Sunday, November 9, 2008

QUÉ EMOCIÓN, GANÓ OBAMA!!!

Es la expresión más frecuentemente escuchada dentro y fuera de los Estados Unidos. Oh! Qué emoción: por fin llegará a la Casa Blanca un negro. Un negro será Presidente en el país más racista del mundo, qué emoción. No ha sido tan perversa la democracia del imperio: un negro se ha impuesto finalmente en elecciones libres...
Muchas personas, dentro y fuera de este país, han llorado de la emoción al constatar esta realidad. Han bailado en las calles y muchos han dicho que el mundo será diferente a partir del 20 de enero próximo, cuando se posesione del cargo este joven negro tan simpático de 47 años de edad, cuya oratoria le hace cosquillas en la entrepierna al director de noticias de la cadena MSNBC, Chris Matthews.
El paroxismo es casi orgiástico entre negras y negros, que creen que les ha llegado un nuevo Mesías que les vengará de las atrocidades cometidas por los blancos en tiempos de la esclavitud. Algunos inclusive han dejado de pagar sus hipotecas convencidos de que las deudas serán redimidas por el Magnánimo. Otro, desempleado, dijo que dejará de buscar trabajo pues con Obama ya no lo necesitará pues él le proveerá de dinero para cuidar de su hogar sin necesidad de emplearse.
El problema sustantivo de las reacciones post eleccionarias es que se basa en la emoción, de idéntico modo como se observó en las votaciones. El voto fue emotivo, no reflexivo. No se eligió a Obama por sus cualidades sino primordialmente por el color de su piel, lo que contradice la prédica de ese gran hombre negro que fue Martin Luther King, Jr.
Howard Stern, un popular radiodifusor con inclinaciones de extrema izquierda y la pornografía, se lanzó a las calles días antes de las elecciones para preguntar a los negros y negras por quién y por qué iban a votar. Todos estaban por Obama. El animador jugó con varias preguntas. ¿Votará por Obama pese a que escogió a una mujer, Sarah Palin, como candidata a la vicepresidencia? (Palin estaba con McCain) Si, lo haré, no me importa. A otro: ¿no le preocupa que Obama quiera prolongar la guerra en el Irak indefinidamente y que esté contra el aborto? (Obama quiere retirar las tropas de Irak lo antes posible y es abierta y reiteradamente pro aborto, al contrario de McCain) La respuesta, siempre la misma: votaré por Obama como sea...
Esa visión emocional perdura tras la victoria de Obama. Creen que ahora todos los males achacados al presidente saliente George W Bush se solucionarán como por ensalmo. Las tropas norteamericanas y de la coalición saldrán de Irak y así se vendrá la paz en el Medio Oriente. Los gastos militares se reduciarán y serán reasignados al "gasto social", esto es, a más beneficios por desempleo, más cobertura médica gratuita y otros.
La gente que ha votado con ese sentimiento de por medio, pronto se estrellará contra la realidad. Pero hubo muchos otros que votaron con la plena consciencia de respaldar sus tendencias izquierdistas, entre ellos blancos y judíos que han sostenido que este país está mal conducido en lo interno y externo, por lo que urge un "cambio", el cambio prometido por Obama.
El "cambio" que propone es comparable al "socialismo del siglo XXI" que proponen Chávez y Correa y Morales en Sudamérica. Ninguno de ellos lo puede definir y alguno ideólogos se justifican diciendo que es una doctrina "en formación". Pero es fácil explicar esa posición con ayuda de la hisotria: lo que buscan el trío y Obama es cada vez una mayor ingerencia del Estado en el mercado y en las decisiones individuales, para así incrementar su poder.
Los negros en los Estados Unidos piensan que con Obama ha llegado un nuevo Lincoln que terminará por liberarlos. Pero la fórmula en la que están pensando es la de mayores dádivas protectivas del Estado, no en mayores oportunidades para forjarse su propio destino con su propio esfuerzo, que es lo típico de las sociedades democráticas abiertas y liberales como la de los Estados Unidos, gracias a lo cual esta nación es la más poderosa del orbe y de la historia.
La esclavitud fue y es, donde todavía existe, bochornosa y condenable. Ha existido desde tiempos remotos, subsiste en el África. Hacia los siglos XVII y sucesivos prosperó el tráfico de esclavos con la participación no solo de los mercaderes blancos sino de los negros cazadores de sus congéneres más débiles. Grandes líderes en la Unión Americana como John Adams condenaron desde un principio la esclavitud y pidieron abolirla, . Otros fueron ambiguos, como Jefferson e inclusive el mismo Washington. El problema detrás de estos conflictos de apreciación era la vinculación del esclavismo con la economía.
