Sunday, September 21, 2008

LA PRUEBA ES PARA EL PUEBLO

En el referendo del próximo domingo, lo que realmente estará en prueba no es tanto la aprobación o rechazo del proyecto de nueva Constitución. Lo que en el fondo se juega es un cuestionamiento fundamental: ¿el pueblo ecuatoriano está por la libertad o prefiere una opción dictatorial?
La decisión será libre, no obstante la ilegal, inmoral y atosigante propaganda del gobierno. Irá a las urnas por propia decisión y allí decidirá si lo que el presidente Rafael Correa ha hecho en casi 22 meses de gobierno es bueno y merecedor de un estatuto constitucional que consagre sus excesos dictatoriales y prolongue su presencia por lo menos hasta por cuatro decenios más.
Salvadas las diferencias, el posible Si equivaldría a los votos favorables que en su tiempo lograron Hitler, Nasser y otros autócratas como Castro en Cuba o en otras dictaduras donde se ponen en prácticas comedias electorales para dar la impresión de un respaldo popular “libre” a sus gestiones.
¿Para qué quiere Correa la nueva Constitución? Se podría especular que a él le importa ciertamente un bledo ese mamotreto de casi 500 artículos, que pocos han leído y nadie ha entendido. La intención, más bien, sería obtener un voto de apoyo a su proyecto autoritario, mientras más próximo al 100% mejor.
Después de todo, Correa ha dado muestras de hacer caso omiso a las leyes y a las regulaciones. Igual puede proceder con la nueva Constitución. Ya lo advirtió su ministro favorito, Patiño, cuando al referirse a incongruencias sobre materia de tránsito, instó a los ciudadanos a no cumplirlas y a esperar que él y Correa hagan los cambios pertinentes.
El propio Correa dijo que el proyecto contenía barbaridades en muchas materias que no especificó, pero pidió tener fe en que él las corregirá a su debido tiempo. No hace falta Congreso ni “congresillos”, en si misma una barbaridad de forma y fondo para introducir los cambios que él crea necesario. Basta una plumada.
Amenaza con renunciar si el pueblo no le da el Si en el referendo. Si rigiera la normalidad, no estaría en su voluntad renunciar o no por los resultados de un referendo, pues debería sujetarse a lo prescrito en la Constitución (¿vigente?). Pero a él la ley le tiene sin cuidado, él hace “lo que le da la gana”. Si renunciara por un No, habría eso si que aceptarle sin vacilación y despacharlo prontamente, aun si se incumpliera la ley.
El punto clave en cualquier sociedad debidamente organizada es la ley y el cumplimiento de la ley. Correa es ejemplo inequívoco de lo contrario. Rompió la Constitución al destituir a 57 congresistas y siguió violando la ley al intervenir en todas las funciones del Estado creadas por el sistema democrático para buscar un equilibrio de poderes.
El sistema democrático hasta antes de Correa era imperfecto. Pero Correa no ha querido mejorarlo ni perfeccionarlo sino destruirlo y lo conseguirá definitivamente si el pueblo le da el voto por el Si, peor con cifras mayoritarias. Hitler quería la venganza tras la derrota germana en la I Guerra Mundial. ¿Qué quiere Correa?
Pese a todas las vicisitudes políticas negativas, el Ecuador creció al 5% entre los años 2001 y 2005 y el gasto fiscal tuvo un incremento manejable del 15%. Ahora con Correa el gasto fiscal se ha elevado en un 137% y el crecimiento descendió al 1.8%. La inflación, el peor azote para el pueblo, es inevitable.
Habla barbaridades sobre economía, pese a ser académico en esta ciencia. Aún cuando ahí está las cifras que demuestran que la pro forma presupuestaria para el 2009 subirá de 10.000 a 15.000 millones de dólares, con un déficit de facto de 2.000 millones de dólares, se burla de la crisis financiera global, de la caída del precio del petróleo y de otros factores y promete que no bajará ni un céntimo el gasto público, sobre todo social.
Afirma que no le importa lo que ocurra con la economía de los Estados Unidos y dice la insensatez de que no tendrá repercusiones en la economía ecuatoriana. En esto se hace eco de sus coidearios de Argentina, Venezuela y Bolivia, pero la realidad es distinta. La economía está globalizada y frente a lo sucedido en USA ha sido precisa una acción conjunta inmediata de los centros bursátiles y financieros de Europa, Asia y otros lugares para conjurarla. Porque las repercusiones son globales y Ecuador no es una Albania de antaño.
