Sunday, December 21, 2008

EL CHARLATÁN SE RECTIFICA

El presidente Rafael Correa, que ha superado a Abdalá Bucaram como el peor charlatán en la larga historia de gobernantes del Ecuador, acaba de rectificarse y advertir que la crisis global de la economía también afectará a esa nación bananera/petrolera.
Correa tiene un doctorado en Economía en una respetable universidad de los Estados Unidos, pero sus conocimientos académicos sobre la materia no parecen superiores a los de un abacero de barrio. Cuando se produjo el colapso en el mercado hipotecario de los Estados Unidos, casi pareció alegrarse suponiendo que ello solo afectaría “a los gringos”.
Me importa un comino lo que les pase a ellos, dijo, puesto que nosotros en el Ecuador “estamos blindados” para evitar cualquier impacto de ese problema. Como en tantas otras de sus predicciones y sentencias sobre economía, esta vez también falló. El mal manejo de la política de concesión de hipotecas, por influjo de los gobiernos demócratas, hizo tambalear no solo a la economía y finanzas de los Estados Unidos, sino de todo el mundo.
Una de las consecuencias del descalabro, que no se sabe cuando terminará ni cuando comenzará a superarse, fue el desplome de los precios del petróleo de 140 dólares por barril a menos de 30 dólares, que bajan a 20 dólares para el crudo del Ecuador. Los emigrantes ecuatorianos en USA y Europa, además, están reduciendo drásticamente los envíos de dinero a sus familiares en el Ecuador.
Esos dos rubros, petróleo y remesas, generaban la bonanza fiscal de Correa que le permitió apuntalar su forma altanera e insultante de gobernar. En base a ese poder económico ficticio, descuartizó la estructura institucional democrática del país, acrecentó el gasto público de manera descomunal e irrresponsable, absorbió el control total de la economía y con ello desalentó la inversión nacional y extranjera, aumentando el desempleo y la pobreza.
Ahora se ve en aprietos por el impacto del fenómeno mundial “que ha ido más allá de nuestras expectativas”. Pero lejos de pedir excusas por las evidentes muestras de su incapacidad como estadista, se lanza en nuevos insultos contra banqueros, empresarios, periodistas a los que acusa de “pelucones” corruptos acostumbrados a “mangonear” del país.
Un dato estadístico señala que su su administración de 2 años hubo un ingreso imprevisto de 17.000 millones de dólares por las ventas petroleras, debido al incremento igualmente inesperado de los precios en el mercado mundial. En lugar de crear un fondo de reserva para afrontar posibles contratiempos no planeados en la economía, como Noruega lo ha hecho de modo ejemplar, Correa forró sus discursos con una expansión insolente de la burocracia, los ministerios, la concesión de contratos sin licitación ni control, los viajes innecesarios, las compras inútiles de aviones y más equipos.
Para halagar y silenciar a las fuerzas armadas, ahora se conoce que Correa duplicó a 631 millones de dólares las compras de armamentos hechas por sus 3 predecesores juntos. Cada una de las ramas recibió jugosos contratos para obras públicas, hecho que no se repetía desde las últimas dictaduras militares. La Marina se hizo cargo de Petroecuador, por añadidura.
El dinero fácil le permitió continuar en su arrogante actitud frente a las empresas de inversión extranjeras, como las del petróleo u otras como las brasileñas. Y le indujo a decidir unilateralmente el no pago de parte de la deuda externa, casi la mitad de 12.000 millones de dólares, lo que traerá como consecuencia el cierre del crédito externo y el planteamiento de juicios por parte de las aseguradoras de esos créditos en mora.
En su obsesión antinorteamericana, resolvió poco antes de la crisis mundial volver a adherirse a la OPEP, en la creencia de que era otro sindicato anti yanqui. Con la baja de los precios, ese organismo acude otra vez a la rebaja colectiva de la producción para sostener dichos precios y el Ecuador, lo dice Correa, acatará el acuerdo en la cuota porcentual. No cabe duda, Ecuador terminará nuevamente por desafiliarse y ahora tampoco podrá pagar la millonaria cuota de asociación.
Humillación tras humillación. Como plazuela de barrio, se irritó por una falla de construcción de la hidroeléctrica San Francisco y decidió expulsar a la constructora brasileña y no pagar el crédito de un banco estatal de ese país. El presidente Lula frenó al gangster y ahora, tras dialogar con él en Brasil, Correa terminó por aceptar pagar lo que debe pagar.
Igual sucederá con las petroleras cuyas instalaciones fueron confiscadas y, con el paso del tiempo, con las empresas de la familia Isaías, incluídas las estaciones de TV. A la banca privada la ha acosado verbal y jurídicamente y cuando ellos, en un comunicado de la Asociación, le piden cordura porque los malos tiempos se avecinan, los amenaza con encarcelarlos si osan nuevamente “propalar falsos rumores”.
