Tuesday, February 17, 2015

CUANDO LA INFORMACIÓN ES INCOMPLETA

El mundo libre no islámico está estupefacto e indignado con la sucesión de asesinatos de los terroristas musulmanes a quienes discrepan con su credo. Kayla Mueller fue una de las víctimas recientes, 21 cristianos egiptos coptos han sido las ñultimas. Guillermo Descalzi, periodista peruano radicado en los Estados Unidos, escribe hoy en el Diario El Nuevo Herald de Miami un artículo en memoria de Kayla. Conmueve, pero por desgracia las referencias a la Kayla del artículo no se ajustan a la Kayla de la realidad. Ella fue una activista en favor del radicalismo islámico y anti israelí. Se transcribe el artículo de Descalizi y a continuación, en inglés, la nota sobre Muellere. También se inserta un link o enlace de un artículo a la memoria de un periodista ejemplar,  que acaba de fallecer a los 88 años de edad. Qué contraste con Brian Williams y Jon Stewart, que han degradado la profesión y acerca de los cuales tanto se habla en estos días.


GUILLERMO DESCALZI: Kayla

No importa cuanto hayamos recibido, reunido o ganado, a fin de cuentas lo que importará de nosotros es lo que dimos. Kayla Mueller, de 26 años, dio su vida al servicio de otros. Fue secuestrada en agosto del 2013 tras salir de un hospital de Médicos Sin Fronteras en Alepo, Siria. Murió en manos de Isis, EI, el Estado Islámico, no sabemos cómo pero en sus manos.
Algo de su vida y muerte la revela como un ser muy especial, no porque fuese heroica, y lo fue, sino por sana y espiritual, verdaderamente sana y espiritual siendo mujer con pasiones de carne y hueso.
Puso su cuerpo y su ser a disposición del bien. Amó física y espiritualmente en medio del mal que la rodeó. Buscó a Dios en la tierra. Trabajó, vivió y entregó paz. Sirvió en la India, Tel Aviv, los Territorios Ocupados y la Siria de Isis, el Estado Islámico. Las siguientes frases son suyas:
“La opresión se encuentra en cualquier lugar, sale por cualquier lado”.
“Necesitamos darnos cuenta de lo privilegiados que somos, lo que tenemos, cuanto tenemos y por qué lo tenemos”.
¿Qué la llevó a vivir y morir como lo hizo? No sé cual haya sido, precisamente, su motivación, pero quizás la siguiente frase de Bertrand Russell ayude a entenderla: “Tres pasiones hay en mi vida: compasión por la humanidad sufrida, amar y saber”. Son palabras que se aplican a Kayla. Lo sé porque escribió, valga la redundancia, que:
“Jamás aceptaré que el sufrimiento se acepte como normal” y “Encuentro a Dios en el sufrimiento reflejado en mis ojos”.
Su pasión la llevó a Siria, donde estuvo cautiva 18 meses hasta morir. Sus palabras en español, muy especialmente en la siguiente carta, llevan mi interpretación del espíritu con que las escribió. Traduzco textualmente salvo cuando la estructura y traducción literal cambian, afectan o restringen el significado de lo que escribe. La carta, entregada a sus padres cuando aún vivía, acabó siendo su epitafio. Este es un extracto de lo que les envió en inglés. No es la carta entera, es su esencia.
“A todos:
Si reciben esta (carta) es porque sigo detenida y mis compañeras han sido liberadas. Les pedí que la lleven.
Recuerdo a mamá diciendo cómo, cuando todo haya sido dicho y hecho, lo único que queda será Dios. Estoy en un lugar donde me he entregado completamente a Él porque, literalmente, no hay más.
Estoy en caída libre, sostenida por Su ternura y las oraciones de ustedes. Hasta en la oscuridad hay luz, y he aprendido que podemos ser libres en cualquier lugar, incluso en prisión.
El bien se encuentra en todos lados y a veces, si no lo vemos, lo que necesitamos es buscarlo. Me siento muy agradecida.
Tengan paciencia. Entréguenle su dolor a Dios, no busquen a otros para que lo carguen por ustedes. Sé que quisieran que sea fuerte. Lo soy. No teman por mí. El Señor mediante, estaremos nuevamente juntos.
Reciban mi todo.
Kayla”
Buscamos dar para ganar, o dar si ganamos. Ese es nuestro problema en el Medio Oriente: queremos ga-nar. Kayla fue al Medio Oriente sin buscar ganar na-da. Hay una frase suya sobre ganar, y no es un resultado, ni una meta ni un propósito. Es la locura de dar:
“No importa cuanto dé, siempre recibo más de lo que doy”.
Es la multiplicación de los panes. Lo de Kayla me dice que das y hay más. No es que das y te arriesgas a tener menos, es que das y hay más. Dice que el bien se encuentra sirviendo a los demás, que la clave es dar, servir. Dice que no pidamos que otros lleven nuestra cruz, que nosotros la llevemos por ellos. Dice que conoció el signo sobre el que Cristo dio su vida. Llegó a Dios aquí, en la tierra, a través de gentes a cuyo dolor se entregó. Kayla, gracias por tu vida, gracias por tu amor.

