Wednesday, May 10, 2017

LOS DEMOS SIN BRÚJULA

James Comey, el Director del FBI que acaba de ser despedido por Donald Trump, era uno de los personajes más detestados y despreciados tanto por demócratas como por republicanos. 
Su nombre fue propuesto por George W. Bush, pero los demócratas lo llegaron a adorar cuando el 5 de julio del 2016 dio una conferencia de prensa para censurar a Hillary Clinton por violar las leyes de seguridad en el manejo de emails del Estado desde su servidor privado en casa, pero la exculpó.
El director del FBI investiga y expone pruebas al Fiscal General para que determine un encausamiento, pero no asume el doble papel de policía y fiscal. Dijo que la absolvió porque vio que Hillary actuó sin mala intención lo que invalidaría el sistema legal y penal de ésta y de cualquier otra nación.
Pero los demócratas pasaron del amor al odio abruptamente, cuando el 27 de octubre, a poco de las elecciones del 8 de noviembre, Comey anunció que reabría la investigación por unos emails que la asistente Huma Abedin de Hillary había enviado ilegalmente a su marido Anthony Weiner. Pese al escándalo y la expectativa, luego anunció que todo era “normal”.
Normal según él que Hillary manipule desde su domicilio información clasificada del Departamento de Estado y normal que su asistente la envíe a su cónyuge, involucrado él mismo en escándalos sexuales. Las dos damas fueron absueltas de toda culpa por el “juez” Comey. 
Entonces sobrevino lo inesperado para los demócratas: su candidata, que solo aguardaba la “coronación” anticipada por Obama y los mayores medios de comunicación encabezados por The New York Times, perdió de modo inequívoco frente a Trump. De inmediato surgieron lucubraciones para encontrar a los culpables de la derrota.
Comey dejó de ser su héroe. Se convirtió en uno de los culpables por su acción nada profesional relativa a los emails de Abedin. Pero sobre todo los demos enfilaron su artillería anti Trump para atizar la fantasía de que fueron los rusos con Putin los que interfirieron en las elecciones para perjudicar a Hillary.
¿Cómo lo hicieron? Hasta el momento la única supuesta herramienta fue el robo de emails al jefe de campaña de Hillary, John Podesta, difundidas a través de WikiLeaks, que revelan las maniobras para obstruir el avance de Bernie Sanders, el rival independiente en la campaña primaria de los demócratas.
Los demócratas, con respaldo de algunos republicanos como John McCain y Lindsay Graham, siempre anti Trump, han convertido en artículo de fé que Putin y su equipo “hackearon” los emails para que su candidato Trump salga victorioso. Exigen fé, no pruebas. Han pasado meses desde el inicio de la acusación y ni el FBI, ni la CIA ni nadie ha exhibido pruebas.
Trump no pidió la renuncia a Comey al asumir el mando, como muchos confiaban. Acaso porque esperaba de él un pronunciamiento público sobre el tema de la mítica intervención rusa, que nunca vino. Aunque lo hizo en privado, según Trump lo revela en su carta de anuncio del despido.
La oposición hace reparos sobre la fecha. Se explica que no pudo ser antes debido a que el Fiscal General en funciones, Jeff Sessions, se había excusado de intervenir en asuntos relacionados con el tema ruso dejando ello en manos del subrogante Rod Rosenstein, que apenas hace un par de semanas fue aprobado en el cargo por el Senado, con una votación 94-6.
Fue este funcionario quien elaboró el expediente enviado a Trump para la cesación de Comey, en el que se destaca su error básico de absolver a Hillary Clinton sin tener atribuciones para ello. Los demócratas y afines, republicanos y columnistas se lamentan de la resolución y la comparan con el Watergate de Nixon.
Y sostienen que es una maniobra para echar por tierra las investigaciones acerca de la colusión de Trump y su equipo de campaña con los rusos, que determinaron, dicen ellos, la derrota de Hillary. ¿Cree alguien que los demócratas no hubieren entregado a la gran prensa hace tiempo las pruebas pertinentes, si las hubiere, a siete meses de la denuncia?
De otro lado ¿en qué magnitud fue afectado el sistema democrátrico eleccionario de los Estados Unidos con la divulgación de los emails de Podesta y otros líderes de la campaña demócrata? ¿Cómo varió el resultado electoral con este "leaking" de última hora? ¿Fueron rusos los hackeadores de Francia?
Irónicamente, son ahora esos demócratas y esos demorepublicanos los que ven rusos “hasta en la sopa”, como lo hicieron cuando el senador Joseph McCarthy denunciaba en 1957 con pruebas las vinculaciones de sus coidearios con el comunismo de Moscú, muchos de ellos a sueldo. Pat Buchanan, periodista y escritor que sirvió a Nixon, acaba de publicar un artículo en que compara a los dos personajes. 
En uno de sus párrafos, dice que lo más saliente del gobierno de Nixon es: 

Nixon's achievements in his first term were extraordinary.
He went to Beijing and opened up Mao Zedong's China to the world, negotiated with Moscow the greatest arms limitation agreement since the Washington Naval Treaty of 1922, and withdrew all U.S. forces from South Vietnam.
He desegregated the South, ended the draft, gave the vote to all 18-year-olds, indexed Social Security against inflation, created the Environmental Protection Agency and the Occupational Safety and Health Administration, named four justices to the Supreme Court, presided over six moon landings, declared a "war on cancer," proposed a guaranteed annual income, created revenue sharing with the states, took America off the gold standard, and let the dollar float.

Los logros a que alude son, en realidad: 
Una capitulación final ante Mao, luego del abandono del general Marshall a las fuerzas de Chiang Kai Shek en la II Guerra Mundial;
Una capitulación ante Mao y Stalin en Vietnam, cuando la guerra contra los invasores comunistas de la península estaba ganada;
La terminación de la conscripción militar obligatoria, es una capitulación ante quienes no quisieron luchar en Vietnam, debilitando el sentido patriótico;
Un impedimento de racionalización del financiamiento del seguro social;
Una creación del EPA, que ahora Trump trata de abolir;
Un abandono del respaldo oro de la moneda, que estimula la inflación y el gasto y endeudamiento públicos;
Un ingreso fijo, intrferencia en el mercado de salarios que fomenta el desempleo.
La invocación de Nixon, pues, al menos en estos aspectos, debería ser más bien bienvenido por los demoliberales, antes que demonizada.


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