Millones de jóvenes (la mayoría menores de 18 años) salieron el sábado pasado a las calles de las principales ciudades de este país de la mano de los demócrata progresistas, para “decretar” que la violencia, a juicio suyo fomentado por los republicanos, debe terminar.
Como secuela de la matanza en el colegio de Parkland, Florida, en la que fueron asesinados 17 estudiantes y profesores, los muchachos piden que se restrinja la libre adquisición de las armas de fuego, garantizada por la Constitución a la que consideran, según entrevistas, “obsoleta”.
En las manifestaciones, que tuvieron cobertura continua en las cadenas de radio y TV, los líderes exhortaron a sus compañeros a registrarse tan pronto cumplan los 18 años para votar y alcanzar sus objetivos. No lo dijeron ni hacía falta: el voto potencial tendrá que ser demócrata.
Las pocas entrevistas a los participantes hechas al azar y difundidas daban clara idea de la debilidad de sus conocimientos acerca del por qué de la II Enmienda de la Constitución que garantiza a los ciudadanos el portar armas para defenderse de los gobiernos abusivos y su ignorancia total sobre armamentos. Y de la Historia en general del país.
La educación, desde que pasó a control del Estado contra lo señalado por la Constitución, ha ido decreciendo en calidad, debido al predominio de los sindicatos de profesores de tendencia “liberal” o de izquierda, que impiden todo intento de frenar la revisión de la historia de este país. (Trump quiere hacerlo con su gobierno)
Los manifestantes del sábado, por ejemplo, quieren responsabilizar al NRA de todo crimen individual y colectivo con armas de fuego, porque es la institución que desde 1871 defiende la II Enmienda contra los esfuerzos por debilitarla o eliminarla, siguiendo patrones dictatoriales. NRA no se ha visto involucrada ni directa ni indirectamente en crimen alguno de los que se le acusan.
Las leyes para la adquisición de armas existen y en el caso de la tragedia de Parkland el asesino Nikolas Cruz jamás debió recibir autorización para comprar el fusil automático A-15 ni municiones por sus antecedentes que lo inhabilitaban, según hubo más de 50 denuncias que la policía y el FBI no quisieron o no supieron escuchar para prevenir los daños.
Aún si se prohibiese la adquisición de armas de modo total, el crimen y la violencia individual o colectiva no cesarían. La violencia no la crean las armas, anida en la mente y el espíritu de los seres humanos. No habrá manifestación alguna que la borre, ni exhortación papal a los gritos que la alienten para lograrlo.
Si alguien está predispuesto al mal y carece de un revólver o fúsil, buscará una bomba, granada o cualquier otra instrumento mortal para lograrlo. Por más ilusiones utópicas que políticos profesionales imbuyan en mentes aún inmaduras, la sola alternativa para afrontar los estragos de la violencia es estar preparados para impedirla.
Días antes del sábado de las manifestaciones, una masacre en Maryland se evitó porque alguien estaba armado y logró abatir a un asesino que intentaba cometer otro asesinato colectivo. La policía habría llegado minutos después de la primera alarma, luego que el hombre armado ya actuó para salvar vidas.
La idea de que profesores o empleados se adiestren en el manejo de armas en escuelas y colegios es absolutamente válida y debe expandirse por la Unión, como ya ocurre en estados como Utah y como es reglamentario en Israel. Por rápida y eficiente que sea la respuesta policial a un llamado de auxilio, estar prevenidos debe ser mandatorio.
La movilización de cientos de miles de jóvenes debió financiarse con millones de dólares de demócratas multimillonarios que odian a Trump. No atinan cómo descalificarlo. La patraña de la colusión con los rusos se va por el caño. Anoche utilizaron a una prostituta (qué es, si no, una “porno star”) para ser entrevistada en TV sobre una supuesta relación sexual con el actual Presidente.
El entrevistador de 60 Minutes, Anderson Cooper, es homosexual confeso y no se le vió muy cómo tratando de dar cátedra de moralidad sexual con la porno star, que por tres veces había declarado por escrito que nunca había tenido sexo con Trump. Talvez Cooper habría estado mejor si la entrevista se refería a algún escándalo entre hombres.
Para colmo, Cooper trató de vincular la supuesta denuncia “bomba” con la investigación sobre la colusión rusa que el consejero especial Bob Moeller realiza desde hace casi año y medio sin encontrar evidencia alguna. Fue una ridícula intentona, que se estrelló hoy con la noticia de la expulsión de 60 diplomáticos rusos ordenada por el “agente” de Putin, Donald J. Trump, por el caso de envenenamiento en Londres.
Las millonadas del partido demócrata en la manifestación buscan una recompensa: votos. Si los muchachos votan demócrata, es porque en sus escuelas no les han enseñado que ese partido fue el que motivó la Guerra Civil, asesinó a Lincoln e impidió la integración de los negros, creó el Klu Klux Klan, se opuso al voto de la mujer y a los Derechos Civiles.
Pese a la cobertura obsesiva de la manifestación y los discursos por parte de los medios audiovisuales y escritos, parece que la gente no se traga ruedas de molino. La popularidad de Trump sigue en ascenso (como la Bolsa de Valores) aunque le critiquen no solo progresistas, sino incluso algunos de sus partidarios que no terminan por entenderlo.
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