El presidente ecuatoriano Rafael Correa parece no hallar consuelo por la muerte del cabecilla de las FARC, apodado Raúl Reyes, que fue abatido con una veintena de sus seguidores por los cazabombarderos de la Fuerza Aérea de Colombia.
El bombardeo se produjo el 1 de marzo al campamento Angostura, construido uno o dos años atrás en territorio ecuatoriano con el conocimiento y protección del régimen de Correa, según todas las evidencias lo están demostrando.
Pese a las incoherencias, Correa deja traslucir que sabía que Reyes se hallaba en Angostura pues por ello envió a su ministro de Seguridad Gustavo Larrea para que trate con él directamente la forma de complementar las negociaciones iniciadas por el presidente venezolano Hugo Chávez, para liberar a la franco colombiana Ingrid Betancourt.
Larrea no pudo negar que en verdad estuvo a cargo de esa misión, pero para desviar su responsabilidad aunque fuere de modo mínimo, adujo que los encuentros no se realizaron en Angostura, como es lo obvio, sino “en un tercer país” que no serían ni Colombia ni Ecuador. ¿Cuál? Si lo hubo, no podría decirlo para no comprometer a ese supuesto tercer país.
Ese cuento no se lo traga nadie y habrá documentos para probar que las citas se hicieron efectivamente en Angostura y que las visitas de los mexicanos que asistieron a una conferencia chavista en Quito y luego se movilizaron al campamento (para morir en el bombardeo), eran todas conocidas y autorizadas por el gobierno.
Los detalles sobre estos y otros vínculos de Chávez y Correa con las FARC están contenidos en los documentos que se encontraron en las 3 laptops capturadas a los narcoterroristas tras el ataque. Estas máquinas, se supo luego, estaban protegidas dentro de cajas metálicas blindadas.
Correa y sus secuaces, en otra imitación de Chávez, han afirmado hasta ahora que los documentos son apócrifos y que todo es una trama forjada por el presidente Álvaro Uribe de Colombia, con ayuda del “imperio” y de los medios para tratar de desprestigiar a los “dos magos” de la revolución socialista y bolivariana del siglo XXI.
Para ahondar la fragilidad de sus argumentos y acrecentar el ridículo y la falsía en que han caído los dos gobernantes, acaba de divulgarse en Bogotá hoy que el informe de la INTERPOL concluye que los documentos hallados de las computadoras son auténticos y que no ha habido ninguna manipulación por parte del gobierno colombiano.
No se conoce aún la reacción de los dos gobierno socialistas pero Correa anunció en su cadena radial de ayer que hará públicos documentos antes clasificados, que probarán las barbaridades cometidas por los militares de Colombia en Angostura y cómo “siempre” el Ecuador ha combatido a las FARC.
Correa está acorralado. Chávez también lo está, pero con cinismo y audacia ha optado por hacer mutis por el foro y no hablar el tema. No así Correa quien más bien ha decidido “ir a la ofensiva” contra Uribe, pero no en el sentido militar sino diplomático. ¿Y cómo? Pues irá a París dentro de pocos días para charlar con Sarkozy y definir de una vez el procedimiento para liberar a doña Ingrid.
Y en este plan ¿alguien ha tomado en cuenta al “dueño del cuarto”, esto es al presidente de Colombia, que ha declarado la guerra a los asesinos de la FARC que a su vez han jurado acabar a sangre y fuego no únicamente con Uribe sino con el régimen democrático?
Ese detalle parece no importarle a Correa, como ya lo demostró antes cuando ordenó a Larrea que se entreviste con Reyes en Angostura, sin notificarle para nada a Uribe “porque no me daba la gana”, según le confesó a El País. Lo llama la atención es que involucre al gobierno francés, no obstante que la Unión Europea, incluida Francia, condena a las FARC como terroristas.
Correa dice que Sarkozy cree, como él, que no hay solución militar sino política al problema de las FARC. Ello implicaría que ambos condenan a Uribe, a los Estados Unidos, a la comunidad democrática internacional que cree que con el terrorismo no se negocia: hay que derrotarlo. En la propia Colombia, en el Medio Oriente, en Europa los diálogos con el terror siempre han fracasado.
