Para desconcierto de los demócrata/progresistas opuestos a todo lo que hace y dice Donald Trump, acaba de anunciarse oficialmente que la economía en los Estados Unidos ha crecido en un 4.1% en el segundo trimestre del año, que es el doble del registrado en el primer trimestre.
Mientras la economía sigue boyante (en los ocho años precedentes de Obama no se avanzó más allá del 1.8%), la Bolsa de Valores sigue superando los 25 mil puntos, reingresan los capitales, aumentan las inversiones y el empleo, los anti Trump siguen engolfados en qué calumnias más achacarle al Presidente.
Insisten en vincular a Trump con Putin por una supuesta colusión rusa para interferir en las elecciones del 2016 y perjudicar a su rival Hillary Clinton, pero no dan prueba alguna para ello. Al contrario, se ha revelado que Hillary pagó a rusos para urdir una falsa historia contra Trump en Moscú, la cual nunca despegó.
Esa historia fue acogida sin embargo por el FBI de Obama para montar la farsa de la investigación contra Trump por colusión que aún funciona al mando del ex-Director del FBI Bob Moeller, que contrató a 17 abogados demócratas con altísimos sueldos para ayudarlo a encontrar algún crimen.
Entre las búsquedas fallidas cayó el ex abogado de Trump, Michael Cohen, que resultó traidor. Con él Moeller pretende tejer algún vínculo de Trump con Rusia a través de una porno star (prostituta) Stormy Daniels en base a chantajes, falsos trestimonios y supuestas cintas grabadas contra toda ética entre un abogado y su cliente.
En el peor de los casos esas referencias e incidentes se remontan al 2006, cuando Trump aún no era ni pensaba ser candidato presidencial. El caso no es ni remotamente comparable al de Bill Clinton, por ejemplo, que tuvo un affaire con la pasante Monica Lewinsky, de 22 años de edad, en la Oficina Oval de la Casa Blanca y lo negó bajo juramento. Como era demócrata fue absuelto.
Trump ha sido atacado sin piedad por la mayoría de los medios de comunicación. No desde las columnas de opinión, lo cual está garantizado por la Constitución, sino a través de la manipulación de la información sea tergiversando hechos, ignorándolos o presentándolos incompletos o con mezcla anti profesional de noticias y opinión. Esta deformación del periodismo no está amparada por la Constitución.
La estrategia utilizada por Trump, por ejemplo, para superar los aspectos negativos para el país de los tratados de comercio internacional o de las relaciones con la OTAN, NAFTA y líderes de países como Rusia y Corea del Norte han merecido solo burla y escarnio por parte de los medios, sin ofrecer
ningún aspecto positivo. Pero los frutos comienzan a darle la razón a Trump.
La Unión Europea, a través de su Presidente Jean Claude Juncker, acaba de convenir en revisar su política de tarifas y aranceles que generan más de 150.000 millones de dólares de déficit a los Estados Unidos, para lograr un comercio más justo y equilibrado. Hay indicios, asimismo, de que en agosto se llegue a un acuerdo de revisión de NAFTA con Canadá y el nuevo líder de México, Andrés Manuel López Obrador.
Corea del Norte ha comenzado a desmantelar sus plantas nucleares principales y han comenzado a llegar los restos de los soldados norteamericanos muertos en la guerra de la Península que terminó con el armisticio de 1953. Continuarán las conversaciones hasta llegar a la anhelada desnuclearización de las Coreas y la reconstrucción y liberación total de la cárcel del norte.
La economía de Irán está en escombros, pese al obsequio de Obama de más de 1.500 millones de dólares (gran parte en efectivo) para que continúe en su programa nuclear. El Ayatola de turno usó ese dinero para armas y para apoyar el terrorismo internacional, no para mejorar la economía. Trump ha anunciado que rovocará el Acuerdo Obama/Irán no aprobado por el Congreso y que apoyará la rebeldía popular contra la teocracia corrupta que martiriza a esa nación.
Las elecciones de medio término están previstas para noviembre para renovar las cámaras legislativas federales y estatales, las gobernaciones y otras dignidades de elección popular. Trump promete seguir restaurando la plena vigencia de la Constitución y las leyes para continuar haciendo de los Estados Unidos "nuevamente una nación grande" mediante reducción de impuestos y regulaciones anti empresa privada, fronteras seguras y reivindicación del orgullo nacional.
El partido demócrata/progresista insiste en que las medidas tributarias de Trump favorecen a los ricos, que hay que gravar más impuestos a esta clase, que se precisa instaurar la "justicia social" y la "redistribución de la riqueza" a la fuerza, siguiendo modelos socialistas que han probado ser ruinosos donde quiera que se los aplique. La respuesta popular no parece ser dudosa en favor de la causa Trump.
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