir el impacto de la autorización inconstitucional al aborto de la Corte Suprema  (Roe vs Wade, 1973), que ha segado la vida de más de 70 millones de seeres humanos.
A los demócrata progresistas/regresistas no les gusta la Constitución y ello explica por qué rehuyen dialogar con quienes discrepan de sus posiciones rígidas. Los campus de la mayoría de las universidades públicas son campos vedados a quienes quieren expresar ideas diferentes, como elogiar los logros de esta nación y su historia, o la superioridad evidente de su Constitución. La hostilidad ha llegado a tal grado de violencia que el Presidente Trump decidido retirar los fondos de subsidio a los universidades que no respeten la libertad de expresión. (El total del subsidio llega a 34.000 millones de dólares)
Esa libertad está garantizada por la Primera Enmienda de la Constitución y el rechazarla es otra muestra de la mentalidad autoritaria e intolerante de la izquierda "progresista" (regresista) que se ha entronizado en el partido demócrata. Pero según demuesttran las encuestas, mientras más se ahonda ese radicalismo, más suben los puntos en favor de Trump.

Thursday, March 14, 2019

TRUMP CON 12 MENOS

Doce senadores republicanos decidieron esta tarde alinearse con los líderes demócratas Shummer y Pelosi y votar en contra del Presidente Donald Trump en su propósito de cumplir con el mandato constitucional de garantizar la vulnerable seguridad de la frontera sur del país.
Desde hace décadas atraviesan por esa frontera decenas de miles de ilegales no solo de México, Centro y Sudamérica sino de todos los continentes y entre ellos se filtran delincuentes de todas las cataduras incluídos narcotraficantes, traficantes de niños y niñas para la prostitución o simplementes seres a los que engañan por dinero prometiéndoles ingresos fraudulentos como asilados.
La policía de fronteras ha sido impotente para controlar el ingreso creciente de ilegales, pese a las ayudas tecnológicas y de contingentes militares eventuales. De ahí que en el 2006 se convino, por consenso de los dos partidos del Congreso, construir un muro de contención al estilo de los que existen en Israel y otros países.
Desafortunadamente, la asignación de recursos fue magra aunque nunca cesó hasta que en las pasadas elecciones de noviembre los demócratas lograron la mayoría en la Cámara de Representantes, que es la encargada de la asignación de recursos fiscales. Fue entonces que la líder de la Cámara, Nancy Pelosi, ordenó rechazar a Trump su pedido de 5.700 millones de dólares para proseguir la construcción del muro.
Le asignó 1.700 millones, que Trump consideró insuficientes. Sobrevino un veto, un cierre de gobierno y luego un decreto de emergencia del Ejecutivo para utilizar fondos de otras fuentes. Esa emergencia es la que ha sido negada esta tarde por los demócratas por unanimidad, con el apoyo de 13 republicanos.
Aducen que lo hacen por "constitucionalistas", pues juzgan que solo al Congreso le compete asignar recursos y no al Presidente, incluso si hace uso de una emergencia autorizada por el propio Congreso en 1976. Se inclinan por esa "ortodoxia constitucionalista" pero ignoran la obligatoriedad que tenía y tiene la Cámara de Pelosi de respaldar al Presidente (a cualquier Presidente) con fondos para que cumpla con su deber constitucional de velar por la seguridad de fronteras. 
