Tuesday, December 30, 2014

PARADOJA Y ENCRUCIJADA


El republicano Jeb Bush, cuyo hermano George W. y su padre George H.  W. fueron presidentes de la República, súbitamente se ha perfilado como el pre candidato con más opciones para las primarias del GOP, con miras a la contienda presidencial de noviembre del 2016.
Inicialmente el solo anuncio de su probable postulación repugnaba debido a que equivalía a querer perpetuar la preeminencia dinástica de una sola familia en la Casa Blanca, en dos generaciones. Después de todo, Estados Unidos se independizó de Gran Bretaña en el siglo XXVIII justamente para acabar con la monaquía en todas sus formas. 
Jeb Bush, menor que George W., fue gobernador reelecto de la Florida y es unánime el elogio a su gestión. No se pone en duda su liderazgo ni su apego a los principios sustantivos del GOP mientras estuvo en ese cargo, que coincidió con la gestión de su hermano en la Casa Blanca.
Sin embargo, recientemente ha sido objeto de críticas por su apoyo a un programa de educación que uniformaría los pensum en todos los colegios y escuelas de la nación, regulado desde Washington y que bloquearía los criterios y participación de cada Estado. Algo contrario a los principios del GOP.
También fue desagrabable que Bush aceptara conceder una alta presea a la libertad a Hillary Clinton, exactamente al cumplirse el II aniversario de la masacre de Benghazi, consulado norteamericano en Libia en el cual fueron sacrificados en un atentado terrorista el embajador y tres altos funcionarios. A esa fecha, Hillary era Secretaria de Estado, responsable por negligencia.
La relación amistosa entre los Bush y los Clinton es muy cercana y ninguna de las partes lo oculta. George W Bush dice que Bill Clinton es su hermano “en otra madre” y sus hijas llaman “tíos” a la pareja Clinton. En nada parece alterar esa amistad el hecho de que Bill es perjuro por el caso Lewsinky y que Hillary sea cómplice del declive de USA en los frentes interno e externo como íntima colaboradora de Obama.
¿A qué obedece no solo el repunte sino la delantera de Jeb Bush en la lid por las primarias del GOP, cuando ni siquiera se han anunciado de manera formal las pre candidaturas? La respuesta, quizás, haya que hallarla en el tema inmigración y la manera cómo lo está manejando.
Jeb Bush habla español con fluidez y casó con mexicana. Ello explicaría el quizás porqué fue emocional cuando dijo que muchos inmigrantes, sobre todo de América Latina, cruzan la frontera de modo ilegal “por amor”. Es decir, por su deseo de unirse a padres o hijos que se adelantaron en la aventura de buscar una vida mejor.
El problema de fondo radica en el hecho de que dentro de los Estados Unidos hay cerca de 11, 14 o más millones de indocumentados a los cuales es imperativo buscarles una salida de legalización. GW Bush lo intentó con su proyecto de reformas a la ley de Inmigración mediante el cual al tiempo que se aseguraban las fronteras, se facilitaba un proceso de legalización y de ingreso a trabajadores temporales.
El proyecto no pasó en el Congreso por oposición no solo demócrata sino del GOP (y fue sin duda una de las causales del fracaso político frente a Obama). Con Obama el Senado demócrata hizo un nuevo intento pero se estancó en la Cámara Baja, que quiso discutirlo y aprobarlo por partes, sin resultado. Fue entonces que Obama resolvió decretar la amnistía para 5 millones de ilegales, rompiendo la Constitución.
Jeb Bush ha censurado esa actitud. Pero discrepa de ciertos sectores del GOP y de algunos comentaristas, en el sentido de que la sola obstrucción al acto inconstitucional y la exigencia de que “primero” se selle herméticamente la frontera, antes de discutir cualquier reforma a la ley de inmigración, es una actitud insensata.
Por cierto que ninguna nación está segura si sus fronteras no están suficientemente controladas, o si se han vuelto porosas como con Obama. Pero es ridículo sugerir a 11 millones de ilegales que regresen por propia voluntad a sus países hasta que se enmiende la ley, como propuso el ex candidato del GOP Mitt Romney, o que se intente expulsarlos por la fuerza. 
Lo cuerdo y de sentido común es la acción simultánea que proponía Bush el mayor y que quiere refrescarlo Jeb el menor: cierre de frontera pero inmediato cauce a la legalización prolija y condicionada de quienes califican para lograr el privilegio de la naturalización. Paralelamente, dar paso al flujo legal de migrantes que llegan al país en tiempo de cosechas y otros trabajos temporales. 
Jeb Bush tiene méritos, pero también puntos débiles en sus aspiraciones presidenciales. Dentro del partido hay otros de valía como Ted Cruz, cuyo padre es cubano inmigrante. Marco Rubio, de padres cubanos, es otra alternativa, aunque nunca podrá resarcirse del pecado de haber apoyado el proyecto senatorial que ocultaba una amnistía global como la que ahora propone Obama. 
Todavía se desconoce la posición definitiva de los republicanos en las dos cámaras del Congreso, ahora bajo su control, respecto no solo a la amnistía sino al Obamacare y otros abusos inconstitucionales. Se dice, por otro lado, que Jeb Bush responde a presiones del establishment del GOP para sofocar al Tea Party, cuyo mayor exponente es Ted Cruz, para así “no hacer olas” ni con Obama ni con Washington, como ocurrió con Mitt Romney y con John McCain. Opinan que si Jeb se postula, inimaginable sería en él una actitud beligerante frente a Hillary en un debate. 
Pero si en las primarias se impone Jeb Bush, ello significaría que ni Ted Cruz ni los otros postulantes estaban bien preparados para el desafío. Si no son capaces de desnudar al verdadero Jeb Bush ante el votante, como no lo pudieron hacer ni McCain ni Romney con Obama, entonces no tendrían derecho más tarde a reclamar por la derrota.
Las primarias constituyen una guerra en toda su acepción. Vencerá quien mejor dotado se halle para la victoria y según las reglas que todos las conocen o deben conocerlas antes de iniciar la contienda.

Monday, December 22, 2014

LOS TROFEOS DE OBAMA


El presidente Barack Hussein Obama supo de los dos últimos trofeos que su cruzada de odio ha logrado, mientras jugaba al golf en Hawaii acaso con una piña colada en mano y fumando algo más que un cigarrillo: dos policías neoyorquinos ejecutados al más puro estilo de Pablo Escobar.
El ejecutor no era un narcotraficante colombiano, sino un negro que puso en práctica lo que día tras día las manifestaciones callejeras en la ciudad de Nueva York han estado pidiendo a gritos con la anuencia del alcalde Bill de Blasio : “queremos matar a un policía”, “uno cada día”.
De Blasio ha dicho que esas manifestaciones han sido pacíficas. Claro que no hubo ruptura de vidrieras. Pero esas proclamas asesinas debieron bastar para que ordenara que los manifestantes se dispersen y que se capture a los cabecillas. La responsabilidad por las muertes no recae solo en el alcalde, sino en Obama y su Procurador Eric Holder.
Ambos, lejos de proteger al sistema judicial y a la institución policial, como manda la Constitución, han proferido calumnias a propósito de los fallos de dos jurados y han invitado a rebelarse contra el orden establecido. Han caído dos policías hoy, pero la retórica hostil no cesa. Obama sigue jugando al golf en Hawaii sin la menor muestra de retractarse.
Los policías de los 50 Estados (no son solo policías blancos, una de las víctimas del sábado pasado era chino, el otro latino) están buscando cómo protegerse de nuevos atentados que se los ve venir en cualquier momento. Las manifestaciones, en efecto, se organizan de manera sincronizada y con la misma gente, sin que falten musulmanes.
Cada vez la Constitución de 1787 se resquebraja más. La trascendental función del Presidenrte, de garantizar la seguridad interna y externa de la nación, parece que con Obama es la opuesta: debilitarla. En lo militar nunca antes los Estados Unidos se ha sentido tan vulnerable ni ha cedido tanto ante el enemigo, ahora el terrorismo árabe musulmán.
En lo interno, desde la Casa Blanca se ha instigado a considerar enemigo al policía y a matarlo, cuando su misión es evitar el crimen en la comunidad. A los tribunales se los irrespeta cuando el grupo en el poder cree que sus decisiones no favorecen a su agenda política. La seguridad interna ha sufrido un duro golpe, además, con las acusaciones sin fundamento del comité demócrata que investigó a la CIA.

