Ahora los “liberals” o izquierdistas, todos amantes del presidente Barack Hussein Obama, se han lanzado en una cruzada en defensa del islamismo y afirman que quienes disienten, son solo los exrtremistas de derecha en este país.
Se diría que la supuesta islamofobia ha brotado en los Estados Unidos como por ensalmo o porque así lo diseñaron los extremistas de derecha días antes del noveno aniversario del ataque islámico contra las Torres Gemelas en Nueva York.
Es falso. La ola de cuestionamientos contra la religión musulmana y sus seguidores fue motivada en estos días por la decisión de los árabes de construir una mezquita en el sitio de la inmolación de casi 3.000 seres inocentes en el centro financiero de Manhattan.
Semanas antes del aniversario del 11/9, los promotores dijeron que allí sería erigida una mega mezquita a un costo de 100 millones de dólares, a la que llamarían Victoria. Esta sería parte del complejo del centro islámico Córdova, como la que construyeron en la ciudad del mismo nombre en España sobre los restos de la catedral católica.
La reacción, primero de incredulidad y luego de indignación, se generalizó en los Estados Unidos. Alrededor del 70% consideró que construir una mezquita en ese sitio sagrado era una afrenta, un desafío a la memoria de los caídos y sus familiares y de irrespeto a la nación.
Cuando los moros iban de guerra y de conquista, la primera señal de dominio ha sido siempre la erección de una mezquita en el mismo lugar de la iglesia o templo principal del pueblo dominado. Como en Córdova y como en toda otra región del mundo en que han vencido a los “infieles”. Pretenden hacerlo aquí, en Nueva York, pero es probable que la resistencia de los que no se creen vencidos prevalezca.
Con el paso de los días y el agudizamiento de la polémica, el Imán Raouf(algo así como un rabino o sacerdote de los árabes) que encabeza el proyecto, súbitamente anunció que junto al Ground Zero no se construiría una mega mezquita sino un “centro cultural” religioso en el que convergerían las tres religiones básicas (con la judía y cristiana) para orar juntos por la paz.
Nadie, excepto los “liberals”, se han tragado tamaña mentira. El Islam no es la “religión de la paz”. A diferencia del crisitianismo, no pretende sumar adeptos por la persuasión sino por la fuerza de la espada, según reza el Corán. Eso lo ha demostrado a lo largo de la historia, como cuando la paz y convivencia que existían entre las distintas religiones en el Medio Oriente se quebrantaron con la violencia de los islamistas fanáticos y la réplica armada del Occidente cristiano para recuperar el Santo Sepulcro.
Parecida armonía hubo en España entre musulmanes, judíos y crisitianos tras siglos de dominación árabe, aunque judíos y cristianos debían pagar la Jizyah, una especie de multa por protección por ser infieles, hasta que el extremismo islámico arribó del norte africano para causar zozobra y estupor. La violencia concluyó por la fuerza de las armas hasta la victoria sobre los moros de los Reyes Católicos.
La cristiandad se dispersó por Europa con mayor fluidez y transformó el esquema de valores que han sustentado la grandeza de Occidente. Los lapsos de violencia, con muerte y desolación y dos guerras mundiales se debieron pecisamente a la violación de esos valores, por parte de caudillos intolerantes, racistas y expansionistas.
La amenaza del momento es el expansionismo islámico. Es un error considerar que los actos terroristas que han cometido en Nueva York, Londres, Madrid, Indonesia, Buenos Aires, Marruecos, Bombay, Israel y tantos otros sitios a lo largo y ancho del planeta, sean actos aislados, fraguados y ejecutado exclusivamente por “extremistas” islámicos.
George W Bush, en la Casa Blanca al ocurrir el ataque del 11/9, fue ingenuo y débil al no declarar la guerra formal contra el terrorismo islámico. Pretendió así exculpar del crimen a los islámicos no extremistas, es decir, a los “moderados”. Pero lo que los “extremistas” hicieron ese día y lo han hecho en el pasado y seguirán haciéndolo en el futuro, es cumplir con lo que el Corán manda en sus Suras o Libros y versículos: matar a quienes se resisten a convertirse y permanecen “infieles”. (Aquí algunos vínculos o links con citas alusivas en el Corán. Desde luego, quien quiera profundizar tiene en sus manos el universo del Internet)
El Islam no es solo un credo, es una carta política. Su propósito es expandir los Estados teocráticos como en el Irán, Arabia Saudita y demás naciones árabes, con la ley sharia. Unas veces buscan la expansión por la fuerza, pero en los tiempos modernos, también mediante la infiltración. Se aprovechan de las mismas leyes libertarias de las naciones democráticas para emigrar, penetrar y asirse en forma paulatina pero continua, de las instituciones y de los sistemas democráticos que los hospedan.