El mandatario, como ya lo ha anunciado, vetará la resolución del Senado y este veto se someterá a votación de las dos cámaras. Solo con los 2/3 de cada una podría rechazarse el veto, lo cual se descarta. La emergencia, pues, se impondría pero hasta que algún juez federal la impugne una vez más y el caso vaya a resolución definitiva de la Corte Suprema de Justicia. 
Lamentable pérdida de tiempo para un asunto que pudo haberse resuelto hace mucho tiempo y de modo simple e inmediato si hubiese habido mayor lealtad, celeridad y unidad en el lado republicano, que durante dos años controló las dos cámaras legislativas y por cierto la Casa Blanca. ¿Qué ocurrirá cuando el caso llegue a la Corte Suprema?
Mientras tanto, se acorta el plazo para las elecciones presidenciales del 2020 en las cuales Trump buscará ser reelecto. Su reelección parece más cierta que nunca a medida que se confirman y hablan los candidatos de la oposición, por el cúmulo de sandeces que evacúan por sus gaznates. Con ellos y el eco de los columnistas y comentaristas de radio y TV todos antiTrump, la reelección está garantizada.
Con la excepción de Howard Schultz, el demócrata que anuncia su candidatura como independiente, todos quieren el socialismo como sistema de gobierno para este país. Para ello tendrían que comenzar por derogar la Constitución, pues el socialismo es antípoda de la propiedad individual y el libre mercado. Respaldan también el Green New Deal que destruiría la forma actual de vivir y producir.
Los demócratas progresistas, además, respaldan el aborto en cualquier etapa del embarazo e inclusive la extinción de la vida del ser que sobrevivió a un aborto. Acabaron de rechazar un proyecto de ley que prohibía el infanticidio. Pero al propio tiempo apoyan al gobernador de California que intenta abolir de un plumazo la ley de la pena de muerte, sin sujetarse al proceso legal de extinción o reforma a la ley.
En suma, los demócrata progresistas, como en el caso de la construcción del muro, tienen aversión al acatamiento a la norma  "The Rule of Law" (Soberanía de la Ley), sin la cual cualquier sociedad se desquicia. Sin seguridad de fronteras hay flujo incontrolado de drogas y de individuos, con peso para la sociedad respetuosa de la ley. 
Sin respeto a la vida, mandato primario de la Constitución, la cifra de 70 millones o más de seres humanos muertos por aborto desde la vigencia en 1973 de la decisión inconstitucional Roe vs Wade seguirá en ascenso, declinará la población y la sociedad envejecida no tendrá seguidores con capacidad productiva para mantenerla.
Al ramillete de candidatos inútiles de oposición, añádase los escándalos pendientes del informe Bob Muller sobre la fantasía "colusión rusa" de Putin para llevar a Trump a la Casa Blanca en perjuicio de Hillary Clinton, que está por publicarse, así como los documentos aún reservados en que se prueba la conspiración de Obama para perjudicar a Trump antes, durante y después de la campaña electoral del 2016.
Han comenzado a aflorar datos sobre dichos documentos, confirmando que hubo órdenes de Obama para que no se procese a Hillary por el uso  ilícito de más 30.000 emails que destruyó, así como fondos que recibió ilegalmente para su Fundación, la venta fraudulenta de uranio a Rusia y otras "joyas y manjares" parecidas. 
Con todo ello, el multibillonario quizás no necesite gastar ni un solo centavo adicional en la campaña por la reelección, para ganar por "landslide" o avalancha.

