Thursday, September 11, 2014

EL ESTADO ISLÁMICO ¿NO ES ISLÁMICO?


Muchos republicanos, y algunos demócratas, no han quedado satisfechos con el discurso del presidente Barack Hussein Obama sobre seguridad nacional, pronunciado anoche durante 15 minutos por cadena nacional de radio y TV.
Aunque nadie esperaba detalles tácticos de un plan de guerra para vencer al enemigo, el terrorismo, fue evidente el vacío cuando habló de contar con una “amplia” coalición de países en respaldo a la lucha, sin citar nombres ni precisar objetivos o identificar claramente al enemigo  La explicación, que acaso no se ha tomado en cuenta lo suficiente, reside en uno de los párrafos iniciales de su discurso:
“Now let’s make two things clear: ISIL is not Islamic,” Obama said, speaking from the state floor of the White House residence. “No religion condones the killing of innocents, and the vast majority of ISIL’s victims have been Muslim.” 
(“Aclaremos dos puntos: ISIL no es Islámico. Ninguna religión repalda la matanza de inocentes y la vasta mayoría de víctimas ha sido musulmana”)
Isis Isis son las siglas de Estado Islámico. Obama lo sabe muy bien. Más que muchos otros, pues él prefiere utilizar las siglas Isil. Hay una sutil diferencia: Isis es el estado que abarca a Siria e Irak e Isil va más allá e incluye a Jordania, Líbano e Israel. Se trata del proyecto del Califato del siglo XXI con miras a unir a la Arabia anterior a la I Guerra Mundial.
Cuando su antecesor George W. Bush decidió responder al ataque de los terroristas musulmanes hace 13 años, se lanzó contra el gobierno de los talibanes que albergaron y respaldaron a Al Qaeda y en rápida batalla los derrotó. Luego atacó al Irak por indicios ciertos de que Hussein poseía armas de destrucción masiva.
Previa a la batalla, logró una alianza con 37 países que ofrecieron respaldo no solo moral y económico, sino con tropas de combate. Hussein, también tras victoriosa batalla de los aliados, fue derrocado y a la postre juzgado por un tribunal iraquí y condenado a muerte. Se impuso la democracia con un gobierno elegido popularmente.
Hacia el 2011 Irak era un país libre y pacificado, al mando de Nuri al-Maliki. Fue entonces que Obama ordenó el retiro de las tropas de combate y Maliki comenzó a flaquear ante la recuperación del terrorismo musulmán. Ahora gran parte del país ha caído en manos del Isil, comandado por Abu Bakr al Baghdadi, considerado por la revista Time como el hombre más peligroso del mundo (peor que Osama Bin Laden).
Baghdadi y sus 20.000 soldados uniformados y bien apertrechados con tanques, cañones, morteros y municiones abandonados en su retirada por las tropas norteamericanas, están asesinando, crucificando, torturando y avanzando constantemente en nombre de Ala y el Islam. Negarlo invita a suponer que Obama miente o los protege.
Dice que ninguna religión protege o excusa la muerte de inocentes. ¿Acaso insinúa que los asesinatos a manos de los terroristas musulmanes se justifican porque las víctimas no eran inocentes? David Pearl, periodista del diario WSJ fue decapitado por Al Qaeda el 2002. Sus autores lo hicieron invocando a Alá. Iguales los casos recientes de los degüellos de otros dos periodistas norteamericanos, Foley y Sotloff.
Peor aún el holocausto del 9/11 cuyo aniversario 13 se conmemora hoy. El presidente Obama asistió a la ceremonia esta mañana. Los terroristas que planearon el ataque a las Torres Gemelas, al Pentágono y al Capitolio eran todos musulmanes. Cuando la tragedia se divulgó los islámicos celebraron el acontecimiento con bailes y algarabías por calles y plazas de los países árabes. 
En Fort Hood, Texas, el mayor de ejército Nidal Hasan ametralló a 13 de sus compañeros de armas e hirió a otros 30. Siempre lo hizo a nombre de Alá y nunca lo negó. Al enterarse en la prisión de que el Isis triunfa en el Medio Oriente en su propósito de formar el moderno Califato, pidió que se lo acepte como ciudadano. 
Obama se ha negado a calificar el asesinato colectivo de Fort Hood como terrorista. Se negaba también a utilizar ese adjetivo contra Isis o Isil, hasta anoche. Lo hizo a regañadientes, presionado por las encuestas de opinión volcadas contra él por su indiferencia frente a los degüellos de los dos periodistas. Pero él ha encontrado una salida para no traicionar en todo a  sus principios: Isis, o Isil mejor, no es musulmán.
Isis será ahora solo terrorista, no musulmán y contará con aliados como Arabia Saudita y probablemente Irán. Arabia Saudita financió a Al Qaeda que atacó a los Estados Unidos e Irán respalda Al Qaida en Siria, a Hamas en Gaza, a Hezbollah en Palestina. Ahora luce Arabia Saudita como lista a luchar contra el Isil ¿acaso porque, como hijuelo de Al Qaida, se ha ido más allá de control?
Obama promete no autorizar tropas de combate en tierra contra el terrorismo musulmán. Que lo hagan otros. Solo dará armas y entrenamiento a voluntarios. ¿Quiénes? Él mismo se burló en una entrevista al decir que no cabe equipar a granjeros y boticarios en Siria. ¿Cambió de opinión? Con Mailiki reemplazado en Bagdad, supone que sunis y shitas se van a dar un abrazo y que el Isil así se vaporizará.
En suma, la estrategia de Obama es nula. MSNBC, usualmente alfombra de Obama, en el panel tras el discurso se conectó con el corresponsal en Siria y le pidió reacciones. Pensar en armar a los rebeldes disidentes es absurdo, dijo, porque no existen. Bombardear puestos del Isis en Siria y no beneficiar a Assad es otro absurdo, añadió. O Isil o Assad es el dilema.
El punto central del discurso de Obama y de su personalidad es el párrafo citado. Esa inclinación por lo musulmán explica su apoyo a la Hermandad Musulmana en Egipto, el répido reconocimiento de Hamas como cogobierno de Autoridad Palestina en Gaza, la prosternación ante el sultán saudita, su negativa a rescatar a los cautivos del consulado de Benghazi en Libia, la resistencia a  exaltar los valores de Estados Unidos como líder del mundo libre. 
Anoche lo dijo al cierre de su discurso. Pero lucía metálico, distante, como  simple lector de un texto preparado por alguien que intenta recuperar puntos perdidos en las encuestas de opinión para la Casa Blanca. Puntos que quizás no será dable recuperar, a juzgar por las primeras reacciones.

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