Friday, March 21, 2014

LA FEDERACIÓN RUSA DE PUTÍN


Putin nunca lo ha dicho y acaso no tiene por qué decirlo pero quizás la Federación Rusa que está construyendo bajo su liderazgo no tiene para qué ni por qué parecerse al imperio expansionista de la ex URSS comunista. 
Por cierto que él fue director de la central de inteligencia KGB, como también lo fue Papá Bush de la CIA. Son funciones con finalidad idéntica, es decir la acumulación, selección y análisis de información de rivales en épocas distintas y eran loables según la ideología de cada cual. 
Suponer que Putin aspira a restituir las glorias de la Unión Soviética solo porque en alguna ocasión dijera que su fraccionamiento en 1989 fue una de las peores desgracias históricas para las naciones que la conformaron, acaso fue mal interpretado en Occidente. Quizás se lamentaba, más bien, del fraccionamiento debilitante en sí.
La Europa próxima es el ejemplo mejor de lo positivo de una unión en la que Putin probablemente estaba pensando. Ese continente, hasta la II Guerra Mundial, fue uno de los más belicistas del planeta. Pero lo fue hasta 1951, cuando se firmó el Tratado para el libre comercio del Carbón y el Acero entre Francia, Alemania, Italia y el Benelux.
A partir de entonces se inició un intercambio gradualmente intensivo de comercio, capitales, inversiones, flujo de trabajadores, reducción de barreras aduaneras, facilitación de transporte, para finalmente dar paso a tratados fomales y el nacimiento de la Comunidad Económica Europea y más tarde de la Unión Europea.
Esta última tropieza con obstáculos, pues intenta la unidad política, lo cual es extremo. Pero, en todo caso, el gran logro en decenios de comunidad económica ha sido la cesación de las guerras. El Diario The Wall Street Journal, acaso el más sensato y mejor informado del momento, acaba de publicar una nota en la que indica que ha ocurrido precisamente eso.
Los intereses económicos están íntimamente imbricados no solo al interior del continente europeo, sino entre Europa y la Rusia ahora libre de la URSS. Las inversiones de la BMW en Rusia son demasiado cuantiosas como para tolerar piruetas políticas Obama/Merkel y en igual situación están las ventas de artículos de lujo de la deteriorada economía de Italia.
Es ridículo suponer que Putin quiera poner en riesgo la bonanza económica post URSS que experimentan Rusia y los ex satélites asociados en la Federación Rusa. Al contrario, quiere robustecer esa tendencia y para ello busca la alianza, la unidad, la conjunción de fuerzas y el ejemplo de la Comunidad Europea o de los mismos y más antiguos Estados Unidos. 
Ese ejemplo ni remotamente está inspirado en el comunismo marxista de la ex URSS, a la cual sirvió en la KGB. Pretender restituirlo sería suicida y acabaría con los logros de progreso y riqueza allí alcanzados. Putin  no es tonto. Tonto es si lo que Obama y los demos pretenden: detener al capitalismo para llevarnos al socialismo, que es regresión.
Lo que decepciona no es la falta de originalidad ni liderazgo de Obama para enfentar a Putin en el conflicto de Crimea y Ucrania. Sino la actitud de miopía de la dirigencia republicana. Acaso sin excepción, ven en Putín una reencarnación de Stalin o Hitler y están convencidos de que tras la toma de Crimea y Ucrania comenzará la expansión imperialista.
Algunos ya vislumbran que el próximo paso será Estonia, luego Lituania e incluso hay quienes mencionan Alaska. ¿No habrá alguien que también diga que Putin querrá Texas, que ya conoció cuando visitó a Bush en su rancho o algún otro Estado con mucho ruso inmigrante? Son digresiones completamente disparatadas.
Hitler invadió Polonia a sangre y fuego en 1939 y la ocupó hasta 1945, cuando pasó a ser dominada por la URSS. Putin controló un referendo en Crimea sin disparar un solo tiro y permitiendo a los ciudadanos el libre discernimiento sobre si unirse o no a la Federación Rusa. El 97% dijo si, no a unirse sino a re-unirse. Y les dio independencia.
Ucrania es distinto, como lo es Georgia. Es igualmente un caso ruso, acerca del cual Obama debe quedarse aislado dedicado a su golf. Al títere del Primer Ministro quieren obligarlo a dejar la Federación Rusa y unirse a la OTAN, creada para frenar a la URSS. Que sean los ucranianos los que decidan, no la Merkel, ni peor Obama o McCain.
Putin podrá haber cometido algunos excesos poco democráticos en el ejercicio del poder, pero eso no justifica a nadie ni a los republicanos ni a comentaristas tan experimentados como Rush Limbaugh a compararlo con cualquier zar de las rusias. Después de todo, Putin luce más tradicionalmente judeo cristiano “occidental” que Obama.
Algunos igualan a Hitler con Putin, a Putin con Stalin. Hitler y Stalin eran cultores de la muerte, Putin es pro vida. Hitler y Stalin causaron la muerte de millones en los campos de batalla, exterminio, hambruna. Obama es cultor de la muerte al respaldar el aborto causante de la muerte de 57 millones solo en USA desde 1973 y la privación de la vida de millones al apoyar el homsexualismo y el matrimonio gay.
El presidente George W Bush fue objeto de mofa cuando dijo de Vladimir Putin, tras recibirlo en su rancho privado en Texas, que luego de mirarlo intensamente en sus ojos, creía que en el fondo era un hombre bueno y bien intencionado. Acaso tenía razón. 

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