Se diría que los Clinton siguen los pasos de la familia Corleone en sus intentos por colocar a como de lugar a Hillary en la Casa Blanca, con la complicidad del “Padrino” Obama. Pero les falta calidad.
En la película clásica de Coppola, basada en la novela de Mario Puzo, la mafia siciliana de Nueva York actuaba con mayor disimulo para deshacerse de obstáculos, enemigos y desleales y por cierto usaba sus propios fondos malhabidos y no los fiscales para actuar.
Lo que acaban de hacer Obama y los Clinton con respecto al manejo de la correspondencia secreta por parte de Hillary, cuando era Secretaria de Estado de Obama, es una maniobra estúpida que ni Vito ni su sucesor Michael Corleone habrían vacilado en descartar, por irracional.
Hillary, que en el 2008 perdió frente a Obama la contienda electoral por la Presidencia, fue nombrada Secretaria de Estado y desde allí se dedicó a acrecentar la fortuna familiar manipulando el influjo de su cargo para lograr donaciones para la Fundación Clinton (Clinton Criminal Family Foundation, como alguien la calificó).
Como abogada, se ideó para mantener en reserva sus diálogos con los donantes, sean gobiernos, corporaciones o individuos, a los cuales retribuía los favores con acciones del Estado. Lo que se ideó fue implantar en el sótando de su vivienda particular en Nueva York un servidor de emails, que supuso estaría fuera de la mira oficial.
Las leyes y reglamentos federales prohiben terminantemente que ningún funcionario pueda hacerlo, peor un ministro de Estado. No importa si a través de ese servidor se intercambien mensajes anodinos o no. El solo hecho de vulnerar el reglamento, válido hasta para el más minúsculo de los burócratas, la incrimina.
Poco tardó para saberse que Hillary intercambiaba no solo inocentes mensajes familiares, sino notas de alta seguridad, inclusive con Obama y sus ínitmas colaboradoras. Su reacción, al verse delatada, fue destruir millares de emails y negar que hubiese manejado información de alta seguridad. En prueba de su “inocencia” puso a disposición 30.000 emails.
Fue entonces que, hace más de un año y por petición del Senado, el FBI inició una investigación que culminó ayer con la más absurda de las conclusiones por parte de su Director, James Comey, que la absuelve de todo cargo. Absurda, porque previamente Comey enumeró sucintamente todos los cargos delincuenciales por los cuales Hillary debía y debe ser convicta y condenada a prisión (de hasta 10 años).
Nadie se explica por qué Comey se prestó a la farsa. Todos alababan la nítida carrera que ha tenido en la institución. Da para sospechar, entonces, que hubo alguna amenaza mafiosa de parte del Padrino y de los sub Padrinos para que actúe contra su conciencia: como la cabeza del caballo favorito que apareció en el lecho donde dormía un enemigo de Corleone...
(Similar fue el caso del juez John Roberts, de la Corte Suprema, quien con su voto avaló el Obamacare. Todos pensaban que se opondría debido a que el proyecto era violatorio de la Constitución y el sentido común. ¿Qué amenaza recibió de Obama para abdicar de su dignidad?)
(Similar fue el caso del juez John Roberts, de la Corte Suprema, quien con su voto avaló el Obamacare. Todos pensaban que se opondría debido a que el proyecto era violatorio de la Constitución y el sentido común. ¿Qué amenaza recibió de Obama para abdicar de su dignidad?)
Los cabos se atan mejor al recordar que hace más de un mes, Obama dio su respaldo a Hillary en una entrevista por TV, señalando que el “descuido” de los emails no ponía en peligro la seguridad nacional (pese a la certeza de que fueron “hackeados” innumerables ocasiones). Y que luego anunció que respaldaría su candidatura, porque la consideraba la mejor preparada para ejercer la presidencia.
La interferencia en un proceso de investigación en marcha no paró allí. El sábado pasado, evidentemente autorizó a la Fiscal General Loretta Lynch para que reciba a Bill Clinton en su avión estacionado en el aeropuerto de Arizona, por 38 minutos. Ella dice que hablaron de los nietos y de golf. No importa. Ella jamás debió prestarse a esa reunión (que dejó de ser secreta gracias a un reportero alertado), por prohibirlo la ley.
Para complementar la charada mafiosa, horas después de la bochornosa declaración de ayer en la mañana del Director del FBI, Obama y Hillary viajaron en el avión presidencial para estar juntos en una manfestación pro Hillary en Charlotte, Carolina del Norte. Lo cual confirma que la maniobra en favor de los Clinton fue orquestada de principio a fin por Obama. (Hillary habló desde el mismo podio presidencial de Obama, en acto impropio)
¿Por qué ese amor de última data de Obama por Hillary? La respuesta es clara. Barack sabe que con ella en la Casa Blanca continuaría el proceso de fracturación del sistema de división de poderes en los Estados Unidos y el potenciamiento del Ejecutivo, para imponer un modelo “progresista” que busque la redistribución de la riqueza con sacrificio de las libertades individuales.
Ha sido una poco estimulante manera de los “demócratas” de celebrar el 240 aniversario de la Independencia de los Estados Unidos, cuando se instituyó por primera vez en la historia una República basada en el consenso de los gobernados y un equilibrio de poderes tan venido a menos en este régimen de Obama, que Hillary pretende prorrogar.
No obstante, las maniobras del clan Obama/Clinton son tan burdas que solo los extremadamente fanáticos las podrían tolerar. La mayoría de cuerdos y sensatos, que es la mayoría de la población en este país, votará por el candidato con sentido común, con sentido de Historia, que distingue el bien del mal. Votará, en otras palabras, por Donald Trump.
No comments:
Post a Comment