Pocas consultas populares tan contradictorias como la que va a realizarse en el Ecuador mañana. La disyuntiva propuesta al ciudadano es: ¿aprueba o no usted que las constantes violaciones de la Constitución por parte del presidente Correa conviene o no a la democracia e institucionalidad del país?
La respuesta parecería obvia, en el sentido de negarlo. Pero las encuestas señalan que el pueblo votará en un alto porcentaje por el SI, con lo cual la lógica y el sentido común quedan despedazados. Lo penoso será que no solo la democracia sino el bienestar en el Ecuador sufrirán un serio retroceso.
La Consulta se orienta a aprobar o no la convocatoria a asamblea constituyente cuya misión será no solo elaborar una nueva Constitución, la 21, sino hacer y deshacer con plenos poderes el sistema institucional que mal o bien ha regido en el Ecuador en los últimos años. Todo manipulado por Correa.
Existe una tenue esperanza de que el SI no triunfe por mayoría absoluta, debido al peso potencial en contrario de los votos por el NO, más los votos nulos y en blanco. La clave la dará en la concurrencia a las urnas de los ciudadanos, que podrían abstenerse pese a la obligatoriedad del voto.
Pero de todos modos es tenue la esperanza, porque Rafael Correa, asesorado e inspirado por Hugo Chávez de Venezuela, hará todo lo imaginable para impedir la victoria del NO. Chávez es un magnífico ejemplo. Cuando fue reelecto por primera vez lo hizo por claro fraude que sin embargo vergonzosamente fue avaldo por el ex presidente de los Estados Unidos Jimmy Carter.
Correa, temeroso del resultado negativo, ha anunciado que los resultados de la Consulta se conocerán solo dentro de unos “cinco o más días”. Un delegado de la OEA, tan obsecuente con el gobernante ecuatoriano, ha dicho no obstante que los resultados de tendencias tienen que darse sin tardanza, la misma noche del domingo o máximo a la mañana siguiente.
Paralelamente, Correa ha indicado que pondrá a sus incondicionales en todas las urnas posibles para “vigilar” el proceso y sus resultados. En ello cuenta con el respaldo de una organización creada supuestamente para propulsar la democracia en el Ecuador, Participación Ciudadana, en otra demostración del contrasentido de su misión.
(Uno de los fundadores de PC y columnista de El Comercio, César Montúfar, se irritó porque Osvaldo Hurtado resolvió hacer campaña por el NO. No le perdona por los supuestos errores políticos de su pasado, cuando ése no era el punto a discutir. Lo debatible es su actual posición y sus razonamientos a favor del NO. ¿Acaso no se dialoga, escribe, raciocina sobre política para buscar la verdad y la rectificación de equivocaciones, si las hubiere? Es probable que Montúfar, que defendió a Gutiérrez cuando decapitó a la Corte Suprema, no le perdone a Mario Vargas Llosa por haber abandonado a Fidel Castro y aplauda a Gabriel García Márquez por su ser un invariable incondicional del tirano.)
Si triunfa el SI, se habrá respaldado la constante violación de la Constitución y las leyes que arranca desde la misma convocatoria a asamblea. La Constitución en vigencia admite las reformas, pero no el funcionamiento de una asamblea paralela y peor con todos los poderes, para acabar con la Constitución vigente y sustituirla por otra. Es absurdo, no resiste razonamiento alguno. Luego hubo toda una sucesión de violaciones como la presión para destituir a 57 legisladores libremente elegidos, la obstrucción de la justicia, los insultos sin tregua contra los medios de comunicación.
De otro lado, Correa amenaza que si triunfa el NO, él renunciará. Aparte de la improbable victoria del NO, que además no va a permitirlo, si renunciara estaría cometiendo otra violación constitucional. Que el pueblo se pronuncie con libertad en una u otra dirección de la consulta, no es causal para que el presidente de la república renuncie si el resultado le es desfavorable.
Hay quienes confían en que el voto SI mayoritario va a tranquilizar el ambiente político crítico, creado por la intemperancia de Correa. Dicen que con la luz verde para la asamblea, su intemperancia desaparecerá como por arte de magia y que amainará su tono despótico, ultrajante e intolerante contra todos los que no piensan como él ni se someten a voluntad sin objetar.
Creerlo así es una ingenuidad. Correa, desde que accedió a la lucha política pública como ministro de Economía de Palacio, ha sido coherente en su marcha hacia la captación de todos los poderes, siguiendo los pasos e instrucciones de Chávez, quien a su vez ha sido alimentado y dirigido ideológicamente por Fidel Castro.
La única tregua que se dio Correa fue durante la campaña para la segunda vuelta electoral en la que derrotó a su rival Álvaro Noboa. Pero tan pronto como su victoria fue un hecho, retomó su personalidad vociferante y avasalladora. Jamás podría esperarse en él un cambio hacia la tranquilidad y sensatez, peor democrática, simplemente porque ello no figura en su DNA.
Al contrario, con la ratificación del SI y los altos porcentajes de respaldo que le dan las encuestadoras, se sentirá el iluminado y escogido por los dioses para arremeter contra los ricos, arrebatarles sus riquezas y distribuirlas como el gran mayordomo, como el gran hacendado que nunca fue, entre los pobres. Al mejor estilo Robin Hood.
Él es economista, pero no se percata que la mejor manera de estimular a los pobres para que aumenten sus ingresos y niveles de bienestar, es propiciar un ambiente de creatividad, libertad y autoestima. Insistir en que la condición de miseria de muchos ecuatorianos obedece a la explotación de los ricos y, en última instancia, de los Estados Unidos, es humillarlos.
Aparte de que una riqueza robada es una riqueza que se pierde, que deja de generar más riqueza por inversión y creación de empleo y comercio. Los bonos de reparto gratuito absorben las arcas fiscales y se diluyen en gasto superfluo e improductivo. Correa odia a los ricos, pero la concentración de poderes que busca lo convertirá en el hombre más rico del país. Que gasta sin control, que dilapida fondos de los contribuyentes no solo ricos sino de pobres incluso.
El sistema bancario comienza a flaquear debido a la incertidumbre. La inversión nacional y extranjera está suspendida. Con la asamblea y con un gobernante sin freno, es probable que se inicie una fuga de capitales. ¿Cuáles serán los más afectados? No los más ricos. No los pobres, que seguirán siendo pobres o más pobres, que seguirán sumidos en la desesperanza. Será el sistema económico en general y la incipiente clase media con sus magros estratos hacia arriba y hacia abajo.
El Ecuador, con Correa y su asamblea, no irá hacia nada nuevo. Experimentará otro embate populista como los tantos que ha sufrido, hasta que la supuesta “novedad” colapse y la historia se repita. A menos que Correa como un muy aprovechado discípulo de Chávez el favorito de Fidel, haga maniobras para perpetuarse en el poder indefinidamente. Fidel dura ya casi medio siglo como gobernante sangriento, represivo e incontestado. Hugo va por esa misma vía. ¿También Rafael?
Mañana se comenzará a tener una respuesta. Fidel necesitó de una rebelión armada y del paredón para acceder al poder y deshacerse de los opositores, muchos de los cuales pelearon inicialmente con él. Hugo no necesitó de las armas para consolidarse. Manipuló a su antojo el propio sistema. Rafael probará mañana otra fórmula pacífica para llegar al mismo fin.
Será el voto libre de los ciudadanos que decidirá si lo respaldan o no en sus violaciones constantes de la Constitución y en su propósito que no oculta de absorber para “todos los poderes”, para derramar la felicidad a cántaros a todos “sus” pobres del Ecuador.
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