Sunday, October 9, 2011

¿PARADOJA? OBAMA SALVADOR DE USA

El presidente Barack Hussein Obama ha sido uno de los más nefastos mandatarios que ha tenido los Estados Unidos, acaso peor que Jimmy Carter (1977/1981), quien como él era un militante del partido demócrata.

Y sin embargo y precisamene por su mala gestión gubernamental en lo político y económico, Obama podría pasar a la historia como el líder que aglutinó al pueblo norteamericano para echarlo del poder con una enorme votación, acaso tanta como la alcanzada por Reagan para derrotar a Carter en 1981.

Pero el triunfo republicano en el 2012 quizás tendría una mayor trascendencia, pues podría significar el fin de la tendencia de los últimos tres o cuatro decenios de conducir a esta nación, la más próspera en la historia de la humanidad, por el sendero del estatismo socializante que ha llevado a la virtual quiebra a otros países, incluidos los de la Unión Europea.

Cuando Obama se posesionó en enero del 2009, propuso transformar a los Estados Unidos tal como han sido conocidos hasta la fecha. No dijo mejorarlo, superar sus debilidades o corrupciones: concreta y enfáticamente propuso su transformación. En casi tres años de gestión administrativa, sus promesas comienzan a ser verdaderas.

Y eso no gusta a la mayoría de norteamericanos. Porque presupone un rechazo al sistema democrático, capitalista, competitivo y tolerante que se basa en el esfuerzo libre del sector privado, para sustituirlo por uno en el cual el Estado es lo preponderante. Las libertades individuales ceden paso a las regulaciones estatales cada vez más severas, restrictivas y coercitivas.

La tendencia hacia la socialización no nace con Obama. Se arrastra desde la terminación de la segunda guerra mundial y se aplicó primeramente en el Reino Unido, cuando Winston Churchill fue derrotado por el laborismo y se inició el viaje hacia el “welfare state” o estado sobreprotectivo que intenta redistribuir la riqueza desalentando el potencial creador de riqueza de la comunidad.

Ahora Europa está en crisis y la solución a la que se está recurriendo es subsidiar a la banca y a los gobiernos que sucumbieron al ilusionismo de ofrecer bienestar con dinero ajeno o inexistente. En lugar de presionar para que la UE retorne a los principios fundamentales del libre mercado, o sea gastar conforme a los recursos disponibles, se da más dinero (impreso) para aumentar el gasto público y los subsidios, en una acción comparable a dar más licor a un alcohólico irredento.

En Grecia, para dar ejemplos al vuelo, los burócratas públicos son más numerosos que los empleados privados, sus sueldos son mayores, se acogen a la jubilación a los 45 años de edad, gozan de ocho semanas de vacaciones anuales, y en el sector privado, los sindicatos no se quedan atrás en sus “conquistas” laborales.

Por desgracia, la máquina impresora de billetes no cuenta con el respaldo de aumento en la producción y productividad, por lo cual su efecto es inflacionario. La sola salidad a la crisis en Grecia y la Unión Europea es frenar el gasto innecesario, abolir los sindicatos públicos, bajar los impuestos y entonces aspirar a un crédito estabilizador.

En Estados Unidos también se ha caído en la seducción redistributiva de posguerra. Los demócratas, que prefirieron una Guerra Civil y la secesión a renunciar a la esclavitud y que luego se opusieron a que los negros tuvieran plenos derechos ciudadanos con la Restauración, 100 y más años después se inclinaron por medidas extremas para proteger a “pobres” y a los negros como forma de expiar las culpas del pasado.

Con Lyndon B Johnson (1963/1969) aprobaron medidas como la Lucha contra la Pobreza que ha gastado inútilmente trillones de dólares sin resultados positivos demostrables. O la “Affirmative Action”, que otorga privilegios a los negros y a otras minorías para ingresar a las universidades o acceder a empleos, no por sus calificaciones sino por su condición de negros, o hispanos o mujeres, ubicándolos de hecho como ciudadanos de segunda clase.

Los avances de su aparente sentido compasivo no se han detenido allí. Al igual que en Europa, los sindicatos públicos y privados han rebasado las posibilidades de negociación equilibrada. En uno y otro caso han contado con el respaldo de los demócratas en el Ejecutivo y en el Congreso. Y éstos, por ese hecho solidario, han recibido sus votos y dinero.

La Boeing, por ejemplo, quiere instalar una planta ultramoderna en Carolina del Sur, donde no es obligatorio que los empleados y obreros se sindicalicen, como lo es en California y otros Estados. Los beneficios serían inmensos en cuanto a empleo e inversión. Mas Obama objeta la inversión, exigiendo que la sindicalización sea obligatoria, en interferencia más allá de sus atribuciones.

En la General Motors el sindicato quebró a la fábrica más grande del mundo, por las excesivas exigencias de los obreros y empleados. Como en Europa, hay empleados que se jubilan a temprana edad y con pensiones incluso superiores a sus últimos sueldos y hay empleados que reciben sueldos sin trabajar. Para evitar la quiebra, Obama subsidió a la GE con cereca de 20.000 millones de dólares, pero los privilegios sindiclaes no fueron afectados en absoluto.

Los empleados públicos, como en Europa, superan en número e ingresos a los del sector privado. En el sector privado al menos los empresarios tienen la opción de compensar mejoras salariales y beneficios con revisión de gastos y aumento en la productividad. En el sector público, tanto a nivel federal como estatal y municipal, la única alternativa para aumentar salarios y pensiones es aumentar impuestos.

