Friday, September 5, 2008

HA NACIDO UNA LÍDER

El discurso de aceptación de Sarah Palin como candidata republicana a la Vicepresidencia de la República, confirmó que fue sabia la decisión de John McCain al escogerla como su compañera de binomio para las elecciones presidenciales del 4 de noviembre próximo.
No obstante ser la primera vez que Sarah se enfrentaba ante una multitud inmensa, de más de 5.000 asistentes a la Convención del partido, ella no se inmutó ni titubeó un solo instante. Por el contrario, demostró una total entereza y dominio de si misma y del vasto auditorio.
Sus palabras, dichas con impresionante elocuencia y sencillez, deslumbraron a todos, hombres y mujeres, más allá de las barreras partidistas. Y con ello rompió el mito de que en la sociedad norteamericana aún prevalecen los prejuicios racistas y sexistas.
Si Obama tuviese las virtudes de de liderazgo de Palin como orador, la gente se arremolinaría en torno a él como ocurrió con la gobernadora de Alaska. Muchos de los seguidores de Obama, sin embargo lo son no por sus cualidades tanto que por su ancestro africano: quieren expiar las culpas de un esclavismo en el, por lo demás, ninguna culpa tuvieron.
Y si Hillary Clinton habría sido la líder superdotada que ella creía ser, entonces su coronación se habría concretado en lugar de la de Obama. Pero la resistencia que creaba y sigue creando excede al 50% y ello explica su derrota frente a un desconocido, joven, inexperto, orador populista, pero además…negro.
Sarah, que se proyecta como la nueva Margaret Thatcher made in USA, probó ser coherente y firme en sus principios de visión republicana sobre la defensa de la vida desde la concepción, la disciplina fiscal, la seguridad nacional, el reto de la independencia energética y la necesidad de una continua reforma educativa.
Sus frases fueron concisas, con frecuencia sarcásticamente demoledoras contra el binomio rival Obama/Biden. Su estilo contrasta con la verbosidad populista y ambigua de Obama, que recuerda la de caudillos de otros ámbitos, como Correa de Ecuador o Chávez de Venezuela.
En su discurso de aceptación, anoche, McCain lució como un patriarca, sobrio, de oratoria reposada pero con pronunciamientos y propuestas de fondo acerca de la situación interna y externa de los Estados Unidos. La combinación de los dos estilos y personalidades será una fórmula difícil de vencer en los comicios que se avecinan.
Con la inclusión de Sarah, el partido republicano está en la ruta de reunificación tras la derrota que sufriera en las elecciones para congresistas de hace 2 años, cuando perdió la mayoría en ambas cámaras. Muchos analistas achacaron esa derrota al desvío de la dirigencia partidista de los principios sustantivos de esa agrupación política, que Sarah está en plan de rescatar.
Hubo congresistas republicanos que cedieron a la tentación de aumentar el gasto fiscal y no respaldaron proyectos fundamentales como los de ajustes al sistema de seguridad social, sobre inmigración y salud, aparte de incurrir en escándalos que dañaron su imagen. McCain, junto a Sarah, promete recuperar la lid republicana en todos estos temas.
La gobernadora de Alaska, de otro lado, ha dado probablemente una estocada de muerte al falso feminismo difundido en los últimos años, cuyos logros han hecho más bien daño a la mujer. Sarah demuestra que la mujer no tiene que dejar de ser femenina para ejercer liderazgo, que puede ser bella e inteligente para alternar al hombre, sin tratar de disminuirlo, imitarlo ni menos sustituirlo.
Porque el movimiento feminista ha degenerado en algo contra natura. Desprecia a la contraparte masculina, no lo acepta para formar un hogar y una familia. Si la feminista quiere hijos, los concibe por inseminación. Como lo hace gente del otro sexo, los homosexuales como Ricky Martin y el alquiler de un vientre materno.
Las feministas, en su origen, se organizaron no solo para defender los derechos disminuidos de la mujer en las oportunidades del trabajo y otras actividades de la comunidad. Se unieron para oponerse al aborto impuesto casi siempre por el hombre que rehúye la responsabilidad frente a un embarazo no deseado o socialmente inconveniente.
Ahora el feminismo defiende fervorosamente el aborto, el homosexualismo y el matrimonio gay. Los resultados han sido el debilitamiento del núcleo familiar, la multiplicación de las madres solteras y el aumento de la delincuencia juvenil por la falta de una educación complementaria propia de un matrimonio estable entre un hombre y una mujer.
Sarah está casada por más de 20 años con un mismo hombre y ha procreado a cinco hijos, al último de los cuales se negó a abortar porque tenía el síndrome Down. Es madre, es atractiva, es “pro life”, usa faldas…es la imagen opuesta de la mujer en pantalones masculinos a la Hillary Clinton. No se siente ni mejor ni peor que el hombre, sino distinta y convencida por ello de poder desarrollar sus potencialidades sin mermar en nada su feminidad.
Tanto McCain como Palin desbordan energía y optimismo, frente al tono agrio, pesimista y sombrío de sus rivales. Uno y otro observan los errores que hay que corregir en el país, pero no lo denigran sino que lo exaltan. Michelle Obama, cónyuge del candidato demócrata, dijo en las primarias que por la primera vez sentía orgullo de los Estados Unidos, por haber nominado a un negro.
McCain, anoche, narró que sobrevivió a 5 años y medio de prisión tormentosa en la cárcel de Vietnam, sostenido por su fe en Dios y los Estados Unidos. Fue mi país quien me salvó, dijo, estoy orgulloso de él y lo estaré siempre y siempre lo defenderé. El enfoque político del binomio es, en consecuencia, distinto: su primera prioridad será la preservación de la seguridad nacional.
McCain, héroe de la guerra, no es guerrerista o belicista. Pero como Reagan o Theodor Roosevelt, a quien también venera, cree que para garantizar la paz no hay otra alternativa que demostrar fortaleza, no solo en principios sino en poder militar. Con los enemigos extremistas fracasa la diplomacia, solo ceden ante la fuerza, como lo ha demostrado la historia.

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