Sunday, July 13, 2008

CORREA BUSCA UN ASESOR

El presidente Rafael Correa ha dicho que contratará a un asesor en política internacional para que mejore la imagen del Ecuador en los Estados Unidos, seriamente deteriorada, según él, por los “lobistas” o cabilderos colombianos en Washington.
El deterioro obedece principalmente, dice Correa, a que su homólogo Álvaro Uribe de Colombia ha divulgado la noción de que él favorece a las FARC, que les ha tolerado en territorio ecuatoriano y que les ha ofrecido respaldo moral y político. Pero, de lo que se sabe, no ha sido Uribe quien lo ha dicho sino Raúl Reyes.
Raúl Reyes es el alias del líder más importante de las FARC, luego de Tiro Fijo Marulanda, que murió junto con otra veintena de terroristas en el campamento de Angostura, asentado en territorio ecuatoriano en la frontera oriental y que fue bombardeado por los militares colombianos el 1de marzo pasado.
Ocurre que tras el ataque, las fuerzas terrestres encontraron en el campamento 3 computadoras portátiles con valiosa documentación que revelaba que Correa y Hugo Chávez, el presidente de Venezuela, estaban en estrecho contacto con las FARC.
Chávez y Correa recibieron dinero del grupo terrorista para sus campañas presidenciales y Chávez, más tarde, compensó a sus financistas con la oferta de un préstamos de 300 millones de dólares para que continúen en su campaña de muerte. El asedio de Uribe había reducido sus ingresos por narcotráfico.
El bombardeo a Angostura acabó con el proyecto financiero y también con la ayuda política de Chávez, que se sintió descubierto y anulado. Con realismo, él decidió suspender el respaldo a las FARC y les exhortó a que liberen a los 700 o más rehenes aún en su poder, sin condiciones.
Chávez acaba de recibir en Caracas a Uribe y juntos han resuelto consolidar las relaciones diplomáticas y comerciales entre los dos países. Chávez dejó atrás los insultos de mentiroso, mafioso y guerrerista que le endilgó a Uribe luego del ataque a Angostura. Correa, en contraste, sigue obstinado en mantener rotas las relaciones con Bogotá “hasta que haya allí un gobierno decente” con el cual pueda conversar.
Uribe, como siempre, ha mantenido compostura, se ha negado a comentar esta nueva demostración de tozudez de Correa y ha reiterado su saludo cordial al pueblo ecuatoriano. Implícita está su convicción de que ese pueblo no merece un mandatario tan poco decente. El gobernante no decente, Uribe, ha visto su popularidad al 85%.
Uribe no necesitaba de “lobistas” o cabilderos para que la imagen del Ecuador en Washington y en los medios de comunicación de este país se deteriore. Esa imagen refleja los hechos de su gobierno. Correa, aún cuando vivió cuatro años en Estados Unidos y obtuvo un título de economista que no le ha servido para nada, ha sido uno de los gobernantes ecuatorianos que más despectivamente se ha referido a esta nación.
Ahora quiere mejorar la imagen, aunque se suponía y lo ha dicho, que no le importa la opinión de los Estados Unidos. Ahora si está preocupado, no se sabe a ciencia cierta por qué. El primer consejo gratuito que se le daría es que renuncie y se refugie en Venezuela, Cuba o en el Irán. Automáticamente el prestigio del Ecuador subiría y los ecuatorianos quedarían aliviados.
Como eso no ocurrirá, otro consejo gratuito (¿cuánto cobrará el asesor?) sería que gobierne de conformidad con la ley, que es la cualidad primera que halagaría a los Estados Unidos, no el adulo ni la incondicionalidad. Correa ha arrasado con la Constitución y las leyes desde que asumió el mando y eso no está bien visto ni aquí ni en ningún país democrático.
Abolió el Congreso y en su lugar manipuló y sigue manipulando a una Asamblea Constituyente para que redacte una nueva Carta a su antojo y para que legisle, le respalde en la destitución de autoridades y el nombramiento de otras y para subyugar a otras funciones del Estado como la de Justicia y la Electoral. La clásica división y equilibrio de poderes se extinguió.
En un último acto despótico, ha cometido otro atropello contra la libertad de expresión al confiscar una radio y tres estaciones de TV. Lo hizo antes de que concluya un complejo proceso jurídico contra ex propietarios de esas y otras varias decenas de empresas, a las que militarizó. La confiscación de medios de comunicación no crea una imagen favorable en ninguna parte.
Envalentonado por la falta de una reacción firme de los demás medios a esta intervención y por el descarado respaldo de muchos periodistas de opinión en el propio país, Correa ordenó a la Asamblea que bloquee o “blinde” la defensa de las víctimas con un mandato que amenaza con la cárcel a los jueces que se aventuren a recibir sus alegatos.
Aquí, en los Estados Unidos y en cualquier otro país de cultura democrática, la negativa al derecho de defensa no se saluda, se condena. La Corte Suprema de los Estados Unidos ha llegado al extremo de calificar a los terroristas capturados en combate a que se los considere delincuentes comunes con acceso al Habeas Corpus en los tribunales ordinarios. Tal es el celo llevado al absurdo se explica por el celo a favor del derecho a la defensa.
