Friday, August 22, 2008

OBAMA/CORREA

¿Existe alguna similitud entre Barak Hussein Obama, el mulato candidato a la presidencia de los Estados Unidos por el partido demócrata y Rafael Correa, el montubio que ejerce actualmente la presidencia en el Ecuador?
Muchos dirían que aparte de la apariencia física y la oratoria hueca, no habría otro elemento de identificación entre los dos. Después de todo ¿qué hay de común entre un líder que aspira a gobernar a la nación más próspera y libre del mundo y el otro que está ya al mando de uno de los países más pobres?
Pues bien, algo que les enlaza es su visión gris y pesimista de la vida. Obama y su mujer Michelle (ella si negra completa) han dicho en repetidas ocasiones que Estados Unidos es una nación cuajada de defectos y ha pedido perdón por ello a los que así piensan dentro y fuera del país, prometiendo enmiendas de conducta para satisfacerlos.
Es lo que dijo en Berlín, ante una muchedumbre delirante ante la cual confesó no ser un orgulloso norteamericano, sino un ciudadano del mundo dispuesto a reducir las diferencias que aventajan a USA en el planeta. No era el auditorio más propicio para hacerlo. Si bien hay quienes detestan a USA, la mayoría en Europa da gracias a la potencia que los liberó de la hegemonía germana en dos oportunidades y, en la II Guerra Mundial, del Eje expansivo nazi fascista.
Como bien dijo el general Collin Powell, los norteamericanos fueron a Europa en plan de liberación, no de conquista. Los pedazos de tierra que aceptó fueron las de Normandía para enterrar allí a los sacrificados el Día D que marcó el inicio de la victoria aliada sobre el nazi fascismo.
Obama no se cansa de citar los supuestos defectos de los Estados Unidos. Acaba de justificar a Rusia por invadir a Georgia, diciendo que los Estados Unidos no pueden objetar la invasión a causa de Irak. Nada más alejado de la verdad: la invasión rusa fue sorpresiva, brutal y unilateral. La de Irak se dio luego de agotar la mediación de las Naciones Unidas y tras un pacto acordado entre 34 naciones para actuar.
Los atletas que participan en la Olimpiada de Beijing han tenido un desempeño espectacular. Los medallistas norteamericanos se han envuelto en la bandera de las estrellas de franjas azules y blancas con orgullo. Han declarado que USA es el mejor país de la tierra y han rendido homenaje a los militares que luchan en varios frentes para garantizar la libertad y seguridad interna de esta nación.
Obama parece no sentir el mismo orgullo. Se refirió más bien al éxito de Beijing en la organización de los juegos olímpicos, diciendo que el régimen autocrático chino ha funcionado como un reloj, como si se tratara de una corporación. Hizo pública así su preferencia por ese sistema que coarta las libertades, que por el democrático capitalista del país en que nació.
Es probable que Obama no esté pensando en implantar en los Estados Unidos un sistema como el chino, rígidamente autoritario. Pero si quiere y así lo dice en todos sus discursos y debates, que las supuestas falencias del capitalismo en este país se corregirán con un giro hacia el socialismo.
Y es aquí donde comienzan a surgir las similitudes de pensamientos y actitudes entre las dos figuras. Correa no quiere al Ecuador. Todo lo que hasta aquí ha existido en el país es, según su criterio, abominable, rechazable y tiene que ser arrasado y sustituido por “un nuevo país”, según el slogan de su movimiento.
Obama detesta que en los Estados Unidos haya oportunidades y alternativas para que cualquiera con capacidad, inventiva y vocación triunfe y, como efecto de ese triunfo, gane más dinero. Ello ha ocurrido hoy, ayer y siempre en este país y la mayoría no se queja de ello. Al contrario, el líder en cualquiera de las actividades que sobresalga recibe la admiración y gratitud de los demás. Bill Gates no es denostado, como tampoco lo es el astro Cobe, ambos varias veces multimillonarios.
En otras palabras, no es la envidia lo que cosechan los individuos exitosos. Claro, hay excepciones y hay quienes atizan el resentimiento social con fines políticos, como Obama. Él habla de quitar el dinero a los ricos para repartirlo entre los pobres, mediante impuestos y confiscaciones. La opción Robin Hood atrae a algunos resentidos pero es imposible de cumplir sin dictadura.
Correa va por el mismo andarivel. Pese a que tuvo oportunidad de estudiar en buenas universidades de Bélgica y Estados Unidos, sus conocimientos no lo han guiado a proponer cambios para corregir los errores de la sociedad en la que nació y creció, sino para avasallar a los ricos y a quienes discrepan con él.
Correa tiene un campo más fértil en el Ecuador para sembrar el rencor y la lucha de clases. En muchos aspectos, esa sociedad no ha cambiado en su estructura cultural y mental. Prevalece el sentido hacendario de mirar la vida y, junto a él, una resignación a la fatalidad muy bien descrito en este artículo que publicó el Diario El Comercio hace pocos días.
La historia del Ecuador está plagada de injusticias. El indio ha sido un virtual esclavo que no se redimió cuando fueron redimidos los negros a mediados del siglo XIX. No fueron redimidos porque no eran considerados esclavos, aunque fueron tratados como tales hasta muy entrado el siglo XX. Mas la suerte de los indígenas no se decidirá con nuevas constituciones, como quieren Correa y los suyos, sino con una efectiva apertura de las oportunidades para todos los ciudadanos, incluidos ellos, los indios.
Obama quiere castigar a los ricos por ser ricos, no estimular ni adecuar las condiciones para que los pobres sean menos pobres. A las petroleras las quiere asfixiar, no liberar de prohibiciones para que exploren más dentro y fuera de las costas, como se empecinan los demócratas. Para ofrecer salud a todos, rehúsa perfeccionar el sistema privado y quiere reemplazarlo con más ingerencia del Estado, como en Europa, cuyo sistema está por ello en crisis.
Correa no quiere desatar las fuerzas del mercado para crear más prosperidad para más gente. Quiere aherrojarlas e incrementar el control estatal en todos los órdenes de la vida, no solo en lo económico, sino en lo social, moral, educativo. Quizás piense, como Obama y Rodrigo Borja, que lo ideal es una dictadura como en China, manejada por él y su círculo. Ricardo Patiño ya lo dijo, como hablando por Correa, que está bien que el gobierno se fortalezca como lo estipula la nueva Constitución, porque ellos serán “dictadores buenos”.
Las posibilidades de triunfo para Obama en las elecciones presidenciales del 4 de noviembre próximo se debilitan con el paso de los días. ¿La razón? Cada vez más la gente lo conoce mejor. Este hecho, como alguien lo dijo, genera un efecto visual opuesto: mientras más se lo ve de cerca, más se achica.
Obama, como Correa, no tiene pasado político válido. Ha sido 4 años senador, pero solo ha estado presente 123 días y siempre se ha abstenido o votado por las posiciones de extrema izquierda, esto es, a la izquierda de la posición más radical de los aquí llamados “liberals”, cuya vocación es más control estatal y menos libertad empresarial.
Correa fue profesor de la Universidad San Francisco y de allí pasó a ministro de Finanzas de Alfredo Palacio. Siempre estuvo a la izquierda de la izquierda y en ese contexto, compitió con Álvaro Noboa en las elecciones presidenciales y las ganó, acaso porque su rival, defensor del sistema de libre mercado, carecía de fuerza de persuasión entre los electores.
La victoria de Obama en las primarias del partido republicano se explica porque su principal rival, Hillary Clinton, despertaba demasiadas pasiones en su favor y en contra. Muchos votaron por Obama, un mulato desconocido y para algunos de buena presencia, por votar en contra de Hillary. El fenómeno podría repetirse ahora entre Obama y McCain, ya que el primero está despertando demasiadas animosidades con sus pronunciamientos racistas y clasistas y, sobre todo, de menosprecio a la nación y sus instituciones militares.
John McCain, en contraste, es monolítico e imperturbable en su marcha hacia la victoria. Su valor primigenio es la vocación de servicio a su país (con 5 años y medio en las cárceles del Vietcong y más de 20 en el Senado). A McCain nadie le diría, como a Obama o Correa, que es un improvisado orador de barricada, o que es inconsistente. Alguien compara a McCain con Harry S. Truman, cuyos méritos no eran la oratoria, sino precisamente una convicción a rajatabla en sus principios, que explica que no vacilar en ordenar atacar a Hiroshima y Nagasaki para acabar con la resistencia suicida del emperador japonés.
El prestigio de Correa también se ha reducido un tanto en el Ecuador. Pero las encuestas, o al menos algunas de ellas, predicen que triunfará en el referendo por él convocado para ratificar o no su proyecto de Constitución. Si tal ocurre, se reeditará lo ocurrido en 1934 en Alemania, cuando Hitler triunfó en sus intentos de asumir los poderes absolutos: el referendo le favoreció 9 a 1.

