La página web del Diario El Universo de Guayaquil está encabezada todos estos días con un recuadro en fondo negro, en el cual el Director Carlos Pérez B. pide públicas disculpas ordenados por el gobierno de Correa, a causa de una caricatura de Bonil que no le gustó a la Supercom, la agencia de censura del régimen.
El espectáculo visual, que se repetirá por siete días y que debe figurar también en la edición impresa del Diario, es abominable porque denota la degradación del periodismo a que se ha llegado en el Ecuador. El principal culpable es Rafael Correa, pero también quienes lo eligieron y reeligieron, así como los periodistas y las empresas periodísticas que lo han tolerado.
Carlos Pérez B. no debió haber firmado ese comunicado humillante. No lo habría firmado su padre, Carlos Pérez Perazzo. Tampoco Jorge Mantilla Ortega. Cuando Camilo Ponce Enríquez, ministro de Gobierno de José M. Velasco Ibarra quiso obligarlo a publicar algo contrario a la política de independencia de El Comercio, JMO se negó y fue a la cárcel.
El Diario fue clausurado, pero el episodio (que se narra en el Blog del 28 de septiembre del 2012) culminó con una victoria para él y para la libertad de expresión, con reconocimiento universal. En el caso del Ecuador de hoy las humillaciones son permanentes y salvo las reacciones aisladas de algunos columnistas sobrevivientes, la imposición dictatorial de Correa en contra de la disidencia es total.
Los líderes de los principales medios de comunicación del país no supieron actuar a tiempo para frenar a Correa. Las humillaciones de hoy son la cosecha de la inacción de entonces. Los empresarios no respaldaron a sus columnistas o caricaturistas acosados como Jorge Ortiz o Emilio Palacio y ahora Bonil. Muchos se silenciaron, emigraron y los medios optaron por aceptar la censura o autocensurarse.
Una actitud vergonzosa que ya ha motivado la sátira de un comediante de una emisora de TV de los Estados Unidos, a la cual Correa ha respondido con su estilo característico pedestre y autoritario. Como no le puede aplicar el peso de la Supercom, por vivir fuera del país, ha maniobrado para censurar el clip del comediante, borrándolo del Internet.
Seguidamente los enlaces con
El Universo de Guayaquil y con el
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