En el sur de la Unión, las grandes plantaciones de algodón y las grandes fortunas se basaron en el trabajo de los esclavos. Cuando surgió otro líder visionario como Abraham Lincoln con la misión de iniciar un proceso para terminar con el mal moral de la esclavitud, los esclavistas sureños se opusieron. Al tiempo de las elecciones presidenciales en 1960, amenazaron con la Secesión si Lincoln era el victorioso.
Lincoln ganó y la amenaza secesionista se concretó. Para evitarla sobrevino una cruenta guerra civil entre el Norte camino de la industrialización y el Sur con plantaciones de esclavos. Triunfó el Norte y sobrevivió la Unión, quedando abolida la esclavitud. Pero la guerra quedó inconclusa en lo referente a los negros. Lioncoln fue asesinado y sus sucesores no pudieron conceceder a los negros todos los derechos civiles inherentes al resto de ciudadanos norteamericanos.
La segregación contra los negros se impuso en toda actividad: en restaurantes, escuelas y colegios, ómnibus, servicios higiénicos, oportunidades de empleo. Esa segregación fue abono para que surgiese el calificativo de afroamericanos para diferenciar a un respetable grupo humano cuya piel es negra u obscura. La segregación fue furiosamente defendida por los demócratas, sobre todo del Sur, que no habían logrado sobreponerse de la derrota en la Guerra Civil. La fobia racial alcanzó niveles de horror con el Ku Klux Klan y los linchamientos, hasta bien entrado el siglo pasado.
La situación comenzó a variar con la defensa de los derechos civiles para todos, gracias a líderes de la calidad excepcional como MLK, asesinado como lo fue Lincoln por la furza del contenido moral de sus discursos. Los líderes demócratas cedieron a la presión y, finalmente en la presidencia demócrata de Lyndon Johnson se aprobó un cuadro de derechos civiles mandatorio en favor de los negros, que eliminaba por completo toda forma de discriminación.
Pero quedó en el subconsciente de los autores de la ley la convicción de que el negro, como decía Jefferson, es un ser humano de calidad inferior, al que había que ayudar, aconsejar y guiar como a un niño, como si fuere un ciudadano de segunda clase. Fruto de ese enfoque fueron leyes protectivas (y humillantes), como la de obligar a universidades y empleadores a aceptar una cuota mínima de negros y de otras minorías, sin importar sus niveles de mérito para ello.
La crisis económica actual, que terminó por hundir al mediocre candidato republicano John McCain, tiene también su origen en ese criterio despectivo hacia el negro. El presidente demócrata Jimmy Carter y luego su coideario Bill Clinton reformaron la ley para obligar a los bancos a otorgar préstamos hipotecarios a todos los que no tuvieran casa propia, especialmente a las minorías negras. Se trataba de una decisión emocionalmente válida, pero ¿quién iba a proteger a los bancos de los créditos riesgosos que tenían que ofrecer por obligación? Se inventaron para ello organismos con respaldo estatal como Fannie Mae y Freddie Mac.
Los préstamos de riesgo comenzaron a multiplicarse como esporas, pues era buen negocio para los bancos y para los especuladores. Hubo casos en que se obligaba a la gente en vías de adquirir una casa en condiciones normales, a que lo hicieran por sumas mucho más altas, por mansiones fuera del alcance de sus ingresos. ¿A quién le tocaba llenar el vacío de las hipotecas dolosamente concedidas, cuyos beneficiarios poco a poco dejaron de pagar las altas cuotas? La burbuja estalló y a quienes va a tocar pagar esta infamia política y financiera es a los contribuyentes.
Uno de los altos dirigentes de una de las organizaciones estatales responsables de la debacle económica es Rahm Emanuel, un judío que acaba de ser nombrado jefe de Gabinete por Obama. Si hubiera sido republicano, el Congreso lo habría investigado y sometido a juicio. Estaría ahora tras de rejas, no en la alta posición para la cual ha sido seleccionado. John McCain, el fracasado candidato republicano, pidió por escrito en el Senado que se frene el abuso de las políticas de concesión de préstamos en el 2005, pero la mayoría demócrata se opuso.
La gente pro Obama confía en que uno de los inmediatos actos de su gobierno será superar la crisis de la economía. Pero las recetas que aplicará son las que anunció en la campaña. Cortará los impuestos a los que ganen menos de 250.000 dólares, o sea al 95% de la población, e incrementará los que ganen más de esa suma. Del 95% indicado, el 45% no paga impuestos, por lo que recibirán un bono de 1.000 o 1.500 dólares, tomados de los fondos fiscales. Mas ocurre que el 5% de contribuyentes que va a ser castigado con más impuestos paga en la actualidad más del 75% del total de los ingresos fiscales por impuestos.
