Los presidentes Hugo Chávez de Venezuela y Rafael Correa del Ecuador han reiterado que no darán crédito al informe de la INTERPOL sobre la autenticidad de los documentos de las computadoras halladas en el campamento Angostura, bombardeado por militares colombianos el 1 de marzo pasado.
La INTERPOL, institución cuyos orígenes se remontan a 1914 y que agrupa a 186 países miembros, entre ellos Ecuador y Venezuela, realizó una minuciosa investigación de los documentos durante más de dos meses o 4.000 horas. Los expertos eran de Singapur y Australia, que no hablan español.
Nadie en el mundo jamás ha cuestionado la profesionalización e independencia de INTERPOL, cuya sede está en Lyon, Francia, salvo esta vez con Chávez y Correa, que han quedado al descubierto en sus vinculaciones con las FARC, patentes en dichos documentos.
Ni Chávez ni Correa tienen argumentos convincentes para refutar el informe de la INTERPOL El caudillo venezolano elude preguntas e insulta a Noble, el secretario general de la organización, quien no obstante ha ofrecido visitar a Quito y Caracas para explicar la metodología de investigación de los expertos.
La Canciller ecuatoriana dice que el informe de la INTERPOL carece de validez jurídica y le hacen coro otros funcionarios esbirros del régimen. También un parlamentario de la Unión Europea sostiene que el informe hay que desecharlo por cuanto computadoras y documentos fueron aprehendidos a la fuerza. Es el colmo de la ingenuidad: ¿acaso había que obtenerlos por la vía diplomática vía “canciller” Raúl Reyes, antes de que sea abatido en el bombardeo?
Las pruebas son fehacientes y confirman versiones que ya se habían divulgado gracias a la acuciosidad profesional de periodistas de Estados Unidos y Europa (en la rueda de prensa que ofreció ayer el secretario de la INTERPOL en Bogotá no hubo un solo periodista de Ecuador), que investigaron el asunto con anterioridad. Chávez, dicen los documentos, financió a las FARC, de las cuales recibió dinero para sus campañas electorales. Correa también recibió dinero para su campaña.
A estas alturas es inútil escudarse en argumentos sobre juridicidad o de otra índole, como la violencia con que fueron adquiridos. Lo que todos esperan y no solo en Venezuela y Ecuador, es que los dos mandatarios involucrados en los cargos demuestren que no son verdaderos. Lo cual no les va a ser dable por lo que se refugian en insultos y diatribas contra el presidente colombiano Uribe.
¿Cómo sostener que los documentos han sido fraguados por Uribe, si muchos de ellos, divulgados con anterioridad al fallo de la INTERPOL, fueron tan ciertos que sirvieron para contener actos terroristas? Tales son los casos de los dineros confiscados a los emisarios de las FARC en Costa Rica, la captura del traficante ruso de armas de alto poder destructivo en Tailandia o las confesiones de Reyes sobre ataques genocidas en Colombia y, por equivocación, en Venezuela. Una breve compilación de estas pruebas está contenida en la nota aparecida hoy en el diario El Nuevo Herald de Miami, que se la puede leer en este link o enlace.
Pero hay otras pruebas o coincidencias. Chávez, en su soporífera conferencia de prensa de 4 horas reveló ayer en Caracas algo sensacional: el campamento Angostura, en la provincia limítrofe oriental de Sucumbíos en el Ecuador, se lo había construido para albergar a los rehenes que podían ser liberados conforme avanzaban las negociaciones de los mediadores Chávez y Correa.
Y Chávez, en un intento infantil por defender a Correa, afirma que éste sabía de la existencia y objetivos del campamento y que Gustavo Larrea, ministro de Seguridad, había mantenido diálogos allí con Reyes. Esta confesión desarma a Correa y explica por qué Larrea, luego de admitir que si se había entrevistado con Reyes, mintió al decir que el encuentro fue en un tercer país que no eran ni Venezuela ni Ecuador.
