Es increíble que Donald Trump continúe como Presidente de la República y que, por añadidura, siga concretando de manera espectacular muchas de las promesas hechas durante la campaña presidencial de hace dos años.
La incredulidad proviene del bloqueo informativo impuesto por la mayoría de los principales medios de comunicación audiovisuales e impresos, que de modo implacable ignoran los logros de Trump o los distorsionan o confunden al lector o televidente mezclando noticia con opinión.
Las exequias del Presidente George HW Bush fueron un pretexto para los medios anti Trump para distorsionar los hechos y decir que el mandatario No 41 era un dechado de virtudes, en contraste con el actual No 45 que a su juicio ha sido lo peor que ha tenido este país en su historia.
Mienten al decir que las relaciones del Bush 41 con los medios fue ejemplar, cuando en verdad fueron hostiles, como lo han sido con todos los jefes de Estado republicanos. Ciertamente con Trump el distanciamiento es peor, por cuanto éste no se ha dejado amilanar y ha respondido con entereza a las agresiones.
El pasado fin de semana, mientras se celebraba en Buenos Aires la reunión del G-20, Trump logró con el Presidente Xi de China una tregua de noventa días de imposiciones tarifarias comerciales, con ánimo de llegar a una revisión definitiva de las relaciones para beneficio para las partes.
El acuerdo es trascendental, dado que China se comprometió a comprar más productos agrícolas a los Estados Unidos, a rebajar aranceles para el ingreso de vehículos y otras mercaderías, a no robar propiedad intelectual y otras medidas orientadas a reducir el défict comercial de más de 250 mil millones de dólares anuales.
En el plazo de noventa días el acuerdo deberá ser perfeccionado y concluido. De otro modo, dijo Trump, China y el mundo deben comprender que "yo soy el hombre de las Tarifas". Los medios interpretaron esta frase como una amenaza y la Bolsa se derrumbó. Era solo reiteración de la estrategia de negociación que ha evidenciado dar resultados.
Los medios también se escandalizaron, aquí y en Europa y el mundo, porque Trump no se adhirió al Tratado de París sobre control del clima debido a que lo consideró no científico y perjudicial porque imponer más impuestos para combatir un supuesto "global warming" (recalentamiento global causado por el hombre), es una falsía.
De ello se han percatado los franceses, que han desatado revueltas en París y otras ciudades nunca antes vistas desde 1968. El alza en los precios de la gasolina para castigar a la clase media y pobre por el "global warming" y engrosar las arcas fiscales de un estado benefactor está siendo frontalmente rechazado por el pueblo, dando la razón a Trump.
Igualmente hostilizado ha sido el Presidente por su oposición al ingreso de los inmigrantes ilegales, que los demócratas favorecen para engrosar las filas de su partido. Millares, casi seis mil u ocho mil han llegado en caravanas a la frontera sur, la mayoría hasta la ciudad de Tijuana, cuyo alcalde y habitantes están enfurecidos.
Los invasores están consumiendo los pocos recursos de la ciudad mexicana y los desperdicios y enfermedades contagiosas amenazan la salubridad de sus habitantes. Muchos inmigrantes se han arrepentido y están retornando a sus lugares de origen en Honduras, El Salvador y otros países de Centro y Sudamérica engañados, según dicen, por quienes los alentaron a huir en estampida.
En otra demostración de habilidad negociadora, Trump persuadió a Canadá y México a rehacer el antiguo tratado comercial Nafta por otro que dará mayores ventajas a inversionistas, comerciantes y trabajadores de la zona. El nuevo tratado fue firmado también en Buenos Aires y se espera ratificación de los congresos respectivos para entrar en vigencia.
Quedan algunos obstáculos por zanjar. La terminación del muro fronterizo con México, inicialmente aprobado en el 2006 por los dos partidos pero cuyo presupuesto falta por ser aprobado. Los demócratas ahora se oponen y Trump amenaza con congelar el presupuesto general si no se incluye la cláusula respectiva en la nueva proforma.
El otro asunto pendiente ya dos años es la investigación por una supuesta colisión de Trump con Putin para ganarle las elecciones a Hillary Clinton en el 2016. Hasta la fecha no hay prueba alguna pese al gasto de unos 30 millones de dólares con 16 abogados demócratas. Pero parece acercarse la definición y el informe. Será clave lo que revele Julian Assange sobre quién le entregó los emails de la campaña de Hillary para su WikiLeaks.
Los demócratas dicen que fueron los rusos, como parte de la "colisión". Putin lo ha negado reiteradamente. Assange ha dicho que no fueron los rusos, pero aún no dice quiénes. Circuló hasta hace algunos meses un video clip de quien dijo ser el autor de la filtración a WikiLeaks: era un agente de la CIA, un cubano, indignado con los Clinton. Pero ese sitio Web de pronto desapareció.
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