Los abusos, que se dan por la obscena complicidad con los demócrtas, no pueden ser interminables. Como en Europa, los Estados Unidos están al borde de la quiebra. La deuda llega ya a los 15 trillones de dólares y supera al PNB (la deuda Obama es mayor que la de todos los presidentes que le han precedido, desde Washington hasta el primer presidente Bush). Obama echó al mercado 850.000 millones de dólares en el 2009 para estimular la economía y generar empleo, pero los resultados han sido frustrantes.

El desempleo sigue oficialmente en el 9,1%, que algunos demuestran que llega en realidad a más, talvez al 15% y entre los negros al 17%. Y ahora pugna porque se le autorice gastar otros 450.000 millones de dólares más para los mismos fines y con seguridad los mismos resultados. Al parecer su proyecto será rechazado por el Congreso y no solo por republicanos sino también por muchos demócratas.

Estas políticas dilapidadoras (sin tomar en cuenta sus fracasos en política exterior), ya fueron rechazadas de manera contundente en las elecciones de medio tiempo, en noviembre del 2010, cuando los republicanos retomaron la mayoría en la Cámara de Representantes. Ahora el propósito de la oposición es impedirle la reelección de Obama y recuperar la mayoría en el Senado en los comicios de noviembre del 2012.

Factor decisivo para la victoria del 2010 fue al acción del Tea Party. Surgió de manera espontánea por todos los rincones, no tiene liderazgo definido, no aspira a convertirse en un tercer partido político y solo quiere que se detenga la tendencia estatizante que se esparce por el mundo y que Obama la quiere acentuar en este país.

Convencidos del impacto del Tea Party, los estrategas para la reelección de Obama se han ingeniado un remedo, los “ocupantes de Wall Street”. Ellos aspiran a contrarrestar el influjo del Tea Party para la reelección. Los principales medios de comunicación, que protegen a Obama y vilipendian al Tea Party, elogian y enaltecen ahora a los congregados en un parque cercano a Wall Street y reeclaman para la respetabilidad que negaron a los del Tea Party.

Pero son dos grupos distintos. El Tea Party quiere cambios dentro del sistema para que el sistema no se debilite con la excesiva intromisión del Ejecutivo, alza de impuestos, más regulaciones y deuda. Los “ocupantes” buscan, con Obama, abolir el capitalismo y vacilan y titubean cuando se les pregunta con qué forma de gobierno o sistema lo sustituirían.

En el decenio de 1960 surgieron las protestas contra la guerra en Vietnam. No había muchachos idealistas anti guerra, sino cómodos usufructuarios de la bonanza de posguerra que querían librarse del servicio militar obligatorio. Cuando la guerra se perdió, pudiendo ganarla, nada dijeron estos muchachos ni sus protectores sobre las terribles matanzas que se dieron con Nordvietnam, en Laos y con el Pol Pot en Camboya, con más de dos millones de muertos.

Los de hoy en Wall Street no quieren empleos de salarios mínimos para comenzar, como declararon en TV, sino directamente de seis cifras tomando el dinero de los “ricos”. Muchos de los “papis” de estos jóvenes de seguro que trabajan en Wall Street, comentó Donald Trump.

En suma y gracias a Obama, la sociedad norteamericana finalmente parece que se está definiendo con más claridad tras decenios de experiencias socializantes cuyas consecuencias algo brumosas en unos casos, han sido recibidas con impasibilidad. Ahora la división es precisa: o se está con la doctrina estatizante y redistributiva de Obama (tipo Chávez, Correa o Europa) o se está por el sistema democrático y capitalista, que es el que ha engrandecido a esta nación.

La respuesta se conocerá en noviembre del 2012.


2 comments:

Javier Espinosa said...

Creo se deben hacer dos comentarios. Parte del deficit de USA son las guerras del medio oriente y la de Afganistán que luego de 20 años no han frenado el terrorismo ni han dejado el nombre de ese país en buen predicamento. Todo lo contrario, ha servido para su desprestigio y para ahogar su economía en gran medida.
El segundo que tiene que ver con Ocuppy Wall Street que es producto de las crisis de las Bolsas y que las pérdidas a travez de los últimos 15 años han sido absorvidas los ahorristas de todo el mundo y los administradores de bancos , compañías, y órganos de control no han sabido cumplir con sus obligaciones y les ha importado un pito el esfuerzo hecho por cientos de millones de ahorristas , y siguen tan campantes.
Les aseguro, no soy socialísta, ni de izquierda. Por el contrario soy un empresario que ya viene trabajando 49 años.
Javier Espinosa

Fernando Páez Benalcázar said...

Felicitaciones, es un análisis objetivo y coherente. Todos los movimientos de protestas, llámense indigandos, u ocupantes de Wall Street, no tienen sugerencias constructivas, solamente tratan de destruir lo existente, y no brindan respuestas. Se podría calificarlos de movimientos anarquistas. Por otro lado, no podemos ocultar los vicios del sistema, en el cual existen -y existirán- personas abusivas e indolentes en el sector financiero a nivel mundial. Esos mismos abusos también existen en el aparato estatal; la diferencia radica en que a los primeros se los magnifican, y a los segundos los minimizan. Finalmente, todo extremo es malo, no debemos perder la cordura, ecuanimidad y buen sentido para vivir.
Fernando Páez Benalcázar