¿Angostura, entonces, era un territorio neutral o acaso el comienzo del “segundo territorio libre de América”, como solía decir Fidel Castro de Cuba? También se entiende por qué Correa, en sus desesperados viajes por Latinoamérica y Europa para lavar su imagen, repite que fue por el perverso Uribe que se frustró el proceso para liberar a Ingrid Betancourt, la ex candidata presidencial franco colombiana y otros rehenes aprehendidos por las FARC.
Pero Correa es necio. Insiste ante el presidente francés Sarkozy que continuará en sus intentos de mediador para liberar a Betancourt y que para ello pone a la disposición el territorio ecuatoriano. ¿Qué quiere decir con ello? El presidente Uribe no le ha autorizado el papel de mediador. ¿Tiene Correa los medios para que los rehenes lleguen al Ecuador, en desafío a Uribe, quien es el presidente democrático de Colombia en guerra con los narcoterroristas de las FARC?
Es improbable que Sarkozy se preste a la farsa peligrosa. Lo dice el hecho de que dejó plantado a Correa en París al no acompañarlo en la rueda de prensa luego de las conversaciones, quebrando un protocolo que es de rigor en las visitas de jefes de Estado. En Bruselas, también, el primer ministro le dijo muy claro que la Unión Europea no quiere saber nada de las FARC ni de los argumentos de Correa, porque considera terrorista a esa organización. Acaso tan solo en Madrid el ecuatoriano tuvo una reacción menos frontal por parte de Zapatero, que prefirió utilizar un lenguaje diplomático ambiguo para contestarle.
Aún sin los documentos de las computadoras, Correa no puede ocultar su apoyo a las FARC. ¿Por qué dejó en libertad a una mexicana y dos colombianas capturadas en Angostura? Debieron haber sido encarceladas y juzgadas como terroristas y cómplices, por violar la ley ecuatoriana. Ocurrió exactamente lo opuesto: se les dio salvoconducto para que viajen a Nicaragua, donde fueron asiladas por el presidente Daniel Ortega.
Ortega, que en 1999 condecoró a “Tiro Fijo” Marulanda, el capo máximo de las FARC, no ocultó su inclinación por el terrorismo. ¿Cómo no las voy a acoger, dijo, si los sandinistas también hemos sido terroristas? Pero mintió para que un avión de la fuerza aérea nicaragüense sobrevuele Colombia en su viaje a Quito para traer a Managua a las colombianas. Dijo que el avión iba en visita oficial con funcionarios, por lo cual se autorizó el vuelo. La Cancillería colombiana ha presentado oficialmente la protesta formal por la declaración falsa.
De otro lado, la policía de México divulgó un video con imágenes y voces de la mexicana Lucía Morett (la asilada por Ortega) y sus padres. Confirma que ella recibió autorización de Raúl Reyes para visitarlo en Angostura. Los padres, por su parte, luego del ataque del 1 de marzo, piden nerviosamente que los discos duros y más pruebas de la computadora de Lucía se destruyan para tratar de borrar evidencias.
Los documentos confirman que Correa recibió al menos 100.000 dólares para la campaña electoral que lo encumbró a la presidencia. Cuando se pidió a la Asamblea Constituyente que investigue la acusación y que el Tribunal Supremo Electoral haga públicos los documentos de apoyo financiero electoral a Correa, éste ordenó el bloqueo total en ambos organismos. Los que insistan, dijo, serán considerados traidores a la Patria.
La Asamblea, que debería mejor estar funcionando en un sótano del ministerio de Gobierno, ha aprobado un artículo que consagra la oposición del Ecuador a todo “imperialismo, colonialismo” y otros “ismos” parecidos. Pero cuando alguien pidió que se incluya también el “ismo” “terrorismo”, el presidente Alberto Acosta cortó la discusión.
