Saturday, October 6, 2018

LA PONZOÑA QUEDÓ ATRÁS

Brett Kavanaugh acaba de ser ratificado por el Senado del Congreso Federal de los Estados Unidos como noveno juez de la Corte Suprema de Justicia, cerrando el paso a la más insidiosa y obstructiva campaña de oposición del partido demócrata progresista de que se tenga memoria. 
El nominado por el Presidente republicano Donald Trump ostentaba las más altas calificaciones académicas y fue elogiado por juristas y organizaciones de todos los matices políticos. Fue sometido a intenso interrogatorio por el Comité Jurídico del Senado por más de 30 horas y tras aprobarlo, surgió la acusación contra él por un supuesto abuso sexual.
La maniobra adolecía de fraudes múltiples. La denuncia fue enviada por carta a la senadora demócrata Dianne Feinstein en julio, pero ésta no la hizo pública ni en las audiencias ni en el diálogo privado con el nominado. Peor aún, la carta fue filtrada a un diario, pese a su carácter de confidencial y de ahí surgió un escándalo explotado por los medios.
La acusación de la profesora Christine Blasey Ford no ofreció pruebas. Dijo que el incidente se produjo cuando ella tenía 15 años de edad y Kavanaugh 17, pero los supuestos testigos que citó negaron haberlo presenciado. Solo recuerda con precisión que había bebido solo una cerveza, pero no cuándo se produjo el intento de violación, ni en dónde, como llegó al sitio ni como salió de él.
Los senadores demócratas del Comité y los medios anti Trump esgrimieron toda suerte de agravios contra el nominado, pero él logró probar que durante las supuestas fechas del incidente se encontraba, en el verano de 1982, muy lejos del lugar y en compañía de sus compañeros de colegio o familiares. De todos modos, la oposición pidió una investigación adicional (la séptima) del FBI.
El presidente del Comité accedió al pedido de que se lo haga en una semana, al cabo de lo cual el informe ratificó que no había pruebas de la acusación de la profesora contra el juez. El Presidente del Senado, Mitch McConnell, anunció entonces que la táctica dilatoria de los demócratas había concluído y que era hora de concluir los debates y llamar a la votación final. Ello ocurrió esta tarde.
La votación fue 50-48. Los demócratas pretendían posponer la votación para obligar a Trump a retirar la nominación de Kavanaugh y suspender el anuncio de un nuevo nombre hasta luego de las elecciones de noviembre de medio tiempo. Soñaban y sueñan con ganar esos comicios y recuperar la mayoría en las dos cámaras del Congresos para destruir a Trump.
Porque ése es el fondo de las maquinaciones y turbulencias tejidas en torno a la nominación del juez. Con Trump se les ha escapado el control de la Corte, a través de la cual legislaban para cambiar la cultura de este país en asuntos como la defensa de la vida  que garantiza la Constitución (no al aborto), el matrimonio heterosexual, medicina y educación de acceso libre y, en general, respeto a la división de poderes.
Con el nombramiento de Kavanaugh, la Corte Suprema de Justicia por primera vez en una cincuentena de años tendrá mayoría de jueces no partidistas, que juzguen según los principios originales de la Constitución y que no legislen guiados por distorsiones ideológicas. Fue penoso observar que entre quienes protestaban dentro y fuera del Congreso la mayoría era de mujeres pro aborto, defensoras del derecho a matar con impunidad el fruto de sus vientres.  
La ponzoña demoprogresista acaso quede atrás en lo atinente a la nominación del noveno juez, pero esa ponzoña anti Trump continuará en el partido demo y en el eco que halla en la mayoría de medios de prensa. Pero Trump sigue demostrando una fortaleza increíble por lo cual su popularidad ha saltado al 51%, pese al total bloqueo informativo y de opinión de dichos medios.
Y seguirá ganando batallas. Pronto se harán públicos los documentos de Inteligencia del FBI y la CIA que demostrarán la conspiración de Obama y los demócratas para destruir a Trump y vendrán juicios contra los culpables y, quién sabe, comenzarán las condenas públicas a altos funcionarios de esas Agencias y a sus cómplices, a Hillary Clinton y acaso a otros civiles y militares.
Pero lo ocurrido hoy en el Senado es ya una espectacular victoria para la democracia en este país, para su líder Trump y para los senadores que no cejaron ante los embates venenosos de la oposición. A la cabeza figuran el presidente del Comité Judicial, Chuck Grassley y el Presidente del Senado, Mitch McConnell. 

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