Si a los "ricos" se les castiga con más impuestos invertirán menos, reducirán empleos, tributarán menos, al tiempo que el gasto fiscal sigue en ascenso. Cuando George W. Bush se posesionó en el 2001, heredó una recesión de Clinton. Para contrarrestarla, redujo los impuestos a todos sin excepción y ello género un boom de la economía sin precedentes y un aumento impresionante en la recaudación tributaria. Fue por ello que el impacto del 9/11 fue soportable.
Obama siempre ha pensado que el régimen capitalista es injusto y que hay que sustituirlo por una especie de estado socialista al estilo europeo, al menos. Lo dice en sus libros, lo ha dicho en incontables ocasiones en sus discursos y es evidente por la clase de amistades de su vida adulta, entre ellos terroristas domésticos como Ayerst o pastores antinorteamericanos como Jeremiah Wright. No se registra entre sus amistades a nadie de importancia que piense distinto. De ahí que suponer que Obama haga un gobierno moderado, centrista, es probablemente una utopía.
Obama tiene entre sus héroes de esta tendencia a Franklin D. Roosevelt. Accedió al poder en una recesión provocada por su antecesor republicano Hoover (que al igual que GWBush aceleró desbocadamente el gasto fiscal y aisló al país del comercio mundial). En lugar de rectificar esos errores, FDR los acentuó aumentando el gasto fiscal con obras públicas y "gasto social" con las cuales no creó riqueza, sino que limitó y prolongó la recesión. Fue la II Guerra Mundial la que lo salvó del caos, con la movilización general para la industria de guerra.
Obama quiere aumentar el empleo con obra pública, como FDR, para construir caminos y puentes. Ello significa tomar dinero de las arcas fiscales para gastarlas en nuevas inversiones que no generan riqueza por si mismas. Si va a elevar el gasto social y va a aumentar los impuestos al capital ¿cómo cubrirá el déficit? La inflación probablemente superrá el récord del 13% con Carter lo cual, si se añade la pérdida del empleo, repercutirá negativamente no en los ricos, sino en los negros que ahora lo adoran y en los liberales y, en general en toda la economía nacional y mundial.
La economía se ha convertido en la primera prioridad, relegando a segundo plano el tema de la seguridad nacional. Es irónico analizar que el candidato republicano perdió las elecciones debido a esos dos temas. La seguridad nacional no preocupó tanto como la economía, porque la guerra en el Irak cambió de giro con el general Patreaus (a insistencia de McCain) y terminó por inmponerse al terrorismo de Al Qaeda favorecido por Irán. Antes de la debacle económica, la delantera de McCain sobre Obama era notoria y el tema prevalente era la seguridad, en lo cual el candidato negro tenia las de perder. Pero lo económico prevaleció y, pese a que fue provocada por los demócratas, aparece como culpa de Bush. McCain fue incapaz de aclarar la verdad en éste y tantos otros temas concomitantes y, por ello, mereció perder.
Obama quiere retirar las tropas de Irak en 16 meses o antes, sin esperar al plazo hasta el 2011 que se está negociando en Bagdad. Quiere arremeter en Afghanistan y en Pakistán, capturar a Bin Laden y pulverizar a los talibanes. Pero allí es la OTAN la que comanda las operaciones y Pakistán es aliado al cual no se puede bombardear como lo ha prometido.
Hace pocas horas, Obama conversó con el presidente de Polonia Lech Kaczynski y le aseguró que la decisión de instalar en su territorio bases anti misiles para bloquear probables ataques de Irán a Europa, continuará sin cambio. Así lo anunció el líder polaco, pero a poco un subalterno de Obama lo rectificó, para aclarar que Obama no ofreció nada, que la instalación estará condicionada a estudios posteriores.
Rusia y su jerarca mayor, Vladimir Putin dijeron complacidos a través del presidente títere Dmitri Medvedev que no instalarán bases de cohetería dirigidos contra Polonia, hasta que Obama concluya que no instalará bases antimisiles en ese país. Si así comienza el manejo de la política exterior ¿cómo será a partir de enero próximo? Si salen las tropas de Irak, Al Qaeda regresará al país y Ahjmadinejad se sentirá libre para extender su influjo sin cortapisas en esa nación, vía armas, municiones y dinero. ¿Es eso lo que quieren Obama y su corte? La respuesta es afirmativa, si se revisan sus ofertas de campaña.