Correa y su inefable ministro de Defensa Javier Ponce han dicho que Uribe será enjuiciado porque aparte del “horrendo bombardeo” a Angostura, los militares en tierra acribillaron a balazos a algunos sobrevivientes, aunque curiosamente no a todos. Fueron ejecutados, dicen, con disparos en la nuca (¿no es eso tradicional entre los narcoterroristas?).
El ministerio de Defensa de Colombia difundió un video del asalto de las tropas terrestres al campamento, que se puede ver en el website del diario El Tiempo de Bogotá. Las imágenes son borrosas, pues fueron captadas en la noche, pero se oye con bastante claridad voces de mando de algún capitán. Al encontrar a sobrevivientes, les insta a éstos a entregarse para evitar la muerte. No se escucha disparos en la nuca. Se recrimina a alguna mujer, probablemente la mexicana, por haber mentido sobre la no presencia de Reyes en el campamento y da instrucciones para que se auxilie a una herida. También es espectacular la escena del descubrimiento de las computadoras portátiles, que no recibieron el impacto de las bombas. No hay voces de “gringos” en inglés o en español con acento. El acento es inequívocamente colombiano, con algunos vocablos de la jerga propia de ese país.
¿Más pruebas directas o indirectas de las vinculaciones de Chávez y Correa con las FARC? Es probable que continúen saliendo a la luz de los documentos que se capturaron luego del operativo militar maestro de Uribe. Pero los que se han divulgado bastan para convencer a los más escépticos. Ya no cabe dudar sobre su autenticidad. Ahora lo que ahora los acusados tratan de argüir es que no son “legales”, lo cual no les resta valor en absoluto.
A quiénes creer ¿a la INTERPOL o a Chávez y Correa? La respuesta es obvia. Como obvio sería que la inmediata consecuencia a nivel internacional sea una condena a los dos mandatarios ante la OEA y la UE, cuyos miembros se reúnen hoy en Lima, por haber violado los acuerdos para combatir al terrorismo en cualquiera de sus manifestaciones.
En el Ecuador, por desgracia, no cabe esperar una condena nacional puesto que Correa ha borrado todo vestigio de división democrática del poder político en los varios organismos del Estado, independiente y responsables entre sí. Todos ellos, Asamblea y demás tribunales, están bajo control estricto de Correa a través de sus emisarios. En cuanto a los medios de información, queda por observar cómo reaccionan pero ha sido decepcionante que no hayan sido pioneros en la investigación y análisis de los documentos de las FARC.
¿Y las Fuerzas Armadas? Son otra incógnita. Javier Ponce, como dispuso Correa, desclasificó documentos del Consejo de Seguridad con la intención supuesta de contrarrestar el informe de la INTERPOL. Lo que se divulgó es un disparate. Ponce con sus destrezas literarias pudo haber imaginado algo mejor.
Correa, dizque había averiguado a los militares por qué no denunciaron que en Sucumbíos ha habido un campamento llamado Angostura. No se da respuesta alguna de los militares.
Ahora se sabe que Correa estaba al tanto de lo de Angostura y se supone que la misma información tenían los militares. ¿Son cómplices? ¿Por qué el silencio de los militares defenestrados a raíz del ataque del 1 de marzo? En Colombia se detectó que Correa dio orden inmediata, tras saber del bombardeo por Uribe, para que los militares ecuatorianos capturen a los militares colombianos que se hallaban en el campamento colectando pruebas. Alguien dio la voz de alerta y los colombianos se escurrieron.
Tradicionalmente las fuerzas armadas del Ecuador se han entrenado dentro y fuera del país para combatir al enemigo. Uno de los enemigos principales ha sido siempre la guerrilla terrorista. Hasta que llegó Correa. ¿Y hasta cuándo?
¿La misión de Javier Ponce es silenciarlos, sobornarlos, lavarles el cerebro? ¿Lo conseguirá? De nuevo, solo el tiempo lo dirá.
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