Si Donald J. Trump lo quisiera, de un tajo podría acabar con las discusiones que traban a su gobierno acusado por una supuesta colusión con los rusos para llevarlo al poder en el 2016, en perjuicio de su rival Hillary Clinton.
Ha transcurrido más de un año y medio de su posesión, se han gastado más de veinte millones de dólares en investigaciones con tres comisiones y hasta ahora no hay ninguna prueba de la colusión atribuida por los demócratas de la oposición.
En un último esfuerzo por defender lo indefendible, la oposición hace piruetas verbales para tratar de justificar el espionaje en la campaña de Trump en el 2016 y durante la transición, que acaba de revelarse y que complica a quienes hoy investigan al Presidente y, más aún, a quien ordenó el espionaje, Obama.
Los medios de comunicación audiovisual y escritos no cesan de informar y especular sobre estos temas, con las desviaciones conocidas por parte de la mayoría de ellos que se alinea incondicionalmente con la izquierda demócrata, pro Obama/Hillary, anti Trump, globalista/socialista.
Los ex-altos funcionarios de las agencias de Inteligencia anti Trump arguyen que el espionaje fue tan fino y delicado que no cabe calificarlo como tal, sino más bien como una protección a Trump del mal influjo de los rusos. Algunos republicanos han dicho que el espionaje es lícito, pese a que la Constitución lo prohibe.
Del lado pro Trump se recuerda que Nixon cayó porque en el partido demócrata se implantó un micrófono espía. Que el espionaje se justifica contra enemigos del país por lo que deben aclararse los motivos por los cuales se ordenó espiar a Trump y quién ordenó. Aún así, la decisión de espiar "para beneficiarlo" debió serle notificado primero a él.
También se comenta que la preocupación "protectora" por Trump no se manifestó con la candidata Hillary, a la que no se espió ni "amigablemente". Y se insiste en saber por qué se la exculpó del uso ilegal de servidores en su domicilio y la destrucción de más de 30.000 emails cuando era Secretaria de Estado de Obama.
Todas las dudas podrían despejarse con una sola Decisión Ejecutiva de Trump: la desclasificación de documentos secretos sobre estos temas que se archivan en el FBI y en la CIA. El Presidente es el Jefe del Ejecutivo con atribuciones para terminar con la condición secreta de cualquier documento de Estado, si así lo cree de interés nacional.
Si Trump procediere, saltarían muchas perlas a la luz. Se sabría, por ejemplo, por qué Jeff Sessions se aferra al cargo de Fiscal General designado por Trump, pese a que éste lo ha repudiado por su recusación (negativa) a intervenir en la controversia sobre la colusión rusa. ¿Es acaso su misión aceptar humillaciones para proteger una investigación que solo perjudica inmotivadamente a Trump?
Se conocería, además, el teje y maneje de órdenes de Obama para proteger a Hillary en la campaña del 2016 por sus crímenes contra la seguridad nacional como Secretaria de Estado, que la habría descalificado en la campaña y acaso puesta tras de rejas. En la maquinación cooperaron el ex Director del FBI, James Comey y la ex Fiscal General, Loretta Lynch. (La que concertó el complot con Bill Clinton en un hangar).
Desde luego, se despejarían del todo las informaciones sobre el célebre "dossier" pagado por Hillary con acusaciones falsas contra Trump, entregado por el senador John McCain a la FBI y que justificó el espionaje a Trump y sus colaboradores. Esa maniobra mal hecha, en colaboración con rusos, era clara "colusión" nunca denunciada.
¿Qué otros "primores" podría descubrir y divulgar Trump, si lo quisiera? Por ejemplo, cómo y cuánto costaron los "leaks" o filtraciones deliberadas de las agencias de inteligencia a los medios "amigos" como el New York Times y The Washington Post, para publicar informes que pudieran hacer daño a Trump y su gente.
Si quisiera remontarse al pasado reciente, Trump podría develar el verdadero heroísmo de su encarnizado enemigo "republicano" John McCain en las cárceles de Vietnam, los verdaderos nombres y las verdaderas tramoyas de los asesinatos de los hermanos John y Robert Kennedy, Martin Luther King Jr. y tantos otro sucesos que han pasado a la historia con la versión que al "establishment" le ha convenido, pero que a la mayoría del pueblo no convence?
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