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Dentro de esa línea, Obama sigue complaciendo la visión enemiga de que los Estados Unidos es el factor negativo en el orden mundial. Al ataque de Corea del Norte contra el sistema cibernético del país, que en el furturo  pudiera ser mayor y causar su paralización, lo califica de un acto de pillaje y no de guerra. Igual fue para él solo un acto de violencia en el trabajo el asalto terrorista en Fort Knox, que mató a 13 soldados.
Fidel Castro siempe ha dicho que la población cubana es pobre por culpa de los Estados Unidos. Ahora Obama le da la razón y dice que por ello al embargo hay que levantarlo y hay que restaurar las relaciones diplomáticas. Coincidió con él en que Cuba fue colonia yanqui, aunque no dio detalles, porque no los hay.
El problema de Obama, de los que lo apoyan y alaban la decisión de terminar con el embargo, es que no se respaldan en la historia. Por allí hay alguien que dice que el “bloqueo” ordenado por Eisenhower en 1961 obligó a Fidel al racionamiento. Bloqueo fue lo que dispuso John F Kennedy en 1962, cuando hubo la crisis de los misiles.
Fue en 1961 que hubo embargo (no bloqueo) con el mismo Kennedy, luego de la confiscación de bienes de norteamericanos por 7.000 millones de dólares en refinerías, azucareras, tabacaleras, hoteles y más. Para entonces el juramento hecho por Fidel en Wasington en 1960 de que no era ni sería comunista se había hecho humo. Léase en este link el artículo publicado hoy por una periodista cubanoamericana en el NYTimes, en inglés.
Los adictos a Fidel, acaso más por ignorancia que por fe, creen que con el fin del embargo la vida del pueblo cubano mejorará. El embargo fue respuesta al acto de latrocinio de Fidel. Washington prohibió que se comercie con el ladrón y punto. Algunos otros países se solidarizaron, pero pronto EE.UU. quedó solo. Cuba podía y puede comerciar libremente con cualquier otro país que le de la gana...y pueda hacerlo.
Si no lo hace no es porque haya alguna barrera del imperio. Es porque los cubanos no pueden pagar lo que quieren comprar. Obama y otros dicen que ahora la Isla podrá por fin tener acceso a telefonía móvil y al Internet. ¿Acaso Europa, China, India dependen de USA para ello? Cuba no tiene móviles ni Internet porque el barbudo lo impide. Eso es todo. Lea un brillante análisis al respecto, en español, de Mary O´Grady, del WSJ.
El Papa Francisco ha dicho hoy estar muy alegre de que Obama haya hecho lo que hizo con su ayuda, porque ello “acerca a dos pueblos que han estado distanciados”. Los que se han acercado son Obama y Fidel y no los pueblos, señor Papa. Si hay algún beneficio económico por flujo turístico o alguna inversión directa, los dólares no  llegarán al pueblo sino al bolsillo de Fidel. Lea este link, que contiene otro en español con el diario Granma de Cuba, el modelo de diario que querría Rafael Correa para el Ecuador. Allí se demuestra que los dólares de inversión extranjera se incautan en la caja del estado cubano y que los salarios a los empleados se convierten en pesos.
Obama y el Papa nada dicen del número de presos políticos en Cuba que aumentó de 7.000 a 8.000 ente el 2013 y el 2014. Ni que continúa prófuga allí Joanne Chesimard, que asesinó a un policía de New Jersey en 1973 y que en 1984 fugó y halló amparo de Fidel. Los artífices del Gran Perdón no quieren hablar tampoco del pasado, del Paredón, de las Damas de Blanco, de las libertades políticas, del libre tránsito dentro y fuera de la isla, de la libertad de expresión y credo.
Porque nada de eso existe en Cuba. Lo que si existe según ellos, al parecer, es la prepotencia del “imperio yanqui” que ha subyugado, explotado y empobrecido al mundo y que tan solo ahora comienza a liberarse con líderes como Obama y el Papa latinoamericano Francisco, dizque él si comprometido de verdad con los pobres. 

Thursday, December 18, 2014

REQUIEM POR EL COMERCIO (+CUBA)


La declinación del Diario El Comercio en años recientes era anuncio de lo que se veía venir: su muerte. Duele y entristece y además es frustrante para quienes creen, como quien ésto escribe, que se lo pudo evitar con un liderazgo más firme en defensa de la libertad de expresión.
Entre las causales de la decisión de vender el Diario más que centenario a un ciudadano exranjero, se menciona las leyes opresivas del actul régimen de Rafael Correa contra los medios de comunicación. Iguales argumentos tuvo el director del Diario Hoy, también Mantilla, al anunciar que se batía en retirada.
El Comercio, fundado en Quito en 1906, ha sido siempre el campeón de la defensa de la libre expresión. Ha librado batallas contra gobiernos civiles y militares que pretendieron reducirla o acallarla. El director Jorge Mantilla Ortega resistió al presidente Velasco Ibarra y a su ministro Camilo Ponce. Fue encarcelado pero terminó imponiéndose y recibió por ello una presea continental que exaltó su entereza.
Con Correa los medios y su líder El Comercio se amilanaron. Toleraron sus diatribas de muladar contra empresas y periodistas y nada hicieron para  obstruir las abusivas multas y expulsiones a periodistas. El caso extremo de pasividad fue aceptar la ley Correa que creó un tribunal de burócratas para censurar virtualmente toda expresión del pensamiento.
El nuevo dueño de El Comercio es un señor Guzmán, identificado como un potentado de medios de comunicación de origen guatemalteco mexicano. Por simpatía que se tenga a lo latinoamericano, Guzmán es un extranjero. ¿Sobrevive el Grupo Andino y su Decisión 24? Si así es, la transacción podría ser objetada por Correa, pues la Decisión 24 prohibía la inversión extranjera en medios de comunicación.
Exista o no el Pacto y la Decisión 24 Correa puede hacer lo que le plazca, sin la resistencia real y efectiva de nadie. Sería irónico que intervenga en la negociación que acaba de anunciar la familia Mantilla y la vete y de un plumazo (al estilo Obama) la anule y decida que la empresa queda en custodia del Estado. Como lo hizo con el diario El Telégrafo, con los bienes de la familia Isaías y lo ha hecho en tantos otros ejemplos.

