El candidato presidencial republicano John McCain, que perdió en el 2008 frente al demócrata Barack Hussein Obama y continúa como senador por Arizona desde tiempo inmemorial, ha ido a Munich a tratar de desprestigiar al presidente Donald Trump, elegido por su propio partido.
Es deshonesto e impropio que un legislador de cualquier partido utilice una tribuna en país extranjero para criticar a un Presidente en ejericicio acerca de su política exterior, porque raya en traición. Y peor si sus objeciones no se sujetan a la verdad.
McCain acusó a Trump de tratar de aplicar políticas contrarias a los valores de Occidente, de mermar el apoyo y la solidaridad con Europa y la OTAN y de pretender aliarse con la Rusia de Putin. Horas más tarde, en la misma cita de Munich, el Vicepresidente Mike Pence dio un discurso a nombre de Trump para desmentir a McCain.
El actual mandatario jamás ha dicho que repudia a la OTAN, sino que busca actualizarla pues sigue los patrones de la guerra fría de hace más de 50 años, cuando la amenaza peor de hoy es el terrorismo islámico. No pide disolución del organismo, sino fortalecerlo y reclama contribuciones equitativas a todos sus asociados.
En cuanto a Rusia, Trump ha sostenido antes, durante y después de la campaña electoral que prefiere dialogar con Putin antes que confrontarlo, dado que representa a una potencia mundial nuclear respetable. En ningún momento ha insinuado que aceptaría una alianza que perjudique el interés de los Estados Unidos u Occidente.
McCain parece haberse sumado a la campaña de los demócratas y de los progresistas/globalistas empeñados en esgrimir el factor Rusia para torpedear la legitimidad de la presidencia de Trump. Sin prueba de ninguna clase, los opositores anti Trump alegan que Putin intervino en los comicios para favorecerlo en desmedro de la candidata demócrata Hillary Clinton.
El instrumento de la supuesta maniobra fue la publicación vía WikiLeaks de emails comprometedores de la dirigencia del partido demócrata, en los que se revelaban actos no éticos pro Hillary. Pero esos hechos ocurrieron con Obama, quien evidentemente nada hizo para evitarlo pese a que tuvo información, según ellos, cierta al respecto.
Putin ha negado toda participación rusa en la campaña electoral e igual lo ha hecho el grupo Trump. Nadie ha desmentido, en contraste, la veracidad de los emails de la dirigencia demócrata puestos al descubierto. Del lado republicano más bien se ha aclarado que se adoptaron medidas extra de seguridad cibernética, tras la advertencia que el FBI dio a los dos partidos y que los demócratas desoyeron.
El “fantasma” ruso persiste en la mentalidad demócrata/progresista, con el apoyo de medios como el The New York Times, que ocultó el genocidio de la era Stalin con la hambruna de la estatización de las propiedades agrícolas y las matanzas por la represión política. Walter Duranty, su Corresponsal en Moscú, recibió el Premio Pulitzer en 1932 con sus falsos reportajes (Wilkipedia).
El objetivo es torpedear todo esfuerzo de Trump por dialogar con Putin para mantener una relación pragmática, que permita liquidar de una vez por todas al terrorismo islámico, asunto en el cual coinciden. En cuanto a la alusión de McCain sobre Occidente, Putin parece estar más en armonía con una visión judeo cristiana que Obama, el general pro globalista y quienes protegen la expansión del radicalismo islámico.
Hay razones personales, además, que explican la actitud impropia del senador McCain en Europa. Durante la campaña, en alguna entrevista por TV, Trump se negó a admitir que el veterano de Vietnam sea un héroe por el hecho de haber estado en prisión. Si lo dijo, es porque tenía razones para ello. Casi nunca, aún sin el casi, Trump falta a la verdad en discursos, en sus mensajes por Twiter, en las entrevistas.
Efectivamente. Basta explorar el Internet y acceder a videos y testimonios para probar que McCain no fue un héroe, que colaboró con los Vietcongs y grabó cintas acusatorias contra las fuerzas armadas norteamericanas, no fue torturado y que se lesionó al saltar de su avión abatido y que fue liberado en tiempo récord en mérito a su cooperación y a que su padre era el comandante de las tropas navales de la región.
En el video clip que se puede ver y escuchar en este enlace, las pruebas son claras. Son testimonios en el Senado. Allí se da cuenta, además, que el ya entonces Senador y Héroe de Vietnam, apoyado por otro “héroe”, John Kerry, pasó una ley para bloquear toda información relativa a los prisioneros de guerra que quedaron atrás, que no pudieron tener el trato especial que tuvo McCain.
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