En algunos países en los que los “liberals” son mayoría, el islamismo ha hecho presa de todos los resquicios protectivos de las libertades en los más variados campos de la economía, la educación y la manera de hacer y aplicar las leyes en su favor. Las reacciones para frenar esta tendencia parecen ahora tardías en Francia, España, Holanda, Inglaterra. ¿Lo será en los Estados Unidos?
El peligro mayor está ahora en la Casa Blanca, ocupada por un abogado que se educó en su niñez en escuelas musulmanas (su padre, de Kenya, era musulmán y tambien quien luego fue su padre adoptivo), que ha profesado amor y admiración por esta religión o credo y que ha pedido perdón al muno árabe y no árabe por los supuestos errores y abusos que en el pasado han cometido los Estados Unidos en nombre de la libertad.
Obama, cuya nacionalidad norteamericana aún no está aclarada, dijo a los musulmanes reunidos en la Casa Blanca durante la reciente polémica que él está en favor de la construcción de la mezquita junto a Ground Zero. Al día siguiente quiso enmendarse pero en la conferencia de prensa del viernes pasado lo ratificó: quiere la mezquita allí.
¿Realmente la mezquita va a ser un centro de conciliación religiosa, como lo quiere dar a entender el Imam Raouf? Imposible creerlo: los hechos lo contradicen. Luego del 11/9 no hubo ninguna protesta formal o informal por parte de los imames contra el acto terrorista. El Islam carece de una organización estructural sólida, con clara jerarquización como en la Iglesia Católica. Pero son los Imam, como los rabinos, quienes hablan por la colectividad creyente. Estuvieron silentes.
Y estuvieron callados durante todos los ataques anteriores y posteriores. Uno de los que fraguó el primer ataque contra las Torres en 1993, está preso. Pero no ha sido condenado ni criticado por nadie en el Islam. Y el co responsable de la caída del avión PanAm con casi 300 pasajeros cuando sobrevolaba Irlanda, fue liberado por los británicos por enfermedad terminal y recibido en triunfo por Libia. Donde sigue con vida.
Otro presidente demócrata, Bill Clinton, fue contemporizador con los árabes al no reaccionar, como lo hizo Bush, frente al primer ataque contra las Torres. Y cuando los servicios de inteligencia ubicaron a Osama bin Laden en Sudán y podía ser liquidarlo fácilmente con un solo balazo en el cráneo, dio la orden de no hacerlo por temor a herir a unas cabras que lo acompañaban y a los “islamistas moderados”. Bin Laden se sintió con luz verde para el segundo ataque.
Es probable que haya la especie moderada de islamistas. Pero prefieren callar para evitar represalias. Pues si son moderados y no creen que es buena la ley Sharia, que ordena matar a los infieles, entonces han dejado de ser islámicos y por apartarse del Corán, pasan a ser infieles con las fatídicas consecuencias que el Corán prevé.
Los “liberals”, impermeables a la historia y al análisis objetivo de los hechos, si bien son irreligiosos, defienden al Islam y sus seguidores, no por el derecho a que ejerzan libremente su credo, sino por oponerse a la “extrema” derecha republicana que ve en el Islam el nuevo peligro contra la libertad y la democracia de los Estados Unidos, como lo fueron a su tiempo, tan reciente, el comunismo y la nazifascismo. Lo paradógico es que entre los defensores haya judíos y cristianos, además de mujeres, las cuales en el Islam son escarnecidas y despojadas de todo derecho a la dignidad.
El terrorismo islámico, con la lenidad de Obama y los “liberals” del mundo, estarán más próximos a la dominación planetaria si el Ayatola del estado teocrático de Irán y su ejecutor Ahmadinejad sigue en su libre escalada hacia el poder nuclear. Si tal ocurre ¿serán perdonados los “tontos útiles” de los “liberals” de dentro y fuera de los Estados Unidos?
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