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La gente en los Estados Unidos y probablemente en otras partes se estará preguntando ¿qué más hará Obama para complacer a Fidel y a su hermano Raúl? Con la ayuda del Papa Francisco los ha bendecido y librado de toda culpa por tiranicidio, encarcelamientos y torturas a los opositores y cinco décadas de empobrecimiento a 13 millones de cubanos que no pudieron fugar de la isla.
Se rumora que Obama y Francisco planean visitar juntos a La Habana para celebrar el Gran Perdón a Fidel. Pero quizás eso no sea suficiente. Los Castro están flojos de dinero como cuando cesaron las dádivas de Moscú por lo del Muro de Berlín. El discípulo Maduro ha despedazado a Venezuela, las remesas de petróleo han bajado, así como los precios.
¿Qué hacer para aliviar al binomio perdonado? Por allá en Oriente Medio hay un país con un sistema y un líder que fastidian a Obama. Es Israel, que recibe de Estados Unidos ayuda militar y de capital. ¿Por qué no abandonar del todo a “esa sarta de judíos indeseables” (para Obama) y trasladar esa ayuda militar y los 3.000 millones de dólares o más de subidio anual a Cuba?
De ese modo el mentor de Obama, Saúl Alinsky y sus condiscípulos que conforman la elite de su gobierno, se sentirían satisfechos y redimidos. Según ellos, el embargo de más de 50 años sobre Cuba ha impedido que el “glorioso” esfuerzo de Fidel por redistribuir la riqueza en la isla no haya esparcido todavía la felicidad entre sus conciudadanos sobrevivientes.
Cuba era el país latinoamericano con el más alto nivel de vida en América Latina antes de la llegada de Fidel en 1959. 56 años más tarde y con más de 2 millones de emigrantes, Cuba está en la cola de la región, junto a Haití. Todo por culpa de los Estados Unidos, según Obama y los demos. Muchos confunden embargo con bloqueo. No hay bloqueo, sino embargo comercial aplicado solo por Estados Unidos, no por el resto de naciones.
La senadora demócrata Dianne Feinstein, que acusó a la CIA de aplicar perversidades para interrogar, debería sumarse al cortejo de homenaje a los Castros. Allí podría constatar cómo el régimen perdonado aplicaba y aplica torturas “buenas”, no a enemigos talibanes y jihadistas como los del 9/11, sino a compatriotas cubanos que osaron contradecir al dictador o al títere de su hermano. Y que los mantiene presos indefinidamente.
Si los republicanos tienen pudor, lo menos que podrían hacer tan pronto se conviertan en mayoría en las dos cámaras del Congreso a partir de enero, es impedir el levantamiento del embargo a Cuba mientras continúe en esa isla el tiranicidio perpetuo y echar a la basura todo intento de Obama por nombrar embajador en La Habana o asginar fondos para hacer efectivo el “perdón” a Fidel.

Wednesday, December 17, 2014

NO MÁS BUSHES EN LA CASA BLANCA


Al comienzo parecía una broma, luego “globo de ensayo” lanzado por sus familiares cercanos, pero ya esa broma ha dejado de serlo y comienza a transformarse en certeza: Jeb Bush se candidatizará para las elecciones presidenciales de noviembre del 2016. 
Jeb fue un buen gobernador de la Florida por ocho años, en una época en que su hermano George W estaba en la Casa Blanca como Presidente, en la cual ya había estado antes con el mismo cargo el padre de ambos, George H Bush. Todos ellos del partido republicano, GOP.
Quienes admiran a Jeb Bush pueden deshacerse en elogios , al igual que pudieran hacerlo con respecto a su padre y hermano. Pero la sola idea de tener a otro Bush del mismo linaje en la Casa Blanca repugna a quienes lo considerarían un atentado a los principios sustantivos de la Constitución, que prohibe que el poder se transmita como en una monarquía.
Es probable que Jeb y quienes lo rodean tengan mucho dinero y que su objetivo sea bloquear al Tea Party, que surgió en el 2010 para oponerse a los abusos constitucionales de Obama. Pero el dinero, en esta era en que abundan los medios sociales al alcance de todos, acaso no baste para acallar la protesta anti establishment.
La gente reflexiona: si Jeb Bush gana la candidatura del GOP y Hillary Clinton la demócrata ¿qué tipo de contienda habría entre los dos? Porque Jeb en ningún caso confrontaría a su rival recordándole las mentiras en las que incurrió para ocultar su responsabilidad en la masacre del consulado de Benghazi en Libia, cuando ella era Canciller de Obama.
Imposible que lo haga, pues al cumplirse el segundo aniversario del evento en el cual perdieron la vida el embajador y tres altos funcionarios, Jeb Bush le condecoró a Hilllary con la más alta presea por Defensa de la Libertad, a nombre de una institución cuyo nombre no importa. Tampoco cabría que le incrimine por haber perdonado a su cónyuge por adulterio y perjurio en el caso de Monica Lewinsky.
No hay que olvidar que su hermando GeorgeW quiere tanto a los Bush que no solo les ha perdonado lo de Monica y Benghazi y más “diabluras” sino que ha confesado que Bill Clinton es como su otro hermano en otra madre,  sin alusiones malignas de por medio. La campaña entre Hillary y Jeb, de concretarse, sería una farsa pues ninguno de los dos sería capaz de herirse uno al otro “ni con el pétalo de una rosa” (o péndulo, como diría Tres Patines).
De ello se percata la gente y por más artimañas que  empleen Jeb Bush y el establishment de uno y otro partido, lo más probable es que se incline por apoyar a un precandidato de principios claramente republicanos, para no volver a caer en el error de ensayar a otros anodinos como John McCain o Mitt Romney, que fracasaron frente a Obama.
(Rush Limbaugh lanzó hoy una teoría. En la hipótesis de que Jeb y Hillary se disputen la presidencia, dijo, es probable que con tantas similutudes a la postre las dos candidaturas podrían fusionarse y convertirse en un solo binomio. Dejó a los radio escuchas la tarea de a quién colocar primero en la papeleta...)
Jeb Bush dice que no le importa lo que piensen “las bases” de su partido acerca de lo que él cree en favor de la amnistía parcial a los ilegales, la educación pública dirigida desde Washington y otros asuntos que amplían el poder central. Él seguirá su propia ruta, afirmó, aunque no sea la que prefieran las bases, esto es, el Tea Party. Quizás pensando en ello fue que dijo en el 2009 que ha llegado el momento de olvidarse de Reagan y mirar hacia adelante.
Lo que miraba Reagan es a la Constitución y a la Declación de la  Independencia de los Estados Unidos. Y es lo que reclaman el Tea Party y la mayoría del GOP, de independientes y los demócratas pensantes. Los principios reflejados en esos documentos no han caducado. Mal hace Jeb Bush en aconsejar que nos olvidemos de Reagan. Si Reagan triunfó y fue reelecto es precisamente por su apego a esos principios.
Obama cree que tales principios son mutantes y que hay seres predestinados como él para cambiarlos de conformidad con los tiempos y las necesidades. Pocos como él han quebrado y siguen quebrando la Constitución. Cuando concedió aministía a 5 millones de ilegales por simple orden ejecutiva, el Senado intentó hace un par de días emitir una declaración en tal sentido.
La propuesta del senador Ted Cruz, del Tea Party,  apenas tuvo el respaldo de 20 republicanos. Es de anhelar que la situación cambie desde enero, cuando las dos cámaras queden bajo control republicano. De otro modo, el mandato popular de las elecciones del pasado 4 de noviembre, de rechazo total a Obama, quedará adulterado. 
Mientras tropieza el GOP con su victoria, Obama avanza en su demolición del sistema republicano. Ahora decidió restablecer las relaciones diplomáticas con Cuba. Dijo que 50 años de embargo no han dado resultados. Si los Castro siguen de careceleros intocados, entonces hay que postrarse ante ellos. No actuó así en Ucrania cuando gastó 5.000 millones de dólares para derrocar al gobierno legítimo.
El embargo no se impuso en 1961 por capricho. Fue en respuesta a las confiscaciones de Fidel a las propiedades de los Estados Unidos en la isla. La miseria de los cubanos no ha sido resultado del embargo, pues Cuba comercia con el resto de países del orbe. Si siguen cicrculando allí viejos Chevrolet, es porque no hay dinero para comprar autos nuevos de otras marcas.
Obama, con el apoyo del Papa Francisco, está premiando a uno de los regímenes más opresivos del planeta. Acaso porque allí se ha cumplido la aspiración de uno y otro de alcanzar la “redistribución de la riqueza”. En la isla la desigualdad que tanto les preocupa ha desparecido. Ahora todos son pobres. Mucho más que eso, son miserables, porque se les ha privado además de toda libertad.
Es una hipocresía suponer que con la reapertura de embajadas, el nivel de vida en Cuba va a mejorar. El sistema es carcelario, rígido. El dinero de más turistas y de potenciales inversionistas (acaso en turismo) fluirá no al bolsillo de la gente, sino al fisco. Como lo quiere Obama con el Obamacare  y más impuestos para redistribuir la riqueza mediante foodstamps y más subsidios dentro del “estado de bienestar”. Y la deuda en 18 trillones de dólares!
Al menos Obama es coherente. Ha debilitado al frente militar y externo en general. Irán está a punto de tener armas nucleares, Israel crecientemente aislado, el terrorismo se expande por doquier. Hamas ha sido borrado de la lista de organizaciones terroristas y los talibanes no son mencionados por Obama como los autores de la masacre de niños en Pakistán.
En lo interno sigue en su cruzada por envilecer al sistema judicial y calumniar a la institución de la policía. Estados Unidos se siente inseguro, está desorientado, disminuído, escarnecido. Es el momento  de frenar los mea culpa y autoflagelamientos injustificados y recuperar el liderazgo mundial perdido con 6/8 años de obamismo. Se logrará con visionarios, no con oportunistas como Jeb Bush. 