Thursday, March 7, 2019

URGE EL CIERRE DE FRONTERAS

Parece que al Presidente Donald Trump no le quedará otra alterantiva que cerrar la frontera con México temporalmente, hasta que cese la invasión de las caravanas de ilegales y cambie o se reduzca la obstrucción de los demócratas del Congreso a toda otra posible solución legislativa.
La actitud de los demócrata progresistas ha sido implacable e impermeable a una propuesta para obtener fondos para continuar la construcción del muro fronterizo, aprobada en el 2006 por los dos partidos y que se considera un medio importante para controlar el flujo de migrantes ilegales.
Los fondos fueron congelados por la Cámara de Representantes que en las pasadas elecciones de noviembre volvieron a control de los demócratas. Han sido vanos los intentos por romper ese bloqueo que anula el mandato que la Constitución impone al Presidente de garantizar la seguridad de las fronteras.
Ante esa realidad, Trump anunció que decretaría la emergencia para utilizar fondos presupuestarios reservados a ese y otros fines para continuar con la construcción del muro, pero de inmediato surgió la protesta de demócratas y algunos republicanos, aduciendo que ello sería inconstitucional, puesto que solo al Congreso le corresponde la asignación de recursos.
Incluso republicanos que aclaran ser pro Trump apoyan la tesis, aunque no mencionan que la negativa de dar al Ejecutivo los fondos para la seguridad de las fronteras es en si mismo inconstitucional, por obstruir las funciones de otra rama de gobierno, lo que prohibe la Constitución.
La Cámara de Representantes votó ya un ley de repudio al decreto de emergencia y está pendiente el voto del Senado. Probablemente ratifique el rechazo. Trump lo vetará. Para anular el veto, se requeriría de los 2/3 del Senado y aún cuando no se logre esa cifra y el veto se ratifique, la atmósfera política sería penosa e insostenible.
Además, intervendrían los jueces federales izquierdistas obstruccionistas y el proceso tendría que suspenderse hasta el fallo de la Corte Suprema, mucho tiempo después. Por ello sería preferible y justificable que de inmediato el Presidente ordene el cierre de la frontera con México, por una crisis que ya no se puede tolerar y que solo el fanatismo demócrata pretende ignorar.
La orden no requiere declaratoria previa de emergencia (Title 8 United States Code Section 1182 (f) ) ni venia del Congreso y ha sido puesta en práctica recientemente por los Presidentes Jimmy Carter (cuando la crisis de la embajada en Irán), Bill Clinton (en 1994 por riesgos en cruce de ilegales por Arizona) y Obama (con Hillary Clinton, por la guerra con Irak).
El cierre sería temporal y de hecho desalentaría la avalancha de caravanas de ilegales de varios países de Centro y Sudamérica y de otros continentes, que conocen de las debilidades de la leyes migratorias locales y buscan filtrarse en busca de asilo. En el mejor de los casos, huyen de sociedades corruptas en las que las oportunidades de empleo son mínimas.
Pero también afluyen traficantes de drogas y de seres humanos destinados a la más vil de las explotaciones de prostitución subterránea. Para ello maquinan los "coyotes" con madres de suprema ignorancia o impiedad, que ceden sus niños para que sirvan de escudos en las caravanas con rumbo a la frontera y a una vida que no ciertamente es la mejor.
Los demoprogresistas saben que hay la crisis y que hay que asegurar la frontera con un muro. Pero como lo pide Trump, lo niegan. La crisis ya es inmanejable. No hay capacidad para albergar a más detenidos, adultos o niños; falta espacio, faltan camas. Faltan jueces para atender los pedidos de asilo, casi todos infundados. Faltan guardias de fronteras. Aumentan capturas, aumenta el flujo de drogas y aumentan las caravanas.
Mientras tanto, la veintena de candidatos y precandidatos a la presidencia de los demócratas para las elecciones del 2020 reiteran su aversión al capitalismo y sus simpatías por el socialismo y así pretenden impedir la reelección de Trump. El socialismo y su economía centralmente planificada, es antípoda a la economía de libre mercado consignada en la Constitución de 1778.
También la plataforma "ganadora" de los demócratas cotempla regalar a los negros cierta suma de dinero como "reparaciones" por la esclavitud que concluyó en 1865 con la Guerra Civil. Pero resulta que fueron los demócratas los causantes de la Guerra y los que se opusieron con la ley Jim Crow a que los negros gocen de todos los derechos civiles. ¿Acaso se van a seguir juicio a si mismos? se pregunta un columnista negro a propósito de la propuesta.
El gobernador demócrata de Virginia apoyó recientemente un proyecto de ley  que autoriza matar a un niño que nace vivo después de un aborto frustrado. Dijo en una entrevista televisada que él, neuropediatra, podía sostener confortable al ser con vida hasta que la madre decida si lo quiere con vida o no. El proyecto no fue aprobado. Pero en el Senado un republicano presentó un proyecto para prohibir todo tipo de infanticidio. Los demócratas lo negaron.
Los demócratas quieren un ambiente descontaminado en doce años en base a monumentales impuestos a los ricos (93 trillones de dólares) y vuelta a las cavernas por la supresión del transporte aéreo y mecánico móvido por el petróleo. Quieren combatir el recalentamiento global con esos impuestos y aunque no lo mencionan, con grandes viseras o parasoles o aparatos de aire frío contra el dios Sol.
Claro que no conseguirían reducir ni una décima de grado la temperatura ni la contaminación, pero si aumentar la miseria humana. Lo que buscan no es el bienestar sino el control del poder, para asi manipular la voluntad humana,  anular las libertades individuales y, a la postre y como lo predecía C.S. Lewis lograr The Abolition of Man.