Para paliar la crisis, auncia más impuestos. Promete limitar el gasto, pero deja sin precisiones esa tarea a los 30 y más ministerios. Se sabe que nada significativo ocurrirá en el corto plazo. Pero reitera que los subsidios y el “gasto social” no se reducirán. ¿Cómo hacerlo? Lo dice con todo descaro: tomando del IESS 2.200 millones de dólares.
Su razonamiento de economista con PhD es “claro”. ¿Por qué vamos a regalar esa plata a los gringos, colocándola al 0.98% de interés, cuando aquí podemos usar ese dinero al 5 % o 6%%? El dirigente del IESS, esbirro colocado por Correa, dice estar listo a ayudar al Gobierno, como ha sido costumbre con gobiernos anteriores...
Velasco Ibarra era adicto a echar mano de los fondos del IESS cuando le venía en gana. Correa lo hará y en todos los casos lo que ocurrirá es que esos fondos nunca regresan y pasan a alimentar la deuda eterna del sector público con esa institución, a la que aportan los trabajadores y empresarios del sector privado.
Algo parecido sucedió recientemente en Argentina, aunque de modo mucho más radical. No debe sorprender si ese primer manotazo de Correa termina en algo parecido en el Ecuador. Cuán distinto sería si la seguridad social buscara el canal privado para capitalizarse, como en Chile y que, en lugar de que los ahorros sean poco productivos o caigan en manos de gobiernos irresponsables, alimenten el ahorro social para fines productivos a través de la empresa privada.
Correa sigue impertérrito en su voluntad de entrar en moratoria del pago de la deuda “ilícita”. Ignora que los préstamos externos se conceden no a los titulares de los gobiernos del momento, sino a los gobiernos representativos de los Estados soberanos. Si se detectaran irregularidades de cualquier tipo en la concertación de los empréstitos, se los podría volver a examinar, pero con la venia de las partes. No unilateralmente. Eso viola la ética y las regulaciones internacionales sobre materia..
Pero Correa dice que si seguirá pagando las deudas al BID, a la CAF y a otras institucionaes crediticias regionales “porque son nuestras”. ¿O sea que si “no son nuestros” no paga? Por lo que se conoce el principal accionista del BID es los Estados Unidos (cuando se fundó aportó 15 de los 40 millones de capital, ahora tiene 991 millones de dólares de los 2.902 milllones y en el presupuesto de operaciones especiales su aporte es de 100 millones de dólares del total de 150 millones de dólares).
Con menos dinero del petróleo y de las remeses de los emigrantes, la economía ecuatoriana se desploma. Las medidas correctivas no servirán para nada, pues en nada se alterará la actitud obstructiva del gobernante en contra de la actividad privada empresarial, nacional y extranjera. Con más impuestos a las importaciones y más restricciones al ingreso y egreso de capitales, habrá menos inversión.
Muchos analistas hay en el Ecuador que están preocupados por esta marcha al vacío del presidente Correa y piden que reflexione. Lo que consiguen es más insultos y más amenazas de crear mordazas a la libre expresión del pensamiento a través de la radio, la prensa y la TV. Pero los gremios no reaccionan aun en debida forma.
Uno de los afectados es Carlos Vera, considerado (sobre todo por él mismo) como la superestrella de la televisión ecuatoriana. Vera fue un ardiente defensor y propulsor de Correa en la campaña presidencia y sucesivas. Pero últimamente ha denunciado algunas cosillas impropias del caudillo, como viviendas mal construídas con fondos públicos en su tierra natal de Manabí.
La respuesta de la maquinaria propagandística del gobierno ha sido furibunda contra Vera. Y éste se queja (en entrevista concedida a Ecuador Inmediato), no de Correa en general, sino de su inconsistencia e ingratitud, pues le recuerda que siempre le ha sido fiel y que si volviera a presentarse la disyuntiva entre Correa y Álvaro Noboa, volvería a votar con los ojos cerrados por Correa.
¿Por qué me tratas así? parece decirle Vera a Correa, si yo he aplaudido todos tus actos buenos como el no pago de la deuda ilícita, la arremetida contra las empresas petroleras extranjeras, la reacción contra Colombia por destruir el campamente de narcoterroristas en la frontera, por el saqueo a las empresas de la familia Isaías. Todo, todo eso he aplaudido ¿y me pagas de ese modo, Rafael?
Si Vera (cuyo estrellato despuntó en uno de los canales de TV de los Isaías) y otros concuerdan con esas acciones de Correa, deberían ser entonces sus incondicionales. Las malas construcciones escolares no son sino minucias comparadas con esas aberraciones de mal gobernar, que Vera las aplaude.

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