Todo se reduce a ese objetivo por parte de Trump: que aquí, en los Estados Unidos y en sus relaciones internacionales prevalezca la norma de obedecer "The Rule of Law", esto es, el imperio, la vigencia de la ley.
Se lo acusa por ese deseo de ser testarudo, fascista, anti inmigrante, racista y otros calificativos sin justificación. Los hechos demuestran que el móvil de sus críticos es el odio contra quien está removiendo prejuicios que se creía inamovibles.
El respeto a la ley es primordial para que una sociedad conviva en armonía. La ausencia de ella es el caos y la imposición del abuso del más fuerte. En los Estados Unidos las leyes y los gobiernos son fruto del consenso de los gobernados.
No siempre fue así. Con anterioridad a la Revolución Americana, la ley en las Colonias la dictaba la monarquía inglesa. Tras la independencia en 1776 y más tarde con la Constitución de 1778, quedó suprimida la monarquía y se creó un gobierno por consenso con poder tripartito.
El pueblo delegó la función de legislar al Congreso, la de aplicar las leyes al Ejecutivo y la de dirimir controversias legales a las Cortes. Los elegidos para las tres ramas del poder son alternativos y responsables y sus facultades se sujetan a mutuo control para evitar excesos.
Fue una sabia concepción de los Fundadores de la Patria, que se mantiene en su esencia inalterada hasta la fecha, con pocas enmiendas y que ha permitido a este país alcanzar a plenitud su potencialidad intelectual y material, sin rival en el mundo.
Las naciones que han imitado el sistema jurídico constitucional en libertad de los Estados Unidos, son las que han alcanzado gran prosperidad. En contraste los países dictatoriales y los del llamado tercer mundo permanecen empobrecidos pues "the rule of law" ha sido sustituida por la corrupción.
En la cultura judeo cristiana, en la que nacieron los Estados Unidos, los primeros vestigios de ley están dados por los Diez Mandamiento entregados a Moisés. Si todos los acatasen, ciertamente que la sociedad norteamericana sería mucho más sana. Pero no es así y de ahí las previsiones de la Constitución de 1778.
El documento fue discutido y aprobado en la convicción de se aplicaría a "seres humanos y no ángeles", como advirtió James Madison, uno de los Fundadores. Por ello se estipularon normas para frenar ambiciones, sancionar excesos y remover intentos de contravenir el sistema democrático.
El país está atravesando por una etapa de deterioro del orden constitucional. El Congreso, desde hace varios decenios, ha cedido varias de sus atribuciones de legislar tanto al Ejecutivo como al Judicial, al punto que se han creado burocracias que dictan leyes, regulan y sancionan al igual que lo hacen la Corte Suprema y Cortes inferiores. (Leyes pro aborto, matrimonio gay, et.)
Esa tendencia resulta del movimiento demócrata "progresista" que cree que la Constitución es obsoleta por impedir acelerar cambios en favor de la "justicia social" y la "redistribución del ingreso" metas tomadas de la doctrina marxista, que está reñida con la concepción de competencia de mercado libre estipulada originalmente en la Constitución.
Donald Trump está deteniendo ese rompimiento de la ley. Ha desecho decenas de regulaciones de Obama obstructoras del mercado de inversión y ello ha dado un vuelco positivo a la economía. Frenó el Obamacare parcialmente, aunque falta una definición legislativa para acabar con ese intento de socializar o estatizar los servicios de salud.
En materia de inmigración, enfrenta la negativa demócrata para que se impida el ingreso ilegal de inmigrantes y para que se siga un proceso legal para normalizar la presencia de los que se hallan aquí indocumentados. Los demócratas buscan la amnistía y el libre acceso, en la suposición de que aumentarán votos para su partido.
El empeño de Trump porque se imponga "the rule of law" ha dado frutos: la tasa de desempleo es la más baja en 50 años, la de hispanos y negros la más baja en la historia, los veteranos sin hogar cayeron en un 50%, se añadieron 300.000 empleos en las industrias, hay paz en la península coreana por primera vez en 60 años, USA vuelve a liderar el mundo, la eonomía crece al 3% mientras decrece en Europa y otras regiones.
Con China, México, la OTAN y otros países con los que se mantienen relaciones comerciales y militares, Trump no ha desatado "guerras" sino que ha exigido lo mismo que tierra adentro: el cumplimiento de la ley. Con China los resultados están saliendo a la luz y ya habrá paridad en las imposiciones tarifarias y cesará el robo de patentes. En otras palabras, se cumplirá con la ley.
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