Se necesita ser tozuda e irremediablemente pro Hillary Clinton para seguir esperando alguna trampa que pruebe que Donald J. Trump llegó a la Casa Blanca merced a una conspiración fraguada por Vladimir Putin, el nuevo zar de las Rusias.
Cuando Hillary, su promotor Obama, los demo progresistas y la mayoría de medios a su servicio finalmente se convencieron de que habían perdido las elecciones presidenciales del pasado 8 de noviembre, inmediatamente comenzaron a tramar la manera de invalidarlas.
Primero intentaron probar que hubo fraude en algunos conteos, pero las primeras revisiones favorecían a Trump. Luego decidieron que los votos dirigidos a Hillary, a última hora fueron malévolamente desviados por influjo ruso en pro del magnate neoyorquino, un novato en política.
La deducción parecía admisible, al menos para los demócratas. Solamente que surgía un problema: probar que lo hicieron Putin y sus secuaces. Fue entonces que se armó una conspiración, primero para hallar el crimen de la alianza Trump/Putin, luego para exhibir las pruebas de cómo se perpetró el crimen.
Contra toda lógica y contra lo que dispone la ley, el Director Subrogante del FBI, Rod Rosenstein, nombró como Consejero Investigador Especial a su ex-jefe Robert Mueller para que se haga cargo del caso. ¿Qué caso? Uno de simple colusión, que no es crimen en si mismo, entre los rusos y la campaña Trump.
Mueller, que tiene capacidad ilímite de acción y acceso a fondos, nombró a 17 abogados anti Trump para la pesquisa y en más de siete meses no solo que no ha encontrado prueba alguna de colusión y menos de conspiración, sino que tampoco ha detectado la existencia de un crimen que justifique la creación de su cargo.
Hay otras dos comisiones con similares objetivos, en cada una de las dos cámaras legislativas y los resultados son similares. Pero Mueller acaba de sacudir a los medios dando a publicidad las “primeras acusaciones” fruto de su investigación y todos esperaban algo sensacional. Al contrario, fue un balde de agua helada para los “progresistas”.
Inculpa a Paul John Manafort, que fue director de campaña de Trump por ocho semanas, de incorrecto manejo de transferencia de fondos de firmas rusas de las que era representante, años antes de vincularse con Trump. Tan pronto se filtraron noticias al respecto, él fue cancelado de la campaña antes de la fecha de las elecciones.
También Mueller involucra a un individuo residente en Londres de ancestro griego, George Papadopaolus, de 29 años de edad, que aparentemente se filtró entre los voluntarios primero como experto en política griega, luego en política rusa y al que supuestamente se lo quiere hacer aparecer como el vínculo clave entre Trump y Putin.
Pocos en la campaña conocieron al griego, nunca habló directamente con Trump, jamás fue ni siquiera tramitada una propuesta de cooperación rusa. Trump lo califica de mentiroso y Mueller revela que el griego ha resuelto colaborar con los investigadores con micrófono oculto para dar nombres. ¿Alguien cree que si hubiese una sola prueba o nombre ya no se habría filtrado ello al NYT hace un año o más?
Lo tragicómico es que la investigación a Trump ha desempolvado el oscuro negocio de Obama y Hillary con los rusos para venderles el 20% del total de las reservas estratégicas norteamericanas de uranio, a cambio de 145 millones de dólares para la Fundación Clinton (“Clinton Crime Family” Foundation) más 500.000 dólares para que Bill de un discurso de 20 minutos en Moscú.
En el negociado que se perfeccionó en el 2010 participaron los hermanitos Tony y John Podesta, el primero cabildero de los rusos, el segundo jefe de la campaña de Hillary. La colusión y la conspiración, pues, se dio en el lado de los Clinton, no en el de Trump. Cuando prospere la investigación y se imponga la justicia, los culpables deberán ir a parar con sus huesos en las mazmorras.
Por añadididura, las fuerzas especiales han capturado al inspirador de la masacre de Benghazi, en que murieron carbonizados el embajador de los Estados Unidos y otros tres altos funcionarios, ante la impavidez de Hillary y en general de todo el régimen Obama. Cuya portavoz salió a mentir en los medios que la causa de la masacre fue un video que nadie vió en el Internet.
La conspiración para anular a Trump ha fracasado y solo se explica que sobreviva merced a la mayoría de medios de comunicación audiovisuales y escritos que mienten, callan o distorsionan los hechos para apuntalar la delirante obsesión de Hillary, que insiste en que fueron los rusos los que le robaron la elección presidencial.
Mientras ella se pasea por Europea para rogar que le compren su libro en que narra por qué perdió las elecciones, alguien le plantea este Enigma:
It's An Enigma
I still haven't figured out why she lost. Was it the Russians? Or was it WikiLeaks? Or was it Podesta, her campaign manager? Or Comey, the FBI Director? Or was it her sexual predator husband? Or was it a staff's husband Weiner’s immoral pictures in social media? Was it subpoena violation? Or was it the corrupt Clinton foundation? Or was it the congressional lies? Or was it the Benghazi bungle? Or was it pay for play? Or was it travel gate scandal? Or was it Whitewater scandal? Or the Cattle Gate scandal? Or the Trooper Gate scandal? Or was it the $15 million for Chelsea's apt. bought with foundation money? Or Comey's investigation? Or her husband’s interference with Loretta Lynch and the investigation? Or was it stealing debate questions? Was it forensically deleting 30,000 emails? Was it the Seth Rich murder? Was it calling half the USA deplorable? Was it the underhanded treatment of Bernie Sanders? Was it the Vince Foster murder? The Jennifer Flowers assault? The Jennifer Flowers settlement? The Paula Jones law suit? The $800,000 Paula Jones settlement? The lie about taking on sniper fire? The impeachment? The 6 billion $ she "lost" when in charge of the State Department? The $10 million Bill took for the pardon of Marc Rich? Or maybe the $145 millions to the Clinton Foundation for allowing sale of our Uranium mines to Russia?Gee, I just can’t quite put my finger on it, can you? But it seems to be right in front of me!
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