El desapego a la ley, inherente a la personalidad de Correa, es lo que también ha desatado la crisis en los Estados Unidos. Y la falta de sentido común. Todo se origina en la baja tasa de interés del 2% que impuso por un tiempo excesivo el “mago” Greenspan cuando ejercía la jefatura del Federal Reserve Bank, o banco central de los Estados Unidos. Eso estimuló el fácil endeudamiento sin el respaldo debido. Los bancos comenzaron a ofrecer créditos hipotecarios sin entradas ni garantías. La burbuja creció hasta degenerar en la situación actual.
La opción para el gobierno era dejar que el mercado reaccione por si solo, como es la filosofía republicana o actuar para evitar la debacle que habría arrastrado a banqueros, prestamistas y contribuyentes por igual, con impacto mundial. Se le ha acusado al presidente Bush de “socialista” por haber resuelto asignar fondos de sostenimiento al crédito quebrado. Pero la alternativa habría sido el derrumbe financiero como en la Gran Depresión de 1929.
Uno de los actores desencadenantes de la crisis fueron las corporaciones Fannie Mae y Freddie Mac. Fuerons organismo creados por el gobierno y el Congreso en años pasados, con la intención de ofrecer crédito barato para préstamos hipotecarios a ciudadanos de menores recursos. Sus ejecutivos cabildearon en el Congreso para evitar mecanismos de control, ofrecieron dádivas a legisladores de ambos partidos y extendieron sus acciones fraudulentas.
Adquirieron préstamos a bajo interés, protegieron con ello a prestamistas que no se sujetaron a las leyes y expandieron la burbuja por todo el sistema bancario y financiero. Llegó el punto de saturación, los receptores de los préstamos no pudieron pagar las cuotas, las aseguradoras de aseguradoras de aseguradoras como las MAE/MAC siguieron el mismo curso y se produjo la hecatombe.
La intención de MAE/MAC era buena, favorecer a los menos protegidos. Pero en la práctica, como sucede en casi todos los programas protectivos de salubridad, vivienda o educación, sobreviene la estafa, el fraude y la corrupción. Correa, en el Ecuador, quiere magnificar esa orientación de falsa protección social por parte del Estado y ya se puede avizorar el total fracaso, si él triunfa con el Si.
El proyecto de nueva Constitución ofrece educación gratuita desde la primaria y preprimaria hasta la universidad. Iguales ofertas en otros campos harían que el presupuesto se incremente en otros 3.000, 6.000 o más millones de dólares, sin que se sepa de dónde obtener los recursos. A Correa no le preocupa si cae el precio del petróleo, pero su ventas alimentan el 40% del total de los ingresos fiscales.
Tampoco le importa la economía yanqui, pero el 47% del comercio internacional se realiza con los Estados Unidos. Si la economía norteamericana se deprime, se deprimen los precios del petróleo, el comercio, la remeses de los inmigrantes que huyeron del Ecuador. Con esta forma que tiene Correa de razonar sobre temas económicos, ni un tendero de barrio le confiaría su tienda.
Pero Correa dirige no una abacería de pueblo, sino la economía del Ecuador. Y la nueva Constitución le excluiría de toda responsabilidad en que incurra por los malos manejos en política fiscal y monetaria, de inversiones, gastos y pactos internacionales. El Banco Central no tendría autoridad independiente, que la ha perdido también la Superintendencia de Bancos. Éstas y otras organizaciones de control adolecían de fallas probablemente, pero la solución no era ni será anularlas.
Sin Congreso fiscalizador, sin Contraloría, sin Tribunal Electoral independiente, sin oposición política y con una absorción abrasiva de medios de comunicación escritos y audiovisuales, Correa estaría marchando a paso firme por la misma vía de Chávez, Morales y Ortega hacia el “socialismo del siglo XXI”. Así acaba de predecirlo Patiño hace pocos días. Al menos habrá que agradecerle por la franqueza con que ha delineado la “doctrina Correa”, ya que muchas veces su gran jefe se pierde en circunloquios por esa manía que tiene de insultar en todo instante.
En suma: si el pueblo le da el Si a Correa, es porque está satisfecho con él. En caso de confirmarse, sobran los comentarios.

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