Monday, December 15, 2014

SUFICIENTE DISCUSIÓN


La divulgación en el Senado del informe unilateral del partido demócrata en el que se intenta probar que la CIA torturó de manera ilegal y además innecesaria a los implicados en la masacre del 9/11, ha sido discutida hasta la saciedad en todos los medios por parte de analistas de todas las especialidades y ubicaciones políticas.
La conclusión es inocultable. El informe es extemporáneo, porque se cerró en el 2009 y se hizo público sin consultar a los ex directores de la CIA y otros funcionarios involucrados en las acusaciones. Además, ningún republicano apoyó que se lo divulgue, decisión tomada por la presidente del comité de Inteligencia del Senado, Dianne Feinstein. 
El público, según las encuestas, ha demostrado su aversión a esta acción partidista, quizás porque considera y con razón, que es antipatriótica. Los agentes de la CIA, aún si se excedieron en los métodos de interrogación, lo hacían no por sadismo sino por esforzarse en acopiar indicios acerca de un posible nuevo ataque terrorista como el del 9/11, para evitarlo. 
Y lo consiguieron. El actual Director de la CIA, John Brennan, que fue subdirector en el 2001, desmintió a Feinstein afirmando que se  comunicaban repetidamente con líderes de los dos partidos del Congreso y con la Procuradoría, acerca de los métodos de interrogación como el “waterboarding” y que nadie se opuso. Más bien el senador demócrata David Rockefeller les pidió que actuaran “con mayor dureza”.
En 13 años, desde el 9/11, no ha habido otro ataque terrorista de tan alto poder. Debido a la necesidad de mantener en secreto las operaciones, la CIA no puede detallar cuántos atentados ni cómo ni cuándo fueron frustrados oportunamente. Pero la amenaza sigue latente en los Estados Unidos y sus aliados, como acaba de comprobarse hoy en Sydney, Australia. 
Un iraní islámico tomó como rehenes a 17 clientes de un café céntrico y tras 16 horas finalmente irrumpieron fuerzas policiales de elite para dar fin al asedio. Murieron el terrorista y dos rehenes y otros quedaron heridos. La policía afirma que es un hecho aislado, pero el asesino no necesitaba de orden ni guía específicas para matar: invocó a Alá, maldijo a Occidente. No necesitó más al igual que otros que piensan y actúan como él.
Un solo republicano, John McCain, ha apoyado a Feinstein, diciendo que la tortura es impropia de la cultura de este país. Él es senador por Arizona y fue derrotado en el 2008 por Obama. Fue piloto naval en la guerra de Vietnam, su avión fue derribado  y por varios años los vietcong lo tuvieron preso y torturado en la cárcel que sardónicamente se la dio en llamar “Hanoi Hilton”.
Su experiencia con las torturas ciertamente no debe traerle buenos recuerdos, algo natural en cualquier ser humano. ¿Qué información buscaban de él los vietcongs con la tortura? Muy poca. No era comandante, solo un piloto con una misión, no para diseñarlas ni planearlas. En todo caso, era una relación entre enemigos. 
Sostiene que la tortura no genera información válida, pues el acosado dice cualquier cosa para detener el acoso. ¿Actuó él así frente a los vietcongs? Pues si comprobaban que mentía, lo ejecutaban. De otro lado, delimitar y definir lo que es tortura es complejo y puede variar de una a otra persona. Muchas confesarán la verdad sin “waterbording”, otras callarán hasta la muerte.
El ex vicepresidente Dick Chenney no creee que el “waterboarding” sea tortura. Tras el 2001 se aplicó legalmente a solo tres terroristas y la información que proporcionaron fue invalorable y contribuyó a impedir nuevos 9/11 y a ubicar y matar al líder de la masacre, Osama Bin Laden. Alguien en la TV le dijo si no consideraba bueno declarar tortura a dicho método, para que nuestros soldados apresados no la sufran. A ellos los degüellan, contestó. 
McCain, veterano de guerra, condecorado y ex candidato presidencial, no parece entender algo elemental en esta discusión inútil: el país está en guerra. Lo está desde el 2001. Sin tregua, pese a los empeños del presidente Barack Hussein Obama, el más anti militar de todos los jefes de Estado de esta nación. El terrorismo musulmán no está concentrado solo en el Isis (o cualquier nombre mutante que adquiera), ni en el Medio Oriente. Se riega por todo el orbe, como cáncer metastásico.
Ahora ha sido Australia. Cualquier día próximo se repetirá allí o en Europa, o los Estados Unidos. Los ataques podrán ser aparentemente aislados, como en Sydney o llegarán camuflados por la frontera abierta del Sur, por aviones comerciales, por barcos, por aire,  por drones. No se descartan los ataques cibernéticos que pudieran paralizar centrales hidroeléctricas, telefónicas, sistemas bancarios, paralizar aeropuertos. 
No se puede intuir de dónde pueden venir los ataques y los atacantes, tanto más cuanto que el nuevo enemigo no viste uniforme ni se sujeta por lo mismo a ninguna regla de juego que McCain quiere aplicar con el manual de la Convención de Ginebra en la mano. Ese enemigo, además, no siempre viene del exterior, está infiltrado tierra adentro. Se multiplica en las comunidades, aprovecha del sistema democrático abierto para vulnerarlo y debilitarlo. Muchos están ya dentro del poder político del “establishment”.
El mandamiento primario para combatir a este tipo de enemigo casi amorfo e invisible es robustecer los servicios de inteligencia. Inteligencia es acopiar información del enemigo para analizarla, interpretarla y calsificarla, a fin de utilizarla para la defensa nacional. Lo que el informe Feinstein hace es lo opuesto: intenta socavar a la CIA.
Aún en las más primitivas tribus se observan mecanismos de inteligencia. Previo a una batalla, sea para el ataque o la defensa, lo primero que el jefe tribal busca es conocer ubicación, movimientos y recursos de la parte contraria. Aún en tiempos de paz, siempre hay un estado de alerta para estar preparados ante situaciones imprevistas. Porque la guerra y la violencia son propias de la naturaleza humana y no desaparecerán con solo desearlo.
Las supuestas torturas a las que alude el informe Feinsten y al que se suma McCain, fueron aplicadas no a demócratas ni a norteamericanos, sino a enemigos capturados en un estado de guerra. Esos enemigos atacaron directa o indirectamente a los Estados Unidos el 9/11 y siguen planeando matar a más norteamericanos y causar más destrucción.
Una demócrata de la Cámara de Representantes pidió que la CIA pida perdón a los asesinos “torturados”. Lo cual prueba, una vez más, que esa clase de políticos, antes que ciudadanos son partidistas, pues parece importarles un bledo debiltar la seguridad interna de la nación si con ello creen que así pueden debilitar al GOP.
El GOP barrió a los demócratas en las elecciones del 4 de noviembre en el Senado, la Cámara de Representantes y en 34 de los 50 Estados. Los demos se sienten acorralados y actúan irresponsablemente desesperados, como con el informe unilateral contra la CIA. Desde enero el Congreso tendrá mayoría republicana y comenzarán los esfuerzos por recuperar el tiempo perdido en seis años de gobierno de Obama.
No solo en el campo de la seguridad nacional, sino en el económico. Es insensato lo que ha hecho este régimen. En tan breve lapso ha elevado de 10 a 18 trillones de dólares la deuda pública y cuando Obama finalmente abandone la Casa Blanca dentro de dos años, esa cifra se habrá duplicado a 20 trillones, algo escalofriante.
¿Cómo reducir esa deuda? Si se reducen gastos y subsidios subidos con Obama de manera exponencial ¿habrá iguales protestas que en Bélgica, España, Italia y otros países en los que el pueblo se ha acostumbrado a un “estado de bienestar” que nadie sabía quién paga? ¿Caben más impuestos a los “ricos”? ¿Más deuda si nadie la presta? Entonces, según se analiza en este enlace, lo que pudiera sobrevenir es una inflación generalizada.
La cual es una forma disimulada de gravar a todos, para empobrecer a todos. Y no solo a los Estados Unidos, sino al universo entero.