Es probable que no tarde en llegar alguna aclaración de la diplomacia francesa. Pero da la impresión de que Correa, supremamente dolido por el sensible deceso de Reyes, ha resuelto sustituirlo como canciller honorario de las FARC para continuar las negociaciones emprendidas con Chávez, mediador ahora en retiro. ¿Tiene Correa la venia de ”Tiro Fijo” Marulanda para reemplazar a Reyes?
Uribe, mientras tanto, ha guardado discreto silencio. La INTERPOL y el informe final que se divulgará el 15 de este mes, hablarán por él. La incursión militar en Angostura está más allá de justificada. No estuvo dirigida contra el Ecuador ni contra ningún ecuatoriano ni institución en particular, sino contra maleantes perseguidos por la justicia y causantes de muerte y destrucción en Colombia.
Frente a esa acción, que los ecuatorianos debieran agradecer, Correa informa que adquirirá sin licitación aviones bombarderos de Brasil por cerca de 500 millones de dólares para resguardar la frontera con Colombia. ¿De qué va a resguardarla? Uribe no busca atacar al Ecuador, apropiarse de tierras, productos o instalaciones. Lo hizo una vez pero para matar a asesinos colombianos (y los que allí se encontraban para recibir instrucciones) y lo hizo sin consultar con Correa, por desconfiar de él con razón.
Una hipotética nueva acción militar colombiana, que Uribe promete no repetirla, solo se haría para destruir nuevos campamentos terroristas en la frontera. Si tal fuere el caso ¿Correa usaría los bombarderos brasileños Tucano para atacar a los también bombarderos brasileños Tucano de Colombia por violar la soberanía…o para salvar la vida a los terroristas?
Todas estas contradicciones y dudas se disiparían si Correa, en lugar de gastar el dinero de los ecuatorianos en otro costoso viaje a París decidiera hacer más bien un viaje mucho más corto, barato y fructífero a Bogotá. Allí lo recibiría Uribe en el Palacio de Nariño sin trámite ni mediadores como el presidente peruano Alan García.
¿Cuál debería ser la misión de Correa? Pedir perdón por los errores y mentiras cometidos durante toda la estúpida controversia y asegurarle a Uribe el respaldo pleno para una lucha conjunta contra el enemigo común, el narcoterrorismo que amenaza con la democracia y los derechos fundamentales del hombre, como el derecho a la vida, en cualquier lugar que se presente.
Se echaría tierra a los insultos y con un segundo y esta vez si sincero abrazo, tras del de Santo Domingo, se concretaría una alianza que debió existir desde siempre para fortalecer los vínculos de dos naciones tradicionalmente fraternas en la búsqueda del bienestar común, al que se opone un terrorismo sustentado en el odio y el desprecio a la vida.
Con el viaje más corto, además, a Correa le quedaría más tiempo para estar en su despacho de Carondelet. Casi no se lo ubica allí, pues prefiere por lo general estar en permanente campaña dentro y fuera del país. Mientras tanto la economía continúa en un aterrador deterioro. La inflación, que debería estar en 0 por la dolarización, ha subido a casi el 7% y sigue en alza. Las inversiones extranjeras han caído de 850 millones de dólares en el 2005 a 179 millones de dólares el año pasado.
¿A qué inversor se le va a ocurrir invertir en un país que se halla en constante retroceso hacia el socialismo, que estatiza la industria petrolera, que ha hecho igual con la minera, que absorbe todos los poderes con una asamblea ad-hoc? La finalidad del inversionista no es la filantropía, es el lucro.
Que todo el aparato productivo caiga en manos del Estado es el objetivo central del socialismo bolivariano del siglo XXI. Como para festejarlo, el Diario Expreso de Guayaquil publica hoy un reportaje que revela que Petroecuador es –lo que sabía todo el mundo- un modelo de corrupción e ineficiencia. En su primera entrega, habla de las “ingeniosas” formas de robo por las que hay glosas por más de 73.8 millones de dólares. Huelgan comentarios.
No comments:
Post a Comment