Barack Hussein Obama acaba de recibir el inequívoco mandato popular de cambiar, ya, sus políticas estatistas de inspiración socialista con las cuales ha pretendido transformar a esta nación, pero su respuesta ha sido de arrogancia.
En circunstancias parecidas, cuando gobernaba el presidente demócrata Bill Clinton, éste anunció que asimilaba el llamado del pueblo y rectificó su modo de gobernar. Archivó el proyecto de estatización de los servicios de salud y acogió puntos salientes de la agenda de la oposición republicana liderada por Newt Gingrich.
Obama es distinto. Y tanto, que no cabe compararlo con ninguno de los 43 presidentes norteamericanos que lo han precedido. Porque todos ellos, sin excepción, demostraron vívidamente su apego, su devoción y amor por este país, su cultura y valores trascendentes.
Principios que están transcritos como una revelación en dos documentos sobrios, la Declaración de la Independencia y la Constitución. Para Obama la doctrina allí contenida ha caducado, pues él aprendió, desde la cuna, que el futuro de la humanidad es el socialismo, llamado a sustituir al sistema aquí vigente del “capitalismo explotador”.
Nunca llegaron a los tribunales ni fueron suficientemente difundidas en los medios de comunicación las investigaciones probatorias de que Obama no tenía certificados auténticos de haber nacido en los Estados Unidos, ni de que su tarjeta de Social Security era verdadero.
Se conoce que sus abuelos maternos eran comunistas registrados, al igual que lo fue su madre, Ann Dunham. Ann conoció al estudiante Barack H. Obama, de Kenya, musulmán y comunista, en una clase de ruso en Hawai; se casaron y tuvieron en 1961 al hijo que ahora ocupa la Casa Blanca, con el mismo nombre del padre, Barack.
A los dos años se divorciaron. Ann divorciada pronto contrajo nupcias con otro musulmán, esta vez de Indonesia, el estudiante Lolo Soetoro. En 1967, Suharto llamó a Soetoro a Indonesia y allá fueron Ann y su hijo. Éste fue adoptado por Lolo, quien le gestionó la ciudadanía de su país y un nuevo nombre, Barry Soetoro.
En 1971, Ann resolvió que Barry viaje a Hawai y viva con sus abuelos maternos y estudie. Barry nunca cambió de nombre ni de ciudadanía y en ese ambiente pudo trabar íntima amistad con Frank Marshall Davis, un activista negro marxista que se convirtió en su mentor, hasta muy avanzados sus estudios en el colegio de Hawai.
Luego se mudó a la universidad Occidental de Los Angeles, pero desde allí está bloqueada toda información acerca de sus estudios, tesis, notas y más detalles propios de cualquier estudiante. Excepto que en los registros odficiales consta que recibió una beca en calidad de estudiante extranjero.
Hay un viaje a Pakistán en 1981, en compañía de musulmanes con los que hizo amistad, pero se ignoran motivos y resultados de la aventura. Luego, por menciones vagas de quienes lo vieron ocasionalmente, se sabe que estuvo en la universidad de Columbia y en Harvard y que allí fue presidente de la Law Review. Pero se ignora qué hizo, que escribió o habló.
Cuando finalmente se mudó a Chicago como abogado, se enlistó como Community Organizer o Agitador Social, poniendo en práctica lo aprendido de su maestro marxista Saul Alinsky y de su coideario Bill Ayerst, célebre cofundador de Weather Underground, grupo terrorista autor de atentados mortíferos con bombas en domicilios y recintos públicos.
Se afilió al DSA, Democratic Socialist Party of America, miembro de la Socialist International, organizaciones que prueban que si bien cayó el muro de Berlín en 1989, la internacional comunista subsiste. Obama, en Chicago, fue abogado de ACORN, que tiene juicios pendientes por fraude electoral en por lo menos 14 Estados de la Unión.
En esa ciudad también conoció y se unió a la grey del reverendo Jeremiah Wright, que lo casó con Michelle y bautizó a sus dos hijas. El pastor se hizo célebre por sus diatribas anti USA y contra la raza blanca, sobre todo cuando dijo: “God bless America? No, no, no. God damn America.” (¿Dios bendiga a los Estados Unidos? No, no, no. Dios maldiga a los Estados Unidos”.)
¿Qué podía esperarse de un hombre “amamantado” de odio contra los Estados Unidos? Todo, menos que llegase a ser su Presidente. De allí el misterio. Se conoce quienes son sus mentores y orientadores, en la niñez, adolescencia y juventud. Algunos, como Alinsky y Ayerst, lo han sido también de Hillary Clinton.
Pero por si solos, imposible que pudieran haberlo encumbrado hasta colocarlo en la senaduría estatal de Illinois, primero; en la federal después y, por último, en la Casa Blanca. Hay algo detrás de todo ésto que todavía no se sabe ¿Quiénes son, qué se proponen (o proponían) hacer del país con él? Algún día se sabrá. Por lo pronto, la conspiración parece haber sufrido un vuelco con las elecciones del martes pasado.
No comments:
Post a Comment