Los demócratas acusan a Putin de haber ordenado a Julian Assange (jefe de WikiLeaks que sigue asilado en la embajada ecuatoriana en Londres) que divulgue unos emails del partido en los que se prueba que la directiva del partido favoreció a Hillary Clinton en contra de Bernie Sanders durante las elecciones primarias.
Cerca de 20.000 emails se publicaron el domingo pasado, un día antes de la iniciación de la Convención del partido en Filadelfia y ello ocasionó gran conmoción, precipitando la salida de la directora del partido, Debbie Wasseman Shultz. Algunos emails daban instrucciones para desacreditar la candidatura de Sanders, cuyo repunte amenazaba a Hillary.
Inicialmente, muchos suponían que Sanders fue escogida por la propia Hillary como comodín para las primarias, a fin de disimular que ella era la elegida indiscutible del partido. Pero paulatinamente el senador (no afiliado al partido demócrata) fue cobrando fuerza con su discurso demagógico de extrema izquierda, que sedujo sobre todo a los jóvenes.
Es probable que Sanders (un marxista confeso que viajó de luna de miel a la URSS estalinista), hubiese ganado a Hillary en las primarias, a no ser por el peso de los “super delegados”, aquellos no elegidos en las primarias sino por su calidad de gobernadores o legisladores y que de antemano tenían su voto comprometido con Hillary.
En todo caso, Hillary y Sanders tienen una ideología marxista común, que Obama la comparte. Hillary, originalmente republicana, se convirtió en demócrata por influjo de Saul Alinsky, quien escribió un tratado para hacer de la sociedad capitalista una sociedad socialista, aplicando tácticas dentro del mismo sistema. Su tesis de grado versó sobre Alinsky,
Putin fue director de la KGB, equiparable a la CIA (de la cual fue Director el ex Presidente George H. W. Bush). Por su pasado, se supone que mucha mayor afinidad ideológica debería haber entre Putin y Hillary/Sanders que con Donald Trump, billonario candidato presidencial de los republicanos tradicionalmente anti comunistas.
Claro que Putin ha dado muestras últimamente de defender posturas más pro occidentales y judeo cristianas que Obama y otros líderes de Europa, como la lucha antiterroristas, la defensa del matrimonio tradicional y otras. Pero por los antecedentes, la Hillary de Alinsky y el Sanders de la luna de miel en Moscú más bien deberían esperar con nostalgia un respaldo de Putin, que no un acto “malvado” como el de los emails que los desacredita.
Todos comprenden, por cierto, que el intento de involucrar a Putin en este nuevo escándalo de emails de Hillary no es sino una patraña para desviar la esencia del problema: que esos mensajes existen y que ellos confirman que la dirigencia del partido, con Obama a la cabeza, estaban y están resueltos a todo para poner en la Casa Blanca a otro Clinton, no importa si hay nuevas infracciones de la ley.
Si a WeakiLeaks le ha sido tan fácil acceder a 20.000 emails del DCN ¿no es lógico suponer que también accedió sin problemas a todos los emails que ella difundió desde su servidor privado, cuando era Secretaria de Estado de Obama, incluyendo notas de alta seguridad? Más de 30.000 de tales mensajes están “perdidos”, según ella. No lo están. Assange los tiene.
Como su marido perjuro, ella perjuró al decir ante el Congreso que en sus emails no había mensajes secretos. Lo atestiguó así el Director del FBI, pese a lo cual la Fiscal General la eximió de toda culpa. Hillary no solo que no está tras de rejas. Este jueves va a ser “coronada” candidata presidencial por los demócratas, con el respaldo de Obama y los principales medios de comunicación, que guardan silencio sobre sus delitos.
Sanders se quejó en la campaña de que el proceso primario de su partido era fraudulento para favorecer a Hillary. Con la publicidad de los emails, su denuncia se confirma. Pero el “revolucionario” Sanders no se rebela sino que inclina la cerviz y pide a sus coidearios que olviden y voten por Hillary, para evitar que gane el “monstruo” Trump.
Es una actitud abyecta. Similar a la de tantos ciudadanos de la raza negra que están con los demócratas pese a que fue el partido del esclavismo causante de la Guerra Civil, el que implantó las leyes segregacionistas Jim Crow, que se ocultó en los cucuruchos del Ku Klux Klan para linchar a los negros remisos y que hasta última hora boicoteó la aprobación de la Ley de Derechos Civiles en 1963.
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