Monday, March 31, 2008

Y CORREA SIGUE CON RESPALDO

Casi al tiempo que la delegación ecuatoriana ante la Asamblea de la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa) reunida en Venezuela, declaraba que las relaciones de los medios con el presidente Rafal Correa habían mejorado tras la “buena cobertura” de los incidentes con Colombia, el gobierno de ese país se lanzaba en improperios contra los periodistas.
El Gobierno en el Ecuador es ahora uno solo. La división en las tres ramas clásicas y autónomas del sistema democrático dejó de existir con el nuevo régimen. Ahora las funciones legislativa, judicial y electoral no son independientes: todas responden a los dictados de Correa.
Pues bien, en su perorata radial del sábado pasado, Correa calificó de apátridas a los periodistas que difunden noticias sobre el hallazgo de documentos que prueban que el grupo narcoterrorista de las FARC recibieron y siguen recibiendo ayuda económica, táctica y política del presidente venezolano Hugo Chávez. Y que el grupo contribuyó con 100.000 dólares a la campaña que le llevó a la presidencia a Correa.
La Asamblea Constituyente, que sustituyó a un Congreso borrado del mapa por Correa, se negó a tratar el tema de las acusaciones que vinculan a las FARC con Correa y alguna de sus diputadas. “No haremos el juego a los perros uribistas”, dijo el vicepresidente Cordero, que nada tiene de cordero.
Por su parte, el ministro de Anticorrupción, Alfredo Vera, afirma que los periodistas que divulgan noticias sobre ese tema son “corruptos” y que, por lo mismo, serán sujetos a un enjuiciamiento como tales. Si hubo alguna decisión corrupta es la de nombrar a Vera para un cargo que no se justifica y que, por cierto, no irá a ninguna parte como otros ministerios inútiles, el de la Costa, por ejemplo o el de Seguridad Interna.
Aparte de esa consideración, admira que Vera pretenda asumir la posición de juez del periodismo y los periodistas. Quizás está en su mente el modelo cubano que tanto admira, en el cual no hay libertad de expresión. El diario oficial y único que no admite réplica ni debates allí es el Granma (apócope de Grandmother, abuela, anglicismo inexplicable en un medio tan anti yanqui, aún cuando se refiera al barco en que navegaron los futuros dictadores).
Vera, que al igual que su suegro Osvaldo Guayasamín y su ex empleador Rodrigo Borja, es un furioso defensor del tirano caribeño, acaso busque, con el apoyo de Correa, debilitar y asfixiar el ejercicio de la libre expresión en el Ecuador para hacer del diario El Telégrafo (otrora tan respetable antes del zarpazo gubernamental) una réplica del Granma.
¿Cuáles son los delitos de lesa patria que el gobierno ecuatoriano achaca a determinados medios de comunicación y comunicadores en su país? Pues nada más ni nada menos que tratar de cumplir con el deber profesional de informar a lectores y radioyentes y televidentes de los hechos de interés público. El ataque al campamento de narcoterroristas por fuerzas militares colombianos era, por supuesto, un hecho de interés público que había que difundir.
Los medios así lo hicieron. Pero también tenían que divulgar y tendrán que seguir divulgando hechos conexos, como el contenido de los discos duros de las tres computadoras capturadas a los narcoterroristas sorprendidos en su refugio en suelo ecuatoriano. Los detalles son sorprendentes y si callasen los medios, o los redujesen o minimizaren, allí si serían condenables.
Para no irritar al mandatario, dos medios ecuatorianos no publicaron artículos de dos conocidos columnistas latinoamericanos, que hacían análisis precisamente de las serias implicaciones de esos documentos, en contra tanto de Chávez como de Correa. Los columnistas “censurados” esta vez, fueron Carlos Alberto Montaner, cubano radicado en Madrid y que tiene un espacio regular en El Comercio y Andrés Oppenheimer, argentino que vive en Miami, acogido por el diario Hoy.
Quizás esas omisiones halaguen a Correa, pero no a quienes tienen acceso a esos columnistas en otros medios. La sola compensación que se espera es que desoigan las amenazas gubernamentales y continúen, sin desmayo, en su tarea de informar todo lo que convenga, no a quien está de manera transitoria en el poder, sino al público y al país.