Tuesday, December 9, 2014

PRIMERO DEMÓCRATAS...

Parecería que han acertado quienes dicen que los demócratas de última data, concretamente los aparecidos a raíz de las protestas contra la guerra de Vietnam y en general contra el poder militar de los Estados Unidos, antes que norteamericanos o patriotas se sienten demócratas.

Ese criterio parece confirmarse con las recientes actuaciones de Obama y sus partidarios, tanto en el gobierno central como en el Congreso. Se diría que actúan desesperados por la aplastante derrota que sufrieron en las últimas elecciones del 4 de noviembre y que lejos de asimilar la lección, buscan la venganza.

La lección del electorado, o sea el pueblo, era y es simple: repudio a la política despreciativa de Obama a los principios sustantivos de esta nación contenidos en la Declaración de la Independencia y la Constitución. La reacción de los demócratas no ha sido ni remotamente de excusas ni remordimiento, sino de desafío.

Lo ocurrido esta mañana lo refleja. Jonathan Gruber, un economista del MIT que asesoró a Obama para diseñar el plan de salud estatal que lleva su nombre, así como para la estrategia para lograr que el Congreso lo apruebe, compareció ante el Comité de la Cámara de Representantes para que aclare puntos oscuros de su participación.
Por videotapes que subrepticiamente salieron a la luz, se supo que según él, tal plan no sería aprobado si no se mentía sobre aumento de costos, pérdida de seguros previos, alza de primas, carga de gravámenes y otros detalles que había que ocultar a un público “estúpido”. Obama siguió ese consejo, mintió y el Obamacare ahora es ley, aunque parcial.
Gruber pidió excusas ante el Comité por el lenguaje utilizado pero ratificó que la estrategia del engaño era necesaria para que el plan siguiera su curso. Se negó a revelar cuánto dinero recibió por su asesoría, pero se calcula que en total llega a unos cinco millones de dólares. Rehusó igualmente entregar documentos, correspondencia e emails.
Probablemente el Comité exija la entrega de esos y otros documentos, por ser de dominio público. Allí se confirmará que todo fue una patraña fraguada con anticipación por los demócratas para acrecentar el control del poder. La meta es eliminar al sector privado de los servicios de salud, para concentrar en el Estado ese 6% de la economía nacional.
Pero lograr ese objetivo con mentiras es, como lo dijo el ex alcalde de New York, Rudy Giuliani, un fraude. Y un fraude es un acto criminal que debe ser castigado en las cortes. El Obamacare ha sido castigado ya por la opinión pública antes y después del fraude y sigue siendo rechazado por un 64% de la población encuestada. Uno de los principales componentes del rechazo del 4 de noviembre fue precisamente el Obamacare.
Casi simultáneamente, en la Cámara del Senado la presidenta del Comité de Inteligencia, Dianne Feinstein, demócrata, echaba al ruedo hoy un resumen de 480 páginas de un estudio de 6.000 páginas con todas las “atrocidades” cometidas por la CIA para obtener información de los asesinos directos e indirectos del ataque del 9/11.
¿Fue deliberada la fecha y hora escogida por Feinstein para el anuncio? Se diría que si, con la intención de minimizar el impacto de la ratificación de que el Obamacare ha sido y es un fraude monumental desde el inicio de su concepción. Pero con la revelación de los “horrores” de la CIA ¿cuáles saldrían beneficiados?
(En el curso del día se confirmó que el Comité del Senado decidió divulgar el informe condenatorio de la CIA por orden de Obama y sin aprobación de la minoría republicana de dicho comité. Además, se conoció que el informe, que costó al fisco 40 millones de dólares, se hizo sin consultar a los ex diectores de la institución a los que se acusa, como lo certifican en el artículo que publican tres de ellos en la edición de mañana del WSJ)
La senadora dice que de esa forma los valores y los principios de este país quedarán purificados, pues nunca más se torturará a los enemigos. ¿De qué tortura habla? Básicamente del “waterboarding”, o sea la inmersión de los acusados en agua, para forzarles a que confiesen por miedo al ahogo. Es una práctica generalizada, en la que se entrenan los soldados de elite de los Estados Unidos.
Ningún terrorista ha muerto en esa prueba, siempre ha habido un médico para impedirlo, según lo ha confesado el ex agente de la CIA José Rodríguez. El método, aprobado por Feinstein, Pelosi y otros legisladores demócratas en el 2001, fue utilizado mucho antes de Bush y es válido por los resultados, sobre todo en tiempos de guerra.
Lo que Obama y los demócratas de la era post Vietnam se niegan a aceptar es que los Estados Unidos, aunque no lo quisieran, está en guerra. Lo estuvo en Vietnam para impedir la expansión comunista y la perdió, no por incapacidad militar, sino por la interferenica política de Washington. Ese morbo antimilitar ya floreció con Truman, cuando prefirió el armisticio a la victoria en la guerra de Corea.
George H Bush fue una excepción parcial en esa cadena de fracasos de orden militar, al derrotar al Irak invasor de Kuwait. Pero Sadam Hussein siguió gobernando, acaso porque Bush no estuvo autorizado para más. Su hijo, en cambio, careció de las agallas para frenar esa autocastración colectiva derivada de la era post Vietnam, que presume que las guerras no llegarán a USA, “si nos portamos bien”. GWBush dejó inconclusa la guerra antiterrorista.
Ese ha sido el mensaje de los demócratas. Luego de la masacre del 2001 organizaron comités para estudiar por qué los musulmanes nos atacaron. Y esta mañana la senadora Feinstein dio a entender que si a los enemigos “los tratamos bien”, tal como acaba de recomendarlo Hillary Clinton, llegará una nueva etapa de comprensión, respeto y paz.
Nunca mencionó que las verdaderas atrocidades las cometieron y cometen los terroristas árabes. Que son esas atrocidades las que han causado la guerra reciente contra los Estados Unidos y los aliados de Occidente. Y que si el terrorismo musulmán sigue expandiéndose y atacando es principalmente porque los Estados Unidos se han autocastrado y no quieren terminar la guerra que los terroristas la declararon en el 2001.
¿Waterboarding? ¿Y qué decir de los degüellos de periodistas, enfermeros, soldados y seres inocentes, que se han divulgado por la TV y el Internet? ¿O los coches bombas en las calles de cualquier ciudad europea o israelí? ¿Y los kamikazis con turbante y los túneles financiados por las potencias árabepetroleras? Es probable que haya exceso en la aplicación de métodos de investigación de la CIA.
Pero ¿por qué hacerlo público en tiempo de guerra? Si Feinstein se guía por ese mandato “primero demócrata, luego patriota” ¿cómo cree que su partido se beneficiará con la denuncia? Si hubo exceso u ocultamiento, pues proceda  cautelosamente para enmendar y sancionar. La CIA es una organización secreta que trabaja no para el partido republicano, sino para la seguridad nacional.
Cuando terminó la I Guerra Mundial se creyó que con el Tratado de Versalles terminarían las guerras. Igual se supuso tras la II Guerra Mundial y el establecimiento de las Naciones Unidas. Fue otra utopía. Por desgracia con solo no querer la guerra, ésta no desaparecerá. Se halla inmersa en la condición humana, como lo están el bien y el mal. Aceptar esa realidad no es querer el mal o la guerra, sino estar preparados lo mejor posible para afrontarla.
Ningún enemigo va a ablandarse con el mea culpa de la senadora, sino todo lo contrario. ¿Qué enemigo renunciaría al ataque cuando la víctima voluntariamente decide debilitarse? Eso es lo que hace la senadora, es lo que ha hecho Obama en seis años de gobierno al negarse a luchar contra el terrorismo, al despedir a oficiales, reducir cada vez más los fondos de defensa, retirar tropas del Irak y enviarlas a combatir el ebola.
¿Waterboarding? Es lo que preocupa a Feinstein, no que Obama ponga en libertad a cinco de los más peligrosos talibanes de Guantánamo a cambio de un soldado desertor (traidor) en Afganistán. O la liberación de otros tantos talibanes con destino a Uruguay, donde formarán células terroristas para Sudamérica o marcharán a Medio Oriente a continuar la lucha contra Occidente.  Son actos de traición a la Patria, no los esfuerzos de la CIA por obtener información del enemigo.
Los demócratas post Vietnam siguen pensando en la utopía igualitaria y la redistribución de la riqueza, el gobierno global sin guerras y en el cual reine una felicidad sin protestas porque todo está regulado, previsto y diseñado con impecabilidad orweliana.
Ninguna experiencia utópica ha resultado en goce universal de paz, armonía y amor. La pretendida igualación supuso siempre extinción de las libertades y ello multiplicó las miserias. Algunas de esas experiencias se han pulverizado, otras sobreviven como en Corea del Norte (perla resultante del armisticio de Truman) y Cuba.
Fidel Castro dijo querer algo distinto. Concentró todos los poderes en sí mismo para alcanzarlo y no lo consiguió. Es bueno que los utopistas que lo admiran, se “inspiren” con estas promesas que hizo en las fechas precisas que se señalan:

1. “Tengo la seguridad de que en el curso de breves años elevaremos el estándar de vida del cubano por encima del de Estados Unidos y del de Rusia”. Fidel Castro -2-16-1959.

2. “Además, estamos ya estudiando y preparando los proyectos para desecar la Ciénaga de Zapata, con una capacidad de 15 000 caballerías de tierra, y que cuando esté en condiciones de cultivo, va a servir de sustento a decenas de miles de familias cubanas.” Fidel Castro – 3-15-1959.

3. “En 1970 la Isla habrá de tener 5 mil expertos en la industria ganadera y alrededor de 8 millones de vacas y terneras…productoras de leche… Habrá tanta leche que se podrá llenar la bahía de La Habana con leche”. Fidel Castro 8-23-1966.

4. “Cuba, en un breve tiempo se convertira en un pais exportador de petroleo”. Fidel Castro 6-18-2008.

5. “Y si ellos en la Florida han podido desarrollar una gran industria de cítricos en una tierra peor que la nuestra, no hay la menor duda de que nosotros vamos a tener una industria de cítricos superior a la industria de cítricos de la Florida. De eso no hay duda”. Fidel Castro 6-8-1968.

6. “Porque hay ahora ya esa conciencia, esa responsabilidad, ese conocimiento, esa organización que ya se ve en todas partes en nuestro país y que, sin duda de ninguna clase, augura éxitos aún mayores, porque de la misma manera que alcanzamos estos 6 millones de toneladas de azúcar sin duda que se alcanzarán los 10 millones en 1970”. Fidel Castro 6-7-1965.

7. “Y nosotros tenemos que ir elevando, año por año, el rendimiento de los cañaverales, porque Cuba estaba entre los últimos países de producción de caña por hectárea, aunque en rendimiento de azúcar éramos de los primeros, pero la agricultura atrasada, sin técnica, sin fertilizantes, pues hacía que el promedio de producción por caballería fuese realmente muy bajo”. Fidel Castro -7-26-1968.

8. “Parejamente se desarrollará la industria de la sucroquímica, la utilización del bagazo para hacer pulpa, y con los planes de repoblación forestal que se están haciendo, en el futuro podremos mezclar pulpa de bagazo con pulpa de madera y tendremos otro tremendo renglón de exportaciones". Fidel Castro 6-7-1965.

9. "No serán los 10 millones de toneladas de azúcar, sino los casi 4 millones de toneladas de miel porque parejamente se va a desarrollar también la ganadería y utilizaremos la miel como alimentación para el ganado.que nos permitirá ser país exportador de carne de res”.  Fidel Castro 6-7-1965.

10. “Y ya en el campo de la economía, nuestra agricultura estará considerablemente desarrollada para 1970, y se pondrá el énfasis fundamental del país no solo en las industrias básicas —como cemento, electricidad y otras—, sino que ya la década de 1970 a 1980 será la década de las instalaciones industriales, tanto para elaborar los productos de una agricultura desarrollada como para atender todas las necesidades de una sociedad moderna y en avance”. Fidel Castro 1-2-1968.

11. “El azúcar es nuestro principal cultivo y quien quiera cualquier variedad de nuestras mejores variedades de azúcar que la venga a buscar a Cuba. Nuestra ganadería se desarrolla y no tenemos dudas de que será en el curso de pocos años una de las mejores ganaderías del mundo, porque nosotros no tememos competencia de ninguna clase, pero, además, seremos productores importantes de carne para los mercados del mundo, en cantidad y en calidad, y seremos productores importantes de cultivos tropicales, y entre los cítricos nos colocaremos entre los primeros países del mundo, y lo mismo ocurrirá con el café y con el plátano fruta y con la piña (APLAUSOS)”. Fidel Castro 1-2-1968