2 comments:

Anonymous said...

Estimado Santiago:

Yo soy el fundador del ForoDemocratico.org, un espacio de diálogo político, opuesto a Correa y al fanatismo de Chávez y su socialismo del siglo XXI. Yo he sido profesor de comunicación en la Universidad de Miami y conozco bien los Estados Unidos, y vivo en Ecuador. Nos hace un flaco favor a los que estamos luchando -cada uno desde su lugar- por la democracia en Ecuador al sugerir que sólo quienes se alinean con el partido Republicano están en el camino correcto. La gran mayoría de gente en Latinoameérica detesta a Bush, y los líderes que han cultivado ese odio hacia los Estados Unidos y Bush han sido sistemáticamente elegidos.

Me parece injusto comparar a Obama y al partido Demócrata con la izquierda autoritaria que está prendiendo en Latinoamérica. En EUA hay una Corte de Justicia independiente, todos los presidentes tienen períodos fijos, no hay peligro alguno de que Obama reforme la Constitución para quedarse en el poder durante años, los pesos y contrapesos están vigentes, hay una fiscalización saludable, ningñun presidente puede usar los fondos públicos como propios. Entre ese régimen de Derecho y el nuevo estado político y constitucional del Ecuador hay una gran distancia. Ya nos quisieramos en Ecuador el socialismo español o chileno, o el liberalismo de Estados Unidos... una opción mil veces más saludable que el socialismo chavista.

Yo estoy convencido de que Obama era la mejor opción y que Correa va en camino directo al autoritarismo. Por favor, no asuma que todos los que criticamos a Correa, apoyamos a Mac Cain y el Partido Republicano. Tratemos de luchar por la democracia desde la izquierda o desde el centro o desde la derecha. Mi posición de centro izquierda es tan respetable como la suya.

Pablo Corral Vega

Santiago Jervis said...

Estimado señor Corral:
También yo respeto muy sinceramente su opinión. Por cierto que no creo que la
democracia en los Estados Unidos vaya a seguir el mismo curso que en el Ecuador
con Correa o similares países de la América Latina. Pero con Obama corre
peligro de debilitarse por el creciente intervencionismo del Estado en la
comunidad que él aboga. Obama cree que la Constitiución es flexible y
adaptable y esa es una peligrosa monstruosidad. Concomitantemente, nombrará al
menos a tres nuevos jueces de la Corte Suprema de corte radical izquierdista, en
reemplazo de 3 renunciantes (aparte de nombramientos de similar tono para cortes
de apelación, etc.). Así se consolidará la tendencia a romper el equilibrio
de fuerzas y contrapesos a que usted alude, al estimular, no frenar la tendencia
de años recientes en el sentido de que los jueces legislen, lo cual es
inconstituncional. No comparto en absoluto su afecto por los socialismos como el
de España, por ser antípoda de la democracia abierta, tolerante y competitiva
que ha hecho de los Estados Unidos la nación más estable y potente de la
historia. Obama precisamente quiere un viraje hacia el welfare state estilo
europeo y eso sería el comienzo de la decadencia del "imperio", como califican
a USA quienes no entienden su historia ni su sistema.
Cordialmente,
Santiago Jervis.