El presidente GWBush acaba de pronunciar ante los veteranos un discurso preciso y conciso acerca de las intervenciones militares en Irak y Afganistán y lo hizo con perspectiva histórica de validez incontrastable.
Como era de esperarse, poca o ninguna repercusión tuvo este discurso en los grandes medios de comunicación escrita y audiovisual. En algunos, como el The New York Times, gran parte de la crónica alusiva se dedica a transcribir críticas en contra y otros, como The Miami Herald, lo ignoran por completo.
Bush, en suma, dijo lo que se ha venido de repetir de manera dispersa desde el inicio de la guerra contra el terrorismo islámico, tras la declaratoria de facto de hostilidad que sus huestes lanzaron contra los Estados Unidos al derribar las torres gemelas de Nueva York y atacar al Pentágono en accione suicidas combinadas.
El mandatario norteamericano ligó la respuesta militar dada hoy en Afganistán e Irak con las que se dieron en la segunda guerra mundial, Corea y Vietnam frente a las agresiones de similares extremismos de los regímenes nazi y comunista. En todos los casos, dijo, Estados Unidos ha entrado a las acciones bélicas para combatir a quienes han amenazado su sistema democrático de vida.
El sacrificio de vidas humanas o mutiladas, expresó Bush a los veteranos, no fue en vano. En la II Guerra las fuerzas del Eje fueron derrotadas y en las tierras por su causa destruidas surgieron gobiernos demócratas ahora aliados en Europa, Japón y otras naciones.
En Corea la guerra se suspendió con un armisticio, pero ello contuvo el avance del comunismo a toda la península. Corea quedó dividida en dos. La del Norte es trágico ejemplo del fracaso de los regímenes autocráticos. La del Sur, en contraste, se ha convertido en una potencia industrial y tecnológica de primer orden en un ambiente de libertad y democracia.
Con respecto a Vietnam, rompió el mito de callar sobre el tema y abiertamente reiteró que la guerra se perdió en lo militar por las interferencias políticas de Washington. Prometió que no tolerará que se repitan esos errores en la actual guerra contra el terror y confirmó que no habrá retiro de tropas ni en Afganistán ni en Irak mientras dure su mandato.
La escalada de tropas acordada a comienzos de este año para mejor garantizar la seguridad en Irak está dando resultados positivos. Lo admiten incluso los más acervos críticos de Bush y de la guerra. Pero ante esta evidencia, los ataques contra el gobierno se centran ahora en calificar al régimen iraquí de inepto por su incapacidad de instaurar la unidad política en el país.
Warren, un senador republicano veterano en relaciones exteriores, ha hecho coro a los demócratas para pedir el retiro de las tropas hasta diciembre próximo en vista del fracaso político en el Irak. Lo que no se reveló sino hasta hoy, es que el senador se entrevistó con líderes de la minoría de oposición del premier Maliki, quienes afirman que su país estaba mejor y más estable con Hussein y que el origen de la incertidumbre política actual es la presencia de las tropas de la Coalición. Ergo, si se retiran las tropas sobreviene la paz politica.
No se entiende cómo un pueblo puede aspirar a la estabilidad política sin lograr previamente la seguridad nacional. Éste es un axioma que se aprende al iniciar cualquier estudio de Ciencia Política. El momento en que las tropas militares de la Coalición abandonen al Irak sin derrotar al enemigo terrorista, ningún gobierno que hipotéticamente pudiera suceder a Maliki podría evitar un inmediato colapso.
Es lo que sucedió en Vietnam. Cuando el premier Diem se debilitó por similares presiones políticas de Washington, las victorias sucesivas contra la insurgencia y el vietcong, fuerte y abiertamente subsidiados por la URSS y China no rindieron los frutos esperados. Y cuando a la postre se dio la retirada militar de Estados Unidos, el vietcong arrasó con Vietnam del Sur y luego Camboya y Laos con millones de muertos, heridos y refugiados.
El objetivo actual en el Irak y en Afganistán, dentro de la guerra global contra el terrorismo, es afianzar como primera prioridad la seguridad interna en los dos países. La insurgencia es provocada desde el exterior. Se calcula que el 80% o 90% de los ataques suicidas para asesinar a inocentes en Irak proviene de Siria link y es notorio que de Irán llegan no solo pertrechos mortíferos y dinero sino adiestradores del ejército revolucionario iraní.
La mayoría de iraquíes quiere vivir en paz y democracia. Así quedó demostrado cuando más de 10 millones de hombres y mujeres desafiaron a la muerte en las calles para acudir a las urnas a votar democráticamente por un gobierno. Si éste gobierno vacila y no logra resultados instantáneos como quisieran algunos, será el mismo pueblo iraquí el que decida un cambio, no los políticos de Washington, como lo hicieron ya en Vietnam.
Cuando las 13 Colonias decidieron liberarse de la Gran Bretaña todo el esfuerzo se concentró en la guerra para lograr la independencia. Una vez concretada tras muy cruentos sacrificios se pensó entonces en definir el sistema de gobierno. El acuerdo no fue instantáneo y sus gestores (Hamilton, Madison) agotaron todas sus capacidades físicas e intelectuales hasta alcanzar el consenso, mucho más esquivo de lo que ahora se piensa.
Bush, que lee historia, dijo claramente en su discurso que respalda a Maliki y que confía en que saldrá airoso del grave desafío de imponer consensos en una nación dividida y asediada desde el exterior por una guerra terrorista de volumen y crueldad sin precedentes. Sus opositores le presionan contra Maliki. Ceder sería repetir la historia del fracaso de Vietnam.
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