El presidente ecuatoriano Rafael Correa compite a diario consigo mismo en proferir los mayores dislates, sobre el más variado tipo de temas en los cuales él cree sobresalir fente a cualquier rival, de ahora o de siempre, del Ecuador o de allende las fronteras.
El último dislate, que no ha merecido ni el despliegue ni los comentarios que cabía esperar, es su promesa de dedicar toda su sabiduría académica a desentrañar las causas por las cuales la prensa “burguesa” se ha convertido en el nuevo “opio” de los pueblos de América Latina.
La profundidad de su análisis, dice, comenzará tan pronto deje de ser presidente, lo que incomodará a muchos de sus fanáticos pues nadie sabe a ciencia cierta cuándo decidirá dejar de hacer felices a los ecuatorianos desde el Palacio de Carondelet. Así que imposible adivinar si el fruto de su mente magistral se conocerá en 2, 4 o más años.
Correa afirma, según un despacho de la agencia francesa de noticias AFP, que este “opio” de la prensa “burguesa”, constituye uno de los mayores problemas para la región. Entre otras razones “porque los medios nos quieren convencer de seguir siendo explotados, de no cambiar nada, son los árbitros supremos del bien y del mal y que sin ganar elecciones quieren legislar y gobernar”.
(Si cree válido decir que la prensa es el nuevo “opio”, entonces cree que el antiguo “opio”, la religión según Carlos Marx, es también una comparación valedera. ¿Abjura así de su pasado como monaguillo en una iglesia católica y de sus estudios en instituciones de esa fé? Si no hay tal, tendría que aclararlo.)
Afirma, siempre según la nota de AFP, que la prensa es un poder “ilegítimo” erigido con dinero para dominar. No nos dicen la verdad, continúa, “sino su verdad, por lo que ignoramos lo que no nos cuentan. ¿Se imaginan lo vulnerable que es nuestra sociedad y cómo nos quieren lavar el cerebro para mantener el poder?”
Correa, como acostumbra, esta vez tampoco respalda con hechos ninguna de sus acusaciones. Y revela, pese a sus títulos académicos en universidades de Bélgica y los Estados Unidos, un raquitismo intelectual y sobre todo un divorcio total con la realidad y el sentido común. ¿En qué se basa para sostener que la prensa o los medios quieren sustituir al gobierno para legislar y gobernar?
Podría ahorrarse estudios cuando deje el poder y se radique en Bélgica, como lo adelantó en una entrevista con algún medio “burgués y corrupto”. Podría más bien dedicarse a escribir sus memorias lo que permitría entender mejor cómo un individuo de sus características pudo acceder al poder, para evitar equivocaciones similares en el futuro.
En cuanto a torturar su cerebro académico para intentar desentrañar el misterio del nacimiento y expansión de los medios de comunicación, no solo en América Latina sino en el mundo entero, habría que aconsejarle algo mucho más simple. Echar una mirada a su entorno, a su familia, a sus amigos, al vecindario.
¿Cuál es uno de los signos vitales de la existencia humana? La necesidad y el poder de comunicación. No hay, en condiciones normales, individuos aislados, silentes, encasillados en si mismos. El solo encuentro entre dos seres humanos sucita el diálogo de gestos, miradas, palabras. Ese inicio elemental se multiplica y ahonda a medida que la comunidad crece.
En el barrio, la escuela, el trabajo, la ciudad, la nación. el orbe, es un imperativo la necesidad de intrecambiar ideas, opiniones, informaciones. El interés por lo que sucede a otros dentro y fuera de los confines habituales es tan esencial como respirar. La comunicación, es pues, consustancial a la naturaleza humana.
La comunicación ha evolucionado con la técnica. La información pasó hace mucho tiempo de ser exclusivamente oral, para perpetuarse en documentos manuscritos y luego impresos. Surgió luego la transmisión por la radio y más tarde con sonido e imagen por la TV, hasta el advenimiento en estos días del Internet.
En los siglos XVII y XVIII, pero sobre todo en el siglo XIX la comunicación se tradujo en boletines, libros, semanarios y diarios. Algunos diarios fundados en esta época aún circulan en Londres, Nueva York, Santiago. En el siglo pasado surgieron las transmisoras de radio y TV, cuyos mensajes ahora son difundibles por satélite instantáneamente a todas partes, directamente y por Internet.
Tanto en el pasado como en el presente, la creación de medios demanda la inversión de capital. En algunos casos las inversiones son millonarias ya por el alto costo de los equipos como el de producción y operación y pago de personal. La meta de los inversionistas no es controlar el poder político, como sugiere Correa, sino divulgar información y opinión al mayor número de “clientes” en un mercado altamente competitivo.
Un mercado competitivo es clave para que un medio alcance niveles de calidad. El inversionista de cualquier medio busca redimir su capital y lograr un justo lucro, mediante la circulación y los avisos publicitarios. Pero si el informe que esparce es sesgado, el mercado rechazará al medio, la circulación caerá y por ende los avisos. La empresa dejará de ser rentable.
¿Cómo garantizar un mercado estable y próspero? Pues entregar al público consumidor un producto profesional, lo que implica independencia y honestidad.
