Wednesday, March 18, 2015

ISRAEL DERROTÓ A OBAMA


Pese a Obama, Netanyahu fue reelegido en Israel. No fue triunfo personal sino una victoria para la población israelí que resistió la embestida brutal del presidente de la nación más poderosa del planeta para impedirlo.
Obama envió a sus mejores estrategas para organizar la rebelión electoral contra Netanyahu e inclusive destinó fondos de los contribuyentes en una cifra no menor de un millón de dólares gastados a través de la pantalla de una agencia estatal “pro democracia”.
En reportajes de TV se observó cómo ómnibus llevaban árabes a las urnas y cabía preguntarse ¿pagados? O forzados, como en el Ecuador lo son los empleados públicos que van a las sabatinas de Correa o los negros e ilegales que son obligados a votar demócrata en los Estados Unidos.
Obama mostró su antipatía a Netanyahu desde que asumió el poder en el 2009. Alguna vez lo tuvo en espera en la Casa Blanca en una entrada de servicio y hace un par de semanas no ocultó su ira ante el hecho de que hubiera sido invitado por el Congreso para hablar sobre la amenaza nuclear del Irán.
Con Irán está a punto de firmar un acuerdo que le permitiría continuar sin tropiezos su plan de desarrollo nuclear. No tendría que deshacerse de centrífugas ni otros elementos industriales, sino aplazar los experimentos por diez años. Netanyahu expuso al Congreso que ello sería inaceptable.
Porque Irán no ha dejado de ser un Estado terrorista que comete y financia actos terroristas por el mundo, por lo cual no es razonable dejar en sus manos una infraestructura (conocida y no conocida) para producir armas nucleares en cualquier instante.
Obama sigue obstinado en llegar al acuerdo, con o sin aprobación del Congreso, como estipula la Constitución. Para evitar la valla constitucional,  recurriría a Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad. De todos modos,  tendría que ingeniarse alguna otra vía para validar el acuerdo, pues implica levantar las sanciones a Irán, atribución exclusiva del Congreso.
En cuanto a la clasificación como “terrorista”, acaba de anunciarse que el Departamento de Estado, por orden de Obama, ha borrado de la lista a Irán y específicamente a Hezbollah, el grupo que opera en Gaza, Líbano y otras regiones del Medio Oriente, con fondos e instrucciones iraníes.
Es el obstáculo que también está frenando la urgencia de Obama por restablecer las relaciones diplomáticas con Cuba. Los Castro quieren que se les borre esa etiqueta, antes de complacer a la Casa Blanca en todas sus peticiones para la normalización de relaciones. A cambio, como se sabe, de nada.
Es la doctrina Obama: empañar, obstruir e inclusive destruir las relaciones con aliados como Israel y Egipto y restaurarlas con enemigos como Irán y Cuba. Las conversaciones con los dirigentes de estas dos naciones datan de tiempo atrás, probablemente desde que el actual mandatario juraba cumplir la Constitución, cuando asumió el mando.
Según la Carta Magna, esos diálogos con el enemigo no debieron ser secretos (sin conocimiento del Congreso). El líder del Ejecutivo es Comandante en Jefe, si, pero de la fuerza militar. No del Gobierno, que se divide en tres ramas que se controlan entre sí, que no pueden tomar decisiones de modo excluyente y exclusivo.
En el 2009, el terrorismo estaba bajo control en el Irak, luego de la acción militar del general Petraeus. Pero el sueño de George W. Bush de lograr que ese país se convirtiese bajo el liderazgo de Maliki algún día en modelo político de paz para la región, se evaporó cuando Obama ordenó el retiro total de tropas. 
Maliki, como ahora Netanyaju, buscaba ser reelegido pero fue hostigado por Obama desde un primer instante, porque era suni y no chiita. Cayó y lo sustituyó un chiita. Mientras tanto, el terrorismo musulmán creció hasta crear el primer califato del siglo XXI llamado Isis o Isil, entre el Irak y Siria.
En principio a Obama pareció no preocuparle el avance del califato. Dijo que eran simples aprendices, luego accedió a bombardeos aéreos, pero nunca permitió la posibilidad de enviar tropas a tierra, se suponía que por mantener su espíritu anti guerra, que le valió el Premio Nobel de la Paz aún antes de empezar a gobernar.
Ahora está contento de que haya tropas en tierra. Solo que no son de los Estados Unidos, sino de Irán. Y le satisface mucho que Irak por fin haya resuelto ir a la ofensiva militar contra el Isis/Isil y que esté a punto de recuperar Tikrit, la ciudad nativa de Saddam Hussein. Solo que las tropas iraquíes están al mando de las guardias revolucionarias iraníes.
El actual premier del Irak es Hederak al-Abadi, chiita, facción islámica del Irán, lo cual explica toda la jugada de Obama. Maliki, sunni, era un estorbo, como lo era y sigue siendo Natanyahu, para la expansión iraní. Isi/Isil estorba la hegemonía iraní y tiene que ser doblegada. No para que reine la paz, sino para que reine el Islam bajo el diktat del Irán.
Los demócratas izquierdistas o “liberals”, como se los llama aquí, parecen no querer aceptar la realidad. En 1993 el presidente Bill Clinton aparecía radiante a la firma de un tratado de paz con Arafat y Begin. ¿Quién podía fiarse del dueño de la PLO (Ejército de Liberación Palestina)? A poco de la suscripción del tratado, Arafat dirigió infinidad de atentados terroristas hasta su muerte, como se aprecia en la lista de este link.
Netanyahu hace bien en descartar de una vez por todas el cuento del Estado Palestino. Lo que el Islam busca bajo el liderazgo de Irán y con sus seguidores en Gaza, Líbano, Medio Oriente, Noráfrica, Europa, Estados Unidos, Sudamérica, es la aniquilación de Israel, no la convivencia en paz.
Con la victoria de ayer, el desafío para Netanyahu es colosal. Tendrá que luchar no solo contra los musulmanes árabes, sino contra Obama e incluso hasta contra los demócratas judíos aliados con Obama, incrustados en los medios, en los partidos políticos, en los centros de educación. La mentalidad “liberal” ha bloqueado sus mentes, pues al decir de Rush Limbaugh, primero son “libs” y luego judíos y norteamericanos.
Netanyahu ha llamado a los judíos víctimas de la persecución anti semita en Europa a refugiarse en Israel. Es algo que necesita de urgencia porque la población árabe que allí habita en libertad se reproduce a un ritmo mucho más acelerado que el de los israelíes. Máxime si el aborto es un autogenocidio que incomprensiblemente auspicia y financia el propio Estado israelí.
En un reportaje de la revista Atlantic sobre la situación del anti semitismo en Europa, un judío francés medita: ¿para qué nos exhortan a abandonar Europa e ir a Israel, si a la vuelta de pocos años ese país también tendrá una mayoría árabe/musulmana..?

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