Friday, March 6, 2015

SE ACLARA LA ESTRATEGIA OBAMA


¿Se acuerdan de la “primavera de Praga”? Fue la espectacular insugencia iniciada en la plaza Wenceslao en enero de 1968, reprimida más tarde a sangre y fuego por los soviéticos. Marcó, sin embargo, el comienzo de la declinación del imperio comunista que culminó con la caída en 1989 del Muro de Berlín.
(Un buen amigo y compañero de colegio, José Lara, estaba de peregrinaje por Europa en ese entonces y coincidió que visitaba a Praga. A su regreso me contó sus experiencias y le persuadí a que las escriba. Lo hizo y su nota se publicó en primera plana de El Comercio. Intenté ubicarla y ligarla a este Blog pero fue imposible encontrarla en el archivo del Diario)
A las rebeliones de Praga siguieron las de Polonia, Hungría, Rumania y dentro de Rusia, hasta que se produjo la transición de la perestroika con Gorbachov y finalmente la disolución de la URSS. Otras “primaveras” brotaron en parecidos regímenes autoritarios, como en el Egipto de Hosni Mubarak donde hubo un reemplazo peor, Mohamed Morsi, al que las fuerzas armadas lo derrocaron por islamista radical.
Una de las más notables insurgencias o “primaveras” fue la del 2009 en el Irán, promovida por el Partido Verde en contra del Ayatola Ali Jomeini y su presidente Ahjmudinejad, furioso antisemita y antinorteamericano quien, por cierto, actuaba como portavoz de su superior. Obama, a pocos meses de posesionarse como Presidente, negó todo apoyo al movimiento.
A seis años de esa decisión, que sorprendió a la mayoría pues por un  lado los insurgentes clamaron ayuda y por otro el Ayatola era (y es) líder de un país declarado terrorista por los Estados Unidos, se le entiende mejor su conducción de la política exterior: Obama se inclinó entonces y se inclina ahora en favor del Irán.
No obstante que no ha cambiado la condición de Irán como país enemigo y principal  impulsor del terrorismo en el mundo, Obama buscó un acuerdo para legitimizar el desarrollo de su arsenal nuclear, sin consultar al Congreso. El primer ministro israelí Netanyahu dijo en su discurso que llegar al acuerdo sin especificar la desinstalación de la industria bélica en curso, es claudicar.
El entendimiento Obama/Ayatola se ha hecho visible también en cuanto al manejo de los asuntos en Siria, Irak y el resto del Medio Oriente. Bregó por desprestigiar al Premier del Iraq Nouri al-Maliki, con el cual el país quedó pacificado tras el refuerzo militar del 2011 con Petraeus y forzó su reemplazo con Heider al-Abadi, un chíita afin a Teherán.
Ahora las tropas iraquíes combaten en Siria al comando de las guardias revolucionarias chíitas del Irán. Reecuperán Tikrit, ciudad nativa de Sadam Hussein y luego se apoderarán del Isis/Isil, el primer califato del siglo XXI que los sunnis formaron en la región. Obama lo permitió al ordenar el retiro de las tropas norteamericanas de Irak, cuando asumió el poder en el 2009.
¿Extraña alianza Irán/USA? No, dicen los fieles obamistas. Recuerdan que en la II Guerra Mundial, Washington y Londres se unieron con Moscú para pelear y derrotar al eje nazi/fascista. Olvidan que los aliados tenían un enemigo común, el nazi/fascismo. El enemigo de Irán es Occidente, es el capitalismo, la libertad, la democracia, en suma la cultura judeo/cristiana. 
Netanyahu, en el Congreso, dijo que el axioma de que el enemigo de tu enemigo es nuestro amigo, no es aplicable en el caso de Irán. Y tiene razón. En la II Guerra, los soviéticos eran enemigos del capitalismo pero eran, al mismo tiempo, enemigos de los nazis. Los nazis eran nuestros enemigos. En consecuencia, el enemigo soviético pasaba a ser nuestro amigo, si se trataba de combatir a un enemigo común, los nazis.
Tal razonamiento no cabe con los iraníes. Los radicales islámicos Isis/Isil son enemigos declarados de USA, como lo es el Irán. Si Irán combate a Isis, Irán no se convierte automáticamente en nuestro amigo para combatir a un enemigo común, el radicalismo musulmán. Porque Irán es el arquetipo del radicalismo musulmán y su objetivo es imponerlo en el Medio Oriente, en el África y en el resto del orbe, contra un enemigo: Occidente.
No admitirlo, es ignorancia o complicidad. Los antecedentes de Obama le complican y sus defensores cada vez tendrán menos argumentos válidos para defenderlo. El diario The New York Times, obamista, parece rendirse ante las evidencias, según el reportaje que publica hoy en primera página. 
Es sintomático que el silencio de Obama ante la insurgencia del Partido Verde en Irán, haya coincidido en ese momento no con el silencio sino con alabanzas de los regímenes de los goberantes del socialismo del siglo XXI de América Latina. Chávez de Venezuela, Correa del Ecuador y otros se deshicieron en elogios del Ayatola y sus sucesores siguen haciéndolo y mantienen con Irán las mejores relaciones imaginables.
Mientras tanto, Hillary Clinton continúa hundiéndose en el pantano de sus mentiras. Lo de la mentira es consustancial a la personalidad de los Clinton, pero esta vez quizás tenga repercusiones pues parece que los demócratas han perdido fe en ella. (A comienzos de su carrera como abogada fue despedida por mentirosa, según este clip de TV que pasó la prueba de verificación)
Más tarde ella y Bill montarían una millonaria empresa política sustentada en mentiras que involucó perjurio (caso Monica Lewinski) y manipulación de la Secretaría de Estado para acopiar fondos pro campaña pre electoral por partre de gobiernos extranjeros. Hillary carece del don de seducción que tiene Bill para mentir y ello probablemente le va a costar la candidatura.

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