Friday, December 5, 2014

IZQUIERDISTAS NO REFORMADOS


No parece una exageración sostener que, a la postre, lo que la humanidad enfrenta es una lucha eterna entre utopistas y no utopistas, en medio de la cual quienes se ubican entre los primeros, buscan el poder para imponer sus criterios por la fuerza.
La utopía brota de observar que hay inequidades en la sociedad, en todos los niveles y todos los órdenes. Para comenzar, hay dos sexos diferentes y las tallas, el color de la piel y contextura de la gente difiere en las naciones y en los continentes.
También varían los talentos. Unos son más listos que otros, las mujeres son de temperamento y aptitud distintos de los hombres y además tienen el don de la maternidad. Es inevitable, además, que haya seres más aptos para una tarea que otros, que unos sean más fuertes y resistentes que otros. 
Ello constituye una característica absolutamente connatural, reñida con la aspiración de los utopistas de alcanzar en la tierra una sociedad igualitaria en la que desaparezcan todas las diferencias merced a un sistema y a un líder ideales, aspiración que no pasará de ser eso, una utopía.
El impacto por las desigualdades generalmente brota en las almas frescas de la adolescencia y temprana juventud, cuando aún la realidad se oculta tras el deseo muy justificado de ver que cesen las injusticias y el mal y que en su lugar reinen la paz, la armonía y el amor.
Paulatinamente, con el paso de los años, la acumulación de experiencias y la absorción de la historia, esa ingenua aspiración del advenimiento de una utopía por el solo deseo de quererla cede paso a la reflexión. No a renunciar a luchar contra lo injusto y malo sino a buscarr vías pragmáticas que atenúen sus incidencias en la comunidad.
El mal no desaparecerá. Es cualidad innata de la condición humana, como  lo es la capacidad de hacer el bien. El hombre elige y decide. La sociedad mientras mayor su maduración, mayor su comprensión de esta realidad. Lo penoso es que la humanidad ha ido de tumbo en tumbo, una veces con signos positivos en esa dirección, otras en sentido contrario.
El sistema más sensato de convivencia es el establecido en los Estados Unidos desde 1776. Con la Declaración de la Independencia y la Constitución, los fundadores de esta nación convinieron en aceptar esa realidad dual de la condición humana, que la hace propensa al bien y al mal según las circunstancias.
Comprendieron que desde el punto de vista de la comunidad, el peor de los peligros era dejar abierta la puerta para que quien gobierne quede libre de control y se perpetúe en el poder, para actuar sin controles ni plazos. La nación acababa de independizarse del monarca Jorge III de Inglaterra y lo menos que se quería es una continuación de la tiranía.
Desde entonces ha funcionado un sistema de gobierno que ha permitido la expansión del ingenio humano con plenas libertades. Los Estados Unidos se ha convertido, dentro de ese marco, en la mayor potencia económica, militar y cultural de la historia. Lo esencial de ese logro, hay que remarcarlo, ha sido y es la libertad de mercado, inversión y pensamiento.
El principio es aplicable en cualquier punto del globo, si las condiciones son las propicias. La prosperidad que surge es innegable, como innegable es que desaparezca o se carcoma si el sistema se corrompe. Los grados de democracia son variables, pero inclusive cuando han sido débiles y se bloquean, sobreviene la ruina.
El caso más reciente es el de Venezuela, cuya pecaria democracia se había sustentado en una caudalosa riqueza petrolera. Fue dilapidada por Hugo Chávez y la estocada final la está dando Nicolás Maduro, ahora que los precios del crudo están a la baja. Los ejemplos se multiplican por doquier. 
Chávez, Maduro, Ortega, Castro, Correa, Morales y más de su estirpe son todos encasillables dentro de una misma cosmovisión: nosotros, parecen decir, sabemos más que la democracia. Más que el mercado, el comercio libre, el flujo de ideas sin regulación. La felicidad colectiva, lo prometemos, no se alcanza sino dosificada y controlada por el Estado.
En el Ecuador de Correa se ha creado un ministerio para el buen manejo del mercado. Otro ministerio u organismo regula el buen pensar y el buen expresarse. Se ha censurado telenovelas porque un burócrata considera algunas escenas “de mal gusto”. Los periodistas tienen miedo de opinar, otros que lo hacían abiertamente, han callado forzadamente.
El pensamiento utopista de la primera juventud evoluciona. No siempre. Persiste en algunos y se torna violento como en el caso de los guerrilleros y terroristas. Muchos de ellos, inclusive tras cometer crímenes, se han arrepentido y reintegrado a la sociedad, desempeñando en algunos casos actividades útiles y encomiables.
No obstante, en algunos perdura el virus del utopismo, llámese izquierdismo o socialismo. Juan Cuvi, ex militante de Alfaro Vive Carajo, escribe en su columna de El Comercio del jueves pasado contra el sistema de mercado libre, a propósito de la provisión de los servicios de salud.
A continuación el artículo, con algunos comentarios intercalados. (De paso, hay que indicar que el utopismo ha llegado a extremos como el de Hitler o Lenin/Stalin, que pretendieron instaurar sociedades igualitarias a un costo de millones de vidas por hambre y genocidio. Usualmente no creen en el Dios de los cristianos o de los musulmanes. Son ellos dioses reencarnados con la misión de esparcir la felicidad de un Estado con controles absolutos).

La mercantilización de la medicina es uno de los mayores obstáculos para garantizar los derechos fundamentales de la gente. Pese a la retórica reivindicativa de los organismos internacionales del ramo, y de varios gobiernos de la región, la salud es un negocio boyante en prácticamente todos los países de América Latina. 
La lógica del mercado es tan avasalladora que termina imponiéndose inclusive a las políticas de los denominados gobiernos progresistas. Esto quedó en evidencia en el reciente Congreso de la Asociación Latinoamericana de Medicina Social (Alames) realizado en El Salvador. El sistema unificado de salud implementado en Brasil hace 25 años es considerado un modelo alternativo a escala internacional. Sin embargo, ha posibilitado un enorme crecimiento de los prestadores privados de servicios médicos. 
(Los servicios privados prosperan porque satisfacen mejor la demanda)
En Bolivia, la exagerada fragmentación de los servicios y del aseguramiento ha bloqueado todo intento del Gobierno por poner en práctica una política de aseguramiento universal. En Colombia y Perú la privatización del sector prácticamente ha creado un sistema de castas en el acceso a servicios. En El Salvador, las presiones internacionales están forzando al Gobierno a aceptar un modelo de asocio público-privado que mantendrá y profundizará un esquema de rentabilidad antes que de solidaridad. El Ecuador no se queda atrás. Dos investigaciones realizadas en los últimos tres años lo confirman (P. Dávalos: Concentración y centralización de capital en el sector salud. El caso del Ecuador 2006-2010; P. J. Iturralde: El negocio invisible de la salud: análisis de la acumulación de capital en el sistema de salud del Ecuador). En efecto, la modalidad de subcontratación aplicada por el Ministerio de Salud y por el IESS ha desembocado en el mismo punto: la desmesurada transferencia de recursos públicos a grupos monopólicos privados. 
Históricamente, el negocio de la salud se aprovecha de la debilidad crónica de los Estados para garantizar un servicio que debería tener una clara preeminencia de lo público. Tanto las limitaciones estructurales del Estado, como la necesidad de los gobiernos de responder a las expectativas de sus electores, presionan por estrategias que reproducen el mismo círculo vicioso: descargar en el sector privado servicios que, por norma constitucional, le competen al Estado.
(La misión del Estado no es proveer de servicios de salud sino de garantizar libertad de mercado a las empresas. El monopolio estatal en ese y otros campos es corruptor e ineficiente. Los servicios privados compiten entre si y sobreviven por el lucro, que no es ningún pecado. El mejor sistema de salud es el privado de los Estados Unidos, que Obama quiere estatizar. Hay una ardua lucha para impedirlo. Los vacíos del sistema privado son de fácil arreglo dentro del sistema. Todo se encarecería y dañaría con la estatización) 
Y como todo negocio apunta a la expansión y acumulación del capital, el sector público nunca logra afirmar su hegemonía frente al sector privado. Son estos los temas que deberían ocupar a la Unasur. En medio de la parafernalia festiva por la inauguración de la fastuosa sede del organismo, los gobiernos asistentes deberían fijar una posición que se alinee con postulados que por mucho tiempo han permanecido marginados por el simple afán de lucro