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The Real Kayla Mueller


Kayla-Ashraf-posterThe presumed Islamic State murder victim Kayla Mueller isn’t quite the saintly martyr that President Obama and the media are trying to make Americans believe.
Family and friends told reporters Mueller was “a deeply idealistic young woman eager to help those less fortunate.” A neighbor of hers, a 66-year-old Vietnam veteran, said Mueller “represented everything good about being an American. In the outgoing battle between good and evil, she represented the best of the good. She took great risks to help other people.”
Fresh from the golf course, President Obama praised Mueller effusively, saying she was “the best of America,” and adding that she “worked with humanitarian organizations in India, Israel, and the Palestinian territories, compelled by her desire to serve others.” Kayla’s “compassion and dedication to assisting those in need shows us that even amongst unconscionable evil, the essential decency of humanity can live on.”
Only someone with Obama’s twisted, pro-Islamist perspective could lie so passionately on Mueller’s behalf.
It turns out the 26-year-old Islamic State hostage killed last week in Syria wasn’t many of the things her supporters described her as.
Mueller wasn’t a humanitarian aid worker. She wasn’t a peace activist. She wasn’t trying to make things better for everyone in the Middle East. She was part of the problem, an ally with medieval theocratic totalitarians against Western civilization.
Mueller was an Islamic terrorist sympathizer who worked for the International Solidarity Movement (ISM), which certainly is not a humanitarian organization. The ISM is a terrorist-linked organization that attempts to sabotage the anti-terrorism activities of the Israeli Defense Forces (IDF). The ISM backs the enemies of Israel, including Hamas, and those in the Palestinian Authority who seek to destroy Israel.
The ISM said Mueller “worked with Palestinians nonviolently resisting the confiscation and demolitions of their homes and lands.”
Mueller falsely accused the IDF of atrocities and boasted in Internet posts that she participated in anti-Israel demonstrations and supported Palestinians hurling rocks at Israelis, which she regarded as a “nonviolent” act. As she saw it, Israelis were oppressors and Palestinians were heroic victims. In a October 2010 pro-terrorist screed she emoted:
Oppression greets us from all angles. Oppression wails from the soldiers radio and floats through tear gas clouds in the air. Oppression explodes with every sound bomb and sinks deeper into the heart of the mother who has lost her son. But resistance is nestled in the cracks in the wall, resistance flows from the minaret 5 times a day and resistance sits quietly in jail knowing its time will come again. Resistance lives in the grieving mother’s wails and resistance lives in the anger at the lies broadcasted across the globe. Though it is sometimes hard to see and even harder sometimes to harbor, resistance lives. Do not be fooled, resistance lives.
Such words “are not that of a humanitarian aid worker, but of a propagandist for the supporters of worldwide jihad who seek Israel’s destruction,” Ron Radosh writes at PJ Media. Mueller was at best a useful idiot of Hamas, he argues, comparing Mueller to the late Rachel Corrie, another ISM activist.
Corrie became a leftist cause celebre after she died as a result of her own foolishness. She was inadvertently killed while she was obstructing the work of an IDF bulldozer as it was destroying the entrance to a tunnel used for smuggling weapons to be used against Israeli forces.
“The ISM placed Corrie in a dangerous situation, and falsely told the world that Israel’s IDF had purposefully killed her in order to scare off foreigners coming to aid the Palestinian people,” Radosh notes.
Mueller too was used by the ISM for political purposes, he argues.
The tragedy of Kayla Mueller’s life is that out of an idealistic urge to do good, she went to work on behalf of supporters of terrorism and violence who believe openly in a revolutionary route to salvation. Like so many others, back in the United States she fell prey to the overtures of leftist revolutionaries, who are adept at using the aims of young and innocent students who yearn only to build a better world. In taking that path, she died on behalf of those who believe in violence and world-wide revolution, beginning with the destruction of Israel.
The ISM sends its activists onto battlefields and other hotspots to serve as cannon fodder. Its leaders are delighted when an ISM member is killed in action because then the group can use the death for propaganda purposes.
Dead foreigners are especially treasured. As ISM leader George S. Rishmawi has said,
“When Palestinians get shot by Israeli soldiers, no one is interested anymore. But if some of these foreign volunteers get shot or even killed, then the international media will sit up and take notice.”
Mueller is not the first Islamist-sympathizing American to die at the hands of the Islamic State. James W. Foley, who was beheaded by IS in August, fancied himself a journalist but did little more than parrot Islamist propaganda. He mocked the Global War on Terror, urged that Sunni Islamist rebels be armed against the Assad regime, and supported terrorists’ efforts to drive out the Christians of Aleppo.
Foley and Mueller were on the same wavelength. They were both fighting in their own ways for Islamic totalitarianism and both met gruesome ends at the hands of the Islamic State.
Perhaps their bad examples will discourage future Americans from throwing their lot in with those who would snuff out Western civilization.
Freedom Center pamphlets now available on Kindle: Click here.

Más pruebas del activismo de Kayka

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