En el Ecuador del siglo XIX y comienzos del siglo XX, no había medios de comunicación que transmitieran comunicación de modo profesional e independiente. Generalmente eran medios de contenido político partidista, liberales o conservadores. En algunos casos el gobernante de turno financiaba e incluso redactaba esos medios para defenderse de la oposición o para atacarla.
La información estaba inmersa en insultos y muchos medios no pasaban del nivel de pasquines. En 1906, en Quito, surgió la iniciativa privada de crear un medio que no estuviera al servicio de un partido o secta política y que se auto financiara con la publicación de avisos. Nació así el diario El Comercio, aún muy firme en su tarea pese al asedio constante de Correa.
No es la primera vez que un goberante autoritario amenace a los diarios y medios indpendientes como El Comercio. Este diario incluso ha sido clausurado, pero tras cada afrenta ha renacido más sólido. Lo que es distinto es el ataque de un presidente a todos los medios independientes, escritos y audivisuales. No los ha clausurado, pero busca aherrojarlos con una ley mordaza aprobada en referendum.
Carlos Mantilla Jácome, co fundador de El Comercio, solía decir que desoía insinuaciones de que incursionara en política para aspirar a la presidencia, porque se sentía con más poder y trascendencia que un jefe de Estado. Pero el poder al que se refería no era el político, como dice Correa, sino el poder para observar, informar, criticar y denunciar los excesos de los gobiernos, cuando los hubiere.
Es esta opción, la de juzgar y discrepar, la que irrita a Correa y a todos los que, como él, se inclinan por la autocracia. Los medios, a la postre, son el conducto y reflejo de la opinión popular, en sus distintos matices. Cuando Correa quiere silenciarlos, en el fondo lo que quiere es acallar opiniones ciudadanas no alineadas con su ideología y modo de gobernar.
La alternativa que ofrece, la de los medios bajo control del gobierno, empeora cualquier deficiencia en la difusión de la “verdad” por parte de los medios privados. Porque la competencia desaparecería y con ello la independencia. La única verdad entregada al público sin derecho a réplica sería la verdad oficial. Es decir, la “verdad” de Correa.
Lo penoso es que la ley mordaza va a expedirse con la aprobación de la mayoría de ecuatorianos. Son los ecuatorianos los que perderán, no tanto los “ricos y explotadores” que podrán invertir sus capitales en otros fines o en otros países. Pero un pueblo sin prensa libre es un rebaño sin defensa frente a la megalomanía de Correa.
Igualmente penoso es el libre albedrío de los ecuatorianos. A poco de posesionarse de su cargo, Correa se quitó la máscara y comenzó a gobernar como un caudillo con el membrete tomado de Hugo Chávez de “socialista del siglo XXI”. Se comentaba que si en la campaña el candidato hubiese anunciado que haría la “revolución ciudadana”, no habría sido elegido.
Ahora hay dudas, dado que sigue con un respaldo de 2/3 de la población y gana en las urnas con cualquier proposición, por disparatada que fuere. Si sometiese al voto sus recientes acciones en favor de las FARC, Hugo Chávez, Ahmadinejad y en contra de USA, la mayoría votaría a su favor.
¿Qué recurso les queda a los medios atacados por el caudillo? Quizás no solo la protesta en editoriales y columnas, que Correa descarta. Sino acaso alguna acción de boicot. ¿Por qué no cerrar el espacio al enemigo declarado de la prensa? Correa se podría desahogar en los medios incautados. Pero ¿con qué lectoría, descontados sus esbirros y algunos burócratas temerosos?
1 comment:
Rafael Correa ha declarado un patrimonio de mas de 600,000 dolares. Como aun el se autodenomina pobre, seguira enriqueciendoce hasta sentirse rico. Para todos los demas, Rafael Correa no solo es rico, sino que tiene vida de rico. Viaja en su jet privado cuyo costo de mantenimiento es de 2 millones de dolares al año, sin incluir combustible. Este jet contamina lo mismo que 80 carros modelo Tucsons. Su jet es un vehiculo de lujo y altamente contaminante que no pagara impuesto "verde". Rafael Correa es un hombre rico con un estilo de vida de rico gracias a sus ingresos que no provienen ni del capital ni del trabajo. Y debido a que los ingresos de Rafael Correa no provienen ni del capital ni del trabajo, estan libres del impuesto a la renta! Rafael Correa esta contento con el sistema juridico y tributario del Ecuador que recompensa con exenciones a la renta a quienes no trabajan ni producen! Despues de todo, Rafael Correa ya habia dicho que "no quiere un pais rico y menos opulente", y cuando finalmente lo haya logrado, se ira a vivir a Belgica con toda su rica y opulenta fortuna generada sin trabajar ni producir. Mientras tanto, el Ecuador seguira siendo una cleptocracia fascista liderada por un presidente autoritario y abusivo llamado Rafael Correa, quien ya tiene bajo su control el 40% de los recursos del pais. A pesar de controlar casi la mitad de la riqueza del Ecuador, quiere incrementar su control sobre la otra mitad que aun no domina completamente: el sector privado. Para lograr este objetivo, paulatinamente incrementa los impuestos sobre el sector privado, ya que es el unico sector donde las personas trabajan y producen!
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