Sunday, August 12, 2007

IRAK Y LAS NACIONES UNIDAS

Quienes detestan al presidente GWBush, dentro y fuera de los Estados Unidos, no se cansan en condenar su decisión de liderar las fuerzas militares coaligados en Irak, con el argumento de que es “su” guerra para extender las garras del “imperio” y apoderarse del petróleo iraquí.
La evidencia de que la intervención no es unilateral no sirve da nada en el debate, como tampoco el hecho de que los Estados Unidos, con el petrolero Bush a la cabeza, no han absorbido ni una sola gota del petróleo de ese país. La producción y exportación del crudo se ha restablecido pero los ingresos van exclusivamente al gobierno iraquí.
Lo que ahora se discute en Irak es cómo garantizar una participación más equitativa de los ingresos entre las tres facciones shita, suni y kurda. El tema ha sido intensamente debatido en el parlamento libremente elegido por el pueblo y se espera que haya un consenso el próximo octubre.
En cuanto a la guerra en sí, la ofensiva se lanzó inicialmente con el respaldo y tropas de 34 naciones. Muchas de ellas han desertado, pero todavía existe en la coalición 27 países que apoyan la acción con tropas de combate o de respaldo link. Desde un principio contó, además, con la cooperación de las Naciones Unidas. (En Afganistán, el combate al terrorismo lo hacen las fuerzas combinadas de la OTAN link)
La contribución de NU sufrió un grave revés con el atentado terrorista contra la sede en Bagdad en el 2005, cuando fallecieron el Subsecretario General de nacionalidad brasileña, Sergio Vieira de Mello y otros 21 funcionarios. El Secretario General Kofi Annan decidió reducir el personal significativamente hasta que se garantizara un mayor nivel de seguridad.
La nueva administración del coreano Ban Ki-moon resolvió renovar la participación del organismo para pacificar al Irak y el Consejo de Seguridad acaba de aprobar una resolución en tal sentido unanimidad. La resolución es elocuente y demuestra que en el Irak los Estados Unidos no solo no están solos sino que cuentan con el apoyo unánime de las NU para imponer la paz.
Paz es lo que buscan los “pacifistas” y objetores de Bush. Creen que esa paz se logrará con el retiro de las tropas norteamericanas del Irak, antes de que se plasme el objetivo primordial de la Coalición de derrotar al enemigo. Los resultados de batirse en retirada serían exactamente los opuestos al “pacifismo”: no habría paz, sino mayor genocidio.
En el Irak no hay guerra civil. Hay una guerra contra el terrorismo internacional azuzado con armas y dinero por los fundamentalistas de Irán, Siria y organizaciones árabes de extrema. El objetivo de los terroristas es ése, sembrar el terror para impedir que Irak consolide su proceso de institucionalización democrática.
A diario se divulgan por los medios los actos de brutalidad de los terroristas contra civiles o militares en mezquitas, supermercados, ferias, escuelas y hospitales. No es la guerra tradicional, no hay reglas a las que el terrorismo pueda sujetarse para hacerla menos cruel. Actúan emboscados y embozados, usan como escudos a seres inocentes y no dudan en auto sacrificarse para asesinar a los demás.
Si las fuerzas militares de la Coalición retiraran su respaldo al gobierno iraquí y se marcharan, como quieren los anti GWBush, los ataques terroristas se extenderían sin freno, caería el gobierno y se esfumaría la esperanza de que en Irak y en la región pueda aspirarse a regímenes escogidos en libertad por el pueblo y no impuestos por caciques y jeques de mentalidad medieval.
Paulatinamente las fuerzas militares de la Coalición en Irak están ganando batallas y poco a poco la guerra según informan hasta los mismos medios “liberales” (o izquierdistas) que de manera sistemática han sido negativos en sus reportajes y opiniones sobre el curso de la guerra. Igual transformación se trasluce en los más recientes discursos y debates de los precandidatos presidenciales demócratas y entre los republicanos escépticos. Ahora y casi sin excepciones, ya no insisten en el retiro inmediato de las tropas y no descartan que permanezcan en Irak por años hasta que la paz se asiente hasta que el gobierno iraquí pueda valerse por si solo.
El refuerzo militar está dando resultados, dicen portavoces demócratas. Pero añaden que la política interna en Irak es extremadamente frágil lo que podría determinar a la postre el fracaso de la intervención (que es lo que en el fondo desean). Hasta hace muy poco tiempo clamaban por el retiro de tropas para forzar a los iraquíes a que se unan. En esta remozada etapa de su pensamiento convienen en que tal propuesta era y es absurda.
No caben gobiernos estables sin seguridad nacional, es un axioma universal. Si los terroristas no vacilan en asesinar a misioneros de las Naciones Unidas, a policías, niños y líderes, no hay posibilidad de un buen gobierno estable. Hay que asegurar la paz social para facilitar una concertación política interna que buscan todos los amantes de la paz.
El objetivo primario de las 13 colonias en América del Norte era unirse para garantizar la seguridad frente al enemigo colonialista. Luego vino el proceso de unificación y acuerdo políticos, que fue arduo, lento y que en ocasiones pudo fracasar. La unidad nacional se vio nuevamente amenazada por la secesión y la Guerra Civil. Las batallas se perdían y ganaban y hasta último momento, antes del general Grant, el Sur se resistía y la victoria de la Unión frente a los confederados era aún incierta.
Con la aceleración y proliferación de las comunicaciones, la gente espera una guerra rápida y victoriosa contra el terrorismo musulmán. Desde un comienzo, sin embargo, GWBush advirtió que la lucha sería larga, dolorosa, llena de incertidumbres y por lo mismo de constantes ajustes y cambios de tácticas en la estrategia orientada a la victoria.
El próximo mes el general Petreius, comandante de la Coalición en el Irak, rendirá un informe al Congreso federal sobre los resultados de los refuerzos militares que se iniciaron a comienzos de este año. Como profesional se ceñirá estrictamente a la verdad. El refuerzo está dando frutos positivos, dirá, pero la guerra será larga. Habrá que descartar las fechas fijas de los demócratas para un retiro de tropas como una derrota adelantada. La presencia militar se extenderá allí por años.
La guerra en Irak y Afganistán no fue capricho de GWBush ni de los Estados Unidos. Como tampoco lo fueron las participaciones de USA en las dos guerras mundiales. El enemigo de hoy es el terrorismo musulmán y para derrotarlo se continuará luchando en sus campos, en sus cavernas y montañas, en sus refugios urbanos. La acción militar podría acortarse si aumenta la cooperación ciudadana en la delación de terroristas, como está ocurriendo en Irán, Afganistán y Pakistán, que explica el buen éxito de Petreius.
La gente común en esos pueblos está convenciéndose de que el terrorismo no es la solución a sus problemas ancestrales y que más bien los perenniza y profundiza. De ahí que hayan optado por cooperar con la Coalición, pese a las amenazas de retaliación, a fin de hacer causa común contra los de Al Qaeda y demás huestes que se asocian para matar y destruir con arocidad inimaginable.

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