Sunday, August 10, 2008

INACEPTABLE INVITACIÓN A DIALOGAR

El gobierno del presidente Rafael Correa quiere terminar sus divergencias con la Iglesia Católica, la cual teme que la nueva Constitución pudiera legalizar el aborto y el matrimonio homosexual, con una invitación a dialogar.
El jefe de la Iglesia en el Ecuador se ha negado. Y hace bien, pues el texto de la nueva Constitución no puede modificarse hasta que sea sometido a referendo el 28 de septiembre venidero. Y además porque los temas a discutirse, para la Iglesia, no son negociables.
Correa ha hablado en su infaltable perorata radial que él se lamenta que los obispos critiquen el proyecto de Constitución, “solo” por 4 artículos y que no se deshagan en alabanzas por los restantes 440 artículos, sin contar con las 30 o más disposiciones transitorias.
Lo aseverado por él refleja su carácter. Pues no se trata de que sean “solo” 4 los artículos que la Iglesia y quienes se oponen al aborto y al matrimonio entre seres del mismo sexo sean oscuros, ambiguos y por tanto objetables al punto de que debería inclinar el voto por el No en el referendo. No es asunto de número, es de fondo.
“Ahora hablan de la defensa de la vida y de la familia. ¡Qué asco!” acaba de decir Correa en su intervención de ayer. Lo que extraña e irrita es que continúe auto calificándose de católico al tiempo que insulta y ridiculiza a los obispos. Si ellos querían artículos redactados en otra forma, dijo además ¿por qué no se presentaron como candidatos a la Asamblea?
¿Acaso Correa aspira al diálogo para llegar a una transacción con los obispos sobre estos temas? ¿Quizás quisiera que la Iglesia acepte el aborto dentro de ciertos lapsos desde la concepción? Por ejemplo, que sea malo después de 3 meses o más ¿pero no antes?
En cuanto al matrimonio homosexual, no cabe imaginar en qué términos el gobierno pudiera plantear una negociación con la Iglesia. El Papado ha dicho invariablemente que la defensa de la vida y el matrimonio integrado por un hombre y una mujer no son instituciones sujetas de cambio, no se pueden modificar por capricho de modas pasajeras.
La pugna entre la Iglesia y quienes defienden el aborto y el paralelismo moral entre matrimonios heterosexuales y homosexuales, no amaina: se agudiza con las acerbas e irrespetuosas observaciones de Correa. Acaso la más grotesca es la proferida ayer, cuando revela que le produce asco oír a quienes defienden la vida y el núcleo familiar tradicional.
Tales divagaciones inducen a revisar el pasado y el presente familiar del líder, en búsqueda de explicaciones. Lo que se encuentra no es ciertamente grato. Su vida familiar fue irregular. Y ahora parece tener en poca estima a su cónyuge, de nacionalidad belga. En contradicción con la costumbre ancestral en el Ecuador, jamás se la ve a ella en actos de tipo institucional, protocolario o social. Correa la ignora por completo.
Su historia familiar, ya en su madurez, es escabrosa. A su padre lo capturan por tráfico de drogas en los Estados Unidos y es sentenciado a 5 años y 6 meses de prisión, que cumple casi en la totalidad. Lo que se ignoraba es que, 2 años después de quedar libre y ser deportado, se suicidó.
Las informaciones se sustentan en documentos públicos de las cortes de los Estados Unidos. No han sido reveladas por los medios de comunicación del Ecuador, sino por un ciudadano particular, Temístocles Hernández, quien ha logrado copias de las actas de los cargos y sentencias de los tribunales de justicia de USA. Por problemas técnicos tales documentos no se transcriben directamente ni por link en este BLOG. Pero se los está enviando vía email a los suscriptores simultáneamente.
Las desgracias ajenas no halagan. Lo que genera rechazo es la mentira y la manipulación de la verdad. Quien miente intencionalmente, es repudiable. El presidente Bill Clinton mintió bajo juramento sobre su affaire con Mónica Lewinsky. La opinión pública lo ha condenado no tanto por su debilidad sexual e infidelidad y quebranto de la respetabilidad de sus funciones, sino por perjuro. En parecido trance está ahora el ex candidato presidencial John Edwards.
Se especula que Correa, que estudió 4 años en los Estados Unidos detesta a este país porque nunca perdonó la condena judicial a su progenitor. Lo que explicaría, también, por qué ordenó a la Asamblea Constitucional que libere a más de mil convictos de las cárceles ecuatorianas acusados de narcotráfico, “por cantidades menores”.
Como en el caso del aborto y el homosexualismo, no caben términos medios para afrontar el delito del narcotráfico. Es igualmente condenable el que trafica como “mula” por 1 gramo que por 1 kilo o miles de kilos de la droga. Pues el efecto es pavorosamente envilecedor en las víctimas del vicio. Lo que si debería ser susceptible de cambio es cómo tratar al drogadicto.
En un programa de TV hispana, que dirige el peruano Jaime Bayly, un periodista español entrevistado declaró que para él, Correa es un caudillo populista mucho más peligroso que Hugo Chávez y, claro, que Evo Morales de Bolivia u Ortega de Nicaragua. A Chávez lo considera un bufón con muchos petrodólares, pero a Correa más hábil e inteligente para el mal.
Quizás tenga la razón. Pero si el pueblo lo vuelve a respaldar con el Si en el referendo que se aproxima, ya no qudaría la menor duda.
Addendum: Correa ha hecho declaraciones adicionales sobre el tema, antes de haberse redactado el texto anterior. Confirman, desde luego, las apreciaciones vertidas al respecto. A continuación el link o enlace con la nota periodística del presidente, tomada del diario El Comercio de hoy:
http://www.elcomercio.com/noticiaEC.asp?id_noticia=213090&id_seccion=3

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