Thursday, March 7, 2019

URGE EL CIERRE DE FRONTERAS

Parece que al Presidente Donald Trump no le quedará otra alterantiva que cerrar la frontera con México temporalmente, hasta que cese la invasión de las caravanas de ilegales y cambie o se reduzca la obstrucción de los demócratas del Congreso a toda otra posible solución legislativa.
La actitud de los demócrata progresistas ha sido implacable e impermeable a una propuesta para obtener fondos para continuar la construcción del muro fronterizo, aprobada en el 2006 por los dos partidos y que se considera un medio importante para controlar el flujo de migrantes ilegales.
Los fondos fueron congelados por la Cámara de Representantes que en las pasadas elecciones de noviembre volvieron a control de los demócratas. Han sido vanos los intentos por romper ese bloqueo que anula el mandato que la Constitución impone al Presidente de garantizar la seguridad de las fronteras.
Ante esa realidad, Trump anunció que decretaría la emergencia para utilizar fondos presupuestarios reservados a ese y otros fines para continuar con la construcción del muro, pero de inmediato surgió la protesta de demócratas y algunos republicanos, aduciendo que ello sería inconstitucional, puesto que solo al Congreso le corresponde la asignación de recursos.
Incluso republicanos que aclaran ser pro Trump apoyan la tesis, aunque no mencionan que la negativa de dar al Ejecutivo los fondos para la seguridad de las fronteras es en si mismo inconstitucional, por obstruir las funciones de otra rama de gobierno, lo que prohibe la Constitución.
La Cámara de Representantes votó ya un ley de repudio al decreto de emergencia y está pendiente el voto del Senado. Probablemente ratifique el rechazo. Trump lo vetará. Para anular el veto, se requeriría de los 2/3 del Senado y aún cuando no se logre esa cifra y el veto se ratifique, la atmósfera política sería penosa e insostenible.
Además, intervendrían los jueces federales izquierdistas obstruccionistas y el proceso tendría que suspenderse hasta el fallo de la Corte Suprema, mucho tiempo después. Por ello sería preferible y justificable que de inmediato el Presidente ordene el cierre de la frontera con México, por una crisis que ya no se puede tolerar y que solo el fanatismo demócrata pretende ignorar.
La orden no requiere declaratoria previa de emergencia (Title 8 United States Code Section 1182 (f) ) ni venia del Congreso y ha sido puesta en práctica recientemente por los Presidentes Jimmy Carter (cuando la crisis de la embajada en Irán), Bill Clinton (en 1994 por riesgos en cruce de ilegales por Arizona) y Obama (con Hillary Clinton, por la guerra con Irak).
El cierre sería temporal y de hecho desalentaría la avalancha de caravanas de ilegales de varios países de Centro y Sudamérica y de otros continentes, que conocen de las debilidades de la leyes migratorias locales y buscan filtrarse en busca de asilo. En el mejor de los casos, huyen de sociedades corruptas en las que las oportunidades de empleo son mínimas.
Pero también afluyen traficantes de drogas y de seres humanos destinados a la más vil de las explotaciones de prostitución subterránea. Para ello maquinan los "coyotes" con madres de suprema ignorancia o impiedad, que ceden sus niños para que sirvan de escudos en las caravanas con rumbo a la frontera y a una vida que no ciertamente es la mejor.
Los demoprogresistas saben que hay la crisis y que hay que asegurar la frontera con un muro. Pero como lo pide Trump, lo niegan. La crisis ya es inmanejable. No hay capacidad para albergar a más detenidos, adultos o niños; falta espacio, faltan camas. Faltan jueces para atender los pedidos de asilo, casi todos infundados. Faltan guardias de fronteras. Aumentan capturas, aumenta el flujo de drogas y aumentan las caravanas.
Mientras tanto, la veintena de candidatos y precandidatos a la presidencia de los demócratas para las elecciones del 2020 reiteran su aversión al capitalismo y sus simpatías por el socialismo y así pretenden impedir la reelección de Trump. El socialismo y su economía centralmente planificada, es antípoda a la economía de libre mercado consignada en la Constitución de 1778.
También la plataforma "ganadora" de los demócratas cotempla regalar a los negros cierta suma de dinero como "reparaciones" por la esclavitud que concluyó en 1865 con la Guerra Civil. Pero resulta que fueron los demócratas los causantes de la Guerra y los que se opusieron con la ley Jim Crow a que los negros gocen de todos los derechos civiles. ¿Acaso se van a seguir juicio a si mismos? se pregunta un columnista negro a propósito de la propuesta.
El gobernador demócrata de Virginia apoyó recientemente un proyecto de ley  que autoriza matar a un niño que nace vivo después de un aborto frustrado. Dijo en una entrevista televisada que él, neuropediatra, podía sostener confortable al ser con vida hasta que la madre decida si lo quiere con vida o no. El proyecto no fue aprobado. Pero en el Senado un republicano presentó un proyecto para prohibir todo tipo de infanticidio. Los demócratas lo negaron.
Los demócratas quieren un ambiente descontaminado en doce años en base a monumentales impuestos a los ricos (93 trillones de dólares) y vuelta a las cavernas por la supresión del transporte aéreo y mecánico móvido por el petróleo. Quieren combatir el recalentamiento global con esos impuestos y aunque no lo mencionan, con grandes viseras o parasoles o aparatos de aire frío contra el dios Sol.
Claro que no conseguirían reducir ni una décima de grado la temperatura ni la contaminación, pero si aumentar la miseria humana. Lo que buscan no es el bienestar sino el control del poder, para asi manipular la voluntad humana,  anular las libertades individuales y, a la postre y como lo predecía C.S. Lewis lograr The Abolition of Man.

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