La oposición del partido demócrata, desconcertada y desorientada ante los logros del gobierno de dos años del Presidente Trump, está llegando a extremos de insensatez, esta vez cuando está tratando de impedirle que cumpla con el mandato constitucional de garantizar la seguridad de fronteras.
La economía próspera de los Estados Unidos ha sido un atractivo para que la gente de todo el mundo intente inmigrar, atraída además por su sistema de libertad. Pero es mucho más intensa la atracción de quienes habitan al Sur del Río Grande en países mal gobernados y corruptos y por ende pobres.
La inmigración ha sido siempre bienvenida en los Estados Unidos, pero sujeta a regulaciones de ingreso. En realidad, no hay otra nación más generosa ni hospitalaria ni con más amplia diversidad de inmigrantes. Lo que nunca se aceptó ni aceptará es la inmigración indiscriminada e ilegal.
El problema se agudiza en la frontera sur con México, de más de 3.100 kilómetros de extensión. Si bien hay ríos, montañas y otros obstáculos geográficos existen espacios de fácil acceso, difíciles de vigilar y por los cuales se filtran centenares de miles de ilegales no solo de México sino de otros países latino americanos y de otros continentes.
Las leyes de inmigración son aquí defectuosas y obsoletas. Los traficantes llamados coyotes las explotan. Engañan a los potenciales migrantes y por sumas de hasta 10.000 dólares les garantizan el ingreso a los Estados Unidos sin visado. Les adiestran para que pidan asilo político. La ley les faculta entonces el ingreso condicionado y a que se presenten ante un juez meses más tarde. Por excepción lo hacen.
Se calcula que hay veinte o más millones de ilegales que entraron en esas condiciones, o con visas de turismo que han vencido, o que cruzaron la frontera sin ser avistados. A ellos se suman los menores de edad o los hijos de ilegales nacidos aquí y que automáticamente reciben la ciudadanía, en uso de un derecho que se aplicaba a los negros en el siglo XIX.
Los intentos por modificar y modernizar la ley inmigratoria han fracasado y el Presidente Trump quisiera lograrlo. Pero previamente considera como prioridad garantizar la seguridad de la frontera sur. Porque por ella ingresan no solo quienes buscan mejores condiciones de vida con empleo o escapando a la violencia, sino traficantes de drogas y terroristas.
En su discurso a la Nación dado desde la Oficina Oval el martes pasado, el Presidente Trump afirmó que "en los dos últimos años agentes de ICE (Policía de Inmigración y Aduanas) arrestaron a 266.000 extranjeros con antecedentes penales, condenados por 100.000 agresiones, 30.000 delitos sexuales y 4.000 homicidios violentos".
En su discurso a la Nación dado desde la Oficina Oval el martes pasado, el Presidente Trump afirmó que "en los dos últimos años agentes de ICE (Policía de Inmigración y Aduanas) arrestaron a 266.000 extranjeros con antecedentes penales, condenados por 100.000 agresiones, 30.000 delitos sexuales y 4.000 homicidios violentos".
Los demócratas, ahora dirigida por una septuagenaria en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, que no logra liberarse del influjo socialista marxista que encabeza Alexandra Ocasio Cortes, de 29 años, tienen como su sola y obsesiva meta bloquear a Trump en todo. Éste demanda 5.700 millones de dólares para continuar la construcción de un muro en la frontera y Peolosi dice que no le dará ni un dólar.
La construcción del muro fue aprobada en el 2006, pero sin suficientes fondos, entre otros por Pelosi, Obama, Hillary Clinton y en el 2013 fue ratificada bipartidistamente con asignación de más de 20.000 millones de dólares. Mas el dinero no ha fluido y ahora esos legisladores dicen que el muro no es necesario, que bastan los drones. (Con drones solo caben fotografías o señales de radio en tiempo propicio, pero no modos de impedir el tránsito de migrantes...a menos que los drones estén armados)
Mientras tanto, el gobierno está parcialmente paralizado por falta de fondos fiscales. La Cámara de Representantes, ahora dominada por los demócratas, aprobó proyectos para financiar varias agencias cerradas, dejando pendiente la relativa al muro. Ese paquete no fue admitido por el Senado, porque el Presidente advirtió que lo vetaría.
En una última reunión con los legisladores, Trump preguntó a Pelosi y a Shumer, el líder demócrata del Senado, que si aprobaba el paquete estarían ellos dispuestos a discutir el financiamiento del muro. La respuesta fue negativa, por lo cual el mandatario se levantó y salió de la sala porque seguir hablando, dijo, "sería una pérdida de tiempo".
Al parecer la sola alternativa a la tozudez de los demócratas sería una declaratoria de emergencia por seguridad nacional, a fin de tomar fondos militares reservados para ese fin para continuar con la construcción del muro. Hasta que lleguen tiempos mejores en el 2020, cuando se reelija a Trump y los republicanos recuperen el control de la Cámara de Representantes, fuente de creación de ingresos.
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