Monday, December 1, 2014

EL SISTEMA SE DILUYE


La gente, partidaria o no de Obama, mira absorta al Presidente que hace y deshace de las leyes como si ya no existiera una Constitución, como si el poder de la función ejecutiva no tuviese que marchar coordinada con la de las funciones judicial y legislativa. 
La destrucción del sistema no se limita a la misión de ejecutar las leyes del Congreso, que las rehace y aplica parcialmente, sino que se ha extendido al área privativa de la función judicial. Es el caso Ferguson, en el cual un Gran Jurado eximió de juicio penal al policía que mató en defensa propia a un ciudadano negro.
Dicho ciudadano había asaltado un almacén en Ferguson y cuando el dueño alertó a la Policía, un gendarme le ordenó detenerse. No lo hizo,   atacó al policía y quiso arrebatarle el arma y a éste no le quedó otra alternativa que sujetarse al código de instrucción y disparar en defensa propia.
El jurado inquisidor fue integrado por el juez en mayo con doce ciudadanos representativos de la comunidad. El incidente del robo se produjo en agosto. Las evidencias de lo ocurrido no dejaban dudas en cuanto a la legalidad de la acción policial, pero puesto que el policía era blanco, hubo presión racista y se llamó al Gran Jurado.
Los jurados deliberaron en secreto 70 horas durantes tres meses y examinaron todo tipo de pruebas, documentos y testimonios. Fallaron que los cargos no justificaban que el policía Darren Wilson fuera a juicio. Quedó libre. Muchos de los testimonios de negros que aseguraban que Wilson usó fuerza excesiva contra Michael Brown resultaron falsos y contradictorios.
Pero el jefe de la Función Ejecutiva, Barack Hussein Obama y Eric Holder, su Procurador General, cuyo mandato constitucional es respetar y hacer respetar la Constitución, actuaron en dirección opuesta aún antes de que el Jurado haga pública su resolución. Intuían que el fallo se ajustaría a las evidencias, por lo que decidieron preparar los ánimos para incitar a la rebelión contra el sistema.
En lugar de llamar al orden y el respeto al fallo, que es respeto al sistema descrito en la Constitución, Obama dijo que habría motines “pacíficos” en las calles de Ferguson, porque la gente tenía derecho a expresar en las calles su desconento con la decisión. Pidió cautela a la Policía. Luego se supo que ordenó al gobernador no autorizar a la Guardia Nacional que ayude a la Policía a reprimir a los vándalos. 
Cerca de una treintena de negocios ardió, muchos autos inclusive de la policía fueron incendiados, innúmeros edificios quedaron destrozados y saqueados. Hubo asaltantes de otros estados. Las víctimas, por cierto, no eran solamente de la raza blanca, sino negra. Y la ira racial atizada desde la Casa Blanca continúa. 
Esta tarde el Presidente convocó a una reunión de gabinete para tratar de la “crisis” de Ferguson. La crisis, según lo ha demostrado por sus declaraciones y acciones, no nace del irrespeto a la ley, sino a que el Gran Jurado se inclinó por las evidencias y no protegió a un joven negro, ladrón, “porque estaba desarmado”.
Rush Limbaugh decía hoy que la reunión presidencial probablemente terminará con la recomendación de cambiar al sistema judicial por “injusto” y asignar fondos para que se levanten monumentos en memoria de Brown el  Mártir en varias ciudades del país. Y dijo que no le llamaría la atención si la revista Time declara a Brown el Personaje del Año.
Un invitado a un “talk show” dominical logró decir ayer, en medio de cánticos de lamentación por el “injusto” fallo del Jurado, que lo que debía recordarse a la gente es algo elemental en toda sociedad medianamente ordenada: no asaltes ni robes las tiendas y si un policía te pide que te detengas, detente, no te subordines ni menos lo ataques. 
Obama, elegido dos veces por el color de su piel para terminar con los rezagos de racismo en la nación, los ha exacerbado cada vez que se han sucitado problemas como el de Ferguson. La discriminación, los odios remanentes, no se han de disipar con decretos, ni dádivas, ni prejucios a la inversa, ni menos sembrando dudas sobre el sistema judicial del país.
De otro lado, es un hecho que el Ejecutivo, especialmente con Obama, va adquiriendo poderes cada vez mayores que no se sabe cómo frenar. No ha sido un proceso súbito, nacido con el actual mandatario, aunque con él si se ha acentuado. Sus raíces se remontan a comienzos del siglo pasado e involucran a un apellido célebre en esta nación, Roosevelt.
Theodore Roosevelt, republicano y Franklin D Roosevelt, demócrata, son en niveles distintos los impulsores de que el Congreso vaya cediendo  paulatinamente poderes a la función ejecutiva. Anterior a FDR está, por supuesto, Woodrow Wilson y su teoría del progresismo, vigente hasta la fecha en el partido demócrata.
Los académicos analizan que las tres funciones o poderes del gobierno (Estado) Ejecutivo, Judicial y Legislativo, que se contrapesan entre sí según la Constitución de los Estados Unidos, recientemente están siendo rezagadas o disminuídas por una cuarta función insospechada: la burocracia  de las Agencias Reguladoras Independientes.
Hasta la fecha hay 2.000 agencias con capacidad para dictar regulaciones, ejecutarlas y sancionar a quienes las incumplan. Sus dictados, con atribuciones que la Constitución dividía en tres funciones independientes de mutuo control, son además inapelables. Los estudiosos dicen que tales agencias han dictado 7.000 regulaciones hasta hoy.
Las agencias no han surgido por generación espontánea. Han florecido por delegación de poder del Congreso. Allí figuran las agencias para el medio ambiente, el medicare, obamacare, de educación, inmigración y todas las derivaciones y ramificaciones imaginables. Obama puede argüir acaso con razón que no es él quien crea impuestos al carbono, sino la EPA autorizada por el Congreso.
En estos días se anunciará un impuesto a quienes exceden un límite de emisión de anhídrido carbónico. Regirá para Estados Unidos, con excepción de California. Y no incluye por cierto a China, India y el resto del planeta, que podrán continuar contaminando la tierra a discreción. Aún si se aceptara la teoría no probada de que el CO2 recalienta la tierra ¿en qué se beneficiaría el globo con la decisión geográficamente pigmea de Obama? 
El partido republicano de oposición GOP, que acaba de obtener mayoría en el Senado y que fortaleció la que tenía en la Cámara de Representantes, no sabe cómo combatir a Obama, que seguirá en el poder dos años más. Ha quebrado la Constitución al legislar para dar la amnistía a cinco millones de ilegales, en el caso IRS, Benghazi, Fast and Furious, nombramiento de zares por ministros, la guerra en Siria.
Sigue legislando o modificando leyes con decretos ejecutivos o a través de las agencias reguladoras independientes. Serían causas para la interpelación y destitución, pero ello se descarta por impráctico desde el punto de visto político. El congelamiento de fondos para sus proyectos es también arma de dos filos, por la reacción adversa que podría acarrear.
John Boehener, el jefe de la Cámara de Representantes, llama a la cordura a sus coideaerios republicanos, para evitar medidas extremas. Mientras se devanan los sesos ¿qué hacer para detener el avance de ese cuarto poder fantasma que se ha infilitrado por todos los poros de la sociedad norteamericana y que amenaza con regularlo todo, hasta cómo respirar y cómo pensar en el Internet?
Un académico de la universidad Hillsdale College dice que quizás lo que podría hacer el Congreso para comenzar a recuperar su poder perdido es disponer que las regulaciones de las Agencias no se conviertan en leyes, sin antes ser examinadas y autorizadas por la Legislatura. Pero tal consejo equivaldría al de tratar de volver a llenar un frasco con leche derramada.