3 comments:

Anonymous said...

Santiago por el articulo y alguna observacion al blog me doy cuenta que la vision gris y pesimista se encuentra en tu corazon. Y es facil el darse cuenta porque. Ecuatoriano o americano? Posiblemente ninguno. Como decia mi profesor Dr. Guillermo Bosanno un descastado mas. Orgulloso de los gringos sin ser uno de ellos y avergonzado de sus raices. Con odio o temor al negro , al indio o al distinto, sin darse cuenta que haciendose americano no le quita lo cholo a su alma. Gracias a Dios que estas retirado y mejor aun en los Estados Unidos, porque personas como tu, de tu generacion, miopes y prejuciadas nos entregaron un pais pobre, corrupto y destrozado.
Gracias por irte.

Santiago Salinas

Santiago Jervis said...

El señor "Santiago Salinas" ha dejado un grosero e irrazonado comentario, que de todos modos se lo inserta ahora en el BLOG. No obstante, no consigna su dirección electrónica para contestarle.
Este tipo de comentarios anónimos no volverán a tramitarse en este espacio.
Santiago Jervis.

Juan Montalvo said...

Sinceramente, Santiago, usando palabras del infame: Ofendes a Obama al compararle con este infeliz infantiloide y trasnochado que nos está tocando sufrir.

Con respecto al comentario del tal Salinas, una muestra más del excaso rendimiento neuronal, intolerante, racista,(sí RACISTA por obsesionado con la raza) acomplejado y resentido que tienen algunos votantes correístas. Ya ni me asombra presenciar el atrevimiento de la ignorancia servil y rastrera de estos personajes: juzgando, sin conocerlo, a un emigrante de esta manera. Lamentable.

Felicitaciones por tu blog.