Históricamente los esclavos eran resultado de las guerras. Quienes vencían sometían sin excepción a los vencidos a la esclavitud permanente o en ciertos casos como en la Grecia y Roma antiguas, dejaban abierta la opción a una libertad condicional o definitiva.
La misma palabra esclavo se deriva de eslavo, gente sometida a la esclavitud en la temprana Edad Media y cuyo vocablo se difundió luego por la Europa moderna. Pero en época más reciente, la esclavitud se asocia más con la raza negra proveniente de África y traída en galeones a las colonias americanas.
Pero esos esclavos no fueron "cazados" por los mercaderes blancos, como se supone y embarcados a América. Los proveedores de esa mercancía eran los propios negros convertidos en empresarios que traficaban con bienes traídos del otro lado del Atlántico o dinero, a cambio de dichos esclavos.
África era un continente plagado de guerras entre tribus que generaban de modo permanente un excedente de esclavos que hacia los siglos XV, XVI y sucesivos los negociaban a otros países de Noráfrica y a Europa y, más tarde, a las Américas.
Las constantes guerras tribales africanas anulaban toda posible resistencia al tráfico de esclavos. Esa debilidad se mantenía en los lugares de destino mediante férreas regulaciones que dividían a las familias, les impedían todo acceso a la educación, la información y la movilización. Todo intento de rebeldía se cortaba brutalmente de raíz.
En todo caso, los hacendados en los Estados Unidos, Brasil u otras naciones de América no necesitaron de una guerra de conquista para derrotar y esclavizar al enemigo. Los esclavos les fueron provistos por mercaderes sin que mediaran batallas de su parte: los adquirieron inicialmente de los empresarios negros que vencieron y esclavizaron a seres de su misma raza.
La Historia puede y debe ser estudiada, pero es pueril pretender rectificarla moldeándola con los patrones morales y éticos actuales. Los negros fueron víctimas de la esclavitud por su propia división y debilidad en el África, que les impidió resistirse. Los blancos, como los árabes y los de otras etnias en todas las épocas, se aprovecharon de esa debilidad para medrar.
Durante el comercio de esclavos que se prolongó hasta el siglo XIX, hubo un beneficio triangular para los negros que vendían negros, para los que los comerciaban, para los que los compraban. En América del Norte y el Caribe, los negros sustituyeron a los nativos que morían por millones con las viruelas y fueron útiles en las plantaciones de algodón, azúcar y tabaco.
La esclavitud estaba prohibida por la Constitución de los Estados Unidos no obstante lo cual fue necesaria una Guerra Civil y más de 600.000 muertos para abolirla a mediados del siglo XIX. La Guerra fue ganada por los blancos al mando de un Presidente blanco, Abraham Lincoln. Se evitó la secesión y la perpetuación de un esclavismo defendido por los demócratas.
La completa recuperación de los derechos ciudadanos de los negros se frustró tras el asesinato de Lincoln por un demócrata. La segregación se prolongó por una centuria adicional, durante la cual los negros fueron víctimas de linchamientos y humillaciones perpetuas con leyes y regulaciones (Jim Crow) y por grupos terroristas como el Klu Klux Klan, formado por demócratas.
Paradógicamente, cuando hacia 1960 se dictaron medidas para terminar con la segregación, la mayoría de negros prefirió alinearse con el partido demócrata y exigir, amparados en ese partido, protecciones más allá de lo previsto por la Constitución, como si fueren minusválidos o ciudadanos de segunda clase (subsidios, dádivas, reparaciones).
Quienes prefirieron la secesión y la Guerra, consideraban a los esclavos seres inferiores, no aptos para la libertad. Los demócratas de hoy tienen en su ADN todavía ese sentimiento y al pareceer proyectan la plantación en sus políticas protectivas hacia los negros, considerándolos incapaces de competir en igualdad de condiciones con los demás.
Por fortuna, cada vez son más los negros que se percatan de la realidad de la Historia y creen que el futuro está en sus propias manos, no en las falsas promesas protectivas del Estado para surgir por sus propios méritos, como lo han hecho brillantemente tantos de su etnia en los campos del arte, la ciencia, el deporte y el entretenimiento.
Restan muchos, por desgracia, que aún adoptan una actitud revanchista que quiere demoler monumentos, rehacer la historia, demandar "reparaciones" por centurias de esclavismo. ¿A quién o a quiénes dirigir esos reclamos? ¿A los negros vendedores de esclavos negros? ¿A los negros que no supieron rebelarse allá ni acá? ¿A los demócratas que asesinaron a Lincoln y frenaron la Restauración?
Al contrario, deberían ser gratos de vivir en esta nación cuya Constitución fruto es de los principios judeo cristianos que presuponen que todos los hombres han sido creados iguales y que en igualdad de condiciones, tienen todos el derecho a la vida, la libertad y la prosperidad. Es este concepto lo que hace de los Estados Unidos una nación excepcional.
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