Los de izquierda reclaman para si el monopolio de la verdad en todas las áreas, incluídas la de cómo gobernar mejor para proteger al débil. La fórmula que aplican es simple: yo regulo, nadie replica.
Ellos creen saber de qué lado está el bien, por ejemplo, en el caso de la guerra de Israel contra el terrorismo de Hamas, en Gaza. Los agresores son los israelíes, dicen y ellos los culpables de los excesos de la guerra.
El gobierno de Obama ha declarado, de labios para afuera, que Israel tiene derecho a defenderse de los ataques de Hamas. Pero ha ordenado a su canciller John Kerry que trate de imponer una paz fraguada con Catar y Turquía para beneficiar a Hamas.
Con amigos como Kerry, preferible hablar con el enemigo, dijo una portavoz israelí. Un diario calificó a la propuesta como un atentado terrorista y el Knessset o parlamento israelí la rechazó por unanimidad. Israel acogió el plan de Egipto, que Gaza incumplió.
Egipto está gobernado por un régimen de elección popular que siguió al anterior de Mohamed Morsi de la Hermandad Musulmana, apoyado por Obama. Fue tal su radicalismo islámico, que las fuerzas armadas lo depusieron. Hamas es uno de los hijuelos siniestros de la HM.
Obama/Kerry quieren que Israel detenga la represión al terrorismo, sin mencionar que éste se desarme o cese de atacar a Israel. En otras ocasiones los israelíes han cedido a presiones “humanitarias”, pero los resultados no han sido de paz, sino de tregua para que se rearmen los terroristas.
La propaganda árabe, que acoge la izquierda de todo el orbe, se basa en la difusión de las escenas de muerte de civiles, de mujeres y niños por las explosiones de la guerra. Con razón se implora que tales escenas no se repitan, que cese la muerte. Lo que no se enfatiza es en señalar quiénes la originan.
El Papa Francisco, muy molesto, dijo el domingo: Stop, Stop the war. Claro ¿quién que no sea un desquiciado la quiere? Pero el pontífice y los que claman por el cese de las hostilidades, deberían meditar previamente en el hecho de que la violencia nace con Hamas, no con Israel.
Hamas y las organizaciones terroristas similares como Al Fatah, Hezbollah, Al Qaida, Isis, cobijadas y brotadas de la Hermandad Musulmana y financiadas por Irán, buscan la extinción de Israel y extender el Calificato en la región, lo que se ha iniciado ya en Irak.
La religión musulmana que inspira al terrorismo es una religión que exalta a la muerte y no a la vida. Se calcula que hay 1.800 millones de musulmanes en el mundo y que solo un 25% son extremistas. Poco cuentan los pacíficos. Lo que importan son los 250 millones o 300 millones de terroristas cuya misión es aplastar a Occidente.
John Kerry, veterano de Vietnam, se volvió activista en contra de su país, acusando a sus compañeros de armas de cometer atrocidades en los campos de batalla. Dialogó con el enemigo Vietcong en París, tal como lo hizo en Hanoi la actriz Jane Fonda. Fueron factores clave del repliegue y derrota de las tropas en Vietnam.
Más tarde, en la guerra de Irak y Afganistán, Kerry volvió a denigrar a los soldados norteamericanos afirmando que aprovechaban la oscuridad de la noche para masacrar a mujeres y niños inocentes. Ni Jane Fonda ni John Kerry fueron enjuiciados por traición a la Patria. Ella continúa como actriz de fama, él es ahora Canciller de Obama.
Cuando los comunistas del vietcong invadieron Vietnam del Sur, pese a que militarmente las fuerzas comandadas por USA podían vencer, hubo una matanza de millones allí y en Camboya y Laos con el Polpot, a lo que siguió una ola de refugiados que huían en balsa de las carnicerías.
No hubo una sola lágrima, una sola queja de Kerry ni Fonda. Como tampoco se les ha escuchado lamento alguno por el constante asedio de los terroristas de Hamas y otras organizaciones contra Israel e israelíes en otros puntos de la tierra, tan lejanas como Buenos Aires. La lluvia de cohetes sobre ciudades israelíes no ha cesado ni en momentos de tregua.
Esta gente piensa que Estados Unidos es el problema. En Corea no fueron los comunistas los que invadieron la península con apoyo de la URSS y China, fueron las tropas yanquis. En Vietnam el conflicto no fue la invasión del vietcong apoyado por las potencias comunistas expansivas, sino la interferencia yanqui. La guerra fría la creó Estados Unidos contra la URSS y algo similar pasa en Irak, Afganistán y Palestina, con Israel protegida por USA.
Gaza y Autoridad Palestina no han podido conformar un estado, pese a la ayuda financiera y técnica internacional, en gran parte por la interferencia del terrorismo. En Gaza, el dinero se invierte en la compra de armas y en construir túneles, primero para conectar con Egipto, luego con dirección a Israel.
Los portavoces palestinos justifican el lanzamiento de cohetes y los túneles como actos de “defensa” contra la agresión e invasión israelíes. Ellos mismos afirman que Israel posee las fuerzas armadas más potentes y sofisticadas de la región y acaso del mundo. Si tal es el caso y si el afán de Israel es de conquista e invasión ¿por qué no lo han hecho?
Los túneles que construye Hamas no son de defensa, como tampoco son de turismo: son vías construídas en escuelas, casas privadas, hospitales para alamacenar armamento y para eventualmente acceder a territorio israelí para hacer daño, secuestrar, matar, amedrentar. Cualquier país con tal amenaza no tiene otra alternativa que destruirlos.
Eso es lo que está haciendo Israel. Demoler los túneles, desmilitarizar al terrorismo y, si fuere posible, descabezar al movimiento. Los israelíes, por religión, tradición y experiencia, exaltan la vida y la paz. En la pequeña área recuperada tras dos mil años de exilio forzoso, han erigido un oasis de paz y prosperidad, con altísima tecnología.
Son 6 millones de personas que buscan convivir pacíficamente con los 300 millones de árabes que los rodean, por desgracia infestados por grupos terroristas que a lo largo de 60 años de la existencia de Israel, han obstruído todo esfuerzo por “humanizar” y racionalizar las relaciones entre las naciones del área.
Ahora y pese a las obstrucciones de la conocida propaganda pro islámica y mediaciones insinceras de descalificados como Kerry, a Israel no le queda sino el sacrificio, una vez más, de una guerra por prolongada que fuere hasta la exterminación del enemigo.
Si se aspira a un cese de fuego por “razones humanitarias”, el apoyo a Israel debería ser irrestricto. La deshumanización tiene su origen en el odio infinito de Hamas a quienes profesan otra religión y un desprecio a la vida incluso de sus propios compatriotas, a los que utiliza como escudos fente a la justa reacción militar israelí.
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