El señor César Mora, quien eventualmente envía apuntes sobre los artículos aquí publicados, nos ha hecho llegar un comentario de suma preocupación acerca del giro que está dando el presidente Rafael Correa a la política exterior del Ecuador y que básicamente se sustenta en un odio irrazonado a los Estados Unidos y a la cultura política y democracia que representa. Por el alto interés de esta nota, se la reproduce a continuación con los debidos agradecimientos al autor.
Quisiera referirme a algunos asuntos recientes relacionados con Ecuador y menciono ciertos hechos inquietantes de dominio público acaecidos en los últimos días.
Primero: El secretario del consejo de seguridad de Rusia, Nikolai Platonovich Patrushev, visitó el día 15 de este mes al presidente Correa y, entre otras cosas, comentó que Rusia podría cooperar con Ecuador en labores de contrainteligencia. El presidente ecuatoriano expresó posteriormente, también entre otras cosas, que el armamento ruso es de primera calidad (!!!).
Segundo: Es un hecho que la campaña electoral que lleva a cabo Correa (porque no ha parado de hacer campaña, sólo ha disminuido el ritmo) va a contar con menos recursos que las anteriores por la caída de los precios del petróleo y la contracción económica general. Por lo tanto necesita algo más que simples promesas económicas para mantener el favor de los votantes.
Tercero: La virulencia de Correa contra Colombia desatada en los últimos días, llegando –por lo pronto- a los extremos del matón tonto de barrio que desafía sin fijarse contra quién lo hace.
Cuarto: La extraña aproximación a Irán -que no es de ahora sino desde el mismo día que asumió el poder- que no aporta en nada ni al comercio ni a los intereses del país pero tiene verdadera desesperación por entrar con pie firme en América Latina y desafiar a Estados Unidos en su vecindario. Irán también posee una importante oferta de armamentos propios y de fabricación Rusa, y Correa va a ir de visita (¿o de compras a crédito?) el próximo mes.
Quinto: Es claro para cualquiera que tenga ojos y oídos que Correa es un psicópata que igual maltrata a diestra y siniestra al que se le ocurre, sin medir las consecuencias, por lo pronto de palabra –aunque ya ha habido carcelazos-, incluyendo el fin de semana pasado nada menos que al presidente de Perú Alan García, un dignísimo caballero que utilizó en su mesurado discurso un término técnico que Correa, muy enojado, consideró que no pertenece al ámbito de la economía…y así le hizo saber, muy enojado, no faltaba más.
Sexto: Correa ya no tiene con quién pelear internamente y necesita desesperadamente un adversario. Por lo tanto, hay que buscarlo en el exterior.
Conclusiones a considerar: ¿Sería posible que Correa quiera embarcarnos en alguna clase de conflicto serio con Colombia? Sería la ocasión para matar dos aves de un tiro: primero cohesionar al país detrás de él y ganar las próximas elecciones y, segundo, fabricar la oportunidad de oro para comprar armas a los rusos, o a los iraníes, que no se hacen problemas a la hora de pagar buenas comisiones…Y eso que el país estcya en crisis por efecto de la baja de los precios del petróleo y la reducción del comercio internacional, entre otras cosas. Claro que el argumento de la 'soberanía', el 'patriotismo' y otras sandeces por el estilo debidamente empacadas y publicitadas permitiría quitar el pan de la boca a los pobres del país y convertirlo en armas que no van a servir de nada frente a una Colombia aguerrida, perfectamente entrenada debido al permanente estado de guerra interna y muy bien apertrechada; tanto que ni el mismo Chávez se atrevería a enfrentarse a ella dada su enorme potencia militar.
Pero así son los psicópatas, incapaces de reflexionar y aptos para cualquier acción que signifique un alivio para sus frustraciones y complejos y, cuando tienen la oportunidad, muy capaces de llevar a cabo sus enfermizas fijaciones mentales.
En todo caso, es claro que Correa es una real amenaza para el país dada su incapacidad de relacionarse civilizadamente con propios y extraños, entre otras muchas razones.
César Mora.
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