Muchos terroristas de Guantánamo, con las nuevas disposiciones de la Corte, van a ser deportados. Lo que detiene la orden es el temor a que los países anfitriones le nieguen el derecho a la defensa. En estas condiciones ¿quién puede suponer que los Estados Unidos extraditen a los hermanos Isaías, que son acusados y no convictos ni terroristas?
El problema sustantivo de Correa y de quienes piensan como él, es el desprecio al cumplimiento de la ley. El Filanbanco de los Isaías llegó al borde la quiebra por incumplir la ley en las operaciones bancarias off-shore, mediante las cuales quiso fraudulentamente compensar pérdidas accionarias y de liquidez por otros motivos. El presidente de entonces, Jamil Mahuad, en lugar de presionar a la Superintendencia de Bancos a que aplique la ley, intervenga en el Filanbanco y adopte acciones para recuperarlo o subastarlo, prefirió iniciar una operación de salvataje que a la postre implicó absorción fiscal de la deuda privada.
El costo fue inmenso según unos por valor de 6.000 millones de dólares. En todo caso, fue el Estado el nuevo propietario y fue Mahuad el principal responsable de la acción. Ésta, en lugar de evitar el efecto dominó del sistema, agravó las finanzas, la inflación se disparó a 4 dígitos y la única opción a la mano fue la dolarización. Se produjo el cierre bancario y miles de ahorristas ecuatorianos perdieron grandes, medianas y pequeñas fortunas.
El juicio contra la familia Isaías no ha concluido, pero Correa se adelantó con la confiscación de los medios, uno de los cuales copaba el 40% de la tele audiencia nacional. Ahora están bajo control estatal y junto con la TV que le obsequiara Chávez y el diario El Telégrafo que se tomó abusivamente, más la propaganda asfixiante por todos los otros medios, Correa se lo ve dispuesto a hipnotizar (¿idiotizar?) al pueblo para inducirlo a votar por él en el referendo de septiembre próximo.
¿Qué podrá hacer el pobre asesor de Correa para mejorar la imagen en tales circunstancias? Aquí la libre expresión es derecho ancestral y los medios y las personas pueden decir lo que se les antoje, excepto si incurren en injurias, para lo cual hay procedimientos jurídicos de sanción. Es lo que existía también en el Ecuador de antaño. Hoy hay un gañán que silencia e injuria él sí a la oposición y a los periodistas que le critican, con impunidad total.
Con respecto a las FARC, le será difícil al asesor modificar la realidad en cuanto a las preferencias de Correa por el grupo. Aún ahora que habla de su desapego por las FARC, se niega a calificarlos de terroristas. Hasta hace poco ha preferido llamarlos revolucionarios, rebeldes, luchadores por la libertad, como Chávez. ¿Y cómo negar que les diera protección en suelo ecuatorianos, si él mismo autorizó a su ministro Larrea a que dialogue con Reyes en Angostura? Este mismo fue quien autorizó la conferencia en Quito de los aliados de las FARC, financiada por Chávez para acordar estrategias de difusión de la “revolución bolivariana” por el continente, auspiciada en un principio por Fidel.
Cómo negar, tampoco, que Larrea conocía del viaje de varios asistentes a la conferencia de Quito al campamento Angostura, a donde llegaron horas antes del providencial ataque colombiano. Colombianos y mexicanos sobrevivientes y recuperados más tarde en hospitales militares de Quito viajaron a Nicaragua con salvoconductos de Correa, en lugar de ser detenidos y juzgados en las cortes por atentar contra la seguridad nacional.
Hay otra “perla” que no seducirá precisamente en los Estados Unidos y es el perdón de Correa a los narcotraficantes que transportaban hasta “solo” 4 kilos de cocaína. Podría argüirse que en algunos casos las penas a los drogadictos sean duras, que cabría en algunas instancias la opción de la desintoxicación, pero jamás cabe admitir el perdón a los traficantes, bajo ninguna consideración. ¿Cabe perdonar a quien mate con un balín y que sean sancionables solo quienes lo hagan con balas de más alto calibre?
En suma, la imagen del Ecuador mejorará el instante en que haya en el país un gobierno “decente”, que respete la ley y la democracia. En ese sentido, el actual no es “decente” sino lo contrario. Mientras ello continúe así ningún asesor, ni el más genial podrá conseguir mejorar la imagen del Ecuador de hoy. Lo único que logrará eso si es un jugoso sueldo pagado por el contribuyente ecuatoriano.

1 comment:

LJ said...

En suma, la imagen del Ecuador mejorará el instante en que haya en el país un gobierno “decente”, que respete la ley y la democracia.
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No tengo nada en contra del Señor Correa, pero si de algo estoy segura, es que la imagen del Ecuador mejorará cuando Correa ya no sea el presidente. Triste pero cierto. Por otro lado si su sucesor es otro peón de Chávez, pues entonces me temo que no hay compón.