Aparentemente los mismos que organizaron la marcha de los muchachos contra el Presidente Trump, achacándole a él y a quienes defienden como él el derecho constitucional de los ciudadanos a portar armas de fuego, son los que han organizado la invasión de ilegales a Estados Unidos por la frontera mexicana.
Una caravana de hombres, mujeres (algunas embarazadas) y niños iniciaron hace varios días una peregrinación desde Centro América hacia este país, cruzando por México. La caravana fue engrosando y se dice que alcanza a más de 2.000 según los últimos conteos.
México tiene rígidas leyes para evitar la inmigración ilegal, más severas que las de Estados Unidos, pero en esta ocasión evidentemente es cómplice de los anti Trump pues han permitido que la caravana avance impune por su territorio en tránsito hacia la frontera. El embajador mexicano dijo que se impedirá el avance, pero aún no hay pruebas de ello.
Luego de la tragedia del colegio Parkland de la Florida, cuando el ex alumno Nikolas Cruz abrió fuego con un arma semiautomática y mató a 17 individuos, los demócratas progresistas manipularon la tragedia para instruir a algunos jóvenes líderes para que hablen en contra de Trump y de la NRA, Asociación fundada en el siglo XIX para defender la II Enmienda de la Constitución sobre el libre acceso a las armas.
Las marchas y manifestaciones no contaron ni con el 10% de alumnos. La mayoría era de activistas “progresistas” que clamaban por la abolición de la Enmienda y por la necesidad de que los muchachos acudan a inscribirse para votar, tan pronto cumplan los 18 años de edad. Para votar, era la consigna, por cualquier candidato que sea demócrata.
A la postre lo que el progresismo busca es archivar la Constitución, por considerarla obsoleta frente a la necesidad de la "redistribución del ingreso" y la "justicia social", lo cual no ha de lograrse sino con una mayoría definitiva en los congresos federal y estatales, que silencie a la oposición republicana y consolide la fuerza y exclusivo uso de las armas en el Ejecutivo.
Con la facilidad del ingreso de ilegales, sean mexicanos, sudamericanos o de cualquier otro origen, la izquierda progresista aspira a logar más votos para su partido demócrata para reforzar la esperanza de que algún día contarán con una nación de un solo partido, con una sola manera de pensar, decidir y actuar, a la manera de Orwell en “1984”.
Barack Hussein Obama, uno de los favoritos del progresismo, se ingenió dos trampas para facilitar el ingreso de inmigrantes: DACA y la orden para que cualquier inmigrante que pise territorio norteamericano y pida asilo, sin papeles, sea detenido y puesto en libertad atuomáticamente, hasta que una corte decida su suerte. O sea, nunca.
DACA es el decreto ejecutivo por el cual Obama impidió que se deporte a 869.000 ilegales, menores traídos a territorio norteamericano por padres ilegales. El Decreto temporal fue enviado al Congreso, por inconstitucional, para que elabore una solución definitiva. No lo hicieron. Trump envió entonces un proyecto en el que se ampliaba el número de “dreamers” a 1.800.000 para que sigan un proceso de ciudadanía en tiempo perentorio.
Ello estaba condicionado a que se asignen fondos para la construcción inconclusa del muro fronterizo con México, aprobado por los dos partidos en el 2006, que se eliminen las visas por sorteo y las concedidas a familiares incluso lejanos de los inmigrantes legalizados. Los demócratas se han negado reiteradamente, frente a lo cual Trump ha anunciado que ordenará que se proceda a las deportaciones.
En cuanto a la caravana amenazante, el Presidente ha dicho que recurrirá si es preciso a las fuerzas armadas para impedir que ningún ilegal pise tierra en este país y pretenda acogerse al la patraña de Obama del “catch and release” (péscalo y suéltalo). Quien intente cruzar la frontera será devuelto a México ipso facto, sin discusión.
Los potenciales invasores no tienen derecho alguno a la protesta. La invasión, si se da, viola la seguridad nacional justificando con ello una intervención militar. La Iglesia Católica actúa hipócritamente al proteger a los inmigrantes en vías de quebrantar la ley. Sus prédicas deberían más bien persuadir a esa gente a protestar contra los gobiernos corruptos de los países de origen, causantes del éxodo.
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(Es interesante que uno de los líderes del movimiento en favor de los inmigrantes (legales) que trabajaban en las haciandas y fincas agrícolas de los Estados Unidos era César Chávez, de origen mexicano y fundador del Sindicato United Farm Workers. Pues bien, él era uno de los mayoeres promotores del control de la inmigración ilegal, por considerarla contraproducente a los intereses de los que se hallan aquí legalmente. El Representante Louie Gohmert, de Texas, acaba de presentar ante la Cámara un proyecto de Ley en su homenaje, que declara la fecha de su nacimiento, 31 de marzo, Día Nacional del Control de Fronteras)
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(Es interesante que uno de los líderes del movimiento en favor de los inmigrantes (legales) que trabajaban en las haciandas y fincas agrícolas de los Estados Unidos era César Chávez, de origen mexicano y fundador del Sindicato United Farm Workers. Pues bien, él era uno de los mayoeres promotores del control de la inmigración ilegal, por considerarla contraproducente a los intereses de los que se hallan aquí legalmente. El Representante Louie Gohmert, de Texas, acaba de presentar ante la Cámara un proyecto de Ley en su homenaje, que declara la fecha de su nacimiento, 31 de marzo, Día Nacional del Control de Fronteras)
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