El diario The New York Times acaba de publicar un reportaje analítico acerca del contenido de los documentos de las computadoras. El corresponsal lo hizo en base a una veintena de documentos facilitados por las fuerzas de seguridad de Colombia. Es una mínima fracción de documentos, que suman 16.000 y que están siendo investigados científicamente por expertos de la INTERPOL y de los Estados Unidos.
El presidente Álvaro Uribe entregó ya copia de los primeros documentos a Hugo Chávez (no a Rafael Correa, porque éste se empecina “patrióticamente” en no reanudar relaciones diplomáticas con Colombia). Sería insensato suponer que Uribe, que ha demostrado calma, serenidad y absoluta seguridad en todas sus acciones, incurra en el error de esa entrega, si los documentos fueren falsos.
Cada vez es más evidente que Chávez ha cooperado con las FARC y que Correa ha hecho lo propio, en otra dimensión. El ministro de Defensa ecuatoriano Sandoval se enreda en la entrevista concedida a El Comercio (por la fotografía que se publica se advierte un parecido impresionante con su abuelo Andrés F. Córdova). No acierta a explicar porqué el campamento Angostura, bombardeado por los colombianos, no fue previamente desmantelado por las fuerzas militares ecuatorianas. Nadie le cree cuando dice que nunca supieron de su existencia, hasta la noticia del bombardeo.
Correa pretende ahora “hacer creer” que las fuerzas de seguridad “nada le contaron” de este campamento y que exigirá por ello una investigación para descubrir a los responsables y sancionarlos. Quiere castigar también a quienes difundieron los datos sobre el campamento y el ecuatoriano aliado a las FARC, muerto en el ataque y se conoce era rastreado por los organismos de seguridad de ambos países…desde el 2003!
En lugar de rendir cuentas, Correa continúa con sus amenazas contra Uribe y, como le es usual, contra los periodistas. Amenaza, inclusive (¡qué susto!) con movilizar a las fuerzas armadas si el presidente colombiano persiste en su “campaña mediática” contra el Ecuador. Pero no para atacar a Colombia, como sería propio de un bravucón como él…sino… para replegarlas de la frontera!
Curiosa manera de hacerle la guerra al enemigo: retirando los ejércitos. Claro que su explicación, igualmente tonta, es que así los guerrilleros, que él califica de insurgentes, podrán cruzar sin obstáculos la frontera hacia el Ecuador ya que Colombia tiene dicha frontera…desguarnecida. Si hay una invasión al Ecuador desde el norte ¿toca a los militares colombianos detenerla o a los militares ecuatorianos?
Pero los narcoterroristas cruzan fronteras de cualquier modo. Uribe ha hecho advertencias por 16 ocasiones de que eso está ocurriendo a países como Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, México, Costa Rica. Varios de estos países han cooperado para evitar la extensión de la peste terrorista y han hecho capturas significativas. Pero no el Ecuador, cuyo presidente defiende al terrorista ecuatoriano muerto en el asalto en Angostura, llamándolo “compañero” y ofreciendo revindicar su memoria.
Lo escalofriante es observar que la mayoría de ecuatorianos continúa firme tras de su líder Rafael Correa, pese a todas las evidencias de su pernicioso paso por el gobierno. El porcentaje de sus adeptos algo bajó debido al deterioro constante de la economía, pero volvió a recuperarse tras su “patriótica” defensa de la seguridad nacional, amenazada por el “enemigo secular” (¡Oh!, no, ese era el calificativo de moda para referirse al Perú hasta que la tesis de la “reivindicación territorial” fue a parar en el tacho de la basura de la historia).
El respaldo a Correa ha vuelto, pues, a casi el 80%. ¿Será acaso culpa también de los Estados Unidos que los ecuatorianos “sean tan así”? Porque los gringos son culpables de todos los males del mundo según Fidel Castro y discípulos tan aprovechados como Chávez, Correa, Morales, Ortega a más de los fanáticos en sus respectivos países.
Que en el Ecuador